Diego Sánchez de la Cruz: “Quien dice que rescatar un banco es capitalismo sólo es un fraude intelectual con patas”
Con apenas un cuarto de siglo, Diego Sánchez de la Cruz (Santiago de Compostela, 1988) ya se ha convertido en una voz autorizada dentro del mundo del análisis económico en España. Periodista, empresario y profesor universitario, viene de publicar su primer libro. En Sin Medias Tintas se dan cita veinte grandes figuras de la política y economía española e internacional. El hilo conductor de esta obra es el del diagnóstico de las causas y soluciones de la gran crisis mundial desde un punto de vista liberal. En medio de una frenética campaña de promoción, Diego tiene un hueco para atendernos, explicarnos los entresijos de su ópera prima y opinar sobre la situación de la economía española.
Sin Medias Tintas es un libro que reúne una recopilación de entrevistas ¿Por qué este formato?
Si alguna vez piensas en hacer un libro de este tipo te dirán que eres un loco, que nunca funciona bien. Entonces a mí, que me gusta llevar la contraria casi por norma, fue lo primero que me animó. Por otra parte, me planteé que ya no es cierto que los liberales españoles quepamos en un taxi (N de R.: esta frase era popular cuando en España aún existía el Partido Liberal), pues creo que ya podemos alquilar un microbús (risas), entonces me gustaba la idea de meter en un libro a unos cuantos pasajeros de aquí y a otros del extranjero para dar testimonio al pensamiento económico “políticamente incorrecto” dentro de esta crisis.
Siempre se ataca a los empresarios diciendo que son unos trepas y a los trabajadores con que son unos vagos
En nuestra entrevista a Daniel Lacalle nos hablaba de su idea del think against the box, ¿este libro es un canto a esta idea?
Sin duda. La idea es darle el valor que se merece al satanizado sector privado español, entendido como familias y empresas. Lo mejor de España es su sector privado, como sucede en la mayoría de los países, lo que pasa es que aquí se le demoniza acudiendo a tópicos como que los empresarios españoles son unos trepas y los trabajadores unos vagos. Lo que yo creo es que, a pesar de los golpes que recibe este sector y aunque con un coste de enorme pérdida de empleo, es capaz de salir adelante gracias al esfuerzo de las personas. El libro, además de un homenaje a ellos, es una denuncia de los muchos errores que nos metieron y nos han mantenido en esta crisis, todos relacionados con la intervención del gobierno en la economía.
Tendríamos que subrayar que el mercado o el capitalismo se desarrolla gracias a sus errores, es un proceso que se va perfeccionando a base de fallar, por lo que dista de ser perfecto, pero todos los factores esenciales de esta crisis han sido ejemplos de deformación de los procesos de mercado. En los puntos en los que el mercado se ha deformado, ha habido problemas; y allá donde se le ha dejado actuar, no ha sido así.
Entonces, ¿A quién se dirige este libro, es simplemente de consumo liberal o sirve para que todo el mundo se acerque a este discurso?
Algo que me ha sorprendido para bien desde que ha salido el libro es que ha conseguido llegar a ambos tipos de público, desde los muy interesados en temas económicos y en el liberalismo en particular hasta otros más novicios. Creo que por la forma en la que está escrito se lee bastante fácil, y algún lector me ha dicho que por fin tienen un libro tanto para disfrutar como para poder dejárselo a algún amigo menos experto.
Sin Medias Tintas recoge los testimonios de veinte personajes, pero ¿cuál de ellos ha sido el más especial o el que más le ha llamado la atención?
Hay entrevistas que se han hecho por teléfono y otras que se han hecho, por ejemplo, mientras el entrevistado viajaba en un avión. En esas es todo un poco más frío, más intelectual. Es diferente, por eso no puedo valorarlas todas igual. A nivel presencial, si me tengo que decantar por una de ellas, es por la de Anthony de Jasay , que es uno de los filósofos más importantes de las últimas décadas y que, a pesar de su avanzada edad, tiene un pensamiento de un lúcido y un provocador que es sorprendente. Me dejó pensando mucho tiempo, y ojalá uno pudiera llegar a su edad como él.
Los perfiles de los entrevistados son diferentes. Hay desde profesores universitarios, políticos, trabajadores de bolsa o empresarios. ¿Hay diferencias en sus discursos según su trabajo?
La verdad es que sí. Los empresarios o actores de mercado tienen una forma de plantear los asuntos más práctica, menos estética en cuanto a filosofía o teoría, menos dulce. Luego, los profesores son diferentes, aunque creo que tengo la suerte de que he escogido a gente que viven en la Academia pero saben cual es la realidad y no se quedan en Los Mundos de Yupi.
¿Cree que falta alguna voz autorizada en el libro o alguien al que le gustaría haber entrevistado?
(Risas) Esto es como los carteles de las ferias taurinas, uno siempre se acuerda de los que faltan más que de disfrutar de los que están. A veces por circunstancias o por el camino que sigue la investigación hay perfiles que pueden entrar o no. Creo que, al final, los veinte que hay son los más necesarios en este momento. Puede faltar gente como Huerta de Soto, Miguel Anxo Bastos u otros muchos a los que admiro, pero así también tenemos la posibilidad de hacer una segunda parte.
Los dos principales problemas de España son el binomio ingresos-gastos y el empleo
¿Después de estas entrevistas ha cambiado su visión de la crisis?
En parte sí, porque creo que en estos años durante mi trabajo diario he descuidado en buena parte el estudio de las instituciones y los incentivos que ellas generan en una economía de mercado. Es un tema importante, que está ganando espacio en la literatura económica y sin el que es complicado entender lo que ha pasado. Siempre me he centrado más en aspectos como la fiscalidad o la regulación en otros sentidos y creo que estas entrevistas me han dado una visión más global.
¿Y cuáles son los principales problemas de España en este momento?
El problema de estas preguntas es que cuando has dicho uno se te ocurren unos cuantos más, pero yo escogería dos como claves: el binomio ingresos-gastos del estado y el empleo. El primero porque España necesita gastar mucho menos y también ingresar mucho menos para que se puedan reducir impuestos y deuda y se permita que la economía despegue. El segundo porque el país necesita una mayor flexibilidad laboral y unas reformas profundas en este sentido.
Los tres últimos gobiernos han ganado las elecciones prometiendo bajadas de impuestos
Hoy que hasta al Partido Popular se le tacha de socialdemócrata en materia fiscal, ¿Cree que el discurso liberal tiene futuro en España?
Yo creo que sí, porque el propio PP sale elegido con mayoría absoluta siendo uno de los ejes de su programa la bajada de impuestos, que es una de las mayores demandas sociales según las encuestas. En muchos casos vemos como la gente aboga mayoritariamente por la financiación privada de partidos políticos o la reducción de gasto público, por ejemplo.
Soy consciente de que en España hay una pulsión anticapitalista mayor que en muchos de los países que nos rodean, pero también debemos serlo de que los últimos tres gobiernos que han ganado elecciones lo han hecho prometiendo bajadas de impuestos. Tanto Aznar, como Zapatero y el propio Rajoy. Además, cuando uno ve los motivos del descontento de las personas con el capitalismo, se da cuenta de que no lo es tanto por el capitalismo en sí, sino por las deformaciones que tiene, por lo que llamamos corporativismo.
A mí me gusta mantenerme al margen del juego partidista porque creo que ningún partido político merece que hagamos campaña por él. Me gusta ser militante de ideas, defensor de la competencia y el esfuerzo como base para mejorar dentro del mercado, de la propiedad privada y el mérito y hacer que el mensaje cale.

Un instante de la presentación del libro
Es cierto que los tres últimos gobiernos que llegaron al poder llevaron un discurso un tanto liberal, pero después vemos que cuando llega el momento de la verdad la gente se echa a la calle para que no le quiten la sanidad, educación, los llamados recortes. Es decir, ¿que quiere tener los servicios pero no quiere pagarlos?
Es que si tú planteas una reforma liberal no tiene por qué haber menos de nada. El problema es que lo que hacemos son parches. En vez de privatizar toda la sanidad y toda la educación, que es lo que hay que hacer en España, así de claro lo digo, los que hacen es decirnos: “No, te la mantengo en manos de este proveedor único, monopólico e ineficiente pero para que no me salga tan cara y tan insostenible te reduzco el personal, externalizo esta sección y te cobro aquí una tasa”. No, perdona, estamos o no estamos.
