Signo de rebeldía, símbolo de identidad

¡Oh, Profeta! Dile a tus mujeres, a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se cubran con sus mantos; será mejor para ellas, para que se las reconozca como mujeres decentes y no sean molestadas. Alá es indulgente, misericordioso (Coran, 33:59).

La sociedad occidental impone a las mujeres modelos de belleza inalcanzables para la mayoría. No obstante, las mujeres gastan tiempo, energía y dinero en alcanzar la perfección. Se hacen esclavas de la báscula, del maquillaje, de mil productos para el pelo, de Zara, de los expertos de moda de París que nos deleitan con su sabiduría a través de las revistas y la televisión… pero, sobre todo, se hacen esclavas de su propia vanidad. En Occidente creemos que así es como debe ser. La mujer tiene que estar siempre perfecta. Exhibiéndose, pero sin caer en lo vulgar. La mujer es libre, decimos, por eso es inconcebible que oculte sus encantos. Este es uno de los motivos por los que vemos el velo islámico como la representación palpable y visible de la mujer sometida al hombre. Pues bien, no todo el velo es machismo, ni mucho menos. Ni todos los velos son iguales ni tienen el mismo significado.

Tipos de velos islámicos

El “shayla” es un pañuelo largo y rectangular que se coloca alrededor de la cabeza y se echa sobre el hombro. Este velo es el menos restrictivo, puede ser de colores y deja la totalidad de la cara al descubierto. Es muy usado en los países del Golfo Pérsico. Tiene similitudes con el “hiyab” o “hijab”, que es uno de los velos más utilizados. Significa “disimular ante las miradas, ocultar a la vista”. Muchas mujeres lo llevan como un signo de identidad y protección. Es considerado por las musulmanas como un símbolo de religión, pero también de feminidad al igual que otros complementos actuales. Consiste en un pañuelo que cubre el pelo, las orejas y el cuello, pero no tapa el rostro. El “al-amira” es un poco diferente. Es un velo de dos piezas, una que se ajusta a la cabeza y un velo ajustado con forma tubular. Su uso es generalizado en el mundo musulmán. La limitación empieza a manifestarse con el “khimar”, un velo en forma de capa que se extiende hasta la cintura. Puede ser de diferentes colores y se localiza en una zona geográfica concreta. Algo excepcional es el “chador”, usado por mujeres iraníes cuando salen de casa. Esta prenda tradicional utilizada por las mujeres en Irán es únicamente negra. Cubre todo el cuerpo de la cabeza a los pies, pues es un velo de una sola pieza. Deja al descubierto la cara y puede combinarse con un pañuelo más pequeño en la cabeza.

Distintos tipos de velos islámicos.

Distintos tipos de velos islámicos.

En cuanto a los más restrictivos, nos encontramos con el “niqab”. Se usa conjuntamente con una túnica llamada abaya, que cubre todo el cuerpo hasta las rodillas. Este tipo de velo es únicamente negro, cubre completamente el rostro y sólo deja visible una apertura para los ojos. Su uso se extendió bajo la influencia del islam wahabita, sobre todo en las ciudades. Y por último, el “burka” ocultando completamente el cuerpo. Es la vestimenta tradicional de una tribu de Afganistán, por lo tanto se usa en una zona muy concreta. Abarca todo el cuerpo, incluso las manos. También cubre completamente la cabeza, menos por una rejilla de tela en los ojos que limita la visión lateral y permite que la mujer vea pero no ser vista. En sus orígenes esta prenda era un símbolo de estatus social usada por hombres y mujeres para protegerse del viento, pero fue adoptada por los talibanes y la declararon de uso obligatorio.

Significado del hiyab

Hana Tajima

Hana Tajima

El hiyab es sencillez y pureza. Cuando una mujer sale a la calle con este tipo de velo le está diciendo al mundo que es casta y está alejada del comportamiento de aquellas que no dejan nada a la imaginación. Le dice a la gente que es una mujer pura y digna. Se sienten honradas, seguras y queridas. Por tanto, el velo islámico es una señal de modestia que tiene la finalidad de proteger a las mujeres, a todas las mujeres.

También es sinónimo de protección. El Islam no lo impone, sólo recomienda el decoro general de la apariencia femenina para ser identificada como una musulmana respetable. Usando el hiyab la mujer esta libre para concentrarse en sus obligaciones. No está tratando de impresionar a nadie, ni se está luciendo. El hiyab protege a la mujer musulmana de la maldad de la sociedad. Sirve para evitar que la mujer sea molestada sexualmente o que la juzguen sólo por su belleza. Con el velo, es juzgada por su inteligencia y habilidades, no por su sexualidad. Como dijo una joven iraní: “Queremos que los hombres nos dejen de tratar como objetos sexuales, que ignoren nuestra apariencia y que se fijen en nuestras personalidades y mentes. Queremos que nos tomen con seriedad, que nos traten como iguales y que no nos persigan por nuestros cuerpos y apariencia física.”

Muchas de las mujeres no se lo ponen por precepto religioso, sino por propio deseo. Se enorgullecen de su grupo social, cultural y religioso. Es un acto de rebeldía, pues se reafirman y luchan contra la islamofobia. Además de exteriorizar el sentimiento religioso y mostrar la pertenencia a una determinada comunidad, el velo permite hacer una reivindicación identitaria. Además es una oportunidad para evitar el culto a la imagen y no ser consideradas objetos sexuales.

“Mi libertad es llevar velo”

La mujer musulmana ha tomado la decisión de llevar el velo por su propia voluntad. Así siente que ha tomado el control de cómo es percibida por el resto. También aprecia la liberación de la industria de la moda y los cánones de belleza. Su cuerpo es asunto suyo. Nadie le impondrá cómo debe verse y jamás sentirá la necesidad de sufrir por tratar de gustarle a la sociedad. Bajo el hiyab hay una mujer humilde que no desea llamar la atención de los hombres ni suscitar miradas viciosas. Tampoco espera  piropos malsonantes ni pretende levantar pasiones. Es una mujer que se respeta a sí misma y transmite respeto y modestia. Sólo pide ser respetada y valorada por su inteligencia y sus valores.

VeloLos prejuicios y estereotipos sobran. Se acusa a estas mujeres de oprimidas o fanáticas. Esto no es sólo una mala interpretación del sentimiento de estas mujeres hacia el hiyab, sino también el desconocimiento del coraje y la identidad que les brinda. En Occidente, de una forma u otra, queremos que nuestros valores, tradiciones y costumbres sean los dominantes en todo el mundo. Pero cada comunidad tiene sus particularidades en todos los aspectos de la vida. La mujer musulmana tiene derecho al igual que la europea a conservar su carácter especial y sus tradiciones particulares. El uso de este tipo de velos no es necesariamente discriminatorio, algo que los occidentales, educados con una actitud de arrogante superioridad frente a las “culturas inferiores”, no somos capaces de ver. Esta postura va contra las libertades individuales y refuerza a aquellos sectores dentro de las comunidades musulmanas que aconsejan a los musulmanes el no mezclarse con una sociedad que los rechaza. Vemos el velo como una discriminación, pero no hay mayor humillación y opresión para la mujer que considerar el atractivo sexual como un valor social y comercial.