Rosendo, nadie habla mal de ti
Habrá alguien que sí, que lo haga. A sus espaldas y a espaldas del resto de los mortales, claro. La capacidad unificadora de su música es inusual, ¿monstruosa?, probablemente. Ni a los de Liverpool les veo generar tanto respeto como cuando Rosendo sale en una conversación. El de Carabanchel nada, ahí está, pasan los años y ahí está, es el padre del rock estatal y ahí está, sacó tres discos con los Leño y ahí está, le hacen un disco tributo (dos si contamos el de Leño) los mejores artistas del rock español y ahí está. Nada, que a diferencia de Alfonso Armada, él si está, y a él, siempre se le espera.
Rosendo es un alienígena. Bueno, podría darse el caso de que no, pero humano no es. No es humano tener casi una veintena de discos a sus espaldas (cifra que sí alcanzaría, y superaría, fácilmente si contamos sus trabajos en directo y algún que otro DVD) y no haber bajado el listón en ningún momento. Es cierto, quizás Rosendo haya hecho ya sus mejores canciones, pero eso lo han hecho todos los grandes de la música roquera nacional. Barricada ya sacó hace demasiados años su No hay tregua o su En blanco y negro, también Porretas gritó al aire Marihuana y Fito esnifó los rayos del sol junto a los Platero en Al Cantar. ¿A dónde voy? Pues que Flojos de Pantalón, Del Pulmón o Loco por incordiar ya se han escrito y posiblemente sus composiciones actuales estén lejos de esa aura mágica implacable. O no. Lo cierto es que siempre pienso que el verdadero artista es aquel que se mantiene en el nivel del notable, no del sobresaliente, eso es imposible. Rosendo sigue sacando canciones que cuentan algo que nadie sabe contar. Tampoco nadie se atreve a decir que un disco suyo es malo, ¡dónde vamos a parar! Se utilizan eufemismos: a mí es que me gustaba más antes… Esa producción, no sé, me chirría un poco… Yo es que ya no entiendo sus letras… Eufemismos de apariencia barata y para el postureo, porque luego saca un videoclip un martes 3 de septiembre y a jueves noche ya tiene más de 90.000 reproducciones.
No es humano tener casi una veintena de discos a sus espaldas
Es evidente, mienten
Pero solo él lo canta y la gente es cuando lo entiende. El 1 de octubre llegará Vergüenza Torera, su nuevo disco. El tema homónimo ha sido el elegido para el single y para hacer el videoclip antes mentado. Sin complicaciones. “Es evidente, mienten /Continuamente mienten / Es evidente, mienten / Continuamente mienten / aunque revienten”.
Viene cargado, oigan. Hacía tiempo que no veía a Rosendo sonar tan nítido y tan alto. Político hasta la médula y crítico directo. Lo echaba de menos y es que en su anterior cartucho discográfico lo vi un poco distante. “A veces cuesta llegar al estribillo” era una verdadera definición de lo que debía pasar por su cabeza a la hora de hacer sus nuevas canciones. Tiene que costar horrores juntar palabras y acordes después de tantos años. La música funciona al revés de otras artes… Es al principio cuando tienes las ansias y el ímpetu de tocar todos los días y soltar bocanadas de aire mezclando versos y estribillos. Después de haber influido a toda una generación de artistas, llegar al estribillo es el verdadero arte.
