Salvation Army: “Nunca es un mal momento para el rock ‘n’ roll”

Salvation Army son uno de esos tríos que sudan rocanrol cuando asaltan un escenario. Caña y distorsión sin reparos. Tres músicos con una trayectoria envidiable para la mayoría. Bruno T Ford, cantante y guitarrista de Río Bravo, legendaria banda del rock underground que llegaba a su destino en un precioso camión de bomberos. Una locura de los viejos tiempos. Violeta Mosquera, huracán a la batería y componente también de MLK. Un espectáculo verla aporrear los timbales durante sus conciertos. Gonzalo Maceira, también conocido como el Doctor Maceira. El hombre por el que se inventó el término “rocket man”. Una fiera con un conocimiento asombroso de la música y sus entresijos que sobrevive como técnico mercenario además de ser integrante de Tractor Troy. Juntos conforman el power trío más bestia de la Boa Vila, de la ciudad del Lérez.

A la cita acuden el Doctor Maceira y Violeta. Ataviados con sus mejores ropas, se sientan a compartir verborrea y anécdotas. En su haber está el honor de poder ocupar uno de los primeros puestos de la música pontevedresa.También se deja caer Iñaki, guitarrista de Tractor Troy y amigo de los entrevistados y del entrevistador. Viene por la caña y las aceitunas unicamente.

Trajisteis bastantes gafas para las fotos de después, ¿no?

Violeta: A falta de una…

Gonzalo: Trajimos tres.

Supongo que Bruno no pudo venir porque está trabajando.

G: Sí, en verano está todos los días en el Náutico de San Vicente. No sale de allí.

¿Llegasteis a ver a Río Bravo en su día?

G: Los vimos en verano. La polla, claro. En su época no. Hubiera molado, pero no pudo ser (risas). Cuando los vimos en este último concierto que dieron por aquí estaban en una forma tremenda.

¿Cómo se define Salvation Army?

G: Punk-pop-rock.

V: ¿Qué?

G:Punk-pop-rock, ¿Punk-rock?, ¿Pulpo-rock?

V: No sé, no somos gente de etiquetas, en ninguno de los aspectos.

G: Lo de las etiquetas, como ya sabes, son generalidades.  Salvation tiene mucho de punk, mucho de rock…

V: Y Polo (Bruno) es un popero de mierda.

G: Yo también, la verdad. Un poquito. El truco está en coger un poco de pop, apretarlo, desafinar de vez en cuando y ya queda solo el punk-rock (risas). En realidad hacemos pop, sí.

Lo de las etiquetas ya suena a rancio y cansino.

G: Hombre… es más fácil ubicar a los grupos, a corto plazo es útil.

V: A mí me parece una manera de generalización bastante absurda. Hay mogollón de bandas que a mí me flipan y si tuviera que ponerle una etiqueta no tendría ni idea. Póngase el ejemplo de los Pixies. ¿Qué hacen los Pixies? ¿Cómo le llamas a eso? Las etiquetas creo que son algo más para las revistas musicales que para los músicos. Un resumen. Si a mí me preguntaran que qué hago diría: “Ruido”. No voy a engañar a la gente, hacemos caña, somos ruidosos. Hay matices punks, hay matices melódicos, pues sí, pero metemos ruido.

G: ¿Pero no es el ruido otro estilo? ¿Otra etiqueta?

V: Pues es la nuestra. Ruido, barullo.

G: Barulleiros.

© Charlie Peartree

© Charlie Peartree

¿Teniendo cada uno del grupo diferentes proyectos paralelos como sobrevive Salvation Army?

G: Con mucha paciencia y por el entusiasmo que nos une a la hora de pasarlo porque, eso ya te lo digo, nos lo pasamos muy muy bien. Gracias a eso, pues sacamos los huecos para ensayar y tocar por ahí de donde podamos.

V: Los tres somos carne de escenario. Mercenarios. Vamos a estar ahí siempre tengamos grupos o no. A mí no me supone un esfuerzo sacar tiempo para tocar, es lo que me llena, es lo que me gusta. Hacer ruido.

¿Y el disco nuevo?

G: En 2014 Salvation sacaremos un disco. Sea como sea.

¿Un largo?

G: De diez canciones.

V: ¿? (risas) Once ponle, mejor. (risas)

G: Venga, once.

V: ¡Trece! ¡Quince! ¡Dieceiseis!

Poned ya el título, total.

G: Disgraceland. Así se llamará. (risas)

Dentro de un año no lo cambiéis…

V: No, no… Que sí que le vamos a poner ese, ya verás.

Yo no recordaba un momento tan bueno como el que estamos viviendo ahora mismo en esta ciudad

¿Qué le pasa a Pontevedra, que se ha convertido en un hervidero musical?

G: Quizás sea por vivir en Pontevedra y pertenecer de algún a modo a ella pero… Yo no recordaba un momento tan bueno como el que estamos viviendo ahora mismo en esta ciudad. El ambiente que se respira es muy sano socialmente. Hay mogollón de afinidad y conexión entre la gente. Los grupos se apoyan y la oferta de estilos, de formas, se ha dispirado. Es algo que no veo en otras ciudad como A Coruña o similares. A mí, por lo menos, no me suena. Pontevedra, poco a poco, va reviviendo. Puede que algún día se llegue a ser un referente como lo ha sido siempre Vigo en Galicia pero… hay muchas cosas. Eso mola mogollón.

¿Por qué ahora y no antes?

V: Bueno, las épocas de crisis están siempre relacionadas con movimientos artísticos. Si todos tuviésemos un trabajo y la movida fuese de puta madre, ¿habría la misma escena? No lo creo. El tener todo el tiempo del mundo para tu grupo es increíblemente influyente. Hay gente muy joven que está ahora haciendo grandes cosas, pero estoy convencida de que la gente de treinta años y tal, si tuviera su trabajo y su vida un poco más encauzada, no estaría ahora dándole tanta caña.

¿Son malos tiempos para el rocanrol?

V: Nunca es un mal momento para el rocanrol. Es cierto que toda la industria y la maquinaria está, no transformándose, que muchos aún ni se han dado cuenta de por dónde llevarlo pero el negocio de vender discos ya hace tiempo que se esfumó. Lo mismo los conciertos. Hay un exceso de oferta, que claro, no es malo en lo musical pero si no sé sabe llevar es una putada. Luego, internet a pesar de ser una ventaja de la hostia, no deja de ser un mar infinito de gente, de grupos y de canciones.

Al final, Internet No fue la panacea de la música.

V: Para algunos sí que lo fue, yo que sé. Algunos si se hicieron su hueco o salieron a raíz de internet pero…

¿Editaríais fisicamente vuestro siguiente trabajo?

V: El primero sí lo editamos. Fue cosa nuestra eso sí, made in feito na casa. Hicimos cincuenta, luego otra tirada… Te los comes igual, eh. Tal como funciona hoy el mundo y las cosas, hagas los que hagas, te los acabas comiendo.

G: Respondiendo concretamente a la pregunta. Sí, volveríamos a editarlo. Disgraceland, sí. (risas)

V: No tendríamos ningún problema en editarlo, pero sabemos lo que hay.

G: Es una cuestión romántica. Tener el disco en tu mano, ponerlo, poder prestarlo, regalarlo… Es una especie de cachito del grupo.

V: Es una putada, porque a mí me encantaría poder comprar los CDs de todos los grupos que voy a ver en directo, que no son pocos, pero es imposible. Entrada, más dos cervezas, más tal… Claro, se te vuelve algo prohibitivo ese gasto a mayores. Mi caso se repite en muchísima gente supongo. Te hablo de discos a 5 euros, si luego t curras ya una edición buena de verdad, tendrás que ponerlo al precio que valga, ¿no?

G: ¿Eh? Perdona, no te estaba escuchando. (risas)

V: Que sí.

G: Sí, sí.

V: No contestaste a la otra, a la de los malos tiempos para el rock.

G: Pues que es un momento de transición. Nos ha tocado vivir y estar dentro de ese momento y hay que adaptarse. Algo aprenderemos, ¿no? Hay que salir adelante

Antes era la gente la que acudía al artista ahora parece que es el artista es el que tiene que meterselo delante de los ojos, de alguna forma u otra, al oyente.

V: Lo que tú describes es la clásica figura del artista maistream, o al menos la que antes era. Nosotros estamos fuera de esa onda y de esa visibilidad y dudo que podamos llegar a ella.  Ese poder mediático se nos escapa. Es lo que te apuntaba antes con lo de Internet… Hay una sobreoferta que hace muy difícil que un grupo destaque por encima del resto. Molas más o molas menos, pero nada más.

© Charlie Peartree

© Charlie Peartree

¿Que tal fue la última gira que os marcasteis por la estas tierras?

V: Lo pasamos pirata (risas)

G: Nuestro cerebro nos pidió un respiro después de ese viaje. Se nos salió por la nariz y con una pequeña boquita nos dijo: “¡Por favor, dejadme en paz, dejadme en paz!

En Lugo tuvisteis una buena experiencia por lo visto.

V: Fue Polo lo de tirarse en plancha encima de una cama giratoria.

G: Yo salté de espaldas desde el ampli. Sin mirar. Había un sofá, era seguro. Según la gente del local no, pero yo lo vi clarísimo.

El directo es vuestro fuerte.

