Grandes rivales en los videojuegos: Link vs las gallinas
Durante toda la saga de videojuegos de The Legend of Zelda, hemos visto a su orejudo protagonista, el hylanio Link, atravesar los más vastos parajes, enfrentarse a criaturas inmensamente peligrosas, superar las más de mil y una pruebas que sus enemigos le tendían a cada paso… Sin embargo, hay un enemigo al que el poseedor de la Trifuerza del Valor no ha sido capaz de derrotar. No hablo de Ganondorf, del Link Oscuro o del Heraldo Negro. No; la gran prueba que Link debe superar para salvar el mundo es…derrotar a las gallinas.
En efecto, amigos lectores; esas pequeñas aves, llamadas Cuccos en los videojuegos, son el más temible de los rivales de Link, y los jugadores de la saga pueden dar buena cuenta de ello. Durante el transcurso del juego, Link se ve forzado a pasar por numerosos pueblos y ciudades como parte de su aprendizaje para convertirse en un verdadero héroe. Si bien los juegos son de una ficción soberbia y de una época atemporal, nos gusta situarlos en lo que sería nuestro medievo inglés, con la mística celta o las leyendas artúricas como fondo. Así es que , entre hadas, gorones y zoras, unos campesinos que cultivan a sus gallinas no nos resulta nada extraordinario. Claro que, tras haberse partido el cuello superando mazmorras, dejándose por el camino corazones y rupias, lo lógico al llegar a un pueblo sin enemigos sea empezar a romper jarrones y cortar arbustos para recuperar la vida, y de paso engrosar un poco la bolsa del dinero, pero… ¿qué? ¡Anda, mira, una gallina, qué bueno! ¡Seguro que será divertidísimo empezar a zurrarle la badana con la Espada Maestra!
Craso error, amigo. Acabas de desencadenar un proceso que acabará con tu vida en cuestión de segundos. Así es porque, como si de un sindicato del crimen armado de plumas y picos se tratara, el ataque a uno de los vulnerables Cuccos provoca que una horda de esos plumados bichejos invada la pantalla y se abalance sobre ti como un tsunami de gallináceas. Oh, sí, desde luego, puedes probar a defenderte agitando tu espada contra ellas. Sólo te digo una cosa: aunque estés armado hasta los dientes de Espada Biggoron, Escudo Espejo, botas de plomo o traje de agua, cualquier defensa es inútil. Vendrán, te picotearán, te agredirán en defensa propia, y no se irán hasta que vean que tu torpe y rubio cadáver sirve ya de abono para el campo de Hyrule. La única opción de salir con vida es correr, correr cobardemente como si no hubiera mañana para no sucumbir ante el violento gremio de las pitas. Como en la poco conocida canción de The Beatles: You better run for your life if you can, little girl.
Este curioso y suicida fenómeno no se produce en todos los juegos de la saga. Los Cuccos sólo aparecen en los siguientes juegos: A Link to the Past, Link’s Awakening, Ocarina of Time, Majora’s Mask, Oracle of Seasons, Oracle of Ages, Four Swords Adventures, The Minish Cap, Twilight Princess, Phantom Hourglass y Spirit Tracks. Lo peor de todo es que… ¡los Cuccos hasta pueden convertirse en colaboradores y confidentes! En determinados juegos, los Cuccos pueden ser utilizados brevemente como planeadoras que llevan a Link a plataformas que no alcanza con su simple salto, y en Twilight Princess, mientras Link está convertido en lobo, puede conversar con ellas que, si bien informarán de cuestiones meramente banales como el hedor del bosque, en algún momento acercarán algún dato útil para seguir avanzando en el juego.
De hecho, la cría, custodia e intercambio de un huevo de Cucco es una pieza clave en el rompecabezas del mejor juego de la saga, Ocarina of Time, a la hora de conseguir la más poderosa (y aparatosa) espada del juego, la antes mencionada Espada Biggoron, de modo que hasta ahí pueden resultar útiles los Cucco.
Pero, queridos lectores, esto es sólo una estratagema, una artimaña cruel: bajo ese aspecto de cándidas, despreocupadas e inocentes plumáceas, se oculta el grupo más homicida de la historia de la saga de The Legend of Zelda, que de manera desinteresada se encargará de ponerte la piel de gallina (valga el símil) mientras aprietas el joystick contra el borde a la espera de llegar junto a tu fiel caballo Epona para lloriquear como una nenaza porque unos bichos que dan vida al Kentucky Fried Chicken han estado a punto de quitarte la tuya. Recuerda esta lección, colega: cuando estés en un pueblo amigo, destroza tus jarrones, compra tus palos Deku o prueba suerte con los juegos de azar. Pero no te metas con las gallinas: no deberías enfrentarte con un rival que siempre tendrá más huevos que tú.
Por si acaso, para aquellos jugadores intrépidos e ingenuos que creen que pueden derrotarlas, o simplemente para los amantes del cine snuff más explícito, dejo estas imágenes del ataque indiscriminado de los Cuccos a Link y la muerte de éste. Sencillamente espeluznante:
Ganador del duelo: Las gallinas
Bonus Track
En el juego de Wind Waker para GameCube, construído con una estética diferente al resto, como de dibujos animados, no encontramos intempestivos Cuccos acechando en las esquinas. Sin embargo, en tu natal Isla Intia, tu vecino está criando cerdos, y si de nuevo picado por la curiosidad o tal vez por las ganas de comer bacon, los atacas con tu espada, los cerdos se encolerizarán, se pondrán rojos y te darán tal somanta que ríete tú de Alex DeLarge. Para bajarle los humos a los cerdos, conviene echarse una carrerita hasta el océano y dejar que los gorrinos se den un bañito tranquilizador. Pero ¡ojo!, los marranos corren que se las pelan cuando están delgados, y aunque más adelante se ceban y se ralentizan, su ataque es bastante más letal. Buena suerte tendrás si no sucumbes entre sus pezuñas: