Extremoduro, camino de sus utopías

“Y resucitó al tercer día en el psiquiátrico, absurdo invento”.

Recuerdo como si fuera ayer cuando un viejo amigo de la farándula musical me llevó a su casa y me enseño decenas de recortes sobre Extremoduro. Portadas, artículos y reportajes amontonados en una pequeña estantería, sin orden aparente y con un único denominador común: ninguno ofrecía ni una sola declaración inédita u original de la banda. “Extremoduro es el grupo que más portadas ha conseguido en este país, y sin embargo apenas han soltado cuatro frases en diez años”. Así me lo definió mi colega y no tuve huevos a llevarle la contraria.

Portada de la Rolling Stone con una ilustración de Robe.

Portada de la Rolling Stone con una ilustración de Robe.

Aún hoy, me sorprende el silencio prematuro y, en ocasiones, anunciado de Extremo. Ya no lo limito a Robe, que posiblemente sea el artista español más codiciado por parte del sector periodístico a la hora de realizar una entrevista (y no digo unas declaraciones sobre su libro, o antes de un concierto… Hablo de una charla de dos horas con él, a solas, y una grabadora encendida), si no que me refiero a los otros miembros que han hecho de Extremoduro el grupo de culto que es a día de hoy y que han firmado sus últimos discos y giras. Iñaki Antón ‘Uoho’, contrapunto del de Plasencia; Cantera, baterista incombustible; y Miguel, al bajo (en directo, además, se suman la guitarra de Félix Landa y los teclados de  Aiert Erkoreka. Blasfemia general por parte del público olvidarlos como miembros del grupo, teniendo en cuenta que llevan desde la gira de 2002 colaborando con la misma, logrando confeccionar el profesional directo que caracteriza a Extremoduro a día de hoy, y que contrasta directamente con aquellos viejos tiempos donde había dos opciones: O era de otro planeta, o Robe apenas podría cantar sus propias letras. Fuese como fuese, ambos tipos, serían inolvidables según las crónicas de la época).

No se equivoquen, no creo que así se cuente nada nuevo,  ni he hablado con ningún miembro de Extremoduro estos días, aunque me sorprende que otras publicaciones más cercanas, no intenten arrimarse a esos componentes más alejados de los focos y que, seguro, darían para unas cuantas entrevistas endiabladamente buenas. Lástima. La única verdad, es que Extremo son unos desconocidos, y aún sacando biografías autorizadas y se viertan ríos de tinta cada vez que hacen un movimiento, no se conoce nada de ellos que ellos mismos no hayan decidido mostrar, y cuando lo hacen, suele mezclarse la ironía con la verdad, esta con la exageración, luego con la interpretación y al final, cuando en su último comunicado público nos mandan a tomar por culo, muy pocos saben cómo interpretarlo.

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Foto promocional de la banda.

El marketing de Extremo ha sido el silencio.Vamos a sacar el disco, pero ni haremos promo, ni gira, ni entrevistas…” Ahí queda eso, y será de los discos de rock español más vendidos del año (sino el que más). Así paso con Material Defectuoso, penúltimo, y es que si la memoria no me falla, la última vez que Extremoduro salió en televisión hablando sobre un disco fue con la Ley Innata, aquella hostia sonora que rompió con todo lo hecho anteriormente por ellos y abrió lo que no sería arriesgado llamar, la nueva etapa de Extremoduro, con un registro más calmado, priorizando las partes limpias y los arreglos, y una capacidad tremenda para la unión de géneros y guiños a otras formas musicales. No es que nunca lo hubieran hecho, es que ahora ese era su juego, esas eran sus cartas.

Muchos tachan que el último disco de Extremoduro “de verdad” fue el ‘Yo, minoría absoluta‘ (otros van más atrás). Guitarras saturadas, baterías rompedoras y letras cargadas de poesía afilada. Permítanme que me ría.Es increíble como alguna gente puede juzgar el trabajo de un segundo o un tercero, hasta tal punto, de decir que Extremoduro ya no es Extremoduro, o si es de verdad, o si es falso. A mí, sinceramente, y entrando en el terreno de la opinión absolutamente subjetiva, me da miedo. Miedo y risa. Me imagino al Robe en su casa, leyendo en internet ese tipo de acusaciones como “Ya no son lo que eran”, “antes eran auténticos, ahora no”… mientras se descojona. Al fin y al cabo, sabrá él lo que es su grupo mejor que nadie, sabrá él lo que compone y como lo hace, y los motivos que le han llevado a hacerlo (decir que fue por pasta me parece algo descontextualizado, teniendo en cuenta que Extremoduro ya llenaba pabellones en los 90 y vendía aún más discos que ahora).

