La vuelta de las chancletas piscineras
Chancletas, chanclas, cholas o pantuflas. Se llamen como se llamen, el primer recuerdo que me viene a la mente de las dichosas chanclas era aquel momento previo al salir del vestuario de clase de natación (un fracaso, sólo llegué a caballito amarillo), cuando te ajustabas el maxi velcro de la solapa. Era un proceso bastante decisivo a la hora de ajustarse las chancletas en su justa medida, pero siempre tenían un barco velero dibujado con unas onditas al más puro estilo “Línea directa” en el que te acordabas del punto de cruce exacto de ambas solapas. Eso sí, siempre te quedaba un extremo notablemente más largo que otro, llegando incluso a rozar el suelo, al igual que el talón abombado por el desgaste.
Después del trauma infantil, decidí que en el armario (si es que alguna vez han entrado en él, o directamente se han quedado en la bolsa de la playa verano tras verano) sólo entrarían las de meter el dedo de toda la vidiña. Hawaianas para que nos entendamos. A pesar de que corra el rumor de que ese tipo de tira entre los dedos hace que se separen. ¿Qué me acabará pasando? ¿Tendré que comprarme dos chancletas para cada pie porque se me separarán tanto que no podré ni caminar?
Tragedias pieriles fuera, mis chanclas no pisarán otro suelo en el que no se encuentre agua/mar/playa/piscina a menos de un par de kilómetros a la redonda.
A Christopher Kane le debió parecer una idea estupenda el verano del 2011 ponerle un poco de brilli-brilli a la versionada chancleta de Adidas de abuelo. Mi pregunta por aquel entonces fue quién sería el primero en clonarlas, pero gracias a Chupa Chups Kodak (por ejemplo) no apareció nada en las tiendas por aquel entonces, que yo recuerde.
Los prejuicios son muy malos, y las originales de Adidas, en mi mente van sumadas a un pack formado por gorro de piscina-cara cono y unas gafas de bucear con los cristales tintados, como buen quinito.
Y para no dejar solo a Kane en el tema piscinero Alexander Wang versionó las ya conocidas chanclas de guiri+calcetines blancos. Perfectas si te planteas hacer el camino de Santiago este verano a la última (¡Ja! siempre y cuando se cumpla lo de un par de kilómetros a la redonda…)
En los blogs, la plaga parece inminente.
Christine, de Fash-n-chips.com es una autentica monada. No soy yo muy fan de los egoblogs en general, pero esta mujer es fiel a su estilo y no se dedica a sacar la “Shit bloggers wear” (para que nos entendamos, los artículos más cool entre las bloggeras, que parece que sin ellos te quitan las licencias de WordPress y Blogspot). Pero para mi asombro, este verano la chanclas Adidas de abuelo se han convertido en sus sandalias de la temporada… “Comodísimas” según ella, pero el efecto maxi dedos no acaba de convencerme. En cualquier momento se te escurren tanto que llevas los dedos rozando el suelo.
Y mucho me temo, queridos, que para el 2014 la cosa se presenta igual, o peor… Malditos mayas.
Chloé trae otra versión en su colección crucero. A camino entre las de Adidas y las peludas de Celine.
N.21 las cruza. Algo más japonesas quizá.
Misha Noono las coge tal cual. Sin remordimientos. Sin mirar atrás. Chancletera fiel.
Y la versión más light (aprovecho para reivindicar que la Coca-cola Zero y la Light no saben igual, ¡mundo!) es de Balenciaga, con toque mono en el tobillo que las aleja del mundo abuelo+nieto en la piscina.
Mientras esperamos a que terminen las rebajas y vayan apareciendo las nuevas colecciones, nos preparamos para que el verano que viene las calles (que no deberían) estén a tope de chanclas. Y parar abrir boca, aquí tenéis el alma mater.
Aunque personalmente, me quedo con estas. Dignas de cualquier perfomance de las Spice Girls.