NCAA: Llega la Final Four
Otro año más, llega el evento más importante de la temporada en lo que a baloncesto universitario se refiere en Estados Unidos: la Final Four de la NCAA. Llegados a la hora de la verdad, después de que muchos se hayan quedado por el camino, sólo quedan los que han sabido responder mejor a la presión. De poco sirve el brillo de todo una temporada si un jugador se desvanece en cuanto todos los focos empiezan a apuntar hacia él.
Este fin de semana puede que no veamos pasearse por las calles de Arlington y Dallas (Texas) a Andrew Wiggins, Jabari Parker, Joel Embiid y compañía. Lo que seguro que veremos será a equipos que, más allá de sus individualidades, han sabido superar los obstáculos que se les presentaron a lo largo de la temporada y, concretamente, del March Madness.
Sin embargo, no todos han tenido a lo largo del año la posibilidad de disfrutar de las bondades de la NCAA. Para evitar que eso sea un impedimento a la hora de robarle horas al sueño en favor del espectáculo, a continuación traemos todas las claves para seguir y sentir los dos días que darán cierre a la temporada 2013-14 de baloncesto universitario.
Florida Gators
Si hay que elegir a un favorito para salir como vencedor de esta Final Four, ése es sin duda Florida. Después de ganar sus últimos 30 partidos, sus avales están claros. Por si fuera poco, los Gators se las han arreglado para deshacerse de sus últimos cuatro rivales en este March Madness con ventajas de dobles dígitos. Pero… ¿qué es lo que hace diferente a este equipo?
Para empezar, la experiencia. Su entrenador, Billy Donovan, está a punto de cumplir 18 años dirigiendo a los Gators. Bajo sus órdenes Florida consiguió hacerse con dos campeonatos consecutivos, en 2006 y 2007, con la ayuda de Joakim Noah, Al Horford o Corey Brewer. Si bien no parece que la plantilla actual disponga de jugadores con ese mismo potencial de cara a la NBA, la veteranía de algunos de sus hombres será vital. Scottie Wilbekin, Patric Young, Casey Prather o Will Yeguete, todos ellos en el último año del ciclo universitario, han alcanzado en sus cuatro temporadas, como mínimo, los cuartos de final de la NCAA (Elite 8).
De los anteriormente nombrados el primero es, sin duda, el líder del equipo. No es el que más facilidad anotadora tiene, pero sí el que controla el tempo del partido y sabe darle a los suyos lo que necesitan en cada momento. El segundo, por su parte, será el encargado de organizar la férrea defensa de los Gators e intentar dominar la pintura. Sus 10.8 puntos y 6.2 rebotes de promedio no reflejan la verdadera importancia de su aportación al juego del equipo. Para hacernos una idea, en el último partido de Florida (contra Dayton Flyers), los Gators superaron en 20 puntos a sus rivales mientras Young estuvo en pista. Por último, Casey Prather y sus 13.8 puntos por partido han liderado las tablas de anotación del equipo a lo largo de toda la temporada.
Más allá de los nombres propios, el valor más importante de los Gators es el equipo. Todos conocen su rol y lo desempeñan a la perfección, hecho que queda patente, sobre todo, cuando se trata de la faceta defensiva, donde más destacan. La aportación del banquillo, por si fuera poco, no se queda corta: Kasey Hill y Dorian Finney-Smith han promediado 5.5 y 8.9 puntos a lo largo de toda la temporada, respectivamente. Por si fuera poco, siempre está presenta la amenaza de Chris Walker, jugador que no ha contado con muchos minutos pero que ha cumplido cuando le ha tocado saltar a la cancha. Será interesante ver cómo se desenvuelve este último, uno de los jugadores más atléticos de la competición.
Solo hay un dato que puede despertar el temor en Florida: sólo dos equipos han conseguido salir victoriosos ante ellos esta temporada, los Huskies de Connecticut (su próximo rival) y los Badgers de Wisconsin (posible rival en una teórica final)
Si continúan con el nivel expuesto a lo largo de todo este año y, sobre todo, del March Madness, parece impensable que alguien le arrebate el título a estos Gators. Sólo hay un dato que puede despertar el temor en Florida: sólo dos equipos han conseguido salir victoriosos ante ellos esta temporada, los Huskies de Connecticut (su próximo rival) y los Badgers de Wisconsin (posible rival en una teórica final). También es cierto que, desde el 2 de diciembre (fecha de su última derrota, en Connecticut), el equipo ha ganado 30 partidos consecutivos. Los Gators que cayeron en Storrs, afectados por las lesiones, poco o nada tienen que ver con los actuales. A pesar de esto, los Huskies necesitaron una canasta sobre la bocina de Napier para ganar. Parece que éste es el año de Florida Gators.
