German Campos: “Todo proyecto educativo debería preguntarse para qué educamos”

¿Hay alternativas al tedio que sufren los alumnos en la escuela? ¿Existe otra forma de aprender que memorizar ideas a base de repetirlas una y otra vez? La educación prohibida es un documental argentino que tuvo éxito porque invita a pensar de una manera muy diferente. Germán Doin Campos es el director de esta película. Él argumenta que hay muchas formas de resolver los problemas de la educación convencional. Al investigar las escuelas alternativas se dio cuenta de que no solo es teórico. “Esto tiene cien años y funciona”, afirma. Doin Campos defiende que los jóvenes que han vivido esta experiencia aprenden de una manera más significativa y se forman para ser personas libres, no simples trabajadores.

¿Educación es lo mismo que escuela?

Es una aclaración que muchos de los estudiosos y teóricos de la educación se hacen. Educación y escuela son dos cosas distintas, la gente que estudia la educación lo sabe. El problema es que la cultura general y la gente, digamos común, y los políticos y sus discursos, tienden a unificar la idea de educación y de escuela. Entonces muchas veces se entiende que la única forma de educación que existe es la que provee la escuela. Es un problema que tiene que ver con el significado de las palabras. Además, se generaliza y muchas veces se entiende que solo hay una escuela, que es la escuela que tiene exámenes, notas, calificaciones, que sigue un currículo oficial… esto es lo que se entiende por escuela. Cuando de hecho hay otros modelos de escuela. Yo soy un investigador de escuelas alternativas y conozco muchas diferentes. Lo interesante es visitarlas, mirarlas y conocerlas. Este tipo de experiencias necesitan ser vividas, no solo discutidas, para darse cuenta de que resuelven conflictos que la escuela convencional ni se acerca a resolver.

En la película documental La educación prohibida se hace hincapié desde el principio en cómo aprendemos. ¿Podrías decir cómo funciona el aprendizaje a grandes rasgos?

Desde muy pequeños aprendemos de la realidad, explorándola, y conociendo el mundo a través de los sentidos. Luego aprendemos relacionando hechos de la realidad con el debate y la discusión. Y en última instancia, en la etapa adulta, aprendemos teóricamente o a través de las reflexiones de otros. Siempre es un proceso muy comprometido, que implica voluntad, interés y participación. Basándonos en esto, ¿estamos relacionando y aprendiendo a través de lo que vemos, conociendo y experimentando el mundo a través de los sentidos para después compartir ideas o estamos aprendiendo teórica y memorísticamente? Después una  segunda pregunta es si las personas están interesadas en aprender. Porque si observamos el aprendizaje nos damos cuenta de que es imposible si una persona no tiene interés. También es bastante difícil si esa persona no ha elegido ni ha tomado decisiones, ni ha sido parte de ese proceso de aprendizaje.

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Aparece una frase de Pablo Freire en tu película que me llamó mucho la atención. Él dijo que estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas. Pero, ¿cómo pueden hacer los profesores para impulsar ese aprendizaje a partir de ese descubrimiento de conocimientos?

Los mecanismos son muchísimos y muy variados, y creo que todavía hay muchas formas por inventar. Dependen de cada espacio, de cada lugar y de cada filosofía en la que se encuentren. Lo que es interesante es saber que es posible, que existe. Las experiencias de las escuelas alternativas prueban que así es. Muchas lo que hacen  es replantear críticamente la posición del maestro, esa persona que supuestamente es el portador de conocimiento. El maestro parece que viene de hecho, pero ellos piensan que es una persona que puede ayudar a los alumnos en ese proceso de crear conocimientos, de crear y recrear las ideas, como dice Freire.

¿Pero si apenas da tiempo a enseñar los contenidos en un año entero, como daría tiempo si los alumnos tienen que aun encima descubrirlos?

Es una pregunta curiosa. La cuestión es que el temario oficial es el resultado de una mezcla de cosas que van agregándose y quitándose conforme pasan los años. Lo que sucede es que generalmente nunca se llega a dar todos los contenidos, porque al fin y al cabo es un ideal. Y si se dan, seguramente la profundidad en la que esas personas aprenden es bastante dudosa. Muchas experiencias de educación progresista no le suman al temario más participación u otras modificaciones, sino que directamente lo desarman. Después lo rearman y lo reinterpretan mediante una visión de aprendizaje significativo, desde un punto de vista más local y particular. Esa es la esencia, luego hay matices porque no todas las escuelas diferentes son iguales. En el mejor de los casos aprenden lo mismo y mucho mejor, en otros casos aprenden menos cosas pero las aprenden bien. En cualquier caso, es lo contrario a este supuesto aprendizaje que creemos o asumimos que sucede en la escuela, pero nosotros mismos vemos que es un proceso memorístico y no otra cosa.

