Hollis Thompson, Philadelphia y la realidad del tanking

15 victorias y 48 derrotas marcan el récord de Philadelphia 76ers a día de hoy, penúltimo equipo en la clasificación de la NBA tan solo por delante de los masacrados por las lesiones Milwaukee Bucks (13-51). Una mala temporada derivada de una reconstrucción o una mala planificación deberían ser el motivo de este desastre, sin embargo, cuando analizamos la racha actual (17 derrotas consecutivas) y los últimos movimientos en la plantilla, algo choca, puesto que el equipo ha regalado a dos de sus tres mejores jugadores, Spencer Hawes y Evan Turner, a cambio de “nada”, y tan solo uno de sus jugadores en activo (Thaddeus Young) actualmente supera los 4.000 minutos disputados en la NBA (un jugador que disputase una temporada regular entera en la NBA con sus 82 partidos disputaría 3.936 minutos).

Estos datos, unidos al análisis que podemos llevar a cabo de la plantilla (pues aparte de Michael Carter-Williams, Thaddeus Young y los lesionados Nerlens Noel y Jason Richardson, el resto son descartes de otros equipos), podemos afirmar sin ningún tipo de duda que Philadelphia 76ers está como se dice vulgarmente tankeando. En otras palabras, el equipo está jugando a perder.

En los últimos años, el fenómeno del tanking ha crecido exponencialmente en los deportes con ligas cerradas y draft de orden inverso, volviéndose especialmente notorio en la NBA. Así, muchos equipos han jugado a perder cuando han visto que sus opciones de entrar en playoff eran nulas, con el fin de acabar lo más abajo posible en la tabla. De esta forma, los equipos se garantizaban elegir más arriba en el draft, con el beneficio a priori de poder escoger una mejor promesa y adelantarse a sus competidores.

En los últimos años el “tankeo” se ha vuelto cada vez más habitual. Así, cuando un equipo se ha visto sin opciones de nada ha comenzado radicalmente a perder con el fin de escoger más arriba en el draft

Pero si analizamos esta temporada, podemos asegurar que hemos observado un cambio aún más drástico en el planteamiento de algunas franquicias. Ante el previsible buen nivel del draft 2014, varios equipos han comenzado desde principio de año con una consigna clara: perder, perder y perder. Este sería el ejemplo de Philadelphia 76ers, un equipo limitado que desde el principio opositaba ya en las quinielas iniciales a terminar como último clasificado. Pero comenzó la temporada y el equipo, lleno de coraje, ganó partidos. Hace apenas un mes, su récord de  15 victorias y 31 derrotas alejaba al equipo de la proyección inicial de quedar como último clasificado y lo enviaba al séptimo lugar por la cola. Algo que desde la gerencia no podían permitir. Así, traspasaron las piezas anteriormente mencionadas y el equipo comenzó verdaderamente a perder. Y así seguirá hasta final de temporada, logrando casi seguro el último o penúltimo puesto en la clasificación. La dirección técnica habrá cumplido el objetivo, los jugadores creemos que no.

Hollis Thompson no llega a taponar un tiro de Vince Carter | Fuente: zimbio.com

Hollis Thompson no llega a taponar un tiro de Vince Carter | Fuente: zimbio.com

Porque en este punto es necesario precisar que el tankeo, por mucho que hayamos leído en los últimos tiempos, no lo llevan a cabo los jugadores sino la parcela directiva. Pondré un ejemplo concreto de Philadelphia 76ers para aclarar el concepto. Posiblemente muchos no conozcáis a Hollis Thompson, pero este alero rookie es, desde el traspaso de Evan Turner a Indiana Pacers, el 3 titular en Philadelphia. Un jugador de primer año, no drafteado y que en poco más de 20 minutos esta temporada promedia unos números de 5,8 puntos y 3,4 rebotes. Con un sueldo rozando el mínimo de la NBA de 490.180 $ está disfrutando de la oportunidad de intentar vivir su sueño baloncestístico en la mejor liga del mundo. ¿Alguien cree que Thompson no va a dar los mejor de sí para intentar ganarse un nuevo contrato para el año próximo? La NBA es efímera para muchos, y el 99,99% de los jugadores lo que quieren es permanecer en ella lo máximo posible. Sí hay, en cambio, entrenadores cuyas decisiones son más que discutibles en este aspecto, en especial cuanto más se acerca el final de temporada, pues alentados por la directiva se deciden a sentar (con lesiones fingidas) a sus mejores hombres en últimos partidos de la temporada con el fin de perder.