Connecticut Huskies
Shabazz Napier. Ése es el nombre propio que ha impuesto su ley en la NCAA a lo largo de todo el mes de marzo. Por él pasan todas las opciones de los Huskies de volver a Connecticut con un título bajo el brazo. Su entrenador en el instituto, Kevin Wiercinski, dejó constancia de lo importante que Napier puede llegar a ser: “Tú tienes a Shabazz y ellos no y, al final, eso es lo que marca la diferencia”.
“Tú tienes a Shabazz y ellos no y, al final, eso es lo que marca la diferencia”
El explosivo base de UConn es probablemente el hombre con más facilidad para anotar del torneo, como ha dejado claro a lo largo de todo el March Madness, promediando 23.3 puntos. Sin embargo, su aportación no se queda ahí: 6 rebotes, 4.5 asistencias y 2 robos completan la hoja de presentación de un jugador que, gracias a sus grandes actuaciones para finalizar la temporada, podría convertirse en una elección de Primera Ronda en el próximo Draft. Todos los ojeadores proyectaban para él una elección en lo más bajo de la segunda ronda a principio de temporada.

Niels Giffey corta un trozo de red ante la atenta mirada de sus compañeros | © Bruce Bennet, Getty Images
A pesar de la importancia capital de Napier, su escudero en el que probablemente sea el mejor backcourt de los cuatro contendientes será también un hombre a seguir. Ryan Boatright ha promediado, a lo largo de su tercer año con los Huskies, 12 puntos por encuentro. Si bien no es la principal amenaza de Connecticut, sabe aprovechar bien los espacios que dejan las defensas cuando éstas se centran en su compañero.
Está claro que Connecticut está en un gran momento de forma, siendo dominadores de los cuatro encuentros disputados hasta la fecha en este March Madness, la sombra de Florida y sus 30 victorias es infinitamente más larga. Los Huskies tendrán que apelar al espíritu que les permitió ser el último equipo en hacer probar la derrota a los Gators si quieren seguir adelante en la competición. La defensa también será vital para ellos: si consiguen mantener el nivel que demostraron ante Michigan State, dejando a uno de los equipos más temibles de la NCAA en tans solo 54 puntos, habrá opciones para estos Huskies.
Más allá de Daniels, Connecticut es un erial en comparación al poderío interior de Florida, Wisconsin y Kentucky
El mayor hándicap de UConn es su frontcourt, el más débil de esta Final Four. Sólo DeAndre Daniels podría poner en aprietos a los hombres altos de sus rivales. Iowa State lo aprendió por la vía rápida: el ala-pívot les endosó 27 puntos con un 66.6% de acierto en tiros de campo. Más allá de Daniels, Connecticut es un erial en comparación al poderío interior de Florida, Wisconsin y Kentucky.
Wisconsin Badgers
Quizás los pupilos de Bo Ryan no estaban en las quinielas para llegar a la Final Four, gracias en parte al potencial de Michigan y Michigan State, sus dos compañeros de conferencia. Con estos dos fuera y los Badgers desplegando un gran baloncesto en el March Madness, Wisconsin parece un rival temible. Arizona fue testigo de ello, cayendo por un punto de diferencia tras una prórroga en cuartos de final.
El principal artífice de esta victoria es, además, el jugador clave de los Badgers: Frank Kaminsky. El pívot de tercer año dominó el encuentro, con 28 puntos, 11 rebotes (7 de ellos ofensivos) y la canasta que dio la victoria final a los suyos. En su versatilidad anotadora reside su mayor activo: es capaz tanto de abrir la cancha con su amenaza desde la línea de tres puntos (37.8% de acierto esta temporada) como de postear con gran eficacia. Será difícil que sus rivales encuentren a un jugador capaz de defenderlo.
