Fran Fernández: “La modestia ha entrado en mí por obligación”
El frío de las noches de invierno hacía su aparición en la ciudad compostelana. Mientras, un artista granadino preparaba todo para el concierto que iba a ofrecer en uno de los pubs más conocidos de Santiago, Sónar. La sala quedó inundada por una voz que cantaba palabras escritas de su puño y letra. Antes del concierto esa misma voz me dio la oportunidad de conocer mejor al artista que hay tras ella. Después de presentarse al concurso Tú sí que vales, su vida es algo diferente. Avanzó a pasos de gigante gracias al programa y ahora sigue intentando llegar todavía más lejos. Internet le proporciona las herramientas que necesita para llevar a cabo ese sueño. Anhelando volver a tener su guitarra entre sus manos, compartió estas palabras conmigo. Sorprenden sus anécdotas de músico autodidacta y sus hazañas como su propio mánager, así como autoproductor. Me transmitió sus opiniones sobre distintos temas, entre ellos la visión de la música como modelo de negocio. Con todos vosotros, Fran Fernández.
Empezando un poco por tu vida, ya desde muy joven te metiste en el mundo de la música. ¿Fuiste a probar suerte o siempre sentiste que era tu vocación?
Fue poco a poco. Creo que algo importante para ser feliz es que tus expectativas estén relacionadas con tu vida y lo que puedas conseguir. Empecé a cantar porque necesitaba hacerlo, tenía necesidad de contar cosas y utilicé la música como medio de expresión. Ella se fue apoderando de mí, se fue haciendo mi vida gradualmente, y como resultado de mucho tiempo, terminé dedicándome a ello.
¿Has ido siempre por tu cuenta?
Sí, siempre. Tuve varios mánager, incluso he firmado un contrato con una discográfica, pero no funciona. Me ocupo yo de todo, doy dos conciertos a la semana desde hace muchos años. He intentado algunas veces que alguien lo haga pero yo lo sé hacer mejor porque ya lo llevo haciendo muchos años. Yo sé trazar mejor que nadie las rutas para hacer menos kilómetros y los conciertos más útiles, se cómo funcionan las ciudades, sé cómo son los públicos de muchas. Yo tengo mi Facebook, mi pagina web, mi Twitter, todo lo llevo yo y sé donde tengo público y donde no. Lo voy a hacer mejor que nadie, por lo menos a este nivel de locales y de pubs y de teatritos. Si alguna vez tengo que tocar en algo más grande, organizar un concierto en el Palacio del Congreso por ejemplo, no podré moverme, pero al nivel de pequeños aforos es mejor llevarlo uno mismo.
Debería haber un metro
para todos los músicos.
¿Cómo sueles componer?
Cuando tengo algo que decir o siento diferentes emociones, entonces las escribo, y siempre a la vez música y letra.
¿Qué opinas del autoaprendizaje para un músico?
Por un lado está muy bien porque te descubres a ti mismo pero por otro también tiene un límite, necesitas información externa para seguir aprendiendo. Yo soy autodidacta pero he mirado mucho lo que hacían otros, y esa también es una forma de aprender. Si sigues el ejemplo de otro en realidad te están enseñando.
¿Cómo era la experiencia de ser un cantante en el metro?
Si quieres cantar canciones y dedicarte a ello, el metro en realidad es una suerte porque te escucha mucha gente. A ver qué haces sino para darte a conocer y empezar a hacerte un hueco. Estos años los fines de semana he tocado en algún sitio pero durante la semana siempre he ido al metro. Si yo me dedico plenamente a la música, ¿qué hago, componer canciones solamente? También necesitaba que la gente me escuchase, por eso iba al metro. Se oye muy bien, además de que era una forma también de aprender de uno mismo. Es una forma de ensayar y la gente te escucha al mismo tiempo, entonces el ensayo es mucho más serio, porque tienes público. Debería haber un metro para todos los músicos.
¿Mejor y peor concierto?