Si el mercado puede organizar eso de forma más eficiente, y lo hace, hay que dejar que lo haga. Ahí tienes el ejemplo de los funcionarios, que bien que eligen su proveedor privado. Por algo será. También podríamos hablar del coste de los colegios privados y concertados comparado con el de la enseñanza pública… Hay sectores completamente privados muy importantes como la alimentación o el textil que funcionan muy bien, con calidad y de modo muy barato porque hemos dejado al mercado actuar para que no se disparen los costes y los proveedores compitan.
Para hacer una reforma en este sentido no hace falta tirarse décadas, porque se puede instaurar casi de la noche a la mañana un sistema de cheques como el sueco. Si de verdad creemos que el sector privado lo puede hacer mejor y más barato se le entrega la mayor parte de la gestión y ya está. Si es necesario que el Estado complete a las personas que tienen menos posibilidades se puede hacer, porque aún así nos saldría más barato que lo que tenemos hoy y se generan los incentivos para que el sistema mejore en conjunto.
Los liberales perdemos mucho tiempo en discusiones teóricas y poco funcionales para la sociedad
¿Cree que a veces los liberales no hacen lo necesario para que ese mensaje deje poso en la sociedad?
Estoy convencido. Si nosotros somos personas que ensalzamos el mercado debemos ser conscientes de que con nuestras ideas tenemos un producto y que hay que saber venderlo, analizar a los competidores y, en definitiva, hacer lo que haría cualquier empresario que quiera hacerse un hueco. Por eso, los principales errores que cometemos son: que somos poco divulgativos, por ello también es importante un libro como éste; que nos falta coordinación para conseguir nuestros propósitos y, por último, que necesitamos elegir bien las batallas que libramos. A veces perdemos mucho tiempo en guerras tontas que son más teóricas y “de alcoba” que otra cosa, como la defensa del derecho a portar armas, que en la materia fiscal o laboral, que es donde de verdad somos útiles a la gente y les damos respuestas a demandas reales.
En el libro se habla mucho de falso capitalismo y capitalismo castizo, ¿Estos términos son lo mismo que el corporativismo que comentaba antes?
Hay muchas formas de llamarlo: desde capitalismo a la española, socialismo para ricos, liberalismo cañí o capitalismo choni (risas). Sí, son estas deformaciones del mercado que se producen cuando se mete el poder de los gobiernos por medio. Al final me consuela pensar que el que diga que rescatar un banco es capitalismo no es más que un fraude intelectual con patas, porque que todos tengamos que cargar con la mala gestión de una empresa es socialismo puro y duro. Lo que define al capitalismo es el mercado y la competencia. Donde operen otras fuerzas ya podemos empezar a hablar de todos los calificativos que hemos puesto antes, porque tristemente en España se da esto muy a menudo.
En este país, en muchos ámbitos, la economía no se ha desregulado ni liberalizado como es debido, entonces tenemos un gran número de empresas e industrias que no responden a procesos de mercado como tal, sino que se dedican a mantener sus privilegios, subsidios y crear barreras de entrada a competidores como si fuesen un cártel. Esto no solo se da en grandes empresas, que también, sino también en los colegios profesionales o las farmacéuticas, por ejemplo. Esto supone un lastre para la economía general, al final lo pagamos entre todos y acaban dándole mala prensa al libre mercado cosas que no lo son.
La política es un juego de mediocres
Cambiando de tercio, le propongo una lista de nombres de actualidad en la política y la economía en España y me tiene que decir qué le sugieren:
Mariano Rajoy
(Se lo piensa unos segundos) Se me vienen muchas cosas a la cabeza, pero diría que lo que más le define es que es tibio.
Cristóbal Montoro
Confiscador
Alfredo Pérez Rubalcaba
Intrigante
Xosé Manuel Beiras
Radical. Y no digo que ello sea malo, que yo también me considero a mí mismo así, pero de lo contrario.