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Robe en la portada del disco ‘Material Defectuoso’

Seamos realistas, puede estar bien hablar de una nueva etapa, y ahí hablar de un mero gesto personal como es el que guste más o menos, o preferir lo viejo a lo nuevo, pero descalificarlo como explicaba anteriormente me parece ridículo. Supongo que si de algunos dependiera, Robe tendría que salir aún de Jesucristo al escenario, olvidarse un par de letras e irse a la mitad del bolo. Eso sí que sería Extremo… ¡CUIDADO! No es esto una defensa incondicional de Robe. Hablamos de un absoluto enigma de persona y de una mente que, salvo él y cercanos, pocos deben comprender. A mí me cuesta y me lleva a confusiones. ¿Por qué tanto enfado con las descargas de internet? ¿Es Robe tan cerrado de mente en pleno siglo XXI? ¿No han sidos esas descargas ilegales las que han hecho que las nuevas generaciones se abracen a su música (y en Latinoamérica)? “Este es un país libre, ya sabéis, haced lo que queráis… pero que no os vean” finalizaba así ‘Pepe Botika’ en la versión que Albert Pla grabó junto al extremeño. ¿Por qué Robe lleva años lanzando piedras a la policía si luego se sucedió aquel bochornoso espectáculo en Aranda de Duero? ¿En qué cree Robe Iniesta? Sinceramente, no lo sé. La verdad, creo que nadie lo sabe, salvo él mismo. Muchos simplemente dicen adorarlo como compositor, detestarlo como persona. Yo… creo que no tengo posición. Creo que hace lo que le sale un poco de las pelotas, lo cual me parece increíblemente digno, aunque a veces esa libertad que parece poseer le lleve a entrar en conflicto con lo ya escrito.

Escándalos a un lado, Extremoduro sigue siendo uno de los pocos grupos de rock estatal capaz de llenar pabellones. Solo Marea se permite ese lujo, y eso que con la crisis ya le costó lo suyo; también les ayuda dar una gira cada cierto tiempo y luego hibernar. Allá donde van triunfan. En su última gira se dieron una vuelta por Latinoamérica, lugar de peregrinación cada vez más habitual para el rock castizo. Era su primera vez y, aún así, el orgasmo se antojó brutal. Mucho me extrañaría que no volvieran en la próxima, tras la colosal acogida de la que gozaron.

Y así como llenan pabellones, venden discos. ¡Vender discos! Ese acto de pagar por un CD o una descarga, algo tan escurridizo en España como un trabajo donde cotices las horas reales que trabajas. Pues sí, disco nuevo, número uno en ventas, no podía ser de otra forma. Así funciona ‘Para todos los públicos’. No parece que a la discográfica le afectara tanto esa filtración… Por cierto, le colocaron la cifra de 700.000 euros (los que habían perdido por culpa de la misma… En fin).

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Y con disco nuevo, portadas nuevas y ríos de tinta, lo único que el grupo ha dicho es lo que en su web fueron y van dejando caer. Nada más. Silencio sepulcral. ¿Habrá gira? Habrá. ¿Cuándo? Cuando ellos vean.

Para todos los públicos’ ve la luz envuelto en la positividad, como casi todo lo que ha hecho el Robe, como rey Midas que mucha gente le presupone. Personalmente, a mí ni me ha venido ni me ha ido. Un disco más para la estantería pero que di nos pusiéramos seriamente a compararlo con lo que Extremo ha parido anteriormente, el trabajo palidecería por sí solo. Parte del aliciente de que las guitarras saturadas y los ritmos rápidos vuelven al primer plano, cosa que muchos han recibido con los brazos abiertos pero… No me convence.

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Portada de ‘Para todos los públicos’.