Pero volviendo a Thompson, un ejemplo del currante que debe buscar su puesto en la liga, no es el único caso en Philadelphia. Elliott Williams, Lorenzo Brown, Henry Sims, James Anderson, Byron Mullens, Brandon Davies, Jarvis Varnado, Eric Maynor o Arnett Moultrie están en una situación similar. ¿Acaso creéis que son demasiados jugadores en esa situación? Pues tantos como para perder 17 partidos consecutivos y los que restan.

Vistos precedentes de la liga en lo referente a competitividad como la sanción a San Antonio por no alinear a sus “estrellas”, extraña que la NBA no haya tomado aún medidas respecto al “tankeo”.

Y si algo extraña en esta situación es que la propia liga, en especial el nuevo comisionado, aún no haya tomado cartas en el asunto. Porque si bien Philadelphia no está infringiendo ninguna norma (cubre el límite salarial, alinea el número de jugadores reglamentarios por partido, etc.), el precedente de la NBA respecto a competitividad es firme. Partiendo de que no tiene nada que ver y no es para nada el mismo caso, recordemos por ejemplo el partido de la temporada pasada que enfrentó a San Antonio Spurs contra Miami Heat. En él, Gregg Popovich, el entrenador de San Antonio, decidió dar descanso y sentar en ese partido a Tim Duncan, Danny Green, Manu Ginobili y Tony Parker, cuatro de sus mejores hombres, una actitud que en el fútbol español vemos habitualmente cuando algún equipo se enfrenta a Barcelona o Real Madrid ya que al jugar frente a un equipo superior, es habitual dar el partido por perdido y reservar jugadores para partidos venideros. Nada fuera de la norma si nos atenemos a que quienes jugaron eran miembros de la plantilla que podían hacerlo tanto como los otros. Pero la liga multó al equipo texano con 250.000 $, creando un precedente con algo mucho más leve que jugar descaradamente a perder. Y creedme, Hollis Thompson juega para ganar y lograr un nuevo contrato que le permita arreglar la vida con el baloncesto, pero el nivel de su equipo difícilmente daría para terminar entre los cinco mejores en la ACB.

El ejemplo que hemos comentado de Philadelphia 76ers quizás es el más claro de tankeo institucional, pero en esta temporada los casos han sido múltiples: Orlando Magic, Los Angeles Lakers, Utah Jazz y Boston Celtics también han jugado a perder, pero al menos todos ellos (salvo los Lakers) cuentan con una base sobre la que crecer y a la que no se le podía exigir mucho más. El caso del equipo californiano es distinto, ya que las lesiones les han masacrado y factores como la moral están por los suelos (hace poco, de hecho, han su derrota más dura en la historia ante sus vecinos los Clippers).

