El gobierno más transparente de la historia

En realidad, este Gobierno es un ejercicio de transparencia en sí mismo. Aunque sea a través de una pantalla de plasma o de cualquier otro soporte, el presidente del Gobierno y sus ministros están aplicando el principio de transparencia hasta la saciedad. Lo que pasa es que han sido tan transparentes que al final todos nos hemos dado cuenta de que son idiotas.

Se puso transparente el ministro del Interior. Fernández Díaz se comió cuatro grados de la teoría de los seis y se quedó con ETA y el aborto entre manos. Y claro, fue cuestión de tiempo. El vídeo se hace raro porque al principio no pasa nada, hasta parece que va a dar una respuesta coherente. Pero luego, en un segundo, llega la reflexión. Y recapacita: “Tiene algo que ver, pero no demasiado”. Lo de llamar a la gente nazis ya era muy de la semana pasada. El Frente de Liberación de los Úteros le dio su aplauso, pena que solo exista en su cabeza. En realidad, hay demasiadas cosas que sólo existen en su cabeza.

Un día más tarde y rendido por no poder superar la soberana tontería, Mariano quemó su último cartucho. Se subió a la tribuna, infló el pecho, tragó mucha saliva, y se dirigió al presidente del Gobierno con la esperanza de que algún listo aprovechase la ocasión y la proclamación. Pero no hubo suerte, que no están las cosas para ser presidente ahora. Se hizo el despistado Mariano, sonriente, y reculó merendándose el tiro y la culata con una gracieta que solo le aplaudieron sus colegas. Al parecer, Rajoy quería dirigirse al presidente del Congreso, pero se le fue la lengua al estilo de un “mamá” a la profe. Tan transparente por no albergar nada útil, a Mariano Rajoy no le hacen un escrache porque tienen miedo de que salga a saludar. Se ve que el jefe del Gobierno aplica eso de “es mejor que hablen de ti, aunque sea mal”, pero a su manera. Rajoy es como el tonto del pueblo, que es más conocido que el listo pero porque todos se ríen de él.

No hay que olvidarlo, este gobierno nos ha dejado entrar en sus mentes, en el mayor ejercicio de transparencia de la historia. Lo que pasa es que el eco por el vacío tan absoluto nos está matando lentamente. Esas cabezas sí que son un aborto: ahí no nace ni una idea potable. Ya ni se molestan en disimular, y no sé si esto es bueno o es malo. O si es ETA.