El jaque del peón

Chipre 3    A mediados de marzo, las alarmas de las capitales bursátiles europeas se dispararon por culpa de una pequeña isla del mediterráneo oriental que a pesar de haber recibido un rescate de 17.000 millones de euros pocos meses atrás, no pudo evitar el colapso financiero y el cierre de los establecimientos bancarios provocando con ello el fenómeno conocido como corralito. El gobierno chipriota ha decidido congelar el dinero en los bancos en un intento de evitar la quiebra que acecha sobre el país. Quiebra, que se hace impensable porque la moneda de Chipre es el euro, por lo que se impone para Bruselas un rescate a toda costa. Como si de un peón suicida se tratase, Chipre pone en jaque al rey Alemania y a toda Europa.

La sucesión de reuniones políticas ocurridas desde Bruselas a Moscú y el imparable torrente de especulaciones han dejado la situación bien clara y todas las cartas boca arriba. La inicial negativa del ejecutivo chipriota, entendible en una democracia joven pero ejemplar, quedó diluida ante la evidencia de la necesidad. La calculada pasividad de Rusia, parte fundamental del asunto, aboca a Chipre a abrazarse al clavo ardiendo que le tiende Europa. Un acuerdo sin concesiones. Europa concederá 10.000 millones de los 17.000 que se estiman necesarios, los restantes 7.000 Chipre tendrá que buscar donde pueda. Con Rusia descartada, a pesar de lo que se juega, Chipre mira a las posesiones de la Iglesia Ortodoxa y especialmente a sus bancos, cuyos activos son 6 veces superiores al P.I.B del país. Finalmente, la quita a los activos chipriotas afectará al 37,5% de los depósitos de más de 100.000 euros. Se aplicará de forma inmediata un plan que se basa en un ataque directo a la hipertrofiada banca de la isla, eliminando al segundo banco del país, el Laiki Bank,  e imponiendo restricciones al resto. Así se evita la suspensión de pagos inmediata, pero el país asumirá graves pérdidas.

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Estos son los hechos. Pero la crisis chipriota tiene mucha más cola. Para empezar, hay que destacar la nefasta actuación de Europa ante la crisis. El plan inicial, que fue rechazado por el Parlamento chipriota, exigía que 5.800 de los citados 7.000 millones proviniesen de depósitos bancarios chipriotas, mediante una tasa confiscatoria del 6,7% para los depósitos entre los 20.000 y los 100.000 euros y del 9,9% para los depósitos de más de 100.000 euros. Si ese plan hubiese salido adelante, habría provocado una huida masiva de depósitos de la isla y, probablemente, también en otros países de la periferia europea acosados por la crisis de la deuda. El plan ignoraba los numerosos antecedentes históricos de crisis financieras provocadas por pánicos bancarios y fugas masivas de depósitos. Por el momento, nadie ha querido asumir la paternidad del plan. A la incompetencia demostrada en esta última crisis hay que sumar, además, que la Unión Europea no ha querido respetar sus propias normas, que garantizaban los depósitos por debajo de los 100.000 euros a cualquier precio. Esta ruptura del pacto tácito ha provocado una comprensible inquietud en los ahorradores de países como Italia o España.

Chipre 6También se hace necesario desatacar la participación (o más bien la no participación) de Rusia. Las autoridades rusas, que calificaron de manera negativa las condiciones impuestas por la Unión Europea, se negaron a prestar ayuda financiera a Chipre a pesar de que en las cuentas de los bancos chipriotas se hallan no solamente recursos de los bancos y empresas de Rusia, sino también de varias organizaciones públicas. Es posible que la causa principal de la renuncia de las autoridades rusas a conceder un crédito a Chipre haya sido su deseo de no manchar su reputación interna. Los ciudadanos de Rusia no entenderían porqué las autoridades conceden crédito a un Estado que está al borde de la bancarrota y que con mucha seguridad sea incapaz de devolverlo.

Es evidente que Rusia tiene dinero. Sus reservas internacionales superan los 526.000 millones de dólares, pero en el país no hay exceso de activos financieros. Además, no se debe olvidar que Rusia ya concedió un crédito a Chipre de 2.500 millones de euros cuya devolución ya está seriamente  comprometida. A día de hoy, es necesario encontrar unos 7.000 millones de euros para resolver los problemas de la isla. Y esto es casi la mitad de los gastos del presupuesto ruso para educación, o un 20% de toda la deuda pública de Rusia. Las pérdidas de los empresarios y bancos rusos en Chipre van a ser mucho más graves. Por eso todas las opciones de prestar ayuda a Nicosia deberían discutirse. Sin embargo, a pesar de las pérdidas el gobierno ruso mantiene su obstinación ante lo que considera una gestión peligrosamente unilateral y ofensiva por parte de la Unión Europea.