Pau, uno de los damnificados por el tanking de Lakers esta temporada | Fuente: borntodiscovery.es

Pau, uno de los damnificados por el tanking de Lakers esta temporada | Fuente: borntodiscovery.es

Sin embargo, otros casos de tankeo son mucho más inentendibles. Sacramento Kings, por ejemplo, empezó con una idea clara de perder, sin embargo, hartos de la cantinela de siempre, en mitad de la temporada optaron por traspasar jugadores y lograr a Rudy Gay y Derrick Williams para terminar, un año más, en tierra de nadie. Cleveland optó por un planteamiento diferente pero con igual final: formar un buen equipo para playoffs, fracasar en ello y comenzar a tankear. Sin embargo, una buena racha les permitió volver a ver la luz y consiguieron a Luol Deng para luchar de nuevo por entrar entre los ocho mejores de la Conferencia Este en una falta de criterio y lógica aplastante. Aun así, estos casos no son los más sangrantes, pues ese lugar queda reservado para las dos sorpresas positivas de la temporada: Phoenix Suns y Toronto Raptors.

En primer lugar, hablaremos de los de Arizona. Un equipo que venía de naufragar estrepitosamente con Beasley como referente y cuyas aspiraciones este año de entrar en Playoffs si jugaban a ganar eran a priori inexistentes. Unamos eso con el que se prevé gran draft 2014 y tenemos la clave del planteamiento inicial del equipo: jugarían a perder. Así, regalaron a sus referencias (el propio B-Easy, Scola, Gortat), ficharon a un entrenador novato y se plantearon crecer a partir de los jóvenes (Bledsoe, Len, los Morris). Con esos mimbres, el equipo era fácil prever que ocuparía una de las últimas plazas de la liga. Lo ideal para reconstruir. Sin embargo, el equipo comenzó enchufado y poco a poco fue encadenando victorias. Jugadores como Dragic, Gerald Green, Plumlee o Tucker dieron un paso adelante y comenzaron a jugar mejor que nunca. Que el equipo entre en Playoffs es hoy en día una posibilidad real. Pero hay un problema: al equipo le falta un anotador interior. Se habló de Gasol. Aunque en verdad quizás echan de menos a Scola o Gortat, unos jugadores regalados por la idea predefinida del tankeo. ¿Seguro que funciona eso de tankear desde el inicio?, se preguntarán muchos ahora.

Otro caso paradigmático es sin duda, Toronto Raptors. Con Lowry, DeRozan, Gay o Valanciunas en el equipo era fácil adivinar que el objetivo eran los Playoffs. Pero con el hambre de destrucción de su director general, Masai Ujiri, y con las sospechas sobre el rendimiento real de Gay y un Lowry en un último año de contrato, surgían las dudas. Además, el previsible número 1 del draft 2014, Andrew Wiggins, era canadiense. Todo dependía del inicio de temporada y, en una pésima Conferencia Este, el equipo pronto se posicionó tercero. Sin embargo, visto el nivel de Indiana Pacers y Miami Heat, ser 3º parecía que no ayudaba y el equipo pronto traspasó a Rudy Gay y se movió para hacer lo propio con Lowry. Al final, el traspaso de Lowry (gran temporada la suya) no fructificó y el equipo sigue 3º, tras intentar hasta casi el último día de traspasos (hace unas tres semanas), empezar a caer en el draft. ¿En serio vale la pena perder un título de División y un más que posible tercer puesto en una Conferencia por una hipotética elección de draft? ¿Perder para en un futuro quizás optar a ganar? Sinceramente creo que no.

Y si Wiggins no termina siendo tan bueno… ¿Ha valido la pena?

Si miramos los mejores conjuntos actualmente en la NBA muy pocos se han hecho vía draft. Tan sólo uno (o ninguno) de los principales jugadores de los mejores equipos han llegado vía puestos altos de pasados drafts, a la vez que elecciones pésimas se acumulan año tras año (saludos a Kwame, Olowokandi, Thabeet, Tskhitishvili o Marvin y Derrick Williams desde aquí). Así, San Antonio cuenta con Tim Duncan vía puestos altos del draft, Clippers con Griffin, Miami con Wade y Oklahoma y Portland forman la excepción con Westbrook y Durant y Aldridge y Lillard respectivamente. Luego Indiana no tiene ninguno (pues Hibbert y George son elecciones “tardías” –del número 10 para abajo−) y Houston tampoco.