Basándonos en el temario como una guía, ¿quién debe tomar el control sobre los contenidos que se quitan o se ponen?

Yo estoy convencido de que el temario lo tienen que decidir los profesores, los alumnos y la comunidad. Los contenidos no deben ser elegidos por tecnócratas y burócratas. Creo que ese es de los errores y problemas más grandes que tiene este sistema educativo. Pero sí creo que tiene que haber guías, sugerencias, espacios con algún tipo de orientación. Aún así, las experiencias tienen que gestionarse desde abajo hacia arriba, respondiendo a necesidades reales. Son muchas las escuelas alternativas que no tienen tantos problemas con los contenidos, sino con el poco espacio que dedica el currículo a otras necesidades humanas. Por ejemplo, el desarrollo emocional y otro tipo de aprendizaje más humano, los valores de comunicación colectiva o cooperación con los demás. Tampoco suelen prestarle atención a la producción artística y a la creatividad. Al no incluir estos espacios vitales de sensibilización, se niegan y se ignoran. Esa es la verdadera lucha que tienen las escuelas alternativas con el currículo convencional.

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¿Añadimos o quitamos asignaturas para incluir estos contenidos?

Partes de la ideas de los horarios y asignaturas. Yo he visto escuelas donde no tienen horarios ni asignaturas, donde estos contenidos están en todo el proceso de vida, en todo el año, pero no en sus horas concretas. Eso es posible, lo que pasa es que es muy diferente a la forma que tenemos de escuela. La idea no es crear un horario para estos elementos más vinculados a lo humano, a lo artístico, a lo emocional y a las personas. Es contraproducente. La idea es que todo ese sistema pedagógico la estructura de clases esté atravesada por esa forma y por ese sentir.

Uno de los problemas más grandes de este sistema educativo es que los contenidos son elegidos por tecnócratas y burócratas.

Háblame de la educación holística de Miller.

El concepto de educación holística es más bien un metaconcepto. Lo que dice es que es necesario un concepto que unifique la educación alternativa, es decir, sus elementos. No es un método particular, sino experiencias que consideran al niño, al ser humano y al aprendizaje como un todo global. El eje es que estas experiencias no toman decisiones solo basadas en las necesidades del mundo del trabajo, sino que tienen en cuenta otros aspectos más vinculados a la sociedad, la cultura, la economía, siempre con una visión global.

¿La educación alternativa es viable?

Sí. Y un poco el objetivo de la película era mostrar no solo que había otros tipos de educación, sino otros tipos de escuela. No estoy hablando de escuelas privadas carísimas, pero dentro de la historia de la educación alternativa, hay muchísimas prácticas y mecanismos que pueden resolver problemas de la educación convencional. De hecho, muchos sistemas educativos importantes han decidido optar por algunas de estas ideas. Por ejemplo, sin ir más lejos el sistema educativo finlandés, reconocido por su éxito. Ha eliminado los exámenes en los primeros años de escuela, no hay clases expositivas, los aprendizajes son atravesados por acción y los resultados siempre son positivos. No tienen lo que ustedes llaman parvulario, la educación pública empieza a los siete años. Otro elemento es que el sistema está descentralizado: las decisiones sobre qué y cómo se hace se dan dentro de cada escuela, no se hacen desde un ministerio de educación. Muchos de los métodos del sistema educativo finlandés están sacados de experiencias concretas, Montessori o Waldorf, por ejemplo.

¿Qué puedes decir del método de Montessori?