G: Hombre si no te lo pasas bien en directo, ¿para qué carajo vas? Si no te gusta tocar, quédate en casa jugando a la Play unas partiditas

¿Cuántas horas dormisteis?

G: Pocas.

V: Hubo un fin de semana que en tres días dormimos seis horas. Vimos amanecer todos los días que es algo que siempre se disfruta. Una buena girilla.

G: También fuimos al Zoo medio de empatada. A Marcede, al de Lugo.

V: Vimos suricatos, lobos aullar…

G: Polo estaba enfadado porque se quería marchar… (con acento alemán) “Yo voy para la furgoneta joder. Soy el conductor.  Vosotros estáis viendo animalitos joder”. (risas) Se echó a dormir y luego andaba todo loco por allí. Es gracioso oye.

¿Es machista la música rock?

V: No le voy a ceder la responsabilidad del machismo a la música. El rock no es machista, en todo caso, serán los roqueros los machistas, cuando lo hay.

Pues… ¿Los hombres que escuchan rocanrol son machistas?

V: Hombre, yo desde que empecé a tocar me enfrento a la mítica mierda de que soy mujer en una historia de tíos. Te ven encima del escenario y ya se van a quedar contigo porque eres una tía. “Vamos a ver a la tía”, se vive mucho eso. Yo reconozco que tampoco soy muy discreta a la hora de tocar así que he tenido que oír cientos y miles de veces el estúpido comentario de: “Joder, cómo le das para ser una tía, ¿eh? Le das mucha caña”.

G: Para ser una tía…

V: Las tías en este tipo de música somos una minoría, es la realidad.

¿Por qué crees que no hay más mujeres en esto?

G: ¡Porque no tienen pelotas! (risas)

V: ¿Y por qué no hay más mujeres en todo? Hay muchos sectores donde vemos que falta el género femenino. Vivimos en una sociedad machista, la sociedad española es machista. No es ningún secreto, tú lo sabes, yo lo sé y él lo sabe. No sé. Mi experiencia desde luego, fue difícil. Tu imagínate el día que yo dije que quería tocar la batería, que quería aprender y que todo el mundo te mire extrañado. Es jodido.

Vivimos en una sociedad machista, la sociedad española es machista. No es ningún secreto, tú lo sabes, yo lo sé y él lo sabe. No sé. Mi experiencia desde luego, fue difícil. Tu imagínate el día que yo dije que quería tocar la batería, que quería aprender y que todo el mundo te mire extrañado. Es jodido.

¿Alguna anécdota destacable en ese tema?

G: Las típicas cerdadas que te pueden decir. Mejor tomárselo como piropos (risas). Ahora también suelo decir mucho yo: “Oye, qué bien tocas para ser un tío”.

¿Cuál ha sido el peor concierto de Salvation Army en su historia?

V: Buah, el de la Sala Karma.

G: Sí… El último de Karma. Fue un despropósito. Estábamos cansados… ¿cansados de qué?

V: Del bolo anterior que tocáramos en La Iguana.

G: Cierto, es verdad. Digamos que algunos miembros de la banda, no vamos a decir quienes, estábamos jodidos. Uno de nosotros en conreto, la lío pardísima. Le daban chupitos de agua y estaba tan mazado que pensaba que eran de alcohol y tal… Se pasó medio bolo pidiendo chupitos de esos.

V: Fue bastante lamentable ese día (risas)

¿Tuvisteis bronca luego?

G: Ah, no. Nos pudo joder algo personalmente, pero tampoco es que la culpa de un mal bolo recaiga sobre alguien específico. Ninguno estaba fino.

V: Al que fuera le dimos un correctivo. No mola dar bolos de mierda, y menos en casa. Creo que eso fue lo peor.

¿Es difícil trabajar y hacer música con alguien de fuera?

V: Bruno es muy alemán. Piensa muy cuadrado y en verde. (risas)

G: Tiene muy poca empatía. Lo que piensa te lo dice. “NO me gusta ese bigotillo de mierda que tienes en la cara” (con acento alemán) (risas)

© Charlie Peartree

© Charlie Peartree

Os conozco desde hace años pero nunca se me ocurrió preguntaros como os conocisteis…

V: No sé yo si eso lo quieres saber

G: Yo llevaba cuatro o tres años sin tocar con nadie. Hacía de técnico, grababa a grupetes y tal pero había abandonado el circuito. No quería aguantar a más músicos en un grupo, no hay quien los aguante (risas). Me picó el bicho otra vez, claro. A Violeta la conocí en el Salvaje. Nos presentaron allí. Ella me odiaba.

V: No. ¿Por qué?

G: ¿No? Me sonaba que sí

V: No, yo odiaba a Polo.

