¿Qué significa repugnante?
Jean Seberg mira directamente a cámara mientras se pasa el pulgar por los labios para hacer esta pregunta. Así termina Al final de la escapada, primera película dirigida por Jean Luc Godard y una de las películas fundacionales del movimiento cinematográfico conocido como Nouvelle vague.
Michel (Jean Paul Belmondo) roba un coche para ir a París a tratar de convencer a Patricia (Jean Seberg) de que se vaya con él a Italia. Pero de camino un policía trata de detenerlo por exceso de velocidad y en la huida, Michel lo mata. En París tendrá que seguir huyendo mientras su relación con Patricia sigue avanzando.
Con esta película su director, Jean-Luc Godard, está haciendo una declaración de intenciones. Este director es uno de los principales representantes de la Nouvelle Vague. Empieza escribiendo, como muchos otros, en la revista de cine Cahiers du Cinema, y acabará dirigiendo para poner en práctica sobre lo que teoriza. Al final de la escapada es una de las primeras películas del movimiento conocido como Nouvelle vague o Nueva ola francesa. Una respuesta crítica que comienza de forma teórica, aunque se acaba llevando a la práctica, al cine que en Francia se hacía hasta el momento.
Durante la década de los cincuenta en este país entra con fuerza el cine americano y una serie de críticos (que se convertirán en directores) mostrarán interés por un cine que se aleja de los convencionalismos del Modelo de Representación Institucional. Prefieren los westerns y los caminos que directores como Orson Welles, Howard Hawks o Alfred Hitchcock empiezan a marcar, así como el neorrealismo italiano o el free cinema. A través de estos puntos de partida empiezan a perfilar un lenguaje autónomo, personal. Empiezan a desarrollar un cine de autores, no de guionistas o productores, en el que la expresión se busca a través de la puesta en escena. El director tiene que ser un autor completo, encargado de todo aspecto de la creación cinematográfica. Buscarán nuevos medios de producción alejados del sistema de estudios para hacer que predomine la libertad creativa, gracias a los medios técnicos más baratos y ligeros.

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La Nouvelle vague supondrá un cambio a nivel formal, y Al final de la escapada es un ejemplo de ello bajo la dirección de arte de Raoul Coutard. Experimenta con el sonido, con los movimientos de cámara, llegando a recoger deliberados saltos del eje de acción, o la ruptura de la cuarta pared, con los protagonistas mirando directamente a cámara. Por otro lado, el estudio deja de ser el escenario para dejar que la ciudad de París lo sea.
La forma de contar historias también cambia. A pesar de que la estructura sigue siendo tradicional, no lo es a lo que se da importancia en el relato. La acción que en cualquier película clásica debería ser principal, el asesinato del policía por parte de Michel, queda reducida a segundos, mientras que una escena que no aporta nada para el desarrollo de la historia como la conversación entre Michel y Patricia en la habitación de ella tiene una duración mucho más prolongada.
Además, la película solo usa la historia para reflexionar sobre temas más allá de ella, como el propio cine. El amor por el cine, por ver cine, hacer cine, es algo que va a definir el cine de la Nouvelle vague. Las referencias al mismo se pueden ver a lo largo de toda la cinta, desde el el silencioso diálogo de Michel con una imagen de Humphrey Bogart a la creación de personajes como Parvulesco, un cineasta en el que Godard pone de manifiesto muchas de sus visiones sobre el mundo del cine (retratado además por un crítico, Jean Pierre Melville). Olvidamos que estamos viendo ficción, el aparato que hay tras la cámara se revela.
Esta cinta, fundamental desde el punto de vista de la historia del cine, es un manifiesto en el que Godard quiere exponer lo que ya había estado teorizando en sus críticas: lo que piensa sobre cine, la renovación que en este hace falta, cómo concibe esta renovación y cómo considera que debe llevarse a cabo.