En las escuelas Montessori los profesores tienen la convicción de que los niños aprenden mejor viéndose con la realidad. Los niños están agrupados en salones de edades, donde hay materiales y objetos para aprender diferentes cosas. Pueden parecer juguetes de madera, pero son materiales de aprendizaje. Por ejemplo, aprenden matemáticas, historia o los nombres de los países del globo al manipular estos objetos. El trabajo de los adultos en este espacio es acompañar a los niños. A lo largo de tres años, el niño acaba aprendiendo todo lo establecido por el currículo oficial. Esto es en parte gracias al acompañamiento de los adultos en este proceso, donde el niño elige con qué materiales quiere aprender en cada momento. El profesor también está ahí para prestar ayuda, presentar el material, ampliar información. Ahí se da una relación de búsqueda de conocimiento por parte del niño, extrae información por él mismo, algo que sin duda es beneficioso para su desarrollo.

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¿Y de Waldorf?

Tienen un modelo más parecido a las escuelas que nosotros conocemos, pero hace mucho hincapié en las necesidades más emocionales. Una propuesta de este tipo de escuela es que los niños tengan la misma profesora hasta séptimo. Así esta profesora es como su segunda madre, los acompaña en este proceso hasta que los conoce en profundidad y terminan con un vínculo emocional. Critican de la escuela convencional que un niño en una hora al día de cada asignatura no puede seguir su hilo conductor. Por eso otra propuesta es dividir el temario por meses. Por ejemplo, un mes entero de matemáticas. Todo ese mes se observa y se juega con las matemáticas, así se puede experimentar con ellas. Se organizan de otra forma con las materias centrales para aprovechar mucho más las horas de clase. El resto del tiempo los niños están haciendo otro tipo de cosas vinculadas a la producción artística y a la expresión. Así se consigue que se desarrollen como personas y que los contenidos de las asignaturas queden más arraigados.

¿Y qué me puedes decir de la escuela democrática?

Las escuelas libres o democráticas son espacios que funcionan, es más, en España hay algunas, principalmente en la zona de Cataluña. La más antigua y conocida es Paideia. Se diferencian de la escuela convencional en que cuando los niños llegan no tienen que asistir a una clase, ellos pueden elegir qué hacer. Pueden pasar tiempo fuera, preparando alimentos, haciendo huertas u otras actividades. O pueden estar dentro, aprendiendo solos o con un grupo y un maestro. Los maestros están ahí para asistir a los niños, para acompañarlos. No hay recreo ni campana. Lo que hay son niños eligiendo en qué momento quieren aprender y en qué momento no. El día a día de la escuela se vive casi como un hogar, donde hay diferentes salas y espacios para aprender con diferentes materiales. Las decisiones se toman a través de una asamblea democrática, donde se reúnen los alumnos y los profesores para solucionar algún problema o necesidad. Pasa lo mismo cuando alguien se salta una norma, todos conversan de forma democrática para decidir cómo tiene que saldar su error. Esa sería una experiencia de escuela democrática. Una cosa común de todas estas experiencias es que no existen los exámenes ni las tareas para casa. Funcionan desde hace muchos años, estos tres modelos que te mencioné ahora llevan ya setenta años. No es algo que teóricamente se ha discutido y no se ha hecho, sino que ya se emplean estas experiencias desde hace muchos años.

Todos estos sistemas son muy interesantes para niños pequeños, pero ¿se podrían seguir utilizando los mismos modelos en otras etapas?

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Sí, educación básica, primaria, secundaria y en algunos casos universidades. No solo son para niños pequeños. Las que se están haciendo en España son para niños, pero la verdad es que estos modelos están pensados para diferentes edades, no están pensados de igual modo para siete años ni para diecisiete. Lo que sucede es que cuando los niños llegan a la etapa adolescente viniendo de una escuela democrática, no tienen esos problemas que tienen los de la escuela convencional, ellos tienen esas ganas de aprender. Los profesores se encuentran con alumnos que buscan, que investigan, que usan espacios de discusión y reflexión. Es cómo se aprende en la secundaria, discutiendo, conversando y debatiendo con otros. Visité una escuela hace poco tiempo donde se proponía preguntarles a los chicos qué cosas les gustaría hacer. Por ejemplo, hacer una bicicleta de cero. A través de ese proyecto se pueden aprender muchísimas cosas, una diversidad de temas. Se aprovechan de estos proyectos para aprender distintas disciplinas, matemáticas, biología, física… Son más mayores y mucho más autónomos que cuando tenían diez o nueve años. De hecho, las experiencias más interesantes pertenecen a la etapa secundaria, porque funcionan y se ven los resultados.

¿Algún ejemplo?

