Hace poco tiempo, en una galaxia no tan lejana

25 de mayo de 1983. Tres años después de que se recibiesen las últimas noticias desde una galaxia muy muy lejana miles de seguidores daban el primer adiós a una trilogía que consiguió encandilar a medio mundo. 16 años más tarde dirían nuevamente adiós a una saga pero eso es harina de otro costal. Una de las películas más taquilleras de la historia ponía fin a una era emblemática, que posiblemente haya cambiado el concepto que muchos tenían del universo exterior. Se estrenaba El retorno del Jedi, guionizada y producida por el genio de la fuerza George Lucas. Criticada por unos por su estilo un tanto infantil y denominada por otros como el mejor final para una trilogía-saga, se lanzó como la película más cara de esta fiebre intergaláctica de los años ochenta, costando nada más y nada menos que 33 millones de dólares, meses después se alzaba como uno de los films más taquilleros de la historia.

El pasado domingo El retorno del Jedi entraba en la treintena, coincidiendo con el proclamado “Día del orgullo friki”. Demasiado que celebrar como para quedarse en casa, además el sol se dejó caer por Santiago. Parecía que él tampoco quería perderse lo que iba a suceder por las calles compostelanas, algo que se llevaba anunciando ya varios días. La Tropa Korriban,  una asociación cuyo único propósito es participar en actividades sin ánimo de lucro relacionadas con la saga Star Wars, dibujaría la sonrisa y el entusiasmo en la cara  de todo aquel que estuviese dispuesto a participar o a presenciar el homenaje a la película. Ocurrió en el 2010 y volvería a ocurrir ahora. El inicio de unos días impregnados por la temática de la saga, más concretamente por la sexta de las películas, se iniciaba el 17 de este mes. El centro comercial compostelano Área Central, se convirtió en la sede de una exposición de trajes y materiales que días más tarde se dejarían ver por el casco viejo de Santiago. Una semana más tarde tendría lugar en la cafetería M* una exposición fotográfica a cargo de Xabier Martínez, en la que se retrataba la experiencia vivida tres años antes y organizada con la misma temática.

IMG_5489Pero el día clave sería el 25 de mayo, día reservado para el desfile de Tropas Imperiales, esos soldados de armadura blanca que velaban por la seguridad del lado oscuro llamados Stormtroopers. Cualquier aficionado a la saga podía participar en el desfile, independientemente de si pertenecía a la Tropa Korriban o no. La condición era única, ir debidamente caracterizado como el personaje de El retorno del Jedi que más rabia le diese. Así pues una multitud curiosa e impaciente poblaba la Alameda alrededor de las seis de la tarde, a la espera de los primeros pasos de las filas de Tropas Imperiales. Varios niños se refugiaban del sol librando batallas con espadas láser compradas por unos padres que posiblemente sentían más impaciencia por el inicio del evento que ellos. El panorama era dispar: muchos discutían sobre el lugar de aparición del desfile, unos hablaban sobre la séptima y amarga entrega de la saga y otros en silencio preparaban el objetivo de sus cámaras para inmortalizar un episodio que no se volverá a repetir hasta el 2017.

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Un pequeño Yoda

Y llegó el momento. Los corrillos de curiosos comenzaron a formar un pasillo con una coordinación semejante a la del propio desfile y el silencio se apoderó de la Alameda. Nadie podía articular palabra ante tal espectáculo. Como salidos de la nada comenzó a desfilar un grupo de Princesas Leia, Lukes Skywalker y Reinas Amidala que no levantaban un palmo del suelo. Eran vigilados por grupos de adultos situados tras ellos. La disparidad de personajes dejaba sin habla a todo aquel que allí se encontraba. Pero el silencio duró poco. Los grupos de Stormtroopers irrumpieron en la escena marcando el paso del desfile. En seguida las cámaras comenzaron a accionarse y el pasillo se convirtió en un rebumbio de gente que intentaba conseguir la mejor foto de Darth Vader, Lord Sith o Darth Maul.

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Un Trooper recibe un WhatsApp

Cuando unos ewok que no contaban con más de cinco años cerraron el desfile de personajes comenzó la odisea por el casco viejo compostelano. Las estrechas calles eran compartidas por transeúntes cámaras de televisión, periodistas, todos los que nos habíamos reunido para presenciar el espectáculo y, cómo no, los protagonistas del mismo. Los choques, los intrusismos de viandantes en las fotos y la lucha por encontrar un sitio entre la multitud eran controlados por la organización del evento que, a pesar de las dificultades, consiguieron que la gente volviese a formar un pasillo para una mejor circulación. Tras pasar por Cervantes y San Francisco las tropas llegaron a la Plaza del Obradoiro donde los aguardaban más de cien personas tras unas vallas de metal. Los integrantes del desfile formaron nuevamente para la “foto finish” mientras Darth Vader y Lord Sith subían al Pazo de Raxoi. Allí los recibía el alcalde de Santiago de Compostela, Ángel Currás. Desde el balcón el alter ego del lado oscuro recitó un discurso con la emblemática voz del recientemente fallecido Constantino Romero, quien había grabado esas palabras para el desfile del 2010.

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Ese fue el momento en el que las vallas no fueron suficiente para contener a tanta gente que consiguió sortear los impedimentos para acercarse a todos los personajes  y fotografiarse con ellos. Tras unos minutos de gloria se quitaron las máscaras y los cascos. Eran personas, como todos aquellos que nos encontrábamos allí, pero habían conseguido revivir la ilusión de muchos que por un momento perdieron la noción de la realidad ante tanta fantasía. La opinión del público era unánime, se había superado con creces el desfile anterior, el recorrido había sido más largo y los trajes mucho más logrados. Y entre el tumulto de Troopers, caballeros Jedi y droides una voz se despidió de todo Santiago hasta el 2017, concluyendo el acto con un deseo firme, que la fuerza nos acompañe a todos.

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