Hacía tiempo que no veía tanto revuelo por un disco del maestro. Un viejo amigo, gran conocedor de su carrera y friki redomado de sus canciones me lo quiso explicar de una forma que yo pudiera entender: “Esto es como cuando sacó el Masculino Singular y aquel videoclip. Es como si hubiera estado ausente años, aunque no fuera así, y de repente volviera”. Lo entendí al momento. Corría el año 2002, y el madrileño venía de una época un tanto extraña para sus fans. Apenas un año antes viera la luz el Canciones para normales y mero dementes. El disco abrió una etapa en el sonido Rosendiano. Era un sonido mucho más duro, saturado; muy cercano al que para muchos identifican hoy con “el de toda la vida” (y es que ya ha llovido desde entonces). El disco mantuvo las ventas y la crítica lo aceptó. Canciones como La Fauna, No son Gigantes o El Alma se Colma, ya son clásicos. Retomamos el 2002. Sale a la calle el Veo, veo, mamoneo. Se extraen dos singles, Masculino singular y Sufridos. Nadie volvería a dudar nunca de su capacidad creativa o de su nuevo sonido. El primero de los singles señalados se convierte en un bombazo para el rock nacional. Un himno que hoy canta desde la orquesta más barata hasta la discoteca más pija, pasando por el garito de rocanrol de la esquina. Imaginen cuando mi amigo lo escuchó por primera vez, en aquel 2002. Pues dice que la sensación, salvando las distancias, es la misma que cuando se puso por los cascos esta nueva canción. A mí, con eso, ya me vale para esperarme grandes cosas. Seré un (in)conformista.
Yo me voy de pitanza con los amigotes, que me tira Sancho Panza más que Don Quijote.
A estas alturas del cuento ya todos sabemos que Rosendo ha sido siempre un fanático del irlandés Rory Gallagher. Quizás, de vivir hoy el diestro guitarrista, hubiese nombrado al de Carabanchel su cónsul en España, al fin y al cabo le hizo más propaganda y promoción que cualquier discográfica y sello de la época. Imagino que hasta el propio Rosen estará cansado de que le pregunten por la enorme influencia que tuvo en su música. Es la pregunta obligada de las entrevistas. Por cierto, “el cónsul” llegó a comprarse la entrada nº 0000 para verlo en Madrid. Qué lejos nos quedan las anécdotas ahora.
De Rory y la influencia en su música podría hacerse un ensayo, y si nos metemos en cuestiones guitarreras y sonoras la cosa da para biblia. Solo recomiendo buscar una foto del irlandés en su juventud y otra del castellano en su época con los Leño. Hasta físicamente el parecido era diabólico. Un servidor, siempre piensa en la vez que leyó (o escuché, ahora ya lo dudo) la siguiente gran intervención: “Yo quería ser como él. La imagen que tenía el tío. Su planta, su forma de hacer las cosas… No sé inglés y no sé muy de lo que habla en las canciones, a lo mejor no tenemos nada que ver. Pero a mí me sugirió lo que yo quería hacer ”.
Los versos de Rosendo son extraños. Si ser raro y/o extraño, es aquello que se sale de la norma, sus letras son lugar a dudas extrañas. Posiblemente, eso sea lo que más me gusta del artista. Su manera única de componer. He escuchado cientos de grupos españoles, internacionales, gallegos, australianos, madrileños… En la puta vida he visto a ninguno titular un disco “El endémico embustero y el incauto pertinaz”, tampoco cantar “Se me ve despreocupado, se me intuye reservón / estoy predestinado como el terreno abonado a dar excelente producción”. Lo cierto es que las letras de Rosendo poco o nada tienen que ver con las de Rory. ¿Importa? No, pero es entrañablemente anecdótico.
Un día pululando por cierto foro donde el propio artista asoma la cabeza de vez en cuando alguien se le quejaba de la complejidad alcanzada en sus composiciones letrísticas y la dificultad insalvable para entenderlas. Él mismo le respondió, analizando palabra por palabra la frase que el susodicho pusiera de ejemplo inteligible. Cosas del maestro. Esa cercanía y esa actitud campechana que despide en las distancias cortas.
Yo el Rey, Enemigos y Rosendo. Debe ser por ello que a Juan Carlos I le atribuyen lo de campechano. Derivaciones y reflejos del único Mercado fiable. Yo comprobé en mis carnes ese carácter afable y bonachón del maestro. Mi cámara se paseaba a alta velocidad por los conciertos de un DerrameRock pasado. Una foto con Rosendo, Mariano y Rafa era un pequeño sueño. Un amigo me dice que es posible, que vaya con él. Cabe destacar que había alguien de seguridad solo para él, por lo que el acceso a su persona era una pequeña hazaña. Entramos. Allí está él. Como si nada, como siempre, como ya dije al principio, ahí está. Se saca la foto, salgo casi apurado, no quería molestar ni intentar el cruce de palabras típico. ¿Qué le voy a decir yo a Rosendo? “Jefe, eres el mejor… Significas mucho para mí… ¡Crack!” Leches, ya lo sabe. Por algo he entrado temblando allí. Quedaba lo peor, mirar si había salido decente mi careto en la cámara, la verdadera hazaña cabe decir. No había tal imagen, ni nunca la hubo. Como fotógrafo aguerrido y responsable, me olvidara de introducir una tarjeta en la dichosa Canon. Así fue como posé al lado de Rosendo para mi memoria únicamente. Algo impagable con el paso de los años, más que cualquier imagen impresa o guardada en un disco duro.
