Siete claves para reformar el All-Star
El debut de Adam Silver como comisionado jefe de la NBA no ha sido el mejor, pues este All-Star de New Orleans 2014 ha sido designado en una decisión prácticamente unánime en todo el mundo como el peor de la historia. De esta forma, hemos visto desde las protestas previas de los jugadores por los pocos días de descanso tras el fin de semana de las estrellas hasta un propio All-Star del domingo descafeinado donde la pachanga sustituyó a la competición hasta los últimos 2 minutos, en una broma de mal gusto que a punto estuvo de resucitar a Wilt Chamberlain por ver como Blake Griffin, totalmente sólo haciendo mates, a punto estuvo de superar su récord de puntos. Y si el domingo no cumplió con las expectativas, qué decir del viernes y el sábado. El Rising Stars Challenge (nombre dado al habitual Rookies vs. Sophomores para eliminar el cariz peyorativo adquirido con los años) se convirtió en el correcalles de cada año y los concursos del sábado fueron a peor. Así, el Shooting Stars siguió con su intrascendencia habitual, el Skills Challenge vio como los jugadores debían dar ¡un sólo pase!, el concurso de triples careció de tiradores y en los mates… nos quedamos con ganas de ver mates (mejor no entrar a valorar ya ese bochorno de calentamiento previo).
Muchos han sido los que han valorado que este es el final del fin de semana de las estrellas —sobre todo los eventos del viernes y sábado—, otros han creído que Adam Silver debe dimitir ya. Nosotros, por nuestra parte, aunque sabemos que es muy difícil que el nuevo comisionado nos lea, decidimos hacerle el trabajo, implantando mejoras sencillas y posibles que recuperen la competitividad y el estilo clásico de los inicios del All-Star Game.

Kyrie Irving con su título de MVP del All-Star en este año 2014 | Fuente: marca.com
Viernes
Rising Stars Challenge
La carta de presentación del fin de semana de las estrellas ha pasado de ser el aperitivo que debería dar más hambre de baloncesto al comensal a ser un entrante de mala calidad que nadie quiere llevarse a la boca porque sabe que ni le gustará ni le quitará el hambre. El tradicional partido entre jugadores de primer año (Rookies) y jugadores de segundo (Sophomores) ha dejado de tener ningún tipo de interés. Cada vez, se ha ido acercando más a una pachanga entre amigos donde solo se ven mates sin oposición, pasillos para correr al contraataque y una selección de tiro casi inexistente, lo que trae consigo una cantidad de fallos a canasta impropia de profesionales y con suerte, algunos piques entre jugadores. En definitiva, un partido sin alicientes en la que los 24 participantes no se juegan absolutamente nada y en el que ni el cambio de modelo con dos ex-jugadores como seleccionadores de lo mejor de las nuevas hornadas de la liga ha logrado evitar que el sopor se adueñe de cualquiera que presencie este “partido”.
Si bien resultó una buena idea el cambio de sistema de selección, ya que ahora los jugadores tienen la posibilidad de tener como entrenador a una ex-estrella que directamente los elige reconociendo así su talento y mostrando su confianza, los jóvenes participantes no encuentran motivación para dar lo mejor de sí mismos al batirse el cobre con sus compañeros de quinta. Por eso, y para lograr una mayor motivación que favorezca un aumento en el esfuerzo realizado por parte de 24 participantes y que aumente el nivel competitivo de este evento inaugural se hace necesario ofrecer algún aliciente para sus participantes. Los recién llegados a la liga ya no encuentran suficiente desafío en enfrentarse entre ellos, pues durante la temporada regular ya compiten contra lo mejor de mejor del universo básket y la oportunidad de jugar entre ellos ya no llega para hacer que todos jueguen al 100%
Para dar mayor relevancia a este partido proponemos que un jugador de cada equipo sea el jugador número 13 del All-Star de los mayores. Que el mejor jugador de cada conferencia tenga la oportunidad de volver a pisar la cancha durante el domingo enfrentándose a los cracks del deporte de la canasta. Esta invitación no la lograría el M.V.P. del partido, sino que la decisión la tomaría el entrenador de cada una de las dos conferencias que disputen el partido de las estrellas, de forma que se valore no solo la producción ofensiva o los mates espectaculares, sino que se seleccione al jugador que realmente demuestre un mayor compromiso en la cancha y permita que este enfrentamiento deje de ser una reunión de amigos, donde se puedan ver a 24 jóvenes deseando comerse el mundo por lograr un puesto en la guinda del pastel del fin de semana de las estrellas.
