Cara a cara: ¿Es ofensivo el vídeo de Lorenzo?

Álex Salse:

Se rasgaba Jorge Lorenzo ayer las vestiduras para varios medios de comunicación. Le faltó gritar un “nadie me entiende” y tumbarse a llorar sobre su ring de boxeo particular. No le han sentado bien las críticas que han surgido a raíz de su último vídeo, y yo, que soy un hereje en esa doctrina de las “críticas constructivas” porque me cuestan más que madrugar un domingo, le entiendo. Pero, por suerte, entiendo, o creo entender, más cosas.

Veo el vídeo de Lorenzo y me quedo con una sensación agridulce. Una mansión fantástica, un hombre joven, seguro de sí mismo, con esa calma aderezada con un puntito de chulería que da el haber hecho grandes cosas en poco tiempo. Es normal que a algunos les chirríe esto, porque alguien tiene que ocuparse de que la envidia siga estando en el diccionario. Nada nuevo bajo el sol. Vidas cruzadas y cruzados (absurdos) en vida.

Al igual que todos los que critican no son iguales, tampoco lo son las críticas. Las verdades incómodas suelen serlo porque son las que mejor se conocen.

Pero, al igual que todos los que critican no son iguales, tampoco lo son las críticas. Las verdades incómodas suelen serlo porque son las que mejor se conocen, y Jorge Lorenzo lo sabe. Por eso, tanto él como su equipo no han podido dar explicaciones convincentes a la presencia de varias chicas en bikini que aparecían y desaparecían por algunas estancias como los fantasmas de una casa del terror regentada por Wisin & Yandel. “Será el próximo plano que emocione a Spielberg”, debió pensar el cámara al recorrer con el objetivo el cuerpo bronceado de una de las muchachas mientras Jorge Lorenzo se congratulaba de las “buenas vistas” que hay desde su hogar. No se me entienda mal, no me ofendo, no voy a ponerme tetas para salir a la calle a enseñarlas y dar gritos. De hecho, creo que no es ofensa lo que es capaz de producir el vídeo en última instancia. Lo que me produce el visionado es pena. Es penoso que a estas alturas tengamos que recurrir a mujeres en paños menores (o mayores) y actitudes sugerentes como un complemento de la celebridad o prosperidad. Es la cosificación del ser humano llevada a su extremo más burdo, el de videoclip con pose de narcotraficante y pistolas de plástico.

Ya puestos, imaginemos, que es gratis y difícil de recortar. Pongamos más personajes en el vídeo, ¿qué tal una asistenta negra, con una bonita cofia blanca? ¿o por qué no un jardiero o un limpiapiscinas latino? Así podríamos jugar a cubrir los estereotipos en la enfermiza manifestación errónea de la prosperidad de la forma más multirracial posible. Que no se diga que discriminamos.

Adrián Lijó:

Aunque mi opinión se coloca al otro lado de los boxes en esta carrera con mi amigo Álex, no me pondré a la defensiva. Todo lo contrario: este vídeo es feminista.

La idea del equipo de marketing de Lorenzo (aunque ahora convenientemente renieguen de ella) era clara: hacer un efecto Streisand para ganarse el cariño de “los tíos duros”.  Sí, los tíos que a Álex le dan pena. Los que sueñan ser alguien entre Rafa Mora y Vin Diesel. Es el target que queda libre por conquistar, porque el resto del público ya se lo ha ganado Marc Márquez, ese niño con una empatía y simpatía natas que mete a cada espectador en el bolsillo con su gran sonrisa.

Las chicas las puso Monster, la marca de bebida energética que realizó este vídeo, lo cual demuestra que tenían una misión estética. Porque el público al que va dirigido este anuncio es el mismo que lee la FHM , que adora los videoclips de Flo Rida o Basshunter y que veía Los Vigilantes de la Playa. 

Hacer un escrache a un vídeo tan sumamente simple muestra el delirio de una sociedad ansiosa por quejarse de lo ajeno.

Hacer un escrache a un vídeo tan sumamente simple muestra el delirio de una sociedad ansiosa por quejarse de lo ajeno. Sí, tiene una mansión, lo cual no es raro teniendo en cuenta los millones de personas que seguimos el motociclismo. Sí, su inglés es nefasto y tiene un aire chulesco —como cada día de su vida—. Y por último: sí, en el vídeo se muestran chicas ligeras de ropa, pero a quien de verdad se está desnudando en este anuncio es a los hombres. La simpleza de nuestro género queda al descubierto, que en su mayoría babea con una simple foto. En cambio, en un producto para mujeres — como puede ser Sexo en New York — no necesitan poner a hombres con un cuerpo de cine. Les llega con reírse de ellos en cada episodio. Y no creo que por ello los hombres debamos levantarnos en pie de guerra contra Carrie Bradshaw.

Considerar ofensivo que una chica salga en un vídeo para hacer bonito es un sinsentido y un extremismo al mismo nivel que considerar violencia la que ejercía la mujer sobre el hombre que se suicidó tras estar cinco horas de compras.

¿Cuál es el delito de que una mujer (o un hombre) utilice su físico? Los modelos y las modelos trabajan su vertiente estética, al igual que los informáticos e informáticas su vertiente intelectual. ¿Por qué está mejor visto y se considera mayor mérito haber nacido listo que haber nacido guapo? ¿O acaso no se trabajan ambas cualidades? ¿Hemos llegado al punto de corrección política en el que una mujer no debe aparecer en un vídeo por su nivel de belleza? Con estas protestas “feministas” el resultado es el opuesto a la intención que alimentaba el germen del movimiento. Las mujeres y los hombres pueden ser atractivos y atractivas por millones de razones, tantas como personas existen en este mundo. Pero negar que en muchas ocasiones el físico es un elemento clave es negar lo evidente. No tiene nada de condenable que te guste alguien por ser atractivo físicamente. Y si te gusta por otros motivos, enhorabuena, no eres tan superficial y consigues ver más allá de la piscina y el jacuzzi. Pero no eres mejor persona.