¿Qué le voy a decir yo a Rosendo? “Jefe, eres el mejor… Significas mucho para mí… ¡Crack!” Leches, ya lo sabe. Por algo he entrado temblando allí
De tal Les Paul tal Strato

Con su mítica stratocaster de color natural y la camiseta de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. / www.laguiago.com
Un guitarrista es más fiel a su guitarra que a su mujer. Hay casos y casos pero todo guitarra que se precie tiene un modelo del que se enamora y que nunca lo suelta, al menos, no por demasiado tiempo. Lo aparca, prueba cosas nuevas y acaba volviendo. No es que el músico se vaya, es que la guitarra lo deja irse. Rosendo lleva muchísimos años luciendo el modelo Fender Stratocaster. Si en esta decisión influyó Gallagher es algo que se me escapa, aunque si buscaba su sonido y su estética, es probable.
El universo de las guitarras es curiosamente pequeño. Han pasado ya 60 años y Fender sigue viviendo de aquellos modelos legendarios, de aquellas formas con las que dotó a sus guitarras. Stratocaster o Telecaster, son nombres mundialmente conocidos y que, curiosamente, su apariencia, apenas ha variado en nada. La guitarra es un instrumento que se mantiene en el tiempo, como el de Carabanchel, casi sin inmutarse.
Popularmente, y sin entrar en demasiados datos que rozarían el aburrimiento para el profano musical, Rosendo tiene dos Stratocaster fácilmente reconocibles. La primera tiene un color marrón, de madura natural algo oscurecida. Tiene tres pastillas simples y fue una habitual durante su primera época. Hasta donde mis conocimientos me permiten, creo que era una strato de finales de los 60. El clavijero, más grande de lo habitual en este tipo de guitarras es bastante característico. Por cierto, aparece con ella en la portada de su nuevo disco. La segunda Fender Stratocaster es un modelo Big Apple. Desde hace años es con la que sale a escena y con la realiza la mayoría de presentaciones. Negra en el cuerpo y de palorrosa el diapasión (la parte más visible del mástil o cuello del instrumento). Va cargada con dos pastillas Seymour Duncan de doble bobinado haciendo que el sonido sea notablemente más potente que su vieja amiga. No olvidemos una preciosidad roja de finales de los ochenta, retratada en la portada del recopilatorio Un Palo al Agua y usada en el directo del ’89. Su utilización se ubica a finales de esa década, con el disco Jugar al Guá (por cierto, acojonante trabajo que incluye una de mis coplas favoritas, Manifiesta Deprimente. Sí, demasiado teclado a veces, pero la época es la época).
Curiosamente, y aun siendo toda la vida fiel a la estética americana de Fender, Rosendo cambiaría a la competencia y la Gibson Les Paul Custom ocuparía unos años de su vida. Quizás la importancia que se la ha dado a este instrumento en la vida del madrileño se haya exagerado un tanto por haber sido retratada para la historia en el directo de la cárcel de Carabanchel, Siempre hay una historia, y en otros documentos audiovisuales, al fin y al cabo, apenas tocó con él 3 o 4 años de su carrera. Esteticamente era una preciosidad negra con herrajes dorados y un profundo sonido. El propio Rosendo ha contado alguna vez la historia de su vuelta a Fender: “He estado tocando tres años con la Les Paul y no me he hecho con ella. Me encanta su sonido, pero la toco a disgusto. Un día me invitaron al certamen La guitarra de oro de la ciudad de Pamplona; un concierto en el que, participaban varios guitarristas y yo cerraba el asunto. Letusa, los distribuidores de Fender en España, me regalaron una guitarra que sonaba exactamente como yo quería y que es, al fin y al cabo, la strato con la que me he manejado toda la vida. Fueron encantadores: no me pidieron ni una foto con la guitarra y no les importó cuando les dije que llevaba tres años con Gibson. Un detallazo. He vuelto al buen camino“.
