¿Qué hay de nuevo, viejo?

What about now – Bon Jovi

(Island Records/Marzo de 2013)

What_About_Now_Bon_Jovi_album_artwork_2013

Que vaya por delante que siempre me he considerado un seguidor bastante acérrimo de los de New Jersey y años ha que comencé a defender fehacientemente la tesis de que si Jon Francis Bongiovi (si, así se llama de verdad) y sus compañeros no habían triunfado con la crítica de la misma forma que con el público era porque el cabrón es demasiado guapo como para contentar a todo el mundo y que se lo tomen en serio de verdad.

Y es que a veces, con su fachada y su rubio cabello, se nos olvida que ha pasado la cincuentena, tal vez con más dignidad en lo físico que en lo artístico, como cuando es Sambora quien tiene que hacerle las lineas vocales hacia el final de los conciertos mientras él baja criminalmente de octava cada vez que puede, pero lo cierto es que el peso del grupo y su legado en la historia del rock y, por qué no decirlo, de las groupis mojabragas; es incuestionable. Traernos una cohorte de himnos del nivel de “Living on a prayer”, “You give love a bad name” o “Always” (y muchos otros que llevaría demasiado citar) no está al alcance de cualquier banda. Y mucho menos si pertenece a esa estirpe de pañoletas de estampado de leopardo (cada cual a sus gustos, supongo) y melenas cardadas que desaparecieron en masa, y casi en su totalidad, a principios de los noventa, a más velocidad que la dignidad de un político patrio convencional. Pero lo cierto es que, le pese a quien le pese, y lo celebre quien lo celebre, Bon Jovi llevan unos años más bien de capa caída. “Have a nice day” fue un disco bastante pobre en comparación con lo que solían aportar, pero aún así mantenía el tipo, cosa que por desgracia no hicieron ni “Lost Highway” (pese a ese regusto country que maquillaba el resultado final) ni, desde luego, “The Circle”, donde perdieron además parte del gancho comercial. Y es que semeja que en los últimos tiempos Bon Jovi han entrado en ese selecto panteón de grupos que juegan con el piloto automático puesto, sabiendo que tienen la partida ganada hagan lo que hagan, importándoles un pimiento la calidad de los discos que saquen y dedicándose a ganarse el pan en directo, donde despliegan todo su encanto y energía y siempre intentan dar el máximo, puedan o no; tocando sus éxitos de siempre (como llevan haciendo un tiempo U2 o Iron Maiden) para encandilar al público más fiel, al que no perderán por mucha bazofia que nos tiren a la cara.

No puede evitarse decir que “What about now” es malo. Quizás no tanto como para llegar al nivel de desastre total (no es un disco de Queen con Paul Rodgers, por ejemplo, Dios nos libre), pero puede que resulte bastante prescindible en cuanto a lo esencial de su discografía. Por ejemplo, “Because we can”, el tema que abre el disco, tiene el típico estribillo 100% radiable y pegadizo y resulta bastante apañado. Eso sí, sigue una máxima que se transmite a lo largo de todo el álbum: minimizar riesgos. “Pictures of you” y “Amen”, además, son dos temas redondos y que no decepcionarían a ningún fan, ni a ningún seguidor del hard rock en general. El problema radica, por desgracia, en que el resto del disco no ofrece absolutamente nada más. No hay originalidad, ni innovación, ni siquiera el gancho que debería tener un conjunto con sus tablas sobre el escenario. Básicamente es como un curso acelerado y condensado de lo que no debería ser un disco de rock. Predecible, aburrido y desganado. Abocados al tedio, “The fighter”, “Thick as thieves” y el resto de temas, sobre todo hacia el cuarto de hora final, aburren hasta a las piedras de los cimientos de la Catedral de Santiago. Eso sí, la edición de lujo contiene una inesperada y gratificante sorpresa final, “Every road leads home to you”, compuesta e interpretada por Richie Sambora (que da igual lo desastroso que sea el trabajo, este hombre siempre lo borda haga lo que haga), un temazo de bandera que nos da un subidón de espíritu al acabar el álbum y que nos hace preguntarnos si no sería mejor dejar el futuro de la banda íntegramente en manos de este gran músico.

Con “What about now”, los habituales detractores de la banda tendrán un saco más de leña que echar al fuego. De la seca, de la que arde bien y suelta mucho humo. Por otro lado, en directo seguramente volverán a dar el callo, porque aunque Jon se desgañite las cuerdas vocales y tenga que hacer trampas y aunque David Bryan se parezca cada vez más a Kenny G, solo que en plan un poco más decrépito; Bon Jovi son los últimos grandes abanderados del perdido arte del arena rock y tienen que hacer gala de ello, dando palmas, animando al público y, en definitiva, reventado estadios allá por donde pasen. Llegados a este momento, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto una banda que lo tiene todo hecho, todo ganado en la vida, que es capaz de hacer un setlist cojonudo formado únicamente de grandes éxitos que todo el mundo va a conocer, tiene necesidad de sacar discos así? Aquí cada uno opinará lo que quiera, que si tienen derecho a intentar superarse, que si ya tienen carrera suficiente como para saber si el disco es malo o no, que si no sacasen cosas nuevas les llamarían vendidos… Cada opinión es un mundo. Lo que es cierto es que este disco es un suspenso como una catedral y que más les vale enderezarse pronto.

[Puntuación: 40/100]