Albert Llovera: “Lo que yo tengo no es ninguna ventaja”

El mundo está lleno de gente que lucha, que no se cansa, y no para ni siquiera cuando consigue lo que quiere. Albert Llovera tuvo un accidente a sus 18 años mientras participaba en la Copa de Europa de Esquí. Desde entonces le ha acompañado una silla de ruedas, pero supo salir adelante. Con voluntad y perseverancia se introdujo en el mundo de los rallys y consiguió llegar a lo más alto, compitiendo con pilotos sin ninguna discapacidad. Su valentía y su fuerza de voluntad son realmente admirables. Cuando conoces la historia de Albert, te das cuenta de que muchas veces, los menos capacitados somos nosotros. 

Fuiste el esquiador más joven en participar en los Juegos Olímpicos. Fue en el 84, tú tenías 18 años, ¿ya entraban los rallys en tus planes?

Sí, bueno, pero me gustaban más las motos. Como no las podía conducir, entonces lo transporté un poco a los coches. De todas maneras yo ya tenía a mi hermano y a un primo que corrían, ya estaba introducido ahí. Se me daba bien. Además hay mucha similitud entre el esquí y las cosas de motor. Los esquís son como los neumáticos, el contacto es el mismo, las suspensiones son las rodillas, la trazada es muy igual, y la visibilidad también, siempre vas mirando mucho más lejos. Si derrapas más también pierdes tiempo, tanto en esquí como en los coches. Se parece un montón.

Estuviste en los Juegos Olímpicos y después tuviste el accidente.

Sí, estuve en los Juegos Olímpicos del 84, y el accidente lo tuve el año siguiente en Sarajevo, en la Copa de Europa,  en el mismo sitio donde se hicieron los juegos.

¿Qué pasó?

Pasó que justo en la línea de meta se me cruzó un juez de llegada y tuvimos un fuerte accidente. A él se le rompió la cadera, y a mí se me rompieron todas las costillas del lado izquierdo, el esternón por el medio, una clavícula, un omóplato y sufrí una lesión medular (que la tengo muy alta además). Ahora mismo no tengo fuerza abdominal ni paravertebral.

El problema fue que el juez suizo pesaba 120 kilos, por lo que el impacto fue como golpear contra un muro, más cuando en ese momento bajaba a 110 km/h

¿Cuánto tardaste desde entonces en incorporarte al mundo de los rallys?

Cuatro años o así. Tuve un gran problema porque la gente con discapacidad en esa época no competía con los pilotos normales, entonces tardé casi dos años para obtener la licencia.

¿Te costó federarte?

Sí, luego ya se abrió una puerta muy importante, no para mi, sino para todo el mundo. Te estoy hablando de hace veinte años, no había una mentalidad muy abierta. Lo que yo viví se puede definir un poco como una transición, porque los discapacitados pasamos de ser personas que no se movían de casa, a no parar de ir a otros sitios. Ahí hubo un cambio muy importante, y yo ayudé bastante.

Las sillas también cambiaron de forma, eran más livianas, y esto ayudaba mucho más.

Nunca te rindes. ¿Qué te ayuda a salir adelante?

Nada, me baso en objetivos y proyectos. Miro más adelante y no me quedo quieto. Yo creo que es lo que me da pilas, intento estar activo en todo lo que puedo. A mí me gusta.

© Albert Llovera

También colaboraste con la NASA. ¿Qué hiciste exactamente?

Sí, ellos buscaban a alguien para hacer de conejillo de indias. Querían a alguien con lesiones medulares, y que fuera deportista. Yo daba el perfil que ellos buscaban. Era sobre electroterapia, con los electroestimuladores que ahora están tan de moda para hacer las chocolatinas. Trabajé con las personas que lo inventaron, lo hicieron para que a los astronautas en los viajes a la luna no se les atrofiara la musculatura. Yo estaba en Virginia, estudiaba un poco y jugaba al baloncesto.

De hecho quedasteis subcampeones del mundo.

Sí, y creo que eso fue lo que me dio muchas alas para poder continuar. Los estadounidenses lo tienen muy bien montado para los discapacitados porque hay más que en España, sobre todo gente que viene de la guerra. Yo en Estados Unidos puedo acceder al 95% de los sitios con la silla.

Volviendo a los rallyes, ¿qué diferencia al coche con el que compites de los demás coches de competición?

El mío se conduce solo con las manos, eso es evidente. Pero lo que cuesta más de asimilar son los setenta kilos que llevo de más porque entre los mandos y la silla son 68 kilos, entonces en el coche vamos tres como digo yo. Lo tenemos que solventar a nivel de conducción y como podemos.

Cuando hablas de un coche de carreras llevar casi 70 kilos de más es muchísimo, pero en el fondo no es una excusa

Tú compites con gente que no tiene discapacidades. ¿Lo prefieres?

Sí sí, bueno, a ver, a mí me gusta mucho más. El año pasado quedamos campeones de España. En el 2010 y en 2011 competimos en el mundial de rallys. Lo que está claro es que lo que yo tengo no es ninguna ventaja, porque sino lo llevarían los pilotos de Formula 1 o de rallys, y no hay ninguno que quiera estos 68 kilos de más.

