Poemas para aullar bajo la lluvia

1. Resiliencia sin sosiego

Otra vez llegó Octubre con su esquiva
manera de endeudarte levemente;
otra vez, humillado cual sirviente,
rindo culto a tu imagen tempestiva.

En sus tiempos, era suave la adictiva
mirada que empuñabas como ausente…
Se ha extinguido la luz, tan de repente,
que mis naves se han ido a la deriva.

Me trajo la nostalgia algún percance:
no niego la insolente disciplina
de hacer de mis recuerdos un balance.

Y aprendiendo sin teoría la doctrina
del colapso en caída del romance,
cultivé con menosprecio tu espina.

Ya sabes que exagero cuanto digo;
no juzgues con dureza la irrisoria
manera en que conservo tu memoria:
pongo mi enjuto cuerpo por testigo.

Deja que sea tu íntimo enemigo.
Permíteme cruzar la divisoria
frontera que diferencia la historia
de aprender a ser sin ti y contigo.

Comprendo que ya no somos los de antes;
que el tiempo consagró como rutina
el sentirnos ajenos y distantes.

Recuérdame algún día, aguamarina,
leyenda para ingenuos principiantes,
aunque sea de forma clandestina.

 

 

2. Sugerencias a una estudiante audaz

Sobrevive en el margen del instante,
conjúgate, hazte verso, perpetúa
la vid de Pantagruel y Gargantúa,
la lid contra el bobo gobernante.

Enciéndete, ilumina al ignorante,
hazte signo infinito y capicúa,
susúrrale al mirlo cuando búa
porque está triste y no sigue adelante…

Revela de la noche su secreto,
escupe, vilipendia, patalea,
sé musa hipotenusa del cateto.

Contigo,  el otoño se tambalea.
Y hasta, encogido en un temblor inquieto,
la pérfida moral se lo plantea.

 

 

3. Concepciones políticas de un universitario primerizo, al que le falta formación

El águila, el ratón, el elefante,
la infamia, el sinsabor, los deshonestos,
el gusano, el traidor, los megaimpuestos,
los oros demás del rey de diamantes.

El paro, la invasión del rojigualda,
los deshaucios, los culpables e inocentes,
educación, sanidad, preferentes,
la fría puñalada por la espalda.

El poder, el joder abiertamente,
la estrellada, el grito independiente,
la gente que no sabe a lo que aspira.

Las voces que no gritan libertad,
la crisis, la pasta, la sociedad,
el puto mundo de la gran mentira.

 

 

4. Lady Lane wanders adrift (à la Bob Dylan)

Hey, blondie goddess
don’t you hear those unpleasant sobs?
Serve those naive solitary guys
kneeling at the door of your hermitage.
They look tamed statues at your feet;
just ruffle your righteousness
and let the luck
(and your swings)
decide who’ll share
your chromed emptiness.

But don’t go wasting up
all your mercy,
save some mattresses
and some lips
for us, the roaming minstrels,
the sons of grief;
we know you can’t glitch us
through the sea of faces
you’re surrounded by.

It’s time to start out again.
I’ll be humming your name
like the others,
but I only have a dime in my pocket
and I’m wearing these rags of roving:
you won’t notice my absentia.
Hey, blondie goddess!
The meek sailors are fading away.
Let me ramble in your shadow
just one last single time.