Platón, Laporta y el mito de la caverna
Es al principio del séptimo libro de la Répública cuando Platón hace honor a esa máxima que define la filosofía como el “conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad” (Real Academia Española) mediante la narración en forma de diálogo platónico de una de las más famosas alegorías filosóficas: El mito de la caverna. Para los que tengan problemas para recordar aquellas clases de filosofía que transcurrían entre bostezo y bostezo, esta metáfora sitúa a un grupo de prisioneros encerrados en un espacio cavernoso. Estos hombres, encadenados desde su nacimiento, tenían limitado todo su conocimiento a las paredes de la caverna y las sombras que sus captores reproducían sobre las mismas paredes. El dilema se produce cuando uno de los prisioneros es liberado y accede al exterior de la caverna, asumiendo una nueva realidad que pone en jaque todo lo que había entendido como cierto y verdadero. El mito plantea la existencia de varias realidades y la aceptación de las mismas por parte de individuos con distintos conocimientos. El rechazo a lo desconocido planteado por Platón en el siglo IV antes de Cristo es una cualidad inherente al ser humano que se mantiene vigente, pero la simbología cobra un mayor protagonismo cuando de nuevo se recurre a la palabra caverna para representar dos realidades opuestas. El término “caverna mediática”, acuñado por el presidente de un famoso club deportivo, sirve de excusa perfecta para revisar el mito, a modo de disparate, en un ambiente sociológico actual.
El rechazo a lo desconocido planteado por Platón en el siglo IV antes de Cristo es una cualidad inherente al ser humano que se mantiene vigente
En Diciembre de 2009 el FC Barcelona se impuso al Real Madrid por un gol a cero gracias al acierto de su fichaje estrella, el sueco Zlatan Ibrahimovic. Esta victoria aupó al equipo catalán a la primera plaza del campeonato liguero y la euforia se desató entre la afición culé. Euforia que reflejó mejor que nadie su presidente, Joan Laporta, quien fue cazado celebrando el triunfo regado en champán en lo que supuso la difusión de varias fotografías de carácter comprometido. “Se ve que no soportan que vayamos líderes y que el Barça ganara al Madrid. Es una más de esta estirpe que es la caverna mediática españolista, que a través de un individuo y a escondidas hace unas fotos a traición” declaraba Laporta tras conocer la publicación de las polémicas imágenes. La teoría de una conspiración dirigida por la caverna mediática se extendió rápidamente entre aficionados, apoyada especialmente por el mismo Laporta que se empeñaba en repetir su idea siempre que podía: “Provienen de algunos que no piensan como yo, de ciertos ámbitos intolerantes y que no me aceptan. Sólo tenemos que ver algunos diarios deportivos y no deportivos que vienen de esta caverna y que, como el Barça hace un gran fútbol que lo proyecta internacionalmente, hay gente que viene de estas cavernas y que no les gusta”. He aquí la primera referencia a un pensamiento diferente, que relaciona la posición en la que se sitúa Laporta con la del prisionero liberado que considera a sus antiguos compañeros, encerrados en la caverna, como intolerantes e ignorantes. Pero, ¿cuánto de cierto puede haber en esta conspiración conducida por cavernícolas?
La caverna mediática se ha relacionado comúnmente con la prensa deportiva madrileña (aunque algunos han utilizado el término para señalar conspiraciones de la ultraderecha española) liderada por los diarios As y Marca, que en el momento de las declaraciones de Joan Laporta atravesaban su etapa más amarillista (para el recuerdo quedan los años en que Eduardo Inda dirigió el diario Marca y llegó a realizar declaraciones tan lamentables como aquella en la que sugería que a Leo Messi se lo debía parar “por lo civil o por lo criminal“). Estos diarios han liderado varias campañas mediáticas para defender los intereses del Real Madrid (como la campaña para premiar a Cristiano Ronaldo con el balón de oro o los recientes esfuerzos por retirar la sanción del jugador portugués tras su expulsión en San Mamés) y en ocasiones desprestigiar al Fútbol Club Barcelona, lo que daría pie a creer en las conspiraciones sugeridas desde la ciudad condal. Especialmente sangrante fue la ocasión en la que el diario As editó una imagen eliminando a un jugador y así evidenciar un posible fuera de juego que terminó en gol del Barça. Alfredo Relaño, director del mencionado diario, se vio obligado a pedir disculpas de forma pública y fue entrevistado por numerosos medios que buscaban una explicación. Sus disculpas no evitaron que el ridículo fuera mayúsculo y las explicaciones resultaron poco creíbles.
Fue precisamente Alfredo Relaño el que introdujo un concepto que la afición madridista utilizó para atacar a los culés. El “Villarato”, al igual que el de la caverna, es un término que sugiere conspiraciones. Si bien la caverna mediática utilizó sus influencias para desprestigiar al Barça, el Villarato ofrecía supuestas ventajas al equipo azulgrana. Relaño acuñó y utilizó el término para hacer referencia a las ayudas institucionales que recibía el Barcelona (como librarse de cualquier tipo de sanción tras no se presentarse a un partido de semifinales de copa del rey en 2000) pero la palabra alcanzó una notoria fama y terminó por usarse coloquialmente para acusar al club catalán de obtener ventajas arbitrales.
Así pues, las teorías conspiratorias son un elemento común en esta eterna lucha entre los dos grandes clubs del fútbol español. Sin embargo, solo en Barcelona se utilizan estos supuestos ataques para escudarse en cada error que podría asumirse como propio. La directiva blaugrana, respaldada por la prensa deportiva que le es afín, trata de justificar todos los males que asolan al Barça con campañas lanzadas desde Madrid para desprestigiar al club. Al parecer, las incongruencias en la contratación de Neymar o los problemas de Messi con hacienda son consecuencia de las publicaciones que puedan hacer los diarios madrileños (y parece ser que la afición culé se lo cree, solo así se explican los aplausos que recibe Messi en su entrada a los juzgados). Lo más preocupante es que en el Camp Nou se empeñan en quitarle importancia al hecho de que la reciente dimisión de Sandro Rosell viene precedida de una denuncia puesta en marcha por un socio de su propio club. Quizás este socio sea un infiltrado de la caverna mediática. O quizás la luz del sol ciega a la directiva culé y se encuentren más cómodos en la sombra de su propia caverna.
La directiva blaugrana trata de justificar todos los males que asolan al Barça con campañas lanzadas desde Madrid para desprestigiar al club
La conclusión final indica que, aunque la caverna mediática apunta directamente a la prensa madrileña, en una interpretación del mito de Platón los roles se reparten de forma diferente. La prensa, tanto la madrileña como la catalana, representa a los captores que mediante sombras muestran una realidad moldeada a su gusto. Los prisioneros son aquellos que aceptan estas sombras como verdad absoluta, es decir, aquellos que siguen ciegamente la doctrina de la prensa. Solo aquellos que practiquen un ejercicio de raciocinio serán capaces de salir fuera y obtener sus propias conclusiones, aún a riesgo de ser rechazados por los compañeros que siguen encadenados en la caverna. Después de todo Barcelona y Real Madrid, esos dos clubes nacidos para incordiarse, no son tan diferentes como nos quieren hacer creer. Existen dos cavernas, una de paredes blancas y otra de paredes azulgrana. Platón espera fuera.