Susana Rodríguez: “En la recta de meta decidí no volver a dejar el deporte”
Entra en el bar con una sonrisa. Fue difícil quedar con ella porque sus días se esfuman entre apuntes y entrenamientos. Su sencillez contrasta con sus méritos deportivos. Campeona del mundo de triatlón en Auckland en el año 2012 y subcampeona del mundo en Londres el año pasado. Casi abandona el deporte en 2008 tras una mala experiencia que la llevó a no poder participar en los Juegos de Pekín. Pero Susana volvió y lo hizo más fuerte que nunca. Ha conseguido superar todas las dificultades. El bajo porcentaje de visión que tienen sus ojos no ha hecho más que actuar como revulsivo. Hizo Fisioterapia en Pontevedra y ahora estudia Medicina en Santiago de Compostela. Diez letras: superación. Cuatro palabras: Susana Rodríguez, esfuerzo, ejemplo.
Nos remontamos al pasado, ¿cómo fueron tus inicios en el deporte?
Empecé a ir a actividades extraescolares como natación desde muy pequeña. A nivel competición fue gracias a una profesora de la ONCE que me daba clases una vez por semana e intentaba que aprovechase lo que tenía de visión lo máximo posible. Cuando tenía diez años, llegó y me dijo que iba a haber en Madrid unos Juegos escolares para los niños de la ONCE de toda España. Serían cinco días y habría unas pruebas de selección porque sólo podían ir quince. Nunca había estado tanto tiempo fuera de casa pero acepté sin pensarlo. Me hicieron las pruebas y vieron que tenía buenas condiciones. Ese año y el siguiente fui a esos Juegos escolares. Dos años después empecé en un club de atletismo.
¿Cúando empezaste en el triatlón de forma profesional?
Fue un poco de rebote. Estuve haciendo atletismo hasta el 2008. Ese año tenía marca para ir a Pekín a los Juegos en los 100 metros pero sólo había seis plazas. Éramos siete y me quedé yo fuera por diferentes razones: por mala suerte y porque soy de Galicia. Me fastidió mucho porque llevaba tres años entrenando para eso. Me desmotivé y estuve dos años sin hacer nada. No aceptaba ni propuestas de carreras populares. Un día en el 2010 estaba en la página de la Federación Española de Triatlón y tenía una pestaña de paratriatlón. No sabía que existía el triatlón para personas con discapacidad. Vi que un mes y medio después había una competición en Gijón de duatlón que es correr, bici y correr de nuevo. Me pareció un buen reto. Una amiga vino de guía, conseguimos un tándem muy pesado y practicamos por Santiago. Fuimos a Gijón y, aunque no hicimos muy buen tiempo, acabamos. En la recta de meta decidí no volver a dejar el deporte. Fui a más carreras y entrené cada vez más horas.
Se me juntaron muchas cosas y no quería saber nada del deporte
Volviendo a ese momento en el que pensaste en abandonar, ¿qué hubo en tu interior que te impidió escapar del deporte?
Con lo de Pekín me di cuenta de lo malo del deporte. Hay gente que se esfuerza mucho y no siempre obtiene resultados. Se me juntaron muchas cosas y no quería saber nada del deporte. Aquel día en Gijón volví a sentir gusto por la competición. Estaba negándome a hacer algo sólo por cabezonería. Después de esa vinieron otras carreras mucho más importantes como ganar el Mundial en Nueva Zelanda pero Gijón fue casi igual a ese día. A veces hay cosas que no son tan grandes pero te pueden tocar muy hondo.

Susana Rodríguez y su guía Mayalen Noriega en el Mundial de Auckland 2012, donde quedaron primeras
2016. Río de Janeiro. Tienes la oportunidad de participar por primera vez en unos Juegos. También será el debut del triatlón paralímpico. ¿Cómo enfocas ese momento?
La clasificación para Río será difícil porque hay treinta plazas femeninas entre todas las categorías de las distintas discapacidades. Tiene que haber representantes de al menos tres continentes y la mayor parte estamos en Europa que es donde hay más nivel. Así que aquí vamos a tener que pelear mucho. Me lo planteo como un sueño, especialmente por lo que me pasó con Pekín 2008. Los Juegos son cada cuatro años, hay menos oportunidades de competir y de ganarlos: son especiales. Voy a aprovechar las opciones de clasificación hasta el último momento, ahora mismo no es fácil pero sí factible. Aun así, no quiero dedicar mi vida a eso porque después puede fallar y se pasa mal.
¿Cuáles son las diferencias más decisivas entre los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos?