Con el fin de mejorar la competitividad en el Rising Stars Challenge, los mejores jugadores de cada conferencia participarían en el All-Star de los mayores como el jugador nº 13
Sábado
Shooting Stars
Una jugador NBA, una estrella retirada y una jugadora WNBA lanzando 4 tiros (hasta este año 6) en el menor tiempo posible, sin ganas ni ambición, no es un espectáculo suficiente para comenzar a calentar la noche del sábado. Se ha demostrado con el paso de los años y cada vez los jugadores lo llevan a cabo con menos interés y ganas, motivo por el cual creo que aquí la NBA debería llevar a cabo la modificación más radical en su propuesta, esto sería, eliminando este concurso y optando por un sustituto, que en mi propuesta pasarían a ser dos, los callejeros y archiconocidos H-O-R-S-E y 1 contra 1.
- H-O-R-S-E
También llamado BURRO en español, fue probado sin demasiado éxito en los años 2009 y 2010 en las mañanas del All-Star, esto es, fuera de la pista de juego en formato callejero. El juego consiste en conseguir encestar un tiro provocando que el jugador que va detrás tenga la obligación de realizar un mismo tiro. Si lo fallase, acumularía la letra H (o B, en España) a su marcador y así sucesivamente, ganando el jugador que quedase sin completar la palabra H-O-R-S-E.
La gracia radica en que un jugador tiene total libertad para inventarse un tiro, desde cualquier posición del campo (y fuera), tirando a tablero, con dos balones, de espaldas, sentando en el suelo y de cualquier forma que se proponga. En caso de encestarlo, el jugador siguiente debe imitarlo, pudiendo inventar su propio tiro si el jugador anterior no anotó. Con 3/4 participantes sería suficiente.
Así, con jugadores creativos y capaces de hacer suyo al público como Nate Robinson, LeBron James, Dwight Howard o JR Smith los piques e intentos imposibles estarían garantizados, dotando a la primera prueba del concurso de los sábados de un relativo interés y espectáculo.
- 1 VS. 1
Torneo callejero por excelencia, se basa en la habilidad y creación pura del jugador, pues al jugar sin compañeros de equipo no puede pasar el balón, pudiendo sólo botar e inventar para lograr la canasta. Las fintas, roturas, triples en la cara y bandejas imposibles son la magia de esta competición, que favorecería los piques sanos y acercaría al All-Star al baloncesto más puro posible, el que todo aficionado ha practicado alguna vez. Con 4 participantes jugando dos semifinales a 7 puntos (con las habituales normas de 1 punto dentro del 7,25 y 2 puntos los triples) y una final a 11 tendríamos un torneo ágil y divertido que diese paso al concurso de rapidez-habilidades y los dos platos fuertes del sábado.

Michael Jordan realiza su célebre salto desde la línea en el concurso de mates | Fuente: wikimedia.org
Concurso de habilidades
No es el concurso más esperado, pero siempre es necesario un buen aperitivo para abrir boca antes de los platos fuertes de la noche. Velocidad y agilidad parecen buenos ingredientes para cocinar un entrante con fundamento, pero en el All Star nunca se termina por aliñar con una buena dosis de motivación. Además, sin la guinda de las estrellas y los jugadores importantes es difícil llegar a la cocina de alta escuela. La solución que se nos ocurren en Compostimes es que el concurso lo realicen dos jugadores a la vez.
Silver se estrelló con sus duelos en el concurso de mates. Pues este concurso, evaluado siempre mediante el tiempo como en una contrarreloj ciclista, podría ser mucho más atractivo si dos participantes realizan el recorrido al mismo tiempo. Evidentemente, cada uno en una parte del campo y sin necesidad de que los dos se tengan que estorbar.
Aumentaría la emoción y probablemente la motivación. ¿Quién saldría andando a un concurso así si tu rival se lo está tomando en serio? Nadie, aunque solo sea por amor propio. La propuesta incluiría seis participantes y tres duelos directos por puro sorteo. Los tres ganadores y el mejor tiempo de los perdedores, que sería repescado, se meterían en semifinales. Y desde ahí a la final.
Estamos ante una propuesta más dinámica, que vendería el concurso muy bien a nivel televisivo. La realización podría dividir la pantalla en dos, y ayudaría a generar el pique que la entre los dos participantes. Para poner la guinda al pastel, la liga debería poner algún aliciente económico o de prestigio para que alguna de las estrellas tomara parte en este concurso.