Agradecidos… Rosendo
Adelantaba arriba la entrañable influencia que el cantante y guitarrista ha tenido en el rock español. Y no vayamos al tópico de centrarnos en su presencia en Leño como padres del rock estatal, que sí, sino en su majestuosa carrera en solitario y todos los frutos que ha dado e inspiraciones divinas que ha provocado.
La lista de músicos estatales que han revelado que su interés por cantar y componer en español fuera a raíz de la música de Rosendo es ya una leyenda. Fito, hoy con sus Fitipaldis y ayer con los Platero siempre lo lanzó al aire constamente. “Nos enseño que se podía cantar en el idioma nuestro. No tenía ni idea inglés pero de castellano sí. ¿Por qué no podía entonces hacer canciones en castellano?“. Josele Santiago también tiene reafirmado ese hecho. Aquí se le puede ver diciendo su pasión y sus huidas para ver actuar al trío de la letra ñ:
El documento audiovisual es acojonante. De primeras porque no siempre se ve a dos roqueros como Josele y Rosendo juntos, de segundas porque tocan la idílica Entonces Duerme. La canción es mi ejemplo personal de como algunas versiones pueden llegar a superar a la original. Es raro y sucede una vez cada 55 años bisiestos, pero pasa. Los Enemigos la hicieron suya (y es que parece hecha para ellos) en el fabuloso homenaje en forma de disco que hicieron 14 grupos al maestro: Agradecidos… Rosendo.
El disco merecería no unas líneas, sino un libro, pero es otro cantar. Lo importante que deja tras de sí su grabación y posterior edición es, sin duda, la perfecta muestra de su influencia en grupos tan dispares musicalmente
como Mamá Ladilla y Buenas Noches Rose. Lo cierto, es que el trabajo consiguió juntar a la plana mayor de aquellos años: Extremoduro, Barricada, A Palo Seko, Los Enemigos, Gran Jefe, Los Canallas, Los Ronaldos, Porretas, Pulgar, Reincidentes Ska-p y Siniestro Total se unen a los dos mencionados. ¡Qué raro se me hace ver estos nombres ahora y tan juntos!
Todos cumplieron sobradamente. Hay casos como el de los mencionados Enemigos, o el de Siniestro Total, Pulgar y Barricada que el nivel del homenaje alcanza cotas estratosféricas. Una muestra del respeto y admiración que debían tener al protagonista del artículo.
Si la tocas otra vez, le dedicaron Platero y Tú en su disco Hay poco rock ‘n’ roll. No le pedían otra cosa que no dejara de estar con un micro debajo de su nariz, que la tocase otra vez, que siguiese llenando las calles con sus canciones, porque de ahí es el artista, de los que pasan más tiempo al aire libre que entre paredes. En realidad, cada grupo que sigue saliendo en España y lo hace cantando en la lengua de Cervantes, es parte de un un homenaje colectivo al hombre que en su día apostó por la letra ñ, y la quiso incluir en el título de sus formaciones. Ñu y Leño. Cabezonería de la buena, supongo.
Cada grupo que sigue saliendo en España y lo hace cantando en la lengua de Cervantes, es parte de un un homenaje colectivo al hombre que en su día apostó por la letra ñ
Al final, cuando uno habla de Rosendo, solo queda la resignación. La resignación de saber que es el verdadero rockero. Ese que no presume de belleza sino de talento. Una mezcla de talento innato y corona real adquirida, pues su título de padre, padrino y rey de España no se lo quita nadie ya. Ni nadie lo planearía porque entraría en conflicto con la primera ley estipulada en la constitución del rock estatal: Rosendo, nadie hablará mal de ti.