Un caso muy interesante se dio en Puerto Rico, una escuela secundaria que solo admitía a jóvenes expulsados del sistema. Aquellos que repitieron muchos años, que habían entrado en el crimen, en la delincuencia, en el narcotráfico… personas que casi habían sido expulsados de la sociedad. Ahí los formaban para tener el titulo de educación secundaria, pero en un modelo democrático. Escuchaban sus problemas y la forma de sanar sus problemas. En ese proceso ellos decidían qué querían aprender, qué es lo que les interesaba y a partir de eso instarles a animarles a aprender otras disciplinas. Hay muchos casos de este tipo de educación. Cuando lo jóvenes ingresan en la universidad tienen otras herramientas muy distintas, toda su vida eligieron cómo querían aprender, y se conocen a sí mismos. Son herramientas muy poderosas y no suelen tener problemas en esa etapa.

¿Estos sistemas se podrían aplicar a la escuela convencional, a nuestro sistema tradicional? Y si se hiciera, ¿los profesores están preparados para asumirlos?

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No creo que se pueda aplicar de la noche a la mañana. Tampoco creo que los profesores estén preparados, no porque no estén preparados para nada, sino que no están preparados para ese tipo de educación. Yo creo que se debe hacer por pasos, con procesos de reflexión, de trabajo y discusión con los profesores sobre esto. Muchos profesores ya están aplicando alguno de estos métodos. De los que me he encontrando, los profesores más interesantes son aquellos que incluían alguno de estos mecanismos, preguntaban a los alumnos qué querían aprender, todo con más participación. Estos profesores están mucho más preparados que otros para adaptar estas experiencias. Lo que sería muy interesante es este tema de la participación democrática. Es decir, de crear espacios para que los alumnos y los profesores sean tenidos en cuenta para la armada de contenidos. Pero no para los siguientes diez años, sino para el momento actual. Tal vez se debería empezar por ahí. Estas experiencias tratan de lograr el empoderamiento, darles voz a las personas sobre su vida y su realidad. Yo creo que ese es el elemento más importante, una vez que tienen eso, que las personas se sienten las autoras de su realidad, es muchísimo más fácil que el día de mañana empiecen a cambiar la realidad. Ese es el primer acercamiento, pero es un proceso que lleva años. Y lo que te decía antes de Finlandia, que hizo el cambio educativo al sistema que tiene ahora, hace 35 o 40 años y empezaron a ver los resultados ahora, cuando pasaron generaciones. Es un proceso lento y de hecho la educación justamente el problema que tiene es eso, es algo muy a largo plazo y muy pocos se animan a cargárselo, dependiendo de decisiones políticas, los gobiernos no duran más de diez años.

Ése es el problema. Los políticos duran muy poco tiempo en el mandato y no les interesa cambiar un problema con vistas a 35 o 40 años.

Por eso nuestra propuesta no es esperar a que los gobiernos cambien la situación, sino tratar de que los cambios vengan de abajo hasta arriba. Queremos llegar a la gente, no al gobierno. La película tenía esa intención. Generar un cambio de conciencia que haga que el día de mañana, por ejemplo tengo la convicción la nueva generación de maestros estén aliñados con estas ideas, porque están en el aire, uno las percibe. Además la tecnología obliga a cambiar las estrategias. Estoy seguro de que los nuevos profesores van a tener las innovaciones tecnológicas tenidas en cuenta. También pensarán en experimentar más allá de las barreras de la escuela oficial, no solo porque nuestra película está ahí, sino porque la discusión está en el aire.

Sí, el tema ya está en el aire. Tienes Reevo, que es una red de educación viva pero, ¿cómo se pueden cambiar de verdad las cosas? ¿Con planes de gobierno, leyes?

Me gustaría como te decía antes, desde abajo hacia arriba, pero no se puede ser tan inocente. Se necesita una acción conjunta y es un largo proceso. Para generar proyectos de ley y transformaciones para convertirse en leyes y políticas públicas, pero para eso es necesario más investigación. Y actualmente hay poca, aunque los estudiantes universitarios ya se están empezando a interesar. Que haya poca investigación en las experiencias de otros modelos de educación hace que sea muy difícil transformar la realidad. Por eso nuestro objetivo es documentar y relevar qué experiencias existen y cómo están funcionando. Generamos esta red, no solo para compartir experiencias, sino para investigar y generar conocimientos. Así se pueden empezar a transformar en una propuesta concreta que se pueda transformar en una política pública, pero es un proceso que lleva mucho tiempo, puede que toda una vida. La intención ahora es aprovechar las redes que pueden acelerar este proceso.