Pequeñas reformas pueden salvar los concursos de habilidades y triples, sin embargo, el concurso de mates debe regresar a sus inicios para progresar. El Shooting Stars nunca debió existir, así que nunca es tarde para cambiarlo
Concurso de triples
Dentro del declive general de todas las actividades, el concurso de especialistas en el lanzamiento de tres mantiene el tipo con algo de dignidad. Si bien los ganadores ya no son las grandes estrellas de la liga como en su día fueron gente como Larry Bird o Peja Stojakovic, ni hay rondas de lanzamiento memorables, los ganadores terminan siendo buenos especialistas y siempre se pueden ver buenas rondas de tiros durante la competición.
El problema llega cuando suceden cosas de difícil explicación como ha sucedido este año, que Joe Johnson no sea capaz de llegar al último carro con tiempo para ejecutar todos sus lanzamientos, pues empaña el proceso de selección para esta disciplina. Si además el ganador de este año, a pesar de hacer una serie de lanzamiento bastante aceptable se corona campeón después de 3 air-balls parece claro que algo chirría en el funcionamiento del concurso.
Desde Compostimes proponemos cambiar el sistema de selección. Que sea la NBA quien decida qué jugadores deben ir tras un proceso de selección más serio, ya que a pocos aficionados se les escapa quienes son los grandes especialistas en ametrallar el aro, pues gente como J.J. Redick, Steve Novak o Kyle Korver deberían ser más habituales en el concurso. Es evidente que los jugadores con mayor caché atraen más al público, pero de poco sirve si luego no son capaces de lanzar una serie completa o finalizan su actuación en unos guarismos decepcionantes.
En cuanto al sistema de puntuación consideramos idóneo sustituir la colocación de los money-ball,(los balones pintados a rayas cuyo valor es de 2 puntos en lugar de uno) en el último carro, ya que el experimento de este año de que los jugadores coloquen los cinco balones en donde les sea más favorable no ha dado el resultado esperado. El objetivo de este concurso es tener emoción en su parte final, que los jugadores puedan llegar hasta sus últimos lanzamientos con la posibilidad de dar la vuelta al concurso y resacirse de un mal comienzo. De esta forma, los jugadores necesitarán completar su serie de tiro para poder aspirar a la victoria y no se repetirá el bochornoso espectáculo de este año. También planteamos la posibilidad de restar un punto por cada air-ball, ya que aunque Marco Bellineli sea un merecido campeón, su victoria ha quedado muy deslucida tras lanzar tres melones incapaces de ni tan siquiera tocar el aro.

James Jones, uno de esos especialistas que reclamamos, celebra su triunfo en el concurso de triples 2011 | Fuente: solecollector.com
Concurso de mates
Desde aquí creemos firmemente que cada vez que alguien dice que “en los mates está todo inventado” o “los mejores matadores ya se han retirado” Dios mata un gatito. Todos los años hasta ahora (evitando el lamentable 2012) ha habido mates que nos han hecho saltar del sofá, bien por fuerza y potencia o bien por innovación y espectacularidad. Desde el fantástico año 2000 de Carter, McGrady y Francis, tanto Wall en 2014 como Ross, DeRozan, Griffin, Robinson, Gerald Green, JR Smith, Desmond Mason o Jason Richardson en años pasados han valido la pena para que nos quedásemos despiertos hasta altas horas de la madrugada, sin embargo, muchas veces ha faltado algo. Más mates. ¿O acaso no os quedasteis con ganas de ver a Rudy, Ibaka o Jamario Moon en años pasados en la final? Revisionad alguno de los links que acabo de colgar y veréis como los concursos no se acabaron en el 2000!
Nance, Webb, Erving y Jordan fueron los precursores. Con los actuales jugadores, mucho más físicos, tan sólo faltan ideas para mejorar lo pasado y oportunidades para demostrarlo. El experimento de este año con un calentamiento sin sentido ni para los allí presentes y una lucha 1 vs. 1 ha demostrado ser un fiasco, sobre todo porque cada jugador ha realizado un sólo mate, algo inconcebible hace unos años. Por eso y con el fin de recuperar la magia del concurso, optamos por varias mejoras que recuperen la magia de los años 80 y 90 junto a otras que de verdad innoven y gusten al espectador.
