En Liverpool han dejado de caminar solos

Casi una década. Ha pasado casi una década desde la que fue, probablemente, la mejor final de la Uefa Champions League de los últimos años. Tras el 0-3 demoledor que el AC Milán endosó humillantemente al Liverpool en los primeros 45 minutos, los reds reaccionaron en una heroica segunda parte en la que, no sólo consiguieron igualar el resultado, si no que lograron la victoria del título en unos emocionantes penaltis. Aquella plantilla, pese a no tener una nómina de estrellas tan deslumbrante como otros grandes clubes europeos (Luís García era titular en ése equipo, recordemos), sí funcionaba a la perfección como conjunto, como una máquina estupendamente engrasada, capaz de llevarse por delante al Chelsea, a la Juventus y al propio Milan. De la nómina de jugadores que conformaban el equipo de orillas del Mersey, como John Arne Riise, Milan Baros o el actual mediocentro del Real Madrid Xabi Alonso, tan sólo el eterno capitán del equipo, Steven Gerrard, continua en las filas del conjunto de la ciudad de los Beatles.

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Luís Suárez, fardando de dentadura y amenazando a algún incauto / Imagen cortesía de independent.co.uk

Tras el paupérrimo último año de Rafa Benítez como técnico, la fuga de jugadores importantes como Fernando Torres, Alonso o Mascherano, debido a las deudas, y las olvidables temporadas de Roy Hodgson y Kenny Dalglish (quien consiguió una Copa de la Liga, pero dejó al equipo en el octavo puesto de la Premier, el más bajo que muchos recuerdan) el futuro se le prometía muy negro al conjunto red. Los recientes fichajes estaban siendo un chasco, bien por su rendimiento irrisorio (Carroll) o su comportamiento errático y propenso a las sanciones (Luís Suárez). El siguiente entrenador, Brendan Rodgers, proveniente del Swansea, tampoco mejoró en demasía los números de sus predecesores, pero su espléndido final de temporada, le abrió las puertas de la continuidad.  Y menos mal.

Algo ocurrió esta temporada. Lo que parecía una extraña racha se convirtió en algo mucho más serio cuando Luís Suárez volvió al equipo

Algo ocurrió esta temporada. Lo que parecía una extraña racha del delantero Daniel Sturridge de gol por partido durante las primeras jornadas, se convirtió en algo mucho más serio cuando Suárez volvió al equipo. El punta uruguayo, lejos de meterse en nuevas polémicas sobre racismo o mordiscos a rivales se dedicó a hacer lo que mejor se le da, marcar goles. Y eso se tradujo en que, a día de hoy, el Liverpool tiene al trío más goleador de las grandes ligas europeas, por encima de Barça, Bayern de Munich o Real Madrid. El citado Sturridge ha llegado a la veintena de goles, Gerrard lleva 13 y Suárez, con actualmente 29 tantos, ha superado a toda una leyenda como Robbie Fowler como el red más goleador en una única temporada de la Premier League.

El equipo ha vuelto a funcionar como la máquina que era. No juega al fútbol combinativo y preciosista como el Barcelona, no es una apisonadora como el Bayern, no es la lija rasposa e incómoda que es el Atlético de Madrid. No es ninguna de esas cosas pero las es todas a la vez. La defensa se muestra sólida y segura. Glenn Johnson, quien se había ganado las críticas de los aficionados por su nefasto inicio de temporada, ha vuelto a recobrar las buenas sensaciones que le hicieron ser uno de los laterales más deseados de Europa. El resto de defensas, como el veterano Daniel Agger, la joven promesa Mahamadou Sakho, pretendido por el Barça y quizás uno de los centrales con mayor futuro (junto a Varane) y, sobre todo, el eficiente Martin Škrtel, han devuelto la seguridad a una zaga que acusaba demasiado la pérdida de pilares tan míticos  e insustituibles como Jamie Carragher. Además, el esperanzador Mignolet ha demostrado ser un gran sustituto de Pepe Reina bajo los palos.

 

 Gerrard podría ser considerado como el mejor centrocampista europeo (y quizás mundial) de los últimos 20 años, con el permiso del señor Zinedine Zidane.

En el medio, si alguien destaca por encima de todos los demás, es el inquebrantable e incombustible Gerrard. Hombre de club con el liverbird tatuado dentro de su corazón, no en vano lleva en Anfield desde el inicio de su carrera, allá por 1998, Stevie podría ser considerado como el mejor centrocampista europeo (y quizás mundial) de los últimos 20 años, con el permiso del señor Zinedine Zidane. Simple y llanamente. Es un 4, un 8 y un 10 al mismo tiempo. Defiende bien, reparte el balón con criterio, tiene buen pase corto y largo, sabe rematar de cabeza, se suma al ataque con una facilidad pasmosa y tiene un disparo terrorífico, como así atestiguan los más de 100 goles marcados desde que llegó al club.  Las lesiones y los años no perdonan y mientras que antes el de Whiston quemaba kilómetros como un todoterreno ahora su función es mucho más posicional. Ocupando un sector del campo similar al de Alonso en el Real Madrid, por delante de la defensa y guardándoles las espaldas a los otros centrocampistas, se dedica a organizar el juego del equipo, lanzando a sus compañeros cuando toca atacar. Su rigor táctico e inteligencia de juego le hacen recuperar un alto número de balones. Y por si fuese poco, aún se acuerda de cómo lanzar faltas y penaltis, especialidades en las que siempre fue uno de los mejores del mundo. Jóvenes como Jordan Henderson, Joe Allen o el habilidoso brasileño Philippe Coutinho, han dado un paso adelante en su progresión y acompañan al Captain Fantastic en el medio campo, aportando tanta calidad como esfuerzo.

Gerrard marcando de penalti, inclinándose menos que Di María / Foto cortesía de winnipegfreepress

Y arriba, la dinamita, la pólvora, los que se encargan de hacer trizas a sus rivales partido sí y partido también. Sterling, la joven promesa de origen jamaicano aporta el plus de velocidad y cambios de ritmo que todo equipo necesita. Sturridge, tras no terminar de explotar en el Chelsea, ha superado todas las expectativas, aprovechando su olfato innato de gol, que le han hecho imponerse a otros delanteros como Wellbeck en la carrera por la titularidad en la selección inglesa. Y por último, el más importante. Un tío que desde que empezó esta presente temporada puede hacer palidecer a Messi y Cristiano Ronaldo en una comparación individual. Un tío que lleva 29 goles en liga sin tirar un solo penalti (si lo hubiese hecho estaríamos hablando ya probablemente de el mayor goleador de la historia de la Premier). Un tío que, de jugar el Liverpool la Champions ahora mismo no se postularía como principal candidato a la Bota de Oro, sino también al Balón de Oro. Tiene una técnica individual insultante, una precisión y potencia de disparo infalibles. Es rápido, fuerte, juega en equipo y pelea cada balón como si fuese el más importante, sea el minuto 3 o el 94. Estamos hablando, obviamente, de Luisito Suárez, quien ha superado por fin sus problemas de conducta y se ha centrado en el fútbol. Y él ha sido el mayor artífice de que en Anfield Road puedan soñar a día de hoy con la consecución por fin de la Premier League tras un largo, largo, periodo de sequía. Hoy líderes, tras vencer al Manchester City, son el único equipo de la liga que depende de sí mismo para ser campeones. Una victoria que supone otro paso más, lento pero seguro, hacia el sueño que tantos años lleva sin cumplirse, y que tantos años llevan esperando a orillas del río Mersey.

(magen destacada cortesía de biobiochile.com