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¿Crees que la población se da cuenta de lo importante que es la educación para el desarrollo social? ¿Y de lo mal que está planteada?

Se dan cuenta de las dos cosas, más de lo segundo. Se da cuentan de que está mal planteada, pero no se acaban de dar cuenta de lo importante que es para su vida. Aquí, en Argentina, muchas de las generaciones de padres han vivido cosas terribles, y saben que si sus hijos tienen una buena formación, van a salir adelante. Por eso no ponen toda la confianza en la escuela, porque hay una cierta duda de que la escuela esté funcionando. El tema es que tampoco hay otra opción o contrapropuesta. De hecho muchos padres que se encuentran con la escuela alternativa como opción se convencen de que es la solución y buscan esa salida. Pero hace falta mucho más trabajo, de hecho, La educación prohibida ha sido una forma de que algunos empiecen a mirar la educación con otros ojos.

Una de las cosas que pasa en España es que la comunicación entre profesores y alumnos es muy unidireccional. No se cambia porque no hay otro modelo y porque es lo más cómodo. ¿Qué opinas?

Yo creo que esa comodidad es el resultado del sistema, porque nos ha educado de forma tal que nos acostumbramos a una manera, a una regla, y ese acostumbramiento genera comodidad, que vayamos por el camino fácil. Es parte de lo que tenemos que lidiar. Tenemos que conseguir que las personas sigan activas e involucradas, aquellos que quieren hacer cosas distintas, que no son cómodas, que sigan creando y sigan conectándose. Tenemos que conseguir que sigan así, si los perdemos a ellos, es posible que perdamos a generaciones enteras. Uno de los objetivos de la película es ese, despertar esas pasiones en los maestros o en los futuros maestros.

¿Crees que el problema es la falta de interés del gobierno o de la población?

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Es un problema heredado de siglos de Historia, no es que la culpa la tenga el gobierno. Pero sí que podemos hacer algo para cambiar las circunstancias y la forma en la que piensa, se vive y en la que se educa. La solución reside entre los que podemos hacer algo para que eso sea posible, los comunicadores sociales, educadores, investigadores… La Universidad tiene el potencial de hacer verdaderos cambios. Pero los cambios en definitiva los tiene que hacer la sociedad, la gente, creando espacios y tomando las escuelas. Me explico. Hay muchos casos interesantes en España de escuelas públicas que fueron apropiadas por maestros y padres que cambiaron los modelos pedagógicos porque no estaban de acuerdo con los modelos imperantes.

¿Y se convirtieron en privadas?

No. Son escuelas públicas, los maestros y los padres se apropiaron de las reglas de la escuela, pero siguen financiadas por el gobierno. Porque el gobierno no puede dejar de financiar una escuela donde están yendo los niños y los maestros. Una escuela solamente por llevar adelante un proyecto pedagógico diferente no se puede cerrar. Hay dos ejemplos concretos muy distintos de escuelas así en España. Por ejemplo en Madrid, hay una escuela que se llama El trabenco de Leganés donde los maestros y padres toman decisiones internas y reclaman su derecho a decidir sobre la pedagogía. Y en Barcelona también existe, se mantienen en el anonimato, donde los maestros decidieron utilizar otra propuesta libre y democrática, ahora están en tensión con el gobierno. En todo el mundo hay toda esta serie de experiencias, en Argentina hay 30 escuelas con un modelo pedagógico alternativo, y hacen todo lo posible por resistirse. Una escuela donde los niños van felices, cumplen todas las expectativas que piden el sistema, los maestros cumplen los horarios, los padres están felices… el gobierno no puede cerrar una escuela así, porque está cumpliendo todos sus objetivos. La revolución y el verdadero cambio vienen de ahí, pero para que eso se lleve a cabo tiene que haber un consenso. Pero es complicado, porque venimos de años de historia donde se nos ha invitado a no agruparnos, a no conocer. Estas escuelas requieren que todos se conozcan entre todos, por eso es mucho más posible que esto suceda en escuelas pequeñas, con comunidades más pequeñas, en lugares más alejados.

