Phoenix Suns y la injusticia del sistema de conferencias

Son las diez de la noche en una calle desierta de Phoenix, Arizona. Una ciudad entera contiene la respiración ante la posibilidad de volver a los playoffs tras tres años diciendo adiós al baloncesto en abril. La tensión se convierte en júbilo y el silencio en griterío cuando, a falta de un minuto y medio, Miles Plumlee anota una canasta que pone por delante a los locales. En la siguiente jugada Zach Randolph, que estaba jugando su mejor partido de la temporada, da un pase para que Mike Conley se quedase solo en la línea de triples.

Un desajuste en la rotación defesiva dejó a Plumlee, héroe de la anterior jugada, defendiendo al base de los Grizzlies. Conley se dispuso a lanzar, la ocasión era inmejorable. El US Airways Center volvió a llenarse del ruido sordo de la impotencia y los sueños a punto de romperse. Las jóvenes manos del pequeño de los Plumlee ya son veteranas a la hora de taponar, pero ésta vez no cumplieron con su cometido. El balón describió una curva perfecta y, para culminar su impecable trayecetoria, entró limpio en la canasta. El sonido de la red resonó en el desierto de Arizona. Una posesión más tarde Goran Dragic perdería un balón… y la esperanza de poner el broche de oro a una temporada inolvidable para Phoenix.

Eric Bledsoe, el fichaje que cambió el rumbo de una franquicia | © Christian Petersen, Getty Images

Eric Bledsoe, el fichaje que cambió el rumbo de una franquicia | © Christian Petersen, Getty Images

Estos Suns pasarían a convertirse, de este modo, en el cuarto equipo de la historia en quedarse fuera de playoffs con nada más y nada menos que 48 victorias. En la retina de los aficionados quedaría un año memorable, para el recuerdo. El recuerdo de un barco construido con los restos de un naufragio que, tras desafiar a las olas más grandes, superar tempestades inimaginables y hundir poderosos galeones, acabó hundiéndose en la orilla. Un barco que, en el penúltimo partido de la temporada, se enfrentó a Memphis Grizzlies, equipo al que podían arrebatar el octavo puesto de la Conferencia Oeste… y perdió.

Su mayor fuerza residió en un colectivo sólido y una química que hizo a esta plantilla capaz de alcanzar un nivel que superó totalmente las expectativas.

¿Cuál fue la fórmula del éxito? ¿Fue simplemente una broma caprichosa del destino, que decidió instalar sueños otrora inalcanzables en Phoenix para luego reírse de los pobres ilusos que los persiguieron? Lo cierto es que, con una tripulación aparentemente condenada al desastre, este equipo consiguió ser protagonista de muchos de los momentos más intensos de toda la temporada. Un Jeff Hornacek al mando en su primera oportunidad como head coach y un grupo de jugadores que disfrutaron del mejor año de sus carreras fueron dos de los avales de este equipo, pero no el principal. Su mayor fuerza residió en un colectivo sólido y una química que hizo a esta plantilla capaz de alcanzar un nivel que superó totalmente las expectativas.

Goran Dragic, jugador más mejorado del año, estuvo a un nivel de All-Star | © Doug Pensinger, Getty Images

Goran Dragic, jugador más mejorado del año, estuvo a un nivel de All-Star | © Doug Pensinger, Getty Images

48 victorias habrían sido suficientes para empatar con Toronto y Chicago, tercer y cuarto clasificados de la Conferencia Este, respectivamente. En el igualado oeste, sin embargo, una derrota situó al equipo en la novena posición. Esto nos lleva hacia un debate que viene produciéndose toda la temporada: ¿es justo el actual sistema de conferencias? La respuesta que ofrece la mayoría es que no, debido al escaso nivel de la Conferencia Este. Un nivel que el Draft no es capaz de igualar. Los equipos clasificados en las posiciones más bajas de cada conferencia reciben las mejores elecciones. Siguiendo con el caso de Phoenix, este equipo es, a priori, infinitamente más competitivo que Atlanta Hawks (aunque los Pacers no estarían tan seguros). Sin embargo, los Suns, al estar fuera de playoffs, tendrán más opciones en el Draft que Atlanta, a pesar de tener un récord muy superior (48-34 frente a 38-44).

48 victorias habrían sido suficientes para empatar con Toronto y Chicago, tercer y cuarto clasificados de la Conferencia Este, respectivamente. En el igualado oeste, sin embargo, una derrota situó al equipo en la novena posición.

Más allá de esta desigualdad manifiesta, la otra cuestión es si hay una alternativa real a día de hoy para las tradicionales conferencias. La primera propuesta que suele surgir es la de abolir por completo este sistema, convirtiendo los playoffs en un enfrentamiento entre los 16 mejores equipos de la temporada regular, independientemente de su localización geográfica. Esto tendría que venir acompañado de una reelaboración absoluta de los cruces en temporada regular.

Actualmente, cada franquicia se enfrenta cuatro veces con diez equipos de su conferencia (los cuatro de su misma división y otros seis elegidos al azar) y tres con los cuatro restantes, mientras que juega sólo en dos ocasiones con los de la conferencia opuesta. En el supuesto de que se clasificasen sólo los 16 mejores, no parece justo que las victorias de un equipo de la División Suroeste (con Dallas, Houston, Memphis, New Orleans y San Antonio) tengan el mismo peso que, por ejemplo, las de uno de la División Central (Chicago, Cleveland, Detroit, Indiana y Milwaukee).

A este problema habría que añadir el de los desplazamientos, que tendrían que aumentar si se iguala todo el sistema. Sin embargo, esto no es un defecto específico de esta idea, ya que también en el sistema actual nos encontramos con equipos que están en el este del país (New Orleans o Memphis) y juegan en la Conferencia Oeste.

Markieff Morris y Gerald Green, catalizadores del cambio | © USA TODAY Sports

Markieff Morris y Gerald Green, catalizadores del cambio | © USA TODAY Sports

La otra propuesta pasa por cambiar el sistema de entrada a playoffs, pero manteniendo las conferencias. La diferencia radicaría en que sólo pasarían directamente los siete primeros de cada conferencia, mientras los siguientes cuatro clasificados tendrían que ganarse el derecho a entrar en la postemporada. Esta suerte de Final Four es del agrado de Adam Silver, el actual comisionado de la NBA, que desde que llegó al cargo ha estado buscando implantar este modelo en la liga. Esta eliminatoria pre-playoffs garantizaría índices altos de audiencia y posibilitaría a buenos equipos la entrada en postemporada (sobre todo en la Conferencia Oeste). La contra sería que, probablemente, serían demasiados partidos para poco premio, ya que esto haría que un equipo cansado por esta fase clasificatoria se enfrentase al teórico mejor equipo de su Conferencia.

Sea cual sea la opción favorita de cada cual, hay equipos que, después de su actuación esta temporada, deberían estar luchando con los mejores, no viéndolos desde casa. También es cierto que las conferencias pueden volver a igualarse y alternar ciclos, aunque no parece que ese día esté cerca. Lo que no se puede cambiar es que no podremos disfrutar de la magia de Phoenix Suns hasta que concluyan los playoffs y las posteriores vacaciones. Mientras el anillo busca a su próximo dueño, el desierto de Arizona sigue en silencio.

Foto de portada: USA TODAY Sports.