Más allá de Kaminsky, nos encontramos con otros jugadores interesantes, como Sam Dekker. El compañero de frontcourt de la estrella del equipo es un jugador completo, que cuenta con una versatilidad que convierte a los dos hombres altos de Wisconsin en una de las parejas más difíciles de defender de la Final Four. El quinteto lo completan dos jugadores de tercer año (Traevon Jackson como base y Josh Gasher como alero) y un sénior, Ben Brust, jugando como escolta. La experiencia de estos, así como su siempre presente amenaza desde más allá de la línea de tres puntos, convierten a los Badgers en un equipo muy complicado de defender debido a la cantidad de frentes que siempre tienen abiertos.
Bo Ryan es uno de los mejores head coaches del baloncesto universitario, aunque siempre portó el estigma de no haber alcanzado una Final Four
Otro de los activos de Wisconsin es, sin duda, su entrenador. Bo Ryan es uno de los mejores head coaches del baloncesto universitario, aunque siempre portó el estigma de no haber alcanzado una Final Four. Con este equipo, que aúna talento y veteranía, ha conseguido al fin romper esa barrera. Su preparación de los partidos es concienzuda, como les quedó claro a los Bear de Baylor: los Badgers les endosaron una diferencia de 17 puntos. Ese resultado llegó con una separación de cinco días entre ambos partidos. De cara a su enfrentamiento con Kentucky, desde la clasificación de sus rivales hasta la celebración del encuentro habra seis. Ryan tendrá tiempo de preparar la defensa sobre los Wildcats, el equipo que aúna más talento en esta Final Four.
Kentucky Wildcats
La sorpresa de este March Madness han sido, sin duda, los Wildcats de Kentucky. El equipo comenzó la temporada con una de las plantillas más jóvenes y prometedoras: Julius Randle, Willie Cauley-Stein, James Young, los gemelos Harrison… Era mucho el potencial que tenía entre sus manos John Calipari. Los resultados, sin embargo, no acompañaron demasiado a lo largo del año. A pesar de ello, una vez llegada la hora de la verdad comenzaron a desplegar el juego que se esperaba de ellos. Sus rivales, desde luego, bien lo merecían.
Para empezar se encargaron rápidamente de Kansas State Wildcats, con Aaron Harrison y Julius Randle como abanderados. En la siguiente ronda el rival fue mucho más duro: Wichita, equipo que no había conocido la derrota hasta entonces, se presentaba ante ellos. 39 puntos de los gemelos Harrison, así como 13 puntos tanto para Randle como para Young consiguieron echar por tierra la espectacular racha de sus rivales. Si Wichita parecía un obstáculo mayúsculo, Louisville lo era si cabe mayor. Los vigentes campeones de la NCAA sucumbieron ante el esfuerzo conjunto de todo el quinteto de Kentucky, con Julius Randle y sus 15 puntos y 12 rebotes al frente.
Ya en cuartos de final, los Wolverines de Michigan esperaban a los pupilos de John Calipari. Un triple de Aaron Harrison a falta de dos segundos selló el pase de los suyos a la Final Four, haciendo que los 24 puntos de Nik Stauskas cayesen en saco roto. De este modo, Kentucky pasaba a convertirse en el primer equipo desde Michigan en 1992 que lograba la clasificación para la Final Four con un quinteto formado por cinco freshmen.
El increíble rendimiento de los Wildcats en los últimos encuentros llegó a pesar de la ausencia de su pívot titular. Con él, toda meta parece alcanzable para Kentucky
La gran duda que pesa sobre Kentucky es si ante Wisconsin veremos la versión de toda la temporada, llena de talento pero descoordinada, o la del March Madness, absolutamente arrolladora y aparentemente imparable. Teniendo en cuenta que John Calipari es quien está al frente de la plantilla y que su especialidad es manejar egos complicados, no parece descabellado decantarse por la segunda opción. Más allá de esta incógnita colectiva, también nos encontramos con una individual: Willie Caulley-Stein. El increíble rendimiento de los Wildcats en los últimos encuentros llegó a pesar de la ausencia de su pívot titular. Con él, toda meta parece alcanzable para Kentucky.
La fuerza de este equipo reside, sin duda alguna, en su quinteto, capaz de despuntar en los minutos finales. Los gemelos Harrison, James Young, Julius Randle y Dakari Johnson (sustituyendo a Caulley-Stein) fueron intratables en el clutch time de los partidos contra Wichita, Louisville y Michigan: anotaron en 19 de sus últimas 20 posesiones. Inapelable.
