«Señora deputada»

Allí llegaba Carmen sin su Doña, los pies pisando la falda y las pegatinas de Esquerda Unida protagonizando su carpeta. En Concepción Arenal, mi escuela de Ourense, los niños todavía guardábamos el Don para Pepe, Antonio y Javier, el director. Carmen Sueiro, profesora de Ciencias Sociales y actual número dos de AGE por Ourense, arrastraba a veces la voz para que abriéramos las ventanas y que entrara aire fresco. Alternaba una bronca con una historia de su aldea, un dardo a Bush con una canción de Aute. Cuando dejé el colegio tardé años en volver a verla. La última fue en el mitin de campaña de AGE en la Cidade das Burgas, con Beiras y Calviño. La vi agitando un abanico con la tricolor al lado de Beiras. Siempre tenía calor. Aquella mezcolanza simbólica —«nacionalismo más federalismo», dice ella— provocó que pensara que Beiras era un poco menos Beiras, cuando en la atalaya del BNG se jactaba de no rendir cuentas a un aparato de partido en Madrid. Carmen se disponía a pronunciar su speech. Y en el atril, como en la tarima de Concepción Arenal: otra historia de su aldea.

Carmen Sueiro, como la Winehouse, le dice a Anova: «no, no, no»

Ahora Calviño hace el petate para marcharse a Dinamarca y lo que parecía que iba a ser un relevo natural en el escaño se ha convertido en una página jugosa llovida del cielo. Carmen, como la Winehouse, le dice a Anova: «no, no, no». Se niega a ceder su derecho a que Pilar Rojo le ponga el “señora deputada” cuando la llame al orden. Algo me dice que será más de una. Hasta coquetea con la expulsión de EU, donde cuenta los lustros a pares. Imagino a Beiras, rizos al vuelo y puño en la mesa, espetándole a Yolanda Díaz: «a coalición impórtalle un nabo». Pero Carmen insiste en querer ser diputada, «renunciar al acta sería un fraude electoral», apunta. Que ella no sabe nada de qué es eso de la «correlación de fuerzas». A Carmen, querer pisar la falda en la moqueta de O Hórreo puede costarle un carné, una rabieta y una reprensión. Por el «señora deputada».