Cuando oigo el primer single, cuando oigo las canciones más macarras del disco no consiguen engancharme. Sí lo hacen las “lentas”, donde veo a un Robe mucho más cómodo y acertado. Hablo de ‘Locura Transitoria’ que sí considero una verdadera pieza de coleccionista que añadir a la lista de favoritas y ‘El camino de las utopías’. Primera y última. No es que menosprecie el resto, no es que sea un disco malo… Al fin y al cabo, hablamos de Robe y Uoho, dos seres condenados a crear algunas de las canciones más simbólicas de nuestro rock. Cientos de grupos pagarían por lograr hacer un disco similar a este pero… el talento es algo concedido a muy pocos y en este caso, el uno llamó al otro y el tándem del éx-platero y el de Plasencia, sigue dando unos frutos de primera.

Siempre he creído que la magia de Extremoduro radica en su capacidad de unir generaciones y estilos. Desde el más pijo al más punky ha cantado uno de sus himnos. A mí mismo me ha pasado el renegar de ellos, de verlos como cansinos o demasiado mainstream y ampararme en otros grupos del género pero… Al final, un día llegas a un pub, a casa, o al coche; salta una canción y te das cuenta de que cuando tú vas, Robe ha ido, ha vuelto, se ha vuelto a ir y ya está volviendo. Extremoduro conecta con ese chip de la cabeza que a veces pensamos tener apagado pero que salta el piloto automáticamente cuando creíamos haber olvidada su existencia. Así funciona. Es por ello que cuando me ponen ‘A fuego’ en un bar aún pienso: “Qué hijos de puta…” porque saben lo que es hacer de lo más visceral del alma una canción.

 

Tócala otra vez, Iñaki

Si de evolución se hablara, Iñaki Antón Uoho debería figurar en el diccionario. Su talento como arreglista y compositor está muy lejos de conocer límites. Tocó la fibra del rocanrol más clásico con Platero y Tú, mientras flirteaba ya con Extremoduro, produciendo y arreglando sus discos. El propio Fito declaró más de una vez que tanto Robe como Iñaki nacieron para conocerse, para estar juntos el uno frente al otro y parir canciones una tras otra.

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Robe e Iñaki en el estudio de este último. / www.rollingstone.com

Sobresaliente solista, ahora parece vivir una época dorada. Coge lo que va cayendo en sus manos y le da ese toque magistral a base de ligados y notas preciosistas. ¡Qué lejos parecen quedar aquellos tiempos donde bebía a mares de Angus Young y Ted Nugent. Este último, por cierto, él mismo lo describió como una de sus máximas influencias a la hora de tocar las seis cuerdas y si uno se zambulle en la discografía del norteamericano, lo apreciará claramente. Hasta las guitarras que Uoho usó años atrás, Gibsons Les Pauls semi huecas (como la LS5) por las que mantuvo durante años una especial predilección, parecían haber sido sacadas del arsenal de Nugent. Ahora en sus manos suelen aparecer una tras otra las SGs fabricadas a medida por el lutier madrileño Sabrafén (que en su día ya le hiciera una Telecaster con pastillas dobles, y que es habitual de Robe en las últimas giras), con acabados de madera natural, en diferentes tonos. Unas auténticas piezas de artesanía… ¡Quién las pillara! En amplificadores ha usado de todo: Marshall, Mesa Boogie, Brunetti, Matt (de fabricación bilbaína)… Ahora me cogen perdido, no sé con que anda jugueteando en la actualidad.

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Uoho durante un fragmento del video que abrió su última gira.

La sorpresa llegó con ‘La Ley Innata’ y su claridad. Lejos de distorsiones pasadas, Iñaki apareció casi cristalino y ceñido a poner la nota exacta a cada parte. Sana manía que aún muestra en ‘Para todos los públicos’. Por el camino dejó algún solo digno de libro, como el de ‘C/ Esperanza SN‘ (guiño al pasado por parte de Robe, pues era la calle donde se situaba el Umore Ona, emblemático pub bilbaíno y habitual punto de reunión para Platero, Extremo y cía.), voraz, de dentro a fuera. Hace años, cuando se dejaba caer por el foro de Extremoduro, y respondía a diferentes historias (sobre todo musicales y, por así decirlo, frikis sobre su equipo) comentó que se sentía especialmente orgulloso del solo de ‘Puta’, también del de ‘So, Payaso‘, aunque tampoco debiera sorprender este hecho. También lo mucho que le gustaba tocar ‘Desertor‘ de Platero y Tú, en directo, lo divertida que le resultaba. Debía gustarle lo suyo, y es que en un concierto de A pelo y Tú (grupo tributo a los Platero), se subió de sorpresa a darle un empujón (anda por Youtube).