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¿Es posible que la superprotección, los prejuicios y la comodidad de los padres frenen las innovaciones?

Sí, sucede mucho. Por eso es muy importante trabajar con la comunidad. Muchas veces los padres quieren la comodidad y seguridad que otorga la escuela convencional. Por eso es un proceso muy paulatino. Muchas escuelas hacen todo un proceso gradual de transformación, empiezan cambiando elementos, van participando los padres y al cabo de diez años tal vez transformarlo, ese proceso debe generar confianza.

En el documental dicen una frase muy llamativa: “todo el mundo habla de paz pero nadie educa para la paz”. Este sistema de competencia produce resultados negativos pero, ¿si no hay sistema de calificaciones como se puede saber quién es apto y quién no?

¿Y quién certifica que un joven por más que responda bien el examen sabe lo que está diciendo? ¿Qué seguridad tenemos? Si lo que sucede mucho es que a los tres meses olvida todo lo que aprendió después de estudiar todo de memoria para un examen. Aunque tenemos ese sistema de competencia, no tenemos la seguridad de que esa persona sabe. Tenemos la seguridad de que esa persona respondió a esa pregunta en ese momento, pero no sabemos si lo memorizó, si lo comprendió, si de verdad sabe lo que escribió… Lo que nos interesa saber no lo podemos medir con exámenes. Este es un problema y cualidad a la vez: el verdadero aprendizaje no puede ser medido, más que por la propia persona. Nadie más que tú sabe cuánto has aprendido. Esto es lo más difícil de aceptar, y aquí vienen las ideas más revolucionarias. Lo que necesitamos construir no es un sistema que acredite quién sabe y quien no sabe, sino formar personas suficientemente honestas y responsables como para asumir qué saben y qué no. Estos mecanismos de competencia de alguna manera nos llevan a hacer trampas, a simular que se sabe cuando en realidad no. Los machetes (chuletas) son el claro ejemplo que esto no funciona. Si ellos recuren a estas trampas deshonestas para poder aprobar, ¿qué esperamos cuando sea un profesional? ¿Cómo sabemos que esa persona de verdad sabe lo que sabe?

“Lo que necesitamos construir no es un sistema que acredite quién sabe y quien no sabe, sino personas suficientemente honestas y responsables como para asumir qué saben y qué no.”

German Doin Campos, director de La educación prohibida / liberandolaeducacion.com

Necesitamos formar personas honestas, personas que si no saben operar a alguien, que no se animen a operar a alguien, que se conozcan lo suficientemente y que sean honestas para cumplir el rol de la sociedad. No solo para ganar dinero, sino para contribuir a la sociedad. Sé que suena un poco utópico. Debemos preguntarnos antes de nada, ¿para qué estamos educando? ¿Cuál es el objetivo? Como dicen muchos tecnócratas de la educación, ¿estamos educando para formar trabajadores? ¿Quiero que mi propia hija se forme para tener empleados, mandar a otros, conseguir un buen trabajo, o para que sea feliz y haga felices a otros? Hay muchas respuestas. Si estamos educando y sabemos para qué, tenemos que pensar una forma de educar que sea coherente con eso. Yo sinceramente pienso que la gente no educa para el mundo del trabajo, sino para vivir en un mundo mejor. Creo que no tenemos que renunciar a eso, sino insistir en que es posible ese mundo. Cuando elegimos modelos de educación alejados de este objetivo, estamos renunciando a este objetivo.

¿Crees que al gobierno no le interesan los cambios, que la educación se basa en formar trabajadores?

Sí, yo creo lo mismo, que el objetivo estatal es formar trabajadores obedientes. Por eso es muy importante que el cambio venga de abajo hacia arriba. Pero tiene que ser algo que se mantenga con el paso del tiempo. El maestro sabe quién es el que sabe y quién es el que no, porque el maestro que conoce a sus alumnos, y sabe quien aprendió y quién no, no necesita una nota para saberlo. Si es comprometido con su trabajo no es necesario ese sistema de competencia para certificar que alguien sabe. No son necesarias las notas, las calificaciones y el sistema de competencia para certificar que alguien sabe.  Los sistemas de evaluación que crean personas sumisas, que se adaptan, que no quieren aprender algo diferente, que solo quieren aprender lo que les dice el Gobierno que deben aprender. Yo creo que todo proyecto educativo debería preguntarse para qué educamos, cuál es nuestro objetivo. En general el objetivo de los maestros son diferentes del Gobierno, porque este último quiere crear trabajadores obedientes. Haciéndote esta pregunta ya dices sé que no quiero educar para eso. Por lo menos ya sabes contra qué quieres ir.