Pablo Iglesias
La cara amable del radicalismo. Además, con él te das cuenta de que la política es un juego de mediocres, porque en lo suyo Pablo Iglesias le da mil vueltas a Cayo Lara, y los que tienen los puestos de poder son el propio Cayo Lara o Gaspar Llamazares.
Ada Colau
Demagoga
Francisco Roig (presidente de Mercadona)
Ejemplo
Amancio Ortega
El mayor referente que debemos tener en España las personas que creemos en el mérito y la economía de mercado. Un ejemplo con mayúsculas. De Amancio Ortega se dicen miles de chorradas todos los días mientras cada hora millones de personas en el mundo votan Sí a su modelo de negocio y No al mensaje que mandan de él los grupos radicales que lo quieren desprestigiar
Papa Francisco
¡Vaya selección! (risas). Supongo que es un buen hombre, pero con las ideas económicas equivocadas.
Pasando ya un plano más personal, ¿Cree que estar tan posicionado en unas ideas le puede condicionar para mal en tu trabajo de periodista?
Al dedicarme al análisis y la opinión, creo que hacerlo de otra forma sería un fraude. Para mí tomarme mi labor de este modo no es un mal condicionante, sino un valor añadido que doy a mis lectores. Probablemente si me dedicase a hacer información sin más sí que sería diferente.
Con 18 años ya tenía su propia empresa, ¿en qué consistía?
Tenía una consultora de comunicación que me permite, posteriormente, dar el salto a contactar con diferentes empresas. De este modo siempre he estado muy ligado al ámbito de la comunicación.
Si ser un empresario en España actualmente es complicado, ¿no lo es todavía más teniendo sólo 18 años?
Es difícil, pero lo importante en España es que todo el mundo, y especialmente los jóvenes, saben que para sacar un proyecto adelante hay luchar todos los días por hacer las cosas mejor. Al fin y al cabo, nuestras empresas y nuestros trabajadores son magníficos, por ello lo que necesitan son menos trabas y que les dejen trabajar.
Además de periodista y tertuliano es profesor. ¿Imparte clases sobre cuestiones de comunicación?
Para mí dar clase en la Universidad del Instituto Empresa es un lujo. Su campus está en Segovia y está empezando a entrar en los ránkings de las mejores universidades de Europa. Mis clases tienen que ver mucho con lo que se puede encontrar el lector en Sin Medias Tintas o en mis artículos, que son temas de política monetaria y económica.
Aunque es gallego y nació aquí, ya lleva muchos años viviendo fuera, ¿cómo veía entonces, y cómo ve ahora el tema del nacionalismo gallego?
Cuando vives en Galicia percibes que la influencia del nacionalismo es mayor de lo que realmente es. Dar un paso atrás te permite darte cuenta de que la parte nacionalista, entendida como el separatismo de izquierdas, es una expresión política realmente poco importante. Luego podemos hablar también de la gente que, sintiéndose identificada con España entiende que como gallegos tienen unas características diferentes, lo que se puede denominar como galleguismo. Ésa sí me parece aún hoy un grupo de personas con mucho mayor peso
Para terminar, me gustaría hablar un poco de redes sociales. Fue usted, uno de los fundadores del hashtag #LET (Liberales en Twitter), cree que sirvió para poner en contacto a la gente con sus ideas y, como dijo antes, pasar de coger un taxi a alquilar un microbús?
(Risas). Bueno, no sabría decirte. Pero yo creo que es importante que existan fórmulas para trabajar en la misma dirección, cada uno desde sus tribunas y desde sus espacios. Y sí, lanzar #LET es una de las diferentes formas en las que hemos unido un poco a la comunidad liberal, nos hemos agrupado un poco mejor y yo creo que es un ejemplo a seguir. Cuando se hizo sirvió para conectar a mucha gente y no hay razón para que no podamos recurrir a ese tipo de mentalidad para impulsar cosas juntos, porque yo creo que lo importante, y ésa es la tesis del libro, es que España tenga un sector privado muy potente y muy dinámico que deje de estar asfixiado y castigado. La reacción necesaria tiene por definición que tener un contenido propagandístico, informativo o comunicativo y una herramienta como Twitter es muy útil para conseguirlo.