Historias de básket (I): “Y los tres amigos vencieron a Kansas”
Por encima de su componente técnico-táctico, su capacidad de estudio estadístico o su espectáculo a base de mates y triples es, sin duda, su capacidad para la épica y las remontadas lo que para muchos hace único el mundo del baloncesto.
Éste es, desde luego, mi caso y creo que el de más gente. Por ese motivo, las historias deben ser recordadas. Grandes, medianas y pequeñas, pero historias cuyos componentes emocional e irracional siempre estén presentes. ¿O es que alguien sería capaz de explicar el motivo por el que en mi piso de 3º de carrera saltamos con cada victoria de aquella Macedonia 2011 que terminó como cuarta en el Eurobasket? Puede que McCalebb y Antic nos cayesen graciosos, pero apoyar a aquella particular selección hasta el final carecía de cualquier lógica o explicación que se quisiese darle.
Pero olvidémonos (por el momento) de los Balcanes y viajemos a Estados Unidos. La historia que en este caso voy a relatar nos sitúa en el March Madness, la competición universitaria estadounidense por excelencia, concretamente en el 20 de marzo de 2010. Allí, en la segunda ronda de la competición, con aún 32 equipos en liza, la mayor favorita en años del torneo, Kansas, se enfrentaba a una de las cenicientas que aún sobrevivían en el torneo, la pequeña universidad de Northern Iowa.

Lucas O’Rear roba un balón clave en el partido | Fuente: zimbio.com
Os adelantaré el final y os diré que sí, ganó Northern Iowa. Pero el interés está en cómo lo logró: 5 jugadores, a saber, Kewin Dunham, Marc Sonnen, Anthony James, Johnny Moran y Lucas O’Rear, que no llegaron a profesionales. Dos más, Jordan Eglseder, que se retiró poco después tras pasar por Eslovaquia y la D-League, y Adam Koch, que se retiró tras pasar por la propia liga de desarrollo estadounidense. Por último, 3 jugadores aún están en activo. Así, Kwadzo Ahelegbe en Austria, Jake Koch en la segunda división alemana y Ali Farokhmanesh en Holanda subsisten como mileuristas, intentando subir un escalón y vivir por lo menos unos años de su pasión, el baloncesto.
Mientras ocho jugadores de Kansas han llegado a la NBA y ganado más de 25 millones de dólares entre ellos, tan solo tres de Northern Iowa continúan en el baloncesto, eso sí, con sueldos que rozan los 1.000 € al mes
Por otro lado, repasemos el equipo de Kansas entonces: Marcus Morris, Markieff Morris, Thomas Robinson, Jeff Whitey, Xavier Henry, Cole Aldrich, Tyshawn Taylor y Sherron Collins han pasado por la NBA o aún permanecen en ella. En sus primeros años ya han ganado más de 25 millones de dólares entre los ocho y varios de ellos (los Morris, Robinson) opositan a hacer una buena carrera en la NBA.
Pero hace 4 años la historia fue diferente. Los amigos de Northern Iowa, entrenados por el padre de dos de ellos (los hermanos Koch) eliminaron en primera ronda de March Madness a la universidad de UNLV y en la segunda el equipo se encontró con la temida Kansas. Prácticamente nadie habría apostado por ellos, especialmente tras ver las particularidades que rodeaban a sus principales jugadores: su mejor anotador, el escolta iraní Farokmanesh apenas llegaba al metro ochenta, su pívot Eglseder tan bien imitaba a Nowitzki con sus fadeaways como lanzaba de tres, ambas opciones con poco éxito, y Lucas O’Rear aparecía con su pose de vikingo para de vez en cuando, anotar algún que otro tiro. Luego Kewin Dunham, 0 de 26 en triples en la temporada, o Kwadzo Ahelegbe, botaban el balón y la verdad, no mucho más. La comicidad hecha equipo, pero eso sí, los cojones por bandera.

Farokhmanesh, portada de Sports Illustrated tras su hazaña. Hoy juega en Holanda | Fuente: thegazzette.com
Por eso, aun con sus mil y una limitaciones, el equipo, aguerrido como pocos, planteó un partido a cara de perro contra Kansas con defensas férreas, ayudas constantes e impedimento de tiros fáciles para los bases Sherron Collins y Tyshawn Taylor. Sabedores de su instinto chupón, si el equipo impedía que ellos dos anotaran podrían aguantar en el partido, aun teniendo que aguantar los puntos de los Morris o Aldrich. 4 de 21 en tiros de campo para los directores de Kansas y un acierto inusual de Farokmanesh desde la larga distancia, así como de Eglseder con sus habituales tiros imitando a las estrellas NBA pusieron a Northern Iowa arriba desde el principio, y pese a que los últimos 8 minutos apenas dieron pisado el campo contrario debido a la defensa a todo campo de Kansas, el partido terminó siendo suyo. Cuando tan solo estaban un punto arriba, un robo del peleón O’Rear y un posterior triple de Farokmanesh a falta de 30 segundos para el final daban la victoria a Northern Iowa. Para nada había sido el mayor upset (victoria de un equipo con rango inferior en el torneo) de la historia, ya que Northern Iowa había sido considerado como un seed #9, pero Kansas era el favorito más claro en años para ganar el Torneo Final.
Northern Iowa lo tenía claro: la limitación como esencia, los cojones por bandera
Seguro que ha habido victorias más sorprendentes o épicas desde entonces en March Madness (Lehigh sobre Duke en 2012 o mismo Mercer sobre el mismo Duke en 2014), pero la heroicidad y el contagio de aquella Northern Iowa hicieron de ese partido algo único. Para entenderlo, debéis ver este vídeo que dejo a continuación. Tan solo es un resumen, pero entenderéis el contexto. Sentimiento puro por el triunfo de una Universidad, y en definitiva, por el triunfo de unos amigos.