Florida Gators – Connecticut Huskies (00:10)
La primera de las dos semifinales parece, en principio, la más desigual. Tenemos, por una parte, a Florida, un equipo totalmente engrasado, cuya fuerza radica en su colectividad, no en sus individualidades. Ante ellos están los Huskies, a los que cuesta imaginar en la final de la NCAA si no es gracias a otra obra maestra de Shabazz Napier.
Si Florida consigue defender correctamente a Napier, la clasificación está prácticamente sellada para ellos. Aunque la defensa de los Gators es una de las principales claves de su éxito, también es cierto que en su anterior enfrentamiento con Connecticut no fueron capaces de parar a su base: Shabazz Napier anotó 26 puntos (9 de 15 en tiros de campo, 5 de 8 en triples) y la canasta de la victoria sobre la bocina.

La clasificación para la Final Four le costó a Napier sangre y sudor. Literalmente. | Elsa, Getty Images
Aunque el backcourt de los Huskies es superior al de Florida por un pequeño margen gracias a la espotaneidad anotadora de Napier y Boatright, la ventaja de los Gators con respecto a sus rivales en el frontcourt es mucho mayor. Si entramos a valorar el banquillo, nos encontramos con que la profundidad de la plantilla de los Huskies es escasa: su aportación suele ser residual y no determinante en el encuentro. En cambio Florida sí que utiliza a sus suplentes, sumando estos 18.5 puntos por partido de media.
No tenemos a los mejores jugadores del país, pero ellos juegan como si lo fueran. Y eso es gracias a Billy Donovan
Otra de las claves del éxito de los Gators es Billy Donovan, un perro viejo ya acostumbrado a trabajar bajo la presión del March Madness y que ya cuenta con dos títulos de la NCAA en su haber. Si alguien ha sido capaz de convertir a esta plantilla en un equipo, ése es él. Su asistente, John Pelphrey, así lo aseguró: “No tenemos a los mejores jugadores del país, pero ellos juegan como si lo fueran. Y eso es gracias a Billy (Donovan)”.
Kentucky Wildcats – Wisconsin Badgers (02:50)
La semifinal que cerrará la noche de baloncesto de este sábado parece más igualada que la anterior, aunque Kentucky es también favorita para llevársela. Sin embargo, una victoria de Wisconsin no sería descabellada, sobre todo si la versión que vemos de los Wildcats se parece más a la de la temporada que a la del March Madness.
En términos de talento, es obvio que Kentucky y su ejército de freshmen son superiores, pero si hablamos de química la situación cambia. Si bien es cierto que en los últimos tiempos los Wildcats han demostrado ser un equipo bien empastado, Wisconsin lleva haciéndolo toda la temporada, por lo que la inercia es más fuerte. En lo relativo a la experiencia, son los Badgers los que dominan.
La principal incógnita del partido será el juego interior. La ausencia de Willie Caulley-Stein puede ser fatal para Kentucky, ya que su rápido juego de pies y su envergadura podían adaptarse perfectamente al estilo de juego de Kaminsky, capaz de amenazar tanto desde el perímetro como desde la zona. La opción más factible, en caso de que Caulley-Stein no pueda jugar, sería emparejar a Randle con Kaminsky, aunque esta opción dejaría juntos a Dakari Johnson y Sam Dekker, muy poco ventajoso para Kentucky.
La defensa perimetral será vital: todos los jugadores de Wisconsin (salvo Nigel Hayes) son capaces de anotar consistentemente desde más allá de la línea de tres.
La defensa perimetral será vital: todos los jugadores de Wisconsin (salvo Nigel Hayes) son capaces de anotar consistentemente desde más allá de la línea de tres. Kentucky supo defender la amenaza de los Wolverines en su anterior partido, con cuatro tiradores amenazando, pero… ¿qué pasará con cinco posibles francotiradores sobre la cancha? A pesar de esto, también hay espacio para el optimismo de los Wildcats. En el anterior partido su dura defensa exterior dejó como única salida anotadora para Michigan las jugadas individuales de Stauskas. Wisconsin no tiene jugadores con la facilidad para crear canastas de la nada como el alero de los Wolverines.
Foto de portada: Andy Lyons | Getty Images.