American Dream

“Siempre preferí ser de los que se aprovechan antes que abusaran de mí… Me convertí en un estafador, de los pies a la cabeza. Sobreviviría a costa de lo que fuese”.

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La Gran Estafa Americana (American Hustle) arranca in medias res con Irving Rosenfeld intentándonos hacer percibir, ya desde el principio, que el engaño comienza en su mismo peluquín. El gran estafador está interpretado por un Christian Bale al que no estamos acostumbrados a ver con un físico tan deteriorado. Dice que viene de un lugar donde las opciones eran muy limitadas, como ella. Sydney Prosser está encarnada por una despampanante Amy Adams. El contraste que hay entre los dos personajes converge en una gran atracción. Su sincera complicidad seduce al espectador. Y la fascinación por la pareja aumenta cuando Irving decide desvelar su reprochable negocio a Sydney, momento en el que su vida juntos comenzará a consolidarse, irónicamente. En ese momento, la señorita Sydney representará a la estafadora Lady Edith Greensly, una mujer lasciva con conexiones en la banca británica.

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Pero su gran estafa no comienza hasta que se tropiezan con un policía que se hace pasar por un cliente suyo. El agente Richi DiMaso (Bradley Cooper) es un hombre mezquino, que sueña con ser aclamado por destapar algún caso de corrupción. De esta manera, DiMasso irrumpe en su negocio y en su relación. Sin embargo, les ofrece un trato que consiste en delatar a cuatro personalidades políticas. Para ello, Irving inicia el fraude estrechando vínculos con el respetado alcalde de Nueva Yersey, Carmine Polito, interpretado por Jeremy Renner, que acabará congeniando, para su desgracia, demasiado bien con él. Jennifer Lawrence representa genialmente a la enrevesada y conflictiva esposa del gran estafador. Ella es Rosalyn Rosenfeld. Su hijo, al que Irving considera como suyo también, es el motivo por el que su matrimonio se sigue manteniendo en la legalidad. En todo este entramado, Rosalyn Rosenfeld pincha y corta más de lo que en un primer momento nos pueda parecer. Su naturalidad y su despreocupado atrevimiento en público, esconden realmente a una ama de casa de los suburbios americanos aspirante a femme fatale. Todos los personajes rozan la excentricidad, de hecho algunos la alcanzan. Pero se nos presentan de un modo ridículo y sarcástico, de manera que podemos sentir lástima, o incluso ponernos en su piel e identificarnos.

Lo mejor: El feeling que hay entre los cuatro protagonistas.

Lo peor: El doblaje de Jennifer Lawrence en castellano.

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El cuarteto estrella de la cinta fue escogido por su director, David O.Russell, después de haberle ocasionado tan buenos resultados. Adams-Bale en el año 2011 y Lawrence-Cooper en 2012 le devolvieron su reputación. Fue así que The Fighter estuvo nominada en 2011 a seis Oscar, de los cuales ganó dos. Christian Bale se llevó el de mejor actor de reparto. Por otra parte, El lado bueno de las cosas en el 2012 estuvo nominado a ocho. Jennifer Lawrence resultó ser la ganadora a mejor actriz por primera vez. Este año, sus actores predilectos prolongan su buena racha encabezando la lista de las películas favoritas del 2014 con 10 nominaciones a los Oscar. Mejor director, mejor película, mejor actor (Christian Bale), mejor actriz (Amy Adams), mejor actor de reparto (Bradley Cooper), mejor actriz de reparto (Jennifer Lawrence), mejor guión original, mejor montaje, mejor dirección artística y mejor diseño de vestuario.

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Pero, ¿ es realmente merecedora de todos estos galardones?

Los decepcionados la tildan de convencional y previsible, mientras que la crítica simpatizante la caracteriza como divertida y audaz.  La Gran Estafa Americana está dirigida a un público que va desde quinceañeros/as que mojan los pantalones con el dúo Adams-Cooper hasta los sexagenarios que vivieron su juventud durante la caída de Richard Nixon y la coronación de Donna Summer.

Todo lo relativo a la ambientación, banda sonora, peluquería y vestuario, es brillante, en todos los sentidos. Hay un gran esfuerzo para que , desde el primer minuto hasta el final, “nos entre por los ojos” . Tiene un gran valor estético. Y es así como quedan justificadas sus nominaciones a mejor dirección artística, montaje y vestuario. Porque cada detalle nos transporta a una década de grandes cambios y crisis. Es una época en la que las mujeres adquieren el protagonismo de sus vidas, y en este caso, también acaban adquiriendo  el  protagonismo del filme. Rosalyn y Sydney son dos mujeres persuasivas, inteligentes y con una gran carga sexual.

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El filme está compuesto por varios estratos de interpretaciones. Pero lo que está claro es que David O. Russell nos quiere retratar una sociedad a través de una trama basada en hechos reales. American Hustle, que significa algo como “la movida americana”, tiene un fondo real; el escándalo AbscamMel Weinberg fue un estafador que colaboró con el FBI para delatar a varios mafiosos. Pero el asunto acabó trascendiendo a un tema político al haber aceptado varios funcionarios sobornos. Para conseguir esto, Weinberg y el FBI crearon una empresa fantasma, Abdul Enterprises, al mando de un jeque árabe ficticio. Abscam sería una fusión entre Abdul y Scam, que significa estafa.

El tema de la película se reume en un concepto; el engaño. “Unos estafan por respeto, otros por amor,  otros por la verdad,  pero todos estafamos para sobrevivir”. Así, se da por supuesto que de la necesidad surge el engaño. De eso va la cinta, del engaño a los demás, a uno mismo, de la justificación de las acciones del ser humano para conseguir poder y más poder. Un claro “el fin justifica los medios”. Una muestra plena de los valores del pueblo estadounidense.

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Por otra parte, sus diálogos son dinámicos y acordes con la imagen que se quiere trasmitir de los personajes que los expresan. Esto, unido a la magnífica interpretación del elenco de actores, también justifica una nominación a mejor guión. Sin embargo, algunos valoran los diálogos, y el filme en general, como superficial. Puro entretenimiento. Pero es incluso en esos momentos, en los que la película puede pecar de banal, cuando la estética se intensifica.

La Gran Estafa Americana tiene más de comedia que de drama. Es una comedia negra. Fácil de digerir, de principio a final, enérgica y muy divertida. Cuando parece que su trama argumental va a decaer, siempre remonta. Compitiendo hoy contra The Wolf of Wall Street en los Oscar, American Hustle es una historia más, pero muy bien contada, sobre el sueño americano.