Griegos y franceses en los periódicos
“Yeni, galleguita tragona de 21 años. Te haré subir al cielo con mi francés y mi griego sin. Económica”. Esto es lo que puede leer cualquiera en casi todos los periódicos gallegos y españoles. Yeni se anuncia sin tapujos, con un lenguaje explícito, que busca captar al cliente. Nadie, ni los propios medios que le dan soporte a sus anuncios, saben en que condiciones trabaja, ni siquiera si realmente se llama así (seguramente no). La prostitución es alegal en España, por lo que se suele considerar una práctica legal mientras no exista explotación ni lucro de terceros. Ahí llega el problema. En el verano del año 2010 se descubrió en Madrid una red que utilizaba los anuncios de contactos para explotar a más de 350 mujeres, con las que el grupo criminal obtenía más de 700.000 euros mensuales.
En 2007 una comisión parlamentaria estimó que los diarios españoles ingresaban alrededor de 40 millones de euros cada año con esta publicidad. Ese mismo año el Parlamento aprobó un informe sobre la situación de la prostitución en el que se recomendaba al Ejecutivo que se eliminara la publicidad de esta actividad. Tres años más tarde, el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero dijo lo siguiente: “Mientras sigan existiendo anuncios de contactos se estará contribuyendo a la normalización de esta actividad; por ello, estos anuncios deben eliminarse. Los anuncios de publicidad de la prostitución deben eliminarse”. Finalmente, todo se quedó en papel mojado y los medios pudieron seguir anunciando.
A nivel europeo, en Francia no se publican anuncios de prostitución desde que se prohibieron en el año 2003. En Alemania, los anuncios sexuales están sujetos a la ley de pornografía, pero apenas están presentes en los diarios, solo en la prensa sensacionalista. En el Reino Unido están permitidos, pero con ciertas condiciones, mientras que en Italia no están regulados.
La opinión de los medios y los periodistas
El periódico más importante de Galicia no es ajeno a esta polémica. La Voz de Galicia en su edición impresa cuenta con un número importante de anuncios de este tipo. Natividad del Valle, jefa de producción publicitaria, cree que la doble moral en el tema de la prostitución no solo existe en los medios, sino que lo extrapola a la sociedad. “Lo que antes era un club con prostitutas y proxenetas, ahora es un hotel con arrendador y arrendatario”.
Natividad asegura que La Voz de Galicia intenta “minimizar el impacto en los lectores” de los anuncios. “No publicamos fotos, cuidamos la redacción, evitamos mensajes que induzcan a pensar que se trata de menores… y sobre todo no publicamos ninguno que anuncie actividades delictivas”.
No sería la primera vez que este tipo de anuncios (y otros como de ofertas de empleo o actividades financieras) promocionan algo ilegal. Los lectores pueden esperar que los medios se preocupen de controlar a las personas que los realizan, pero esto no ocurre. “No podemos realizar ningún control sobre nuestros anunciantes: la mayor parte de ellos son anónimos. En el caso de anunciantes directos, la ley de protección de datos LOPD no nos permite exigir más que los datos imprescindibles”.
A finales del año 2009 la jueza Pilar de Lara Cifuentes ordenó la detención de más de 20 personas relacionadas con la prostitución y corrupción en Lugo. A estas se le fueron sumando muchas más, entre ellas miembros de la Guardia Civil, agentes de la Policía Local o responsables de Extranjería. Nacía así la ‘Operación Carioca’. Una de las periodistas que con más atención siguió el tema fue Silvia Rodríguez Pontevedra, trabajadora de El País. Con una amabilidad admirable, accede a responder a unas preguntas. Silvia habla de “un antes y un después” en el tratamiento de la prostitución por parte de los periodistas gallegos tras el caso Carioca. “La irrupción de una juez que ha querido llegar hasta el final, y no ha tenido miedo de imputar a los más altos cargos policiales, las informaciones aparecidas en algunos medios de comunicación han sido más profundas, incluso, en ocasiones, muy sensibles a la hora de tocar la delicada situación y la desgraciada vida de las víctimas”.
Su opinión sobre los anuncios de promoción sexual es clara: “Esos anuncios no deberían existir y punto”. Además, piensa que el hecho de que la mayoría de medios estén controlados por hombres influye negativamente en el tratamiento de la información de la prostitución en los medios. “Hay periodistas y responsables de medios de comunicación en España que son o fueron clientes habituales de burdeles y casas de citas. ¿Cómo van a impulsar desde sus despachos informaciones de denuncia sobre la prostitución?”. Pese a todo, matiza que “también hay periodistas varones sensibilizados con el tema”.
Pocos son los periódicos que viven sin esta publicidad, pero los hay: La Razón, La Voz de Asturias, El Diario de Navarra… rechazan los anuncios de prostitución y sobreviven sin estos ingresos publicitarios. Un ejemplo en Galicia sería el diario deportivo Dxt Campeón. Con la llegada de su actual director Andrés Ríos se eliminaron. Andrés, rodeado de estandartes y trofeos deportivos en su despacho, cree que el público al que va dirigido su periódico es “gente muy joven, en muchos casos niños” y no ve adecuado ofrecerles este tipo de publicidad. El coruñés es tajante en cuanto a la rentabilidad de haberlos eliminados y asegura que “nunca compensa perder dinero, pero es más loable no tener estos anuncios en un medio como el nuestro, que llega a niños”.
¿Y qué pasa con internet y la televisión?
No solo de periódicos viven los anuncios por palabras. En internet existen distintos portales donde encontrar este tipo de publicidad. En Estados Unidos, los conocidos como ‘tabloides alternativos’ han adaptado los anuncios sexuales a la red. Por otro lado, en España varios canales de TDT publicitan este tipo de anuncios.
“No publicamos ningún anuncio. Es más, las noticias relacionadas con sexo se racionan mucho porque no queremos parecer morbosos, o atraer lectores con titulares donde aparezca la palabra ‘sexo’. No es nuestro estilo”, eso dijo Carlos Salas, director de La Información, al preguntarle sobre la presencia de este tipo de publicidad en su medio. El exdirector de El Metro aseguró también que “la sociedad rechaza cada vez más que los medios de mayor prestigio sigan insertando anuncios de contactos”.
El negocio o la moral: ese es el dilema al que se enfrentan los grandes y pequeños medios de comunicación. La mayoría ha elegido claramente el negocio. Yeni podrá seguir anunciando sus franceses y griegos sin problema.