El sistema de Finlandia, ¿es posible en Argentina y en España?

No creo que sea posible. Y tampoco hay nadie que quiera hacerse cargo de ese plan. En Finlandia los diferentes partidos políticos se aliaron en una alianza de educación y acordaron mantenerla aunque se cambiase de gobierno. La cultura nórdica es muy diferente a la nuestra, son mucho más estrictos con sus propuestas.

En cuanto a los contenidos, ¿nacionales o por comunidades? ¿Todos deberíamos dar lo mismo desde Madrid o por comunidades autónomas?

Muchas de estas experiencias critican la idea de que haya un currículo nacional para todo el estado. Critican esa idea porque los niños son diferentes, porque las comunidades son diferentes y las escuelas son diferentes, porque conforman uno propio de cada comunidad. Esto es un debate constante que aun no está resuelto. Yo digo que las comunidades autónomas deberían ser autónomas. Una comunidad es un espacio muy grande, debería ser más federalizado, más democrático pero dentro de la comunidad local, aquí y en todas partes.

¿Qué piensas de rEDUvolution? El libro de María Acaso su interesante propuesta de cambiar las dinámicas del poder.

De hecho estoy esperando a que me llegue el libro, lo encargué pero todavía no me llegó, es un libro muy reciente. He conversado con ella y muchos de los puntos que ella postula tienen que ver con esto que conversamos hoy. Las ideas que menciona son ideas claves en estos modelos educativos que te decía antes, me parece que estamos muy de la mano. Coincidimos en la idea de crear un espacio para que los alumnos se reconozcan como iguales, y donde los profesores que no sean más personas o más importantes, sino solo con más experiencia. Muchas experiencias de educación alternativa siguen esa línea, de no otorgarle tanta autoridad al profesor, por ejemplo las escuelas democráticas.

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Si hay fracaso escolar, ¿es por culpa del estudiante o del sistema?

Las escuelas alternativas no tienen la concepción del fracaso que tenemos nosotros, lo ven como oportunidad de aprendizaje, nunca se habla de fracasos, se habla en otros términos. Si realmente la escuela apoya este proceso de desarrollo, el joven va a buscar otra salida a estudiar. Pero como lo tenemos que hacer todos, hay cantidad de jóvenes que no saben lo que quieren estudiar. La diferencia es que tal vez estos jóvenes que han estudiado en una escuela alternativa van a tener la habilidad para darse cuenta antes cuando algo no es para ellos porque lo vienen experimentando desde muy pequeños. A veces me gustaría nacer de nuevo y experimentar una vida desde una educación libre, porque he visto niños que desde pequeños eligen, empiezan a reconocer sus errores, y cuando llegan a los quince o dieciséis años tienen una capacidad de decisión increíble que el resto no tenemos. Porque nuestra palabra nunca fue tenida en cuenta, siempre estamos obedeciendo y sumisos. En definitiva, entienden el fracaso desde otro punto de vista.

Una cosa que quedó en el aire, ¿no crees que los niños necesitan algo de control?

A los niños no hay que subestimarlos pero tampoco vienen con todas las respuestas, las aprenden del entorno. En una escuela libre no es que los niños y los padres hagan lo que quieran, sino que eligen lo que quieren hacer. Y los niños aprenden de eso. Por ejemplo, si a un niño le dices malas palabras, acabará diciendo él también malas palabras. No porque el niño sea malo, sino porque aprende de las personas de su alrededor. Tú no le obligas a decir eso, sino que lo dices cerca de él. Y el lo adopta pensando que es bueno. Por eso en las escuelas libres los padres y profesores tienen mucha importancia, porque aprenden de ellos. Pero eso en ningún caso es sinónimo de control y sumisión. Lo que es necesario entender es una libertad con responsabilidades. Ahí reside el rol del adulto, en encaminar al niño en los límites de una libertad responsable, no como reglas impuestas por una autoridad, sino como reglas para vivir cómodamente en una sociedad. Todo es un proceso de resolución de los conflictos y siempre dialogando.