Primero, los Olímpicos tienen más deportes y más deportistas. El deporte paralímpico tiene una serie de obstáculos a los que hay que enfrentarse durante toda la vida. A nivel mediático los Olímpicos mueven al mundo. En Londres había una diferencia abismal de acreditaciones de prensa entre unos Juegos y otros. Que un deportista olímpico gane un oro se valora diez veces más tanto a nivel social como económico. Además, ahora el nivel en el deporte paralímpico ha subido mucho por lo que hay que entrenar casi lo mismo. Hace unos años alguien que entrenaba dos horas por día podía ganar unos Juegos, ahora no.
Hablabas sobre la importancia social. ¿Piensas que el triatlón y el paratriatlón tienen un número considerable de aficionados?
Depende de los sitios donde se compita. Eso sí, he escuchado muchas veces que la gente que ve una carrera de paratriatlón quiere repetir. Es sorprendente ver a alguien con las dos piernas amputadas haciendo un triatlón, me parece admirable. En Pontevedra ha habido grandes campeonatos de triatlón y, si corre Javier Gómez Noya, hay mucha gente. Incluso también en el paratriatlón. Este año en las Series Mundiales en Madrid corrimos después de los chicos y en la entrega de medallas estaban los familiares y los voluntarios. En Nueva Zelanda hay mucha tradición y había mucha afición viendo la carrera en 2012, el año pasado en Londres menos. Entiendo que no mueva tanto pero hay veces que no es normal.
Veo que los medios tienen tendencia a vender lo morboso dejando de lado los resultados
¿Y en cuanto a la cobertura informativa?
En Galicia no me quejo porque el triatlón, pese a ser un deporte minoritario, está bastante promovido. Supongo que influye que esté Javi y antes Iván Raña. La prensa siempre que tengo que competir me llama y se interesa. A nivel nacional todavía no ha explotado. De vez en cuando hay noticias de algún deportista con discapacidad que ha hecho un Ironman, en cambio, no se dice nada de un Mundial. Veo que los medios tienen tendencia a vender lo morboso dejando de lado los resultados.
En tu experiencia personal, ¿cómo compaginas los estudios con el deporte?
Es difícil. Aquí en Santiago la Universidad tiene un programa para deportistas de alto nivel que te facilita las posibles incompatibilidades con fechas de exámenes y así. Intento usarlo lo menos posible porque prefiero hacer las cosas con el resto. Es complicado porque tanto Fisioterapia antes como ahora Medicina tienen muchas horas de prácticas. En Medicina el nivel de apuntes es brutal. A mí me gusta mucho y saco tiempo de donde sea aunque a veces tengo que sacrificar cosas como ir a fiestas con mis amigas. Si sales de noche y al día siguiente vas a clase, por la tarde no entrenas dando lo máximo.

©Ana Priegue
¿Cuáles son las mayores trabas que te has encontrado?
Pues Fisioterapia es la típica carrera que hace la gente de la ONCE porque casi todo lo puedes hacer con las manos. Cuando me planteé lo que siempre me había gustado, Medicina, sabía que venía a una carrera que no es el prototipo. En España sólo hay una persona con deficiencia visual grave que la haya acabado. Tengo que explicar que veo mal, que necesito un examen con letra más grande, más tiempo para pasar las respuestas… Muchas veces la gente pregunta: ¿qué haces estudiando Medicina? Hay que dar muchas explicaciones, yo doy las que sea y pienso que si viene alguien en las mismas circunstancias ya lo tendrá más fácil. Tuve un profesor que hacía esquemas en la pizarra sin explicar las cosas y yo no me enteraba. Le pedí si podía comentar el esquema en voz alta y contestó que llevaba muchos años dando clase de esa forma como para cambiarla. Son anécdotas porque en global la experiencia es muy positiva.
De dificultades en los estudios a las complicaciones económicas. ¿Con qué ayudas cuentas?
El plan ADO (Asociación de Deportes Olímpicos) paralímpico de 2016 que es una beca mensual buena para mí y para mi guía. Nos ha sacado de muchos apuros porque hasta Auckland tuvimos que poner mucho dinero ya que el deporte no era paralímpico y nadie quería dar ayudas. También tengo una beca de estudiantes de Iberdrola y otra de Universia para estudiantes con discapacidad. Ahora no me puedo quejar pero al principio fue muy duro. El triatlón es un deporte caro. Tengo algunos patrocinadores de material pero no demasiados. En el deporte paralímpico tenemos que tener buenos resultados año a año para mantener la beca y sólo nos valoran el Campeonato del Mundo. Si ganas el Europeo y quedas cuarto en el Mundial, se van las ayudas.
Mirando al futuro, ¿en qué momento dirías “hasta aquí, ya he conseguido lo que quería”?
Por mi forma de ser creo que nunca lo diría. Cuando haga la especialidad no voy a entrenar el mismo número de horas pero igual sí puedo ir a una carrera popular u otras cosas. Detrás de un objetivo siempre hay otro.