Está mal que lo diga pero mi peor concierto fue en Betanzos, porque no me escuchaba nadie. Hay dos tipos de conciertos en este caso: en los que se pagan entradas, a quien no le interesa, no viene; y después están los conciertos en los que el local te contrata y te coloca ahí para entretener a la gente. En este caso fue lo segundo, la gente no se espera que haya un concierto, sólo se están tomando algo. A veces terminaba una canción y no sabía si iban a aplaudir o no. Eso fue hace años, ahora pongo entrada a los sitios y va la gente a escucharme, a veces mucha, a veces poca, pero vienen a escucharme. En cuanto al mejor, por ejemplo en Pontevedra me fue muy bien. Son conciertos en los que viene mucha gente nueva, al principio hay mucha gente que no te conoce y si consigues que cuando acabe el concierto quieran comprar tu disco, eso es lo verdaderamente importante. En Galicia me ha ido bien muchas veces, también en Sevilla o Alicante. Cuando digo me fue muy bien no quiero decir que hubiese un gran número de personas. Puede haber mucha gente y que yo no salga contento. Y puede haber poca gente y que yo salga muy feliz. No podría escoger un mejor concierto. Los más importantes fueron los de la presentación del disco, en Madrid y en Granada.
¿Qué supuso para ti el programa Tú sí que vales?
Supuso que me escucharan tres millones de personas. Imagínate meter a tres millones de personas en un local. Fue muy bonito porque muchas personas me conocieron en un sólo momento. Normalmente en conciertos como hoy, la gente tiene que venir, pero como toqué en televisión me metí en el salón de cada uno. A algunos les gusté, a otros no. Después me escribió mucha gente, ahora me conocen más y a los conciertos viene un mayor número de personas. En un solo momento estaba avanzando mucho. En este mundo vamos muy poco a poco, casi persona a persona, convenciéndole de gustarles. Yo tuve la oportunidad de pillar un atajo. Le di muchas vueltas a si presentarme a ese concurso o no, porque Telecinco no tiene mucho que ver con canciones de autor, pero ¿cómo iba a negarme? No, no quiero que me escuchen tres millones de personas (risas).
¿Temías a las críticas del jurado?
Tenía muy claro lo que podría decir. Las canciones hablan de mí, de ti, y de las cosas que me pasan. Por eso llevo el mismo discurso, porque es el mío, es lo que pienso. Me podrían hacer todas las preguntas que quisieran que tengo todas las respuestas, pues no tengo nada que esconder. Con otro tipo de música no pasa, porque hay gente que canta canciones que son de otros, o si tocas con una banca hay más gente arropándote. Pero ahí, si estás solo con la guitarra, eres tú mismo. Llevo trece años haciendo esto, dando vueltas con la guitarra y voy saliendo adelante. La modestia ha entrado en mí por obligación, no existe otra posibilidad. Lo que dije le gustó porque vieron que no fui de nada.
Cuando todos votaron a tu favor, ¿sentiste que todos esos años intentándolo habían valido la pena?
Sentí que iba a cambiar algo, que a lo mejor en vez de venir veinte personas venían cincuenta o cien. Y eso es muy importante, porque yo las facturas las pago con canciones. Tampoco fui demasiado consciente porque si pensaba lo que estaba haciendo me iba a poner muy nervioso. Iba a hacer mi canción, sabía que no me iba a equivocar y eso me dio tranquilidad. Además, como voy de mi mismo, sé que no me iban a poner en ningún aprieto.
Yo las facturas las
pago con canciones.
¿Estarías dispuesto a seguir el resto de tu vida cantando en los locales o tienes en mente otras posibilidades, ya sea fuera o dentro del mundo de la música?
Yo creo que si te metes en la música, y estás convencido, debes hacerlo a fondo. Yo no me veo con cuarenta años tocando en locales y viniendo poca gente, me veo con mucha más. Mi reto es ése: que cada vez venga más gente a verme, que me conozcan más y venda más discos. Al fin y al cabo eso se traduce en que mi vida haya salido adelante. Mi intención no es tocar en el Palacio de Deportes, sobre todo porque no lo necesito. Como yo estoy solo, con que vengan cincuentas personas en cada ciudad es una renta muy grande, si sumas lo que ganas es un dinero importante. Eso sí, si tienes un mánager, una discográfica y tienes que pagarle a todos, evidentemente locales pequeños no te valen, pero en este caso sí.