Hoy, enfundado en su traje de productor es el que firma las grabaciones de Extremoduro en su propio estudio, Muxikon Estudios, y por el que van pasando las nuevas generaciones de roqueros. El proyecto de discográfica con Robe, Muxik, pareció quedarse por el camino. Quién sabe si por falta de alicientes, si por falta de tiempo, desgana o la poca rentabilidad que debió dar. Lo intentaron, que ya es mucho, derivando en una de las pocas entrevistas largas que ambos ofrecieron en televisión en la última época. Fue en el programa de Eva Hache, ¿la vieron?

Huracán sobre el escenario, de contagiosa furia. Sus saltos y rodeos le han hecho merecedor de ser definido como uno de los mejores músicos en directo del estado. Basta verle en aquel apoteósico final de DVD, en la gira del 2004, cuando ejecuta un cierre que no parecía acabar, haciendo gala del ‘Rock n Roll Over The World de los Status Quo (una de las pocas cosas que ha mantenido inalterable desde sus inicios en Platero) y derrumbando la batería por el escenario como guinda final. Poseído, como el resto del grupo, supongo que por todo.

Iñaki, durante un concierto, y su guitarra SG fabricada por el lutier Sabrafén.

Iñaki, durante un concierto, y su guitarra SG fabricada por el lutier Sabrafén.

Armonizador nato, es el causante directo, con permiso de Robe, del sonido Extremoduro. Eses solos en escalas menores, junto a esas disonancias y progresiones de acordes tan características, que hacen pronunciar el nombre del grupo, antes siquiera de llegar al primer verso. Ejemplos son ‘Prometeo, Cerca del suelo’ o ‘Menamoro. Ello convierte a Iñaki en un genio particular, escudado detrás de otro genio como es Robe y apartado de los grandes focos, pero que consiguió dotar a los discos de una verdadera alma y un sonido más que digno. Entiendo que algunos dirán que el sonido de Extremoduro guarro les pueda parecer más auténtico pero… lo que aquí expreso viene dado por el análisis objetivo del camino andado por el grupo. Ellos mismos volvieron a grabar bajo la batuta de Iñaki, en el recopilatorio ‘Grandes éxitos y fracasos’ una gran cantidad de temas que en palabras de Robe “Daba vergüenza escucharlos cuando me los ponían en un bar”. ¿Personalmente? Hay joyas en ese pasado menos producido y arreglado que me siguen pareciendo una pasada. ‘Te juzgarán solo por tus errores (yo no)” no necesita absolutamente ningún apaño, ese es el sonido. Y, en general, ‘Rock Transgresivo’ y ‘Somos unos animales’, creo que tienen el aura sucia que deben tener, porque así fueron concebidos y así fueron lanzados. El resto, ya depende de cada uno y, por supuesto, de Extremoduro.

 

Deja que llegue la primavera y así de paso la vida entera

¿Qué le tendrá el futuro preparado a Extremoduro? Quizás sea más apropiado que tienen ellos preparados para el resto. Siempre trabajando bajo un velo negro, únicamente roto por esta última filtración que, a fin de cuentas, poco o nada ha cambiado el resultado, simplemente consiguió acelerar un lanzamiento ya anunciado.

Quizás la polémica que arrastran, el propio enfrentamiento entre fans acérrimos de su vieja escuela contra la nueva, de quinceañeros contra adultos, de ideas encontradas y cambiadas con los años sean sus lastres. Lastres que a ellos ni parecen importarles, ni dictan sentencia. A Extremoduro se la suda todo. Aclaran las cosas cuando quieren aclararlas y se encierran en el más absoluto silencio si creen que la fiesta no va con ellos. Es así de simple. Uno de los pocos grupos que parece verdaderamente libre del dominio empresarial (aunque también podría vérseles a ellos mismos como una ociosa empresa). Que hacen lo que les sale de los huevos y que si quisieran, sacarían un disco de villancicos y nadie desde la discográfica diría nada. Quizás solo Albert Pla y un par más compartan esa anarquía personal. Gustarán más o menos, caerán mejor o peor pero… Parecer, parecen libres, y eso, lo respeto.