En primer lugar y relacionado con las protestas de los jugadores, la competición se debería parar cuatro o cinco días antes del All-Star. Esto permitiría a los jugadores descansar tanto física como mentalmente y a los matadores tener días para innovar, probar y hacer lo máximo posible para sorprender en el mejor escenario mundial. Esto de por sí debería ser ya suficiente motivación para los dunkers, pero aun así hay más mejoras que se deberían aplicar para recuperar el formato.
Aquí entraría el regreso del jurado, con 5 antiguas estrellas del mate que levantasen su tablilla con las votaciones del 5 al 10. Adiós a la interacción de los usuarios por las redes sociales, algo a mí modo de ver para este concurso totalmente prescindible. Seis dunkers con tres mates por dunker donde los dos mejores puntúan para acceder a una final a tres. En la final, dos mates. Gana el mejor mate (en caso de empate, miramos el segundo mejor. Si aún persiste el empate miramos la ronda previa). Simple, para toda la familia y como toda la vida.
Como última opción para revalorizar el concurso se debería intentar, al igual que en el concurso de habilidades, atraer a alguna estrella de la liga como LeBron James o Blake Griffin y estrellas del mate como André Iguodala, Gerald Green, JR Smith o Rudy Gay. Estos ocuparían 4 de los 6 puestos de matador y serían escogidos por la liga, promoviendo que los otros 2 fuesen promesas escogidas por el público en los días previos mediante votaciones online (como en su día lucharon Russell Westbrook, Rudy Fernández y Joe Alexander por un puesto en la lucha).
Un calentamiento/preparación el día previo en el escenario del All-Star, beneficiado por los días de descanso anteriormente comentados, sería un aliciente para que los matadores ensayasen sus mates y evitasen los más que habituales fallos (en esta propuesta, habría un máximo de tres intentos por mate).
Dos minutos de competición no salvan los 46 previos del All-Star de los mayores. Si se quiere ver baloncesto de verdad, hay que meter alicientes: o Estados Unidos jugando contra una selección internacional o ventaja de campo en las finales para la conferencia ganadora en el formato clásico
Domingo
Partido de las estrellas
Un cuarto de mates, alley-oops y correcalles. Dos de aburrimiento y rotación. Y el último, si hay suerte, de igualdad y emoción. Por el medio, actuaciones musicales que ponen más colorido a la noche que el propio partido de baloncesto.
¿Qué se puede hacer con el partido de las estrellas? Pues buscar algún aliciente para que todos, y no solo los que buscan el MVP, se tomen el partido en serio. A bote pronto se nos ocurren dos ideas: Por un lado, cambiar el formato y realizar un enfrentamiento entre los mejores jugadores americanos y los mejores extranjeros. Y por otro, premiar a la conferencia ganadora con el factor cancha en la final de la NBA.
- a) EEUU vs International
El partido tendría morbo, cuanto menos, y motivaría a las dos partes. Los extranjeros querrían dar la campanada y demostrar que pueden estar al nivel de los mejores jugadores americanos.
Los locales, por amor propio, tendrían que dar la talla y ponerse a defender. Si permiten un partido blando, acabarían por caer derrotados ante un combinado que se tomaría este partido como uno de los momentos cumbres de la temporada.
Probablemente la victoria se quedaría en casa, pero veríamos algo más parecido a un partido de baloncesto que lo que vimos este fin de semana.
- b) Premio con el factor cancha en las finales
Sería polémico, pero pondría a este partido como el más importante de la temporada después de los playoffs. Probablemente Adam Silver no se atreva a plantear una solución tan drástica, pero si queremos ver a los mejores jugadores de la NBA empleándose al cien por cien esta sería una propuesta muy interesante.
Para que la contienda tenga sentido se debería compensar la elección de los equipos. Para ello, se nos ocurre una reunión entre todos los entrenadores de Conferencia y se pondrían de acuerdo para seleccionar a los doce elegidos por equipo. La elección del público si este partido tiene tanta importancia no debería ser importante.
Soluciones sencillas, arriesgadas o pasos atrás son necesarios para que el All Star recupere toda su esencia. Desde Compostimes hemos aportado unas pocas y suponemos que Adam Silver planteará las suyas para el año que viene. Y VOSOTROS, ¿QUÉ HARÍAIS CON EL ALL-STAR?
*Artículo realizado por José Luis Neira Pita, Gonzalo da Cuña Carrera y Roi Rodríguez López.