G: Bueno… Yo había grabado a Polo y…

 El día que conocí a Polo en persona le juré que yo no tocaría con él en la puta vida

Espera, ¿por qué Polo? ¿Por qué lo llamáis así?

G: Porque se llama Marco (carcajadas)

V: Marco Bruno. Lo descubrimos hace poco cuando le robamos la cartera. Quedamos asustados. No le importa lo de Polo pero que le llamen Marco….

G: Bueno, Violeta tocaba con Drama y tal y le comenté de fiesta el montar algo juntos. Con Polo ya había empezado a trabajar y le di el toque por mi lado. Bruno por otro lado, llamó a Violeta para otro proyecto que tenía…

V: El día que conocí a Polo en persona le juré que yo no tocaría con él en la puta vida. Yo llegara a Pontevedra y al no tener grupo aquí estaba buscando uno. Un amigo me diera el número del alemán, que buscaba gente para su grupo. Lo llamé. “Ah sí, pues perfecto, ya te llamaré”. Nunca me llamó. Un día estaba en el Lusco, en los buenos tiempos, dando asco y apareció por allí un tío rubio y alto. Nunca viera a Bruno en persona. Se me acerca y me dice: “Oh mierda joder, mierda, hostia tu eres Violeta… -Sí, ¿tú quien eres? –Mierda joder, me equivoqué…” Me confesó que no me llamara por ser tía. Le dije que vale, que ni en esta vida ni en la otra, tocaremos juntos.

G: Y esto es lo que vale la palabra de Violeta.

V: Hasta que Maceira me dijo de ir a tocar y apareció con Bruno en el local. “Este es Bruno, hala, a tocar”. Era el verano del 2010 creo.

G: Unicornibot, Drama de aquellas, nos dejaban la sala. Fue algo natural, tocamos y fuera.

V: Cuando Salvation Army se junta y hay dos mierdas que funcionan, ya hay un tema nuevo (risas). No suele pasarnos lo de atascarnos con algo. Tampoco somos de desechar mucho…

¿Cuántos kilos de equipo lleva Salvation a los conciertos?

V: La nevera de Polo.

G: Pocos, pocos. Violeta pesa poquito, yo como aire. Así que podemos desplazarnos medianamente fácil.

¿Y la Firebird?

V: Es la guitarra de Salvation Army. Es una canalla, una guitarra canalla. La hicieron para Salvation.

G: Es la leña, el rock. Tiene una salida bestial, cumple siempre pero… Es un poco puta con la afinación pero se le perdona. También tiene sangre encima, literalmente.

¿Y qué opinan los componentes del grupo de las drogas?

G: Malas.

V: No nos gustan nada.

G: Los jóvenes no deben drogarse. Hay que estudiar, comer fruta y hacer deporte. Nosotros no rechazamos a la gente que fuma porros porque tenemos amigos que lo hacen y… (risas) Bueno… eso.

¿Hay algún grupo con el que os hiciera especial ilusión subir al escenario?

V: Con Prodigy (risas)

G: Eso sí que me gustaría. Buf.

V: Los Toy Dolls también.

¿A que sonáis cuando os encerráis para loquear?

G: Tenemos un poco de todo. Punk californiano, un poco de stoner también… Los señores Queens nos llegaron a la patata. Melódicamente también nos pierden los Sonics por culpa de Polo.

¿Qué haría Bruno en esta entrevista, o que pensáis que haría, ya que el trabajo no le ha permitido venir…?

V: Fumar muchos pitillos.

G: Y beber cerveza sin alcohol. Ahora es abstemio, aunque el otro día se tomó un chupito.

© Charlie Peartree

© Charlie Peartree

Decid un adjetivo que defina al susodicho.

G: Loco

V: Puto loco.

Y a nivel personal, ¿qué grupos os definen o marcaron la existencia?

V: Led Zeppelin, Pixies, Queens of the stone age..

G: The Toy Dolls, los primeros albumes de Acid o Anti Flag, Foo Fighters… Muchos.

Os digo unas cosillas y me decís lo que se os pase por la cabeza… Estrella Galicia.

G: Droga

V: Aceitunas.

SOAD

V: Chop Suey

G: Ópera

Sala Karma

V: Gastar pista.

G: Bailes con Violeta (risas)

Esperanza Aguirre

G: Droga

V: Asco, cáncer, muerte, destrucción…

Iñaki: A mí sexo… (primera intervención de Iñaki)

Led Zeppelin

V: los llevo tatuados, literalmente.

G: Rocanrol.

Música indie

G: Flequillito.

V: Moda modernil.

¿Quereís despediros?

V: Puedes preguntarnos más. Nos encanta este tipo de mierda. Te hace sentirte importante. Es más, ¿podemos preguntar nosotros?