Hay que competir con los mejores, tanto si tienen discapacidad como no.

www.forocompeticion.com

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¿Cuánto tiempo te llevó adaptar el coche?

Bueno, mis coches tardan un poco más en adaptarse porque lo que llevo no son mandos que se vendan normalmente, sino que lo llevo un poco artesanal. Tarda una semana. Pero normalmente una adaptación te la montan en tres o cuatro días, porque ya viene preparada. Lo bueno de esto es que trabajamos conjuntamente con el fabricante para que toda la gente con discapacidad pueda conducir. No todo el mundo necesita las adaptaciones que yo llevo, que son muy escandalosas. Cuando te paras en un semáforo parece que vas en un avión. Ahora los volantes los hacen muy bonitos, con airbag… pero mis coches esto no lo llevan, entonces no vale la pena tampoco desgraciar un coche bonito por dentro para meterle unos mandos de rally. Ya existen unos mandos corrientes para no dañar los volantes originales. No todas las discapacidades son iguales. Mis mandos no los necesita una persona que tenga una amputación en la pierna izquierda. Cada discapacidad tiene que tener su adaptación, es de lo que se trata.

Tienes una ortopedia con piezas casi únicas 

Tenemos la silla con la que hago descenso que es un aparato inhumano, y luego bicicletas, que la gente lo agradece. Es una tienda única, normalmente la gente no tiene esto en el escaparate. Además sólo hace falta que lo tengas en rojo para que te lo pidan en amarillo. No puedes tener un stock porque son piezas muy caras. Pero lo tenemos en el escaparate, sobretodo en invierno con las cosas para esquiar. Antes la gente con discapacidad solo iba al gimnasio o a la piscina. A mí no me motiva mucho. Que también está bien, pero que no sea siempre piscina.

Ahora puedes hacer descenso en bicicleta, esquiar… el contacto con la naturaleza es mucho mejor que ir al gimnasio o a la piscina, que todo es azul.

¿Probaste el exoesqueleto?

Sí, es un invento muy bueno. Todo viene de cosas militares. Con él puedes dar una vuelta a la manzana y esto es algo muy importante. Lo vas haciendo tú con las muletas, y está muy bien. Lo que te da es calidad de vida, no independencia.

Tienes que tener a un fisioterapeuta al lado siempre ¿no?

Sí, pero puedes llegar a usarlo solo… pero tienes las manos ocupadas todo el rato. Si te llaman al teléfono ya no lo puedes coger. O si tengo que ir al párking y meterme dentro del coche voy a tardar un cuarto de hora, y con la silla son tres minutos. Pero te da calidad de vida porque los huesos los tenemos hechos para que nos aguante el cuerpo, y si no los usas se ponen endebles, igual que los cartílagos y los ligamentos. Lo mejor es como lo tienen aquí en Barcelona, en la fundación Step by Step, que tienen uno y lo puedes compartir con todo el mundo. No sé el precio de esto.

La biomecánica con el exoesqueleto es casi perfecta. Va muy bien para el estómago, los riñones… es increíble, es inhumano.

Fuiste a Mauritania como embajador de UNICEF ¿Qué ha sido lo mejor que te has llevado?

Bueno, el cariño de las mujeres y de los niños, que son los que le dan valor a la inversión que hace UNICEF. Además UNICEF no da el dinero, sino que es un crédito, se retorna. Y con este minicrédito a devolver durante 6 meses, las mujeres empiezan a arrancar sus mininegocios. Cuando te lo explican y ves lo agradecidas que están de tenerlos, que es lo que nos gastamos nosotros en cenas y en tonterías durante un mes, a ellas les sirve para arrancar su negocio. Nosotros no le damos importancia y a ellas les salva la vida.

© Albert Llovera

© Albert Llovera

Te habían propuesto para el premio Príncipe de Asturias del Deporte. 

Bueno, ya ha salido que no. Al final salió Chema Olazábal. Esto salió hará tres semanas, pero estoy encantado de estar entre los nominados, como deportista me llena muchísimo que se hayan acordado de mi. Si me vuelven a presentar pues yo encantado, pero está difícil, hay muchos deportistas por ahí que también lo hacen bien.

¿Aún das charlas en los hospitales?

Sí, cada vez menos, porque no puedo acceder a todo el mundo. Lo que hago son conferencias para empresas que están remuneradas, porque al final me tiro entre 200 y 250 días fuera de casa. Pero sí las hago, las he hecho y las seguiré haciendo. Creo que para los chavales y la gente que ha tenido algún accidente tener un icono delante que te explique cuatro cosas es muy bueno. A mi ojalá me lo hubieran hecho. Intento poner ese granito de vitamina a la gente para que vean que se pueden hacer un montón de cosas, incluso con lesiones graves.

Sabes que te ha tocado a ti, pero no se te termina la vida, puedes seguir haciendo muchas cosas

No paras, ¿qué te queda por hacer?

Bueno, estoy cerrando un montón de cosas para el Dakar, que tengo que decidir se iré o no, que de momento es que no. Pero si no voy no pasa nada, continuaré con los proyectos del campeonato de España, y haremos cosas nuevas.