Europa, especialmente Alemania, ha favorecido esta actitud con una agresiva campaña de ataque al dinero ruso de Chipre identificando la isla como una lavadora del dinero negro de los oligarcas rusos y culpándola de tener un sistema financiero corrupto e inviable como si esto fuera una particularidad endémica del país mediterráneo. La justificación del sucio dinero ruso es indecente y selectiva. Según los índices de la ONG Tax Justice Network, Chipre ocupa el puesto número 20 en la tabla mundial de opacidad financiera. Por delante de ella hay seis naciones europeas, con Alemania en el puesto nueve de los diez más opacos del mundo. La campaña de la prensa alemana contra el “sucio dinero de los oligarcas rusos en Chipre” ha coincidido con revelaciones sobre generosos depósitos de oligarcas alemanes, tratados aquí de “empresarios prominentes”, en el paraíso fiscal panameño: Piëch, el dueño de Porsche, Quandt, BMW; la familia de banqueros Finck, el rey del café Jacobs y el editor del imperio Burda, entre otros. De repente en Alemania el concepto oligarca se restringe a quienes han nacido en Rusia. Un estudio del SPD divulgado en enero estima en 150.000 millones de euros el fraude fiscal que tiene lugar anualmente en Alemania. La cifra representa el 16% de la recaudación total del estado. ¿Cuál es entonces la enfermedad chipriota? ¿Quizá ofrecer a empresas rusas el estatuto fiscal favorable que en Irlanda es completamente respetable?

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 A todo el mundo le horroriza lo grandes que son los bancos de Chipre: sus activos son 6,1 veces mayores que el PIB del país. Pero es que los activos de los bancos de Luxemburgo son 20,5 veces el PIB de ese país. Los de Malta, 6,9. Los activos de los bancos británicos equivalen a 5,1 veces su PIB, y los de Suiza, a 4,8. Podrá decirse que todos esos Estados son mucho más serios que Chipre, a lo cual podrá replicarse que Chipre había pasado sin problemas las inspecciones de la Autoridad Bancaria Europea, cuyos test de estrés están empezando a tener tanta credibilidad como las promesas de campaña electoral.

Los chipriotas no inventaron nada. En sus mejores días el “modelo Chipre” generaba en la City londinense el 10% del PIB británico. En Irlanda existe un esquema idéntico al chipriota de bajos impuestos para empresas, que ha continuado funcionando con total tranquilidad incluso tras el rescate concedido por los bancos internacionales. El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Junker, ha sido hasta enero, y durante ocho años, jefe del Eurogrupo. Quienes en Alemania hablan del sector bancario “sobredimensionado” de Chipre, con Merkel a la cabeza, son los mismos que liberalizaron la plaza financiera alemana a principios de los 2000. ¿Quién no tiene una banca sobredimensionada en la Europa actual? La diferencia esencial de todo el asunto es que ahora se trata de un país de la periferia, pequeño y bajito, y que el dinero en juego es fundamentalmente ruso y afecta poco a los principales tahúres europeos.

Chipre jugó al casino como todos, pero la principal ruleta estaba en Londres, Frankfurt y Nueva York, no en Nicosia. La isla mediterránea tenía una deuda pública del 48% en 2008 y ha sido, entre otras cosas, una víctima de la mala política europea hacia Grecia, que la troika empeoró con su medicina. La rebaja de la deuda griega costó 3.000 millones a los bancos chipriotas.

ChipreAhora se dice que los mercados entenderán el mensaje de este castigo político a los depositantes rusos que blanqueaban dinero en Chipre. Ser ruso y tener dinero en Chipre no es necesariamente blanquear y, en cualquier caso, ¿qué pasa con el blanqueo en Suiza, las islas Caimán, Luxemburgo, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Bélgica o Austria, por citar solo algunos de los veinte países en los que las finanzas son más oscuras que en Chipre según la citada organización?

Las culpas son muchas y las conclusiones de lo que se deja entrever inquietantes, pero la consecuencia está clara. Los chipriotas serán mucho más pobres. El barco europeo supera a duras penas otro golpe de mar más a costa de sus ciudadanos, que empiezan a ver claro quiénes son de primera y de segunda en la Unión Europea.