Gladiadores trajeados
El verano se acaba. Decimos adiós a los días soleados y volvemos a la rutina del trabajo y, muchos otros, a la del comienzo de un nuevo curso. El panorama puede parecer poco alentador, pero trae también consigo novedades interesantes. Señores, el verano se acaba, pero eso no significa que todo esté perdido. Un aliciente para enfrentar con ganas el fin de la época estival son las nuevas temporadas de nuestras series favoritas. Desde luego, para todo seriéfilo que se precie, esta es una razón suficiente para evitar el síndrome postvacacional. Una de las propuestas más atractivas es seguir la tercera temporada de Scandal y, para los que todavía no la han visto, les recomiendo que se pongan al día empezando desde el capítulo uno. Pero, ¿qué tiene esta serie que a tanta gente engancha?
Scandal versa sobre los asuntos políticos del país más poderoso del mundo. Entre los entresijos de la trama se encuentran políticos importantes, organizaciones terroristas, embajadas de países varios, la CIA, la prensa y, por supuesto, el gabinete Olivia Pope y asociados que es capaz de manejar los hilos que unen todas las piezas. Pope y su equipo se autodenominan “gladiadores trajeados”, pues libran las más crudas batallas en el mundo político. Como los gladiadores, luchan para conseguir derrotar a adversarios que otros creían invencibles, cuyo poder alcanza límites insospechados. Por eso, han de ganar en cada lucha, porque una derrota puede significar el fin.
El argumento de la serie es enrevesado, y, en ocasiones, resulta inverosímil que las decisiones más importantes a nivel mundial dependan de Olivia Pope, pero, a la vez, es eso lo que la dota de un poderío extraordinario. Reduce a todas las figuras importantes a simples marionetas de un aparato que va más allá de ellos. Parece que los poderosos no son siempre los que salen en las portadas. Los guionistas de Scandal nos mantienen siempre alerta. Cuando pensamos que se ha apagado un fuego aparecen un par más. Las conspiraciones están a la orden del día y la traición es también habitual. Los personajes no son ni malos ni buenos, el blanco y el negro no existen en esta serie que nos deja claro que la personalidad de cada uno está teñida de diferentes tonos de gris. La creadora de Anatomía de Grey sorprende con una producción que promete no dejar indiferente a nadie.
La serie está protagonizada por una mujer de armas tomar. Olivia Pope dirige un gabinete de gestión de crisis al más alto nivel. Pope es mujer, negra, guapa y sin pelos en la lengua. Además es abogada y ex directora de comunicación de la Casa Blanca. Por si el currículum no fuera suficiente, también fue amante del presidente. Esta relación, que como mínimo podemos calificar de estrecha con el jefe de estado más poderoso del mundo, le ha proporcionado muchos contactos y también una ingente cantidad de dolores de cabeza. Kerry Washington interpreta sin despeinarse a una mujer de naturaleza complicada. La ex del oscarizado Jamie Foxx encarna a esta mezcla de femme fatale del siglo XXI que en ocasiones arroja su máscara para mostrarnos lo frágil que es en realidad. Todo depende de Olivia, todo y todos, y ella lo sabe. Washington dota de esa seguridad infinita a Pope sin desprenderse de los matices que la hacen más humana.
Olivia Pope: “Es él quien necesita el favor. Yo ya no trabajo para él, así que dile al presidente de Estados Unidos que saque tiempo para verme.”
La trama de Scandal es bidireccional en todos los capítulos. En cada uno Pope y su equipo resuelven un caso. Pero también existe una trama que se extiende a todos los episodios y que versa sobre la relación y no relación que por momentos existe entre la abogada y el presidente. La Casa Blanca es escenario habitual de los tira y afloja que los protagonistas se traen entre manos. Los personajes que construyen este ambiente son diversos y complicados. El ambiente en la Casa Blanca es asfixiante y, en él, reina la ambición.El pasado de los colaboradores de Pope juega un papel protagonista en el desarrollo de la historia. Stephen Finch es el más leal colaborador y amigo de Pope. A pesar de que abandona el barco en la segunda temporada en la primera es el apoyo más importante para Olivia. El resto de sus colaboradores están unidos a ella por una relación de lealtad absoluta, casi de vasallaje. Olivia los sacó del pozo cuando más lo necesitaban y ahora ellos dedican su vida a resolver los casos que su jefa les propone. Es esa fe ciega en su jefa la que los lleva a actuar sin hacer preguntas.
La serie ha cambiado mucho de la primera a la segunda temporada. En la primera, se daba más importancia a los casos que había que resolver. A partir de la segunda cobra fuerza la relación entre Pope y Fitzgerald. En parte fue positivo por mostrar el lado más humano de los personajes, que en la primera temporada veíamos más como autómatas. Pero desde luego en algún momento se ha abusado de esta historia de “amor” desviando la serie un poco. Eso no ha hecho perder su carácter a esta historia, pero esperemos que se modere este giro que probablemente se ha tomado para enganchar a otro tipo de público. Para poder juzgar esto tendremos que esperar a la tercera temporada. En ella sorprenderá la incorporación de Lisa Kudrow, la Phoebe de Friends. Scandal está hecha para sorprender y engatusar desde el primer capítulo. A partir del 3 de octubre Olivia Pope y asociados vuelve a abrir sus puertas para resolver los casos más enrevesados. ¿Te atreves a pasar?
Imagen de portada: seriesbibi.wordpress.com