Las fantasías de Nobuo Uematsu
Si se lo dijeran, simplemente no lo creería. Tienen que estar tomándole el pelo. Es 1985 y, con 26 años, Nobuo Uematsu trabaja en una tienda de alquiler de discos en Tokyo. Nadie, y él menos que nadie, podría imaginar que quince años después se habría convertido en uno de los compositores más reconocidos y admirados del mundo.
Bien es cierto que Uematsu había demostrado un talento innato para la música desde su infancia. Sin recibir clases, y con la ayuda esporádica de su hermana, aprendió a tocar el piano a temprana edad y dedicó su adolescencia a perfeccionar su técnica con el sueño de imitar a su mayor ídolo: Elton John. Su pasión por la música le lleva a formar parte de varios grupos con los que comienza a desarrollar su faceta como compositor y a trabajar en una tienda especializada. Es en esa misma tienda de música en la que recibiría la oferta que cambió su vida.
Tras superar las pruebas de acceso, el joven japonés comenzó a componer melodías para las bandas sonoras de varios videojuegos pensando que aquello sería solo un trabajo temporal
Corría el año 1985 cuando una empleada de Square (una pequeña empresa de software especializada en el desarrollo de videojuegos) mostró interés por el trabajo de Uematsu como músico. Para esta empleada asidua de la tienda de discos, las pequeñas composiciones que Uematsu había realizado recientemente para anuncios de televisión eran experiencia suficiente para aspirar a un puesto en su compañía. Tras superar las pruebas de acceso, el joven japonés comenzó a componer melodías para las bandas sonoras de varios videojuegos pensando que aquello sería solo un trabajo temporal, una corta etapa en su carrera como músico. Este pensamiento se reafirmó cuando los problemas económicos parecían no deparar mucho futuro a Square. Como último recurso Hironobu Sakaguchi, cofundador de Square, decidió invertir todo el capital del que disponía su compañía en un videojuego de corte fantástico inspirándose en el “Dragon Quest”, un exitoso videojuego de la época. El proyecto decidiría el devenir de la compañía y se presumía como el último videojuego de Square. Aquel videojuego se tituló “Final Fantasy”.
Primeras entregas (I-III)
El abrumador éxito del primer capítulo de la saga Final Fantasy no solo supuso la salvación de Square de la banca rota, también fue una gran oportunidad para Uematsu. Por su longitud, el juego requería de una banda sonora extensa y el músico japonés compuso 36 melodías originales que acompañarían al jugador durante una larga aventura. En esta primera entrega verían la luz algunas de las piezas más famosas de Uematsu, que se repetirían a lo largo de las próximas entregas (destacan la composición que abría el juego que se convertiría en el himno de la saga y el preludio). Con este primer gran trabajo, Uematsu dotó a la banda sonora del videojuego una importancia superior sin precedentes, tomando como referente las composiciones usadas en el mundo del cine. Su única limitación fue el hecho de reproducir estas melodías en 16 bits (las videoconsolas de la época no poseían mayor capacidad), lo que privó a su compositor de recibir un reconocimiento mayor.
La fórmula se repitió para los siguientes títulos de la saga, en los que Nobuo Uematsu repitió como encargado del apartado musical. “Fantasy II” y “Final Fantasy III” presentan algunos temas especialmente recordados. En la segunda entrega “Rebel Army Theme” (aquí en su versión orquestada) destaca como tema principal y sirve de base para varias melodías del juego. Es también en “Final Fantasy II” dónde podemos escuchar por primera vez “Chocobo’s Theme“, una de las canciones más representativas de la saga (desde entonces se repetirá en todos los capítulos). “Final Fantasy III” es una obra de mayor tamaño que sus precedentes y en una banda sonora más amplia merece la pena resaltar la melodía “Legend of the Eternal Wind“, que sigue siendo considerada una de las obras capitales de Uematsu.
Los capítulos para SNES (IV-VI)
Con el cambio de generación en las videoconsolas de sobremesa, la saga de Square aprovechó las capacidades de la SNES para elevar la calidad en la producción de sus videojuegos (las tres primeras entregas habían sido lanzadas para jugar con la NES de Nintendo). “Final Fantasy IV” fue considerado un éxito absoluto por el público y la crítica especializada y una vez más la banda sonora de Nobuo Uematsu iba a tener parte de la culpa. El tema principal del juego y la melodía “Theme Love” se mantienen como dos de las piezas más reconocidas por los seguidores de la saga Final Fantasy. Las críticas no fueron tan favorables con “Final Fantasy V”, que gozó de un éxito sensiblemente menor que su predecesor, pero el trabajo de Uematsu como compositor fue nuevamente aclamado. Si bien desde la segunda entrega Square ya había publicado varios álbumes con las bandas sonoras arregladas, el lanzamiento del álbum “Dear Friends” con las melodías de Final Fantasy V versionadas para orquesta supuso todo un acontecimiento para el compositor japonés, que pronto pudo ver como sus melodías sonaban en salas de conciertos de todo el mundo. El título de este álbum vendría dado por una exquisita composición que brilla con luz propia en un juego que cuenta con otras melodías interesantes como “Clash on the Big Bridge“, una melodía de combate con mucho ritmo que se sale de los cánones habituales utilizados por Uematsu.
“Final Fantasy VI” sería la última entrega cuya versión original no sería publicada en Europa
Cerrando la etapa de videojuegos publicados para SNES Square publica “Final Fantasy VI”, el último cuya versión original no sería publicada en Europa. En esta entrega Uematsu recurre al uso de leitmotivs para asociar melodías a los personajes. Este es el caso del tema “Celes’s Theme“, ligada a un exalto cargo del ejercito que traicionará a su propia patria para formar parte del grupo que protagoniza la aventura. Asociada a la joven hechicera Terra encontramos la composición “Terra’s Theme” (versión orquestada), que servirá como tema principal para el juego y supondrá una de las cimas en la carrera de Uematsu como compositor, una de esas canciones que marcan a toda una generación de amantes de la saga Final Fantasy. El recordado antagonista de este capítulo y el carismático aventurero adicto al juego tienen con “Kefka” y “Setzer’s Theme” respectivamente un importante sello personal en una banda sonora en la que también cabría resaltar el tema utilizado en la escena de la ópera, que por las limitaciones de sonido no se pudo acompañar con voz original en el videojuego como sí se hizo en ediciones posteriores (en italiano, como la auténtica ópera tradicional: “Aria di Mezzo Carattere“).
La llegada a Europa (VII-X)
“Final Fantasy VII” llega de la mano de una nueva generación de videoconsolas. Con las posibilidades que ofrece el CD como dispositivo de almacenamiento la saga sufre una completa revolución introduciendo escenarios en 3D y un sonido digital de alta calidad. Su lanzamiento para la PlayStation de Sony, su distribución en Europa y el abrumador éxito del videojuego convirtió a la saga Final Fantasy en un fenómeno global. La fama que acompaña a “Final Fantasy VII” (considerado por unanimidad entre los mejores videojuegos de la historia) viene secundada por una serie de canciones que permanecen en el imaginario colectivo. En un trabajo realmente excepcional, el mayor logro de las melodías es la perfecta asociación que existe entre cada tema y su respectiva secuencia en el juego. Uematsu compuso hasta 85 canciones para una banda sonora que abre la aventura de forma espectacular (“Opening Theme, Bombing Mission“), con la emoción que implica el asalto inicial. El uso de leimotivs vuelve a ser recurrente y muchos personajes cuentan con el suyo propio. Este es el caso de “Tifa’s Theme” (un tema utilizado para recordar la relación desde la infancia de los protagonistas Tifa y Cloud) o “Barret’s Theme“, para referirse al líder del grupo terrorista AVALANCHA. En el caso de los personajes Red XIII y Cid, ambos cuentan con recordados temas personales y versiones alternativas utilizadas en diferentes momentos del juego (“The Great Warrior” es la melodía con la que se recuerda al padre de Red XIII y “Sending a Dream into the Universe“ es el tema reproducido durante el viaje de Cid al espacio). Pero el leimotiv más importante de ésta banda sonora es “Aerith’s Theme” (versión orquestada), canción relacionada con la última superviviente de los Cetra y que se destaca como el tema más reconocido por todos aquellos que disfrutaron de “Final Fantasy VII”. La banda sonora se completa con melodías de marcado carácter nostálgico (“Holding My Thoughts in My Heart“ señalará el auténtico comienzo de la aventura) o incluso temas propios del cine de terror (“Who are You” y “Trail of Blood“) que siguen los pasos del antagonista de la obra, el enigmático Sephiroth. Este personaje que ha alcanzado la categoría de mito dentro de la saga Final Fantasy tiene el privilegio de servir de inspiración en una de las más célebres y espectaculares composiciones de Nobuo Uematsu. El propio Uematsu ha reconocido que “One Winged Angel” (utilizada durante el combate que pone fin a “Final Fantasy VII” y que cuenta con su propio coro en latín) es la composición que genera más expectación durante sus conciertos (aquí una famosa interpretación en concierto):
“Final Fantasy VIII” supone el segundo capítulo de la saga lanzado para PlayStation. Sin llegar a los niveles de aclamación de su predecesor, esta entrega también resultó un éxito y obtuvo reseñas positivas por parte de crítica y público. El potente y revolucionario motor gráfico utilizado durante el desarrollo obtuvo como resultado algunas grandes secuencias de vídeo como la famosa escena inicial durante la que podemos escuchar el que para muchos es el mejor tema del juego “Liberi Fatali“. Para esta banda sonora Uematsu compuso grandes melodías de carácter épico y de gran ritmo como los temas de batalla “Don’t Be Afraid” y “The Man With The Machine Gun” para las escenas protagonizadas por el SeeD recién graduado Squall y el soldado Laguna respectivamente. Siguiendo la línea de estos temas encontramos “The Mission” como melodía recurrente en las escenas que anteceden a grandes enfrentamientos. Pero es sin duda el amor quién actúa como temática principal en “Final Fantasy VIII” y es por ello que las canciones de carácter amoroso se destacan como las más importantes. La canción “Eyes on Me” (compuesta por Uematsu e interpretada por la cantante pop de Hong Kong Faye Wong) sirve como sello de identidad del videojuego y con sus distintas versiones acompaña la relación sentimental de Squall y Rinoa, los dos protagonistas. “Julia” es la versión para piano que se utiliza durante las escenas en las que aparece la madre de Rinoa (a la que en el videojuego se le atribuye la composición de “Eyes on Me”) y “Waltz For The Moon” es la versión utilizada durante el baile en el que Squall y Rinoa se conocen (esta canción acompaña a otra recordada secuencia de video). Finalmente merece la pena resaltar “Fragments of Memories” como tema recurrente para las escenas en las que la acción se traslada al pasado y “Succession of Witches” como melodía tétrica utilizada para representar a las distintas brujas, personajes antagonistas de la aventura.
Para concluir la etapa de PlayStation Square apuesta en “Final Fantasy IX” por una ambientación que se acerca más a los orígenes de la saga (los dos capítulos anteriores mostraban un mundo de carácter futurista en contraste con el entorno de características medievales que se había impuesto hasta entonces). Para la banda sonora, Uematsu realizó uno de sus trabajos más completos con un total de 109 piezas originales y ha reconocido en varias entrevistas que éste le resulta su trabajo más satisfactorio. Si bien la banda sonora se abre con la reconocible “The Place I’ll Return To Someday” (melodía que representa la búsqueda de un hogar por parte de Yitán, protagonista de la aventura) “Final Fantasy IX” cuenta con tres temas que gozan de una consideración especial. El tema principal del videojuego es la nana interpretada por Emiko Shirator “Melodies of Life” que cuenta además con una versión exclusivamente acústica (“Crossing Those Hills“). “Rose of May” (dedicado al personaje de la general Beatrix) y “You’re Not Alone!” (merece la pena disfrutar de la magnífica versión orquestada) son los otros dos temas que brillan con luz propia en esta banda sonora. Más allá de las composiciones principales llaman la atención algunos leimotivs sobre los personajes protagonistas como “Vivi’s Theme“, “Freija’s Theme” (que cuenta con una versión que presenta el amor perdido de Freija titulada “A Face Unforgotten“) o “Theme Of The Tantalus” (que identifica la banda de ladrones a la que pertenece Yitán inicialmente). Cómo curiosidad conviene destacar finalmente el tema “Vamo’ Alla Flamenco” de marcado estilo flamenco que alcanzó considerable popularidad.
Con la llegada de la PlayStation 2 de Sony en 2001 Square publica “Final Fantasy X”, capítulo que marcaría el final de una era en la saga Final Fantasy. Además de producirse antes de la fusión de Square con Enix (formando la actual compañía Square Enix), esta entrega sería la última en la que Uematsu compusiera la banda sonora de forma íntegra (exceptuando “Final Fantasy XI” y “Final Fantasy XIV” que a diferencia de sus predecesores son videojuegos del tipo multijugador online). El tema que abre el videojuego es el tema metal “Otherworld” que viene acompañado con una escena cinemátografica que explota las capacidades de PlayStation 2. En esta banda sonora la composición más célebre es el tema principal “To Zanarkand”, una melodía para piano que se cuela por méritos propios entre los más grandes éxitos del compositor japonés. En cuanto a leimotivs, “Yuna’s Theme” ocupa un lugar destacado en “Final Fantasy X” (seguramente el tema más recordado junto al ya mencionado “To Zanarkand”) y otros como “Auron’s Theme” o “Jetch Theme” ayudaron a sus respectivos personajes a alcanzar cierto reconocimiento de cara al público. Por último destacar el tema “Suteki da ne” como otro de los temas más aplaudidos de esta entrega.
Fue en 2004 cuando Nobuo Oematsu abandonó Square Enix para fundar su propia empresa “Smile Please” desde la cual ha seguido componiendo música para videojuegos. Su participación en la saga Final Fantasy se ha visto reducida a alguna composición esporádica, aunque no se ha descartado que pueda volver a trabajar en el desarrollo de una banda sonora completa. Mientras, a sus seguidores nos quedan un sinfín de recuerdos que relacionan su música con las escenas y momentos de Final Fantasy.