Pero los niños son distintos entre sí y no responden al aprendizaje de la misma forma, ¿no crees que esto propicia una mayor desigualdad?

Yo creo que no. Estoy de acuerdo con vos en que todos los niños son distintos, que tienen diferentes formas de aprender, diferentes inteligencias, porque no creo que sean más o menos inteligentes, no creo que la inteligencia se mida en una sola variable. Pero creo que estos espacios que están atravesados por la diversidad, lo que beneficiaría es que aquellos que tengan fortalezas en algún espacio, entiendan sus fortalezas y entiendan también sus debilidades. Creo que eso es clave. Pero ahora, y esto es lo importante, que los niños sean diferentes no significa que haya desigualdad. Desigualdad es cuando hay falta de derechos, cuando un niño puede comer todos los días y otro no puede, cuando un niño tiene acceso al conocimiento y a la escuela y otro no lo tienen. Cuando las condiciones son desiguales, pero cuando los niños son diferentes y no las condiciones, en realidad es cada uno el que pone sus límites. Y en algún punto algunos niños van a poner sus límites aquí y otros en otra área aquí. Pero esto no los hace desiguales. Eso es importante, lo que une y diferencia la diversidad e igualdad.

¿Qué hacemos para implementar la educación alternativa en la sociedad?

En primer lugar, yo no creo que tenga que venir una autoridad a introducir estos cambios, yo creo que los cambios tienen que nacer de la necesidad de los colectivos. Lo que me decían mucho es, “yo no conocía estas experiencias, ¿cómo puedo elegir esta forma de educación si no lo conozco?” Por eso un primer paso es invitar a que las personas las conozcan. Y luego estar ahí para que lo lleven adelante si quieren hacer este cambio. Y ponerle en contacto con otras personas que puedan ayudar. Pero no creo que haya que implantarlo, forzarlo, obligarlo con un control externo. De la misma forma en la que no creo que se deban controlar a los niños de forma externa, sino que hay que conversar con ellos en una relación de iguales. Me parece que eso es lo que lo hace un proceso muy gradual, un proceso que lleva mucho tiempo. Pero si que creo que es posible. Aunque es más complejo que una película, un libro, una escuela o que una charla.

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¿Y dónde debería nacer? Porque la Universidad sigue igual, los profesores siguen igual…

Esa es la gran pregunta. A las Universidades no les interesa esto. Creo que esto está naciendo en las pequeñas escuelas, en los colectivos de comunicación, y está naciendo en proyectos como el de Reevo. Entre nosotros estamos empezando esta semana a reclutar, en el buen sentido de la palabra, maestros, estudiantes universitarios u otros profesionales que estén interesados en estas experiencias. Nuestro objetivo es empezar a producir conocimientos de este tema. Esa es una primera acción nuestra, empezar a generar conocimiento. Esta es una forma, no creo que sea la única o la forma ideal, pero es lo que hemos decidido de momento.

¿Qué más estás haciendo?

Cuando acabamos la película formamos una asociación civil sin ánimo de lucro aquí en Buenos Aires que tiene como objetivo impulsar este tipo de proyectos, siempre de forma no comercial. Este último año estuve participando en muchas conferencias sobre educación. Estuve en varios países, en Chile, Perú, en Brasil un par de veces, Colombia, Estados Unidos, en Puerto Rico… compartiendo las ideas de las película. La verdad es que hay mucho interés en muchos países del mundo de este tipo de experiencias. Nosotros lo que queremos hacer es, desde las herramientas de Internet y comunicación, crear espacios que fortalezcan las creaciones de conocimientos y de investigación sobre este tema. Creo que es un primer paso para luego, como decía antes, hacer un cambio más fuerte y real.

A modo de conclusión, ¿cuál es el objetivo de la buena educación?

El objetivo es crear espacios de aprendizaje que respeten a los niños para que se construyan relaciones de poder horizontales, es decir, de iguales. Ahí habrá cooperación, con diferentes formas de compartir y donde el aprendizaje sea un proceso placentero y voluntario, siempre de forma democrática. El objetivo último de esto es tener una sociedad que funcione de una forma parecida. Al fin y al cabo, la educación es una fuerza y puede cambiar la sociedad.