Receta para escribir crónicas desde Londres

Para escribir crónicas desde Londres necesitarás:

-Ir a Londres escapando de un mercado laboral español que vio mejores momentos. Es absolutamente indispensable no  caer en el victimismo ni el tremendismo, a excepción de las primeras crónicas, que hará que los lectores sepan por dónde van los tiros. Si se falla en esto, se demostrará una insolidaridad pasmosa con verdaderos inmigrantes que se juegan la vida día a día durante meses para llegar a países donde serán mano de obra barata, jornaleros apiñados en casas-comunas que sacrifican todo para que sus familias puedan comer. Tú eres camarero en un bar. No es el fin del mundo.

-A ser posible, venir acompañado de un buen amigo que acabará por convertirse en una de las personas más cercanas a ti. Los concursos de pedos en la habitación compartida, las borracheras y las conversaciones sin fin fortalecerán los lazos de amistad. Esa misma persona, además, acabará por convertirse en tu corrector, crítico y lector por excelencia.

-Que el director de este periódico (o de cualquier otro) contacte contigo pidiendo crónicas semanales y que tú, lleno de ilusión, le prometas que publicarás puntualmente una cada miércoles, para acabar retrasándote hasta dos o tres días en la entrega.

-Pasear por las calles de la ciudad al menos una vez por semana buscando inspiración. Eventualmente será necesario forzarte a ti mismo a entrar en situaciones estúpidas solamente con el fin de conseguir material para tus crónicas.

londres

-Aprender que a pesar de que ciertas cosas te piden a gritos que las escribas, están mejor dentro de tu cabeza, porque escribir conlleva una responsabilidad enorme que hay que saber manejar con cuidado.

-Escoger uno de los iconos de la ciudad y usarlo en tus crónicas siempre que puedas. Menos el Big Ben. Ese ya lo escogí yo.

-Conocer a hooligans, activistas, prostitutas, okupas, jóvenes ricos despreocupados, niños de treinta años con hijos y demás personajes. Habla todo lo que pueda con ellos, escucha sus historias e intenta aprender lo que te ofrezcan, rechazando lo malo y abrazando lo bueno.

-Enamorarse de la ciudad, acabar odiándola, volverse a enamorar y dejarla riéndote cuando al final te sorprendas a ti mismo sabiendo que la echarás de menos.

-Exprimir al máximo la experiencia, sabiendo que o vives tu vida o nadie hará una mierda por ti. Y si consigues ser un poco sabio y ver las pistas que te deja esa misma vida para que aprendas las lecciones que hay escondidas por el camino, quizás puedas conseguir una frase, una palabra, para tu crónica de la próxima semana.