In the Flesh, humanamente zombie

© www.criticasenserie.com

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Los zombies son personajes bastante limitados. Su actividad se reduce a arrastrarse e intentar devorar a gente, hasta que algún tipo de arma les atraviesa el cerebro. No sienten, no toman decisiones, no tienen ambiciones. No dejan de ser el marco de historias apocalípticas protagonizadas por personajes que parecen dar más juego: humanos.

En la serie de la BBC In the Flesh, Dominic Mitchell, su creador, intenta darle a esta premisa una vuelta de tuerca. En principio, un zombie deja de ser humano porque el cerebro, donde reside todo lo que nos hace así, se le pudre. Pero, ¿qué pasaría si este proceso de putrefacción se pudiese detener y revertir? Esta es la curiosa premisa de la que parte la serie de Mitchell. Un virus zombie afecta a parte de la población, pero se encuentra una cura. A pesar de haber estado muertos, los afectados recuperan su cerebro, y se supone que con ello todo lo que los hace humanos. ¿Qué hacer ahora? ¿Aislarlos? ¿Mantenerlos en centros de observación y medicarlos? El gobierno decide enviarlos a casa con un par de lentillas, maquillaje y una inyección diaria para que rehagan sus vidas. Un ejemplo es la experiencia del protagonista, Kieran Walker (Luke Newberry), que tras responder correctamente al tratamiento para el “síndrome del parcialmente muerto” vuelve con su familia a su pueblo, en el que no le reciben precisamente con los brazos abiertos.

In the Flesh es una serie formada por varias piezas. Están las reflexiones de Kieran y su amiga Amy (Emily Bevan), que intentan decidir si volver a estar vivos es una bendición o una maldición. También la culpabilidad de algunos zombies al recordar lo que hicieron mientras sufrían el “síndrome del parcialmente muerto”, y el orgullo que otros muestran ante su nueva condición. Pero sobre todo, In the Flesh es un discurso sobre tolerancia. A través de la relación entre zombies y humanos Mitchell pretende decir que el fanatismo y la violencia solo pueden ir a más. Se pregunta qué es lo que nos hace humanos, haciendo una inversión de papeles: los zombies, a los que se teme por su falta de humanidad, son mucho menos peligrosos y crueles que los humanos, retratados como los verdaderos monstruos.

Para lo original de la trama, ni este último discurso ni la forma en la que está planteado son especialmente novedosos. Tres episodios se quedan escasos para desarrollar tramas y personajes, y quizá el discurso sobre la tolerancia sea demasiado obvio y acapare demasiada atención. La serie deja ver de pasada tramas y personajes prometedores que no llega a desarrollar, y ya que la BBC la ha renovado para una segunda temporada quizá sean el camino por el que avanzar.

A pesar de que el tono que predomina es dramático, se ven toques de humor que hacen pensar que habría sido una mejor idea usar la premisa de zombies reinsertados en la sociedad para hacer una serie cómica. No es la primera serie que intenta dar un enfoque original al género, como ejemplifican la francesa Les Revenants y la inglesa Dead Set. In the Flesh es una propuesta original, que no deja de ser entretenida y que parece tener el potencial para crecer en su segunda temporada.