Por lo que vemos, un método demasiado arriesgado para intentar vencer. Porque si analizamos los fracasos son muchos: Clippers ha malgastado elecciones en el top-10 durante años (Olowokandi, Korolev, Al Thornton, etc). Charlotte ha hecho lo propio prácticamente desde su creación (May, Morrison, Kidd-Gilchrist, Biyombo e incluso Okafor serían ejemplos válidos). Incluso Minnesota si obviamos a Love ha dado palos de ciego con elecciones muy altas (Flynn, Derrick Williams, Wes Johnson, Foye). En el siguiente gráfico adjunto las elecciones de los últimos diez años para que analicemos esto con más calma.

Fuente: elaboración propia

Fuente: elaboración propia

Esto nos permite sacar varias conclusiones:

  • Menos del 50% de los jugadores escogidos en el draft cumple las expectativas. Una cifra muy pobre en cuanto a la seguridad de ganar tras tankear.
  • De los últimos 30 jugadores top-3 del draft, tan solo 9 se han convertido en estrellas de la liga y no hay visos de que ninguno más lo haga.
  • Si ampliamos al top-5 del draft, tan solo 12 de las 50 promesas elegidas son estrellas de la liga. Un porcentaje inferior al 25%, lo que da a entrever muy pocas posibilidades de éxito. Esto indica que elegir más abajo del top-3 del draft garantiza muy poco.
  • En cambio, de estas mismas 50 promesas, 20 han fracasado estrepitosamente en la liga, ofreciendo mucho menos de lo que deberían por su puesto. Esto es el 40%, un riesgo a mi modo de ver demasiado alto para estar hablando de un top-5.
  • Si cogemos el top-10 de los últimos 10 años, tan solo 14 de los 100 jugadores han cambiado el rumbo de sus franquicias. Una cifra demasiado baja para deshacer un bloque por una lotería (ej: Philadelphia).

Las cifras anteriores sobre elecciones de draft posiblemente no indiquen ninguna relación directa con las decisiones que algunos equipos toman al “tankear”, y sí que lo que hagan sea hablar muy mal de los encargados de escoger a las promesas en el draft, sin embargo, no hay duda que si estadísticamente es muy difícil acertar en estas elecciones, la figura del “tankeo” para elegir en puestos más altos se vuelve cuestionable, ya que un error, algo muy probable, desterraría el proyecto desde su comienzo.

Con esto, no quiero decir que haya equipos que en vistas de estar en media tabla sin posibilidades de crecer no hagan bien en librar contratos caros y tóxicos, pero sí quiero criticar a aquellos equipos que sin proyecto intentan perder en busca de una promesa que les salve. Quien no banque este artículo posiblemente esté pensando en Oklahoma con Durant, Westbrook y Harden, números 2,4 y 3 del draft en años consecutivos. Unas grandiosas elecciones, que además casaban con la idea de proyecto joven del equipo. Sin embargo, es muy difícil acertar tres años consecutivos y así se da que es un caso único.

Oklahoma con Westbrook, Durant y Harden es la excepción que cumple la regla. Años atrás fue lo contrario con Swift, Petro y Sene

Al final, posiblemente el “tankeo” tenga los años contados porque en algún momento se tomarán medidas para combatirlo, pues la competitividad (relativa, obviemos el tamaño de los mercados) es la norma en la liga, y casos como el de Philadelphia sean penados con sanciones deportivas. Sin embargo, de momento, debemos vivir con una moda asentada, que si bien tiene un ideal competitivo bueno por parte de las franquicias, con el paso de los años ha perdido el sentido, siendo ejercido por algunos equipos en un bucle infinito de fracasos que no hacen más que restar valor a la liga. Porque un “tankeo” como idea dentro de un proyecto puede salir bien (San Antonio, 1997. Tim Duncan) pero un proyecto basado en el tankeo es imposible que lo haga.

Foto de portada: bleachereport.net