Has salido ya en los medios, ¿intentarías salir en ellos con cualquier pretexto para darte más a conocer, como hacen algunas personalidades?
No, claro que no. Mi único pretexto es cantar, si no voy a cantar, no voy. En Tú sí que vales, querían que cantase una canción de Antonio Vega y dije que no. Antonio Vega bendito sea, pero ya que iba y que me va a escuchar mucha gente, tengo que cantar una canción mía, y que eso les guste porque es lo que quiero que me saque adelante.
En el programa Tú sí que vales, dijiste que si confías en lo que haces te puede ir bien, ¿darías este mensaje a todos los que están empezando con algún proyecto, independientemente de que sea musical o no?
Siempre. Una de las claves para que te vaya bien, lo digo yo y lo dice Steve Jobs, es que confíes en lo que haces y te rodees de la gente que confía en lo que tú haces.
¿Qué crees que puedes aportar a la música que no esté hecho ya?
La necesidad de innovar también puede ser un error, pues mucha gente por innovar empieza a hacer estilos mezclados y al final no se sabe lo que están haciendo. Yo podría meter elementos electrónicos en mis canciones, y ya los meto a veces, pero siempre con un sentido, no sólo por innovar. Para mí yo innovo porque mis canciones no las ha hecho nadie antes, son distintas a todas las canciones, no copian ninguna otra, así que intento desmarcarme, pero también porque yo me siento mejor. Además uso unas técnicas en la guitarra que no usan muchos músicos, pero que tampoco las estoy inventado yo. Aunque aplicadas a mis canciones pueden ser originales, pero no con la necesidad de innovar sino la de divertirme y hacer cosas distintas. Al fin y al cabo, soy el primero que tiene que creer en lo que hago.
En redes sociales y YouTube tienes bastante éxito y muchos admiradores, ¿crees que es la mejor forma de acceder a la gente hoy en día?
Creo que gente como yo no tiene otra forma de acceder a la gente. Si subes un vídeo y la gente empieza a verlo, es una fortuna que se puede hacer porque otra forma seria no hay. Por suerte existe Internet y existe la posibilidad de que alguien pueda conocer tu canción a kilómetros de distancia, eso es maravilloso.
La web mymayorcompany ofrece la posibilidad de financiar proyectos y convertirte en productor de los mismos. En 20 días has conseguido casi 2.400 euros, ¿cómo te sientes con tanta gente apostando tanto, en términos reales, por ti?
Me siento muy agradecido, tanto que si lo pienso me dan ganas de llamarlos a todos, uno a uno y bendecirlos. Llevo trece años haciendo esto, por suerte ahora hay esa posibilidad. Ahora mismo, creo que son noventa personas que han dado sesenta euros, me siento muy afortunado y muy en deuda con ellos. Siempre me sentí muy en deuda con la gente que me escribe y que me escucha y siempre lo he agradecido mucho. Siempre he cuidado mucho de la gente porque creo que son tan necesarios como yo para que esto funcione y pueda hacer canciones que sean mejores o peores, pero si nadie las escucha, ¿a dónde vamos? Tan necesaria una parte como otra, tú tienes tu parte de escuchar, yo tengo la mía de cantar, y no soy más importante que tú, ni al revés.
¿Los productores a la vieja usanza se van a perder, hacerse menos importantes, o van a seguir como hasta ahora?
La palabra productor siempre ha sido un poco corrupta porque hay algunos que han llegado, han escuchado el disco terminado, han dicho “vale me parece bien” y han aparecido como productores. Hay otros que han puesto el dinero, ni siquiera han ido al estudio y también aparecen como productores. Mis productores del último disco se han dedicado a arreglar las canciones de principio a fin y a estar en el estudio trabajando con ellas. Para mí eso es un productor. Aunque en realidad no me interesa mucho ese concepto, porque al fin y al cabo, siempre he producido yo. Si llega un productor con la intención de arreglar las canciones para que sean vendibles, están dejando de ser mis canciones. El concepto de productor está desapareciendo, se están haciendo autoproducciones porque si no, ¿quién lo va a hacer?
¿Cómo llegas a más gente, con los conciertos o con Internet?
Con ambas cosas, con los conciertos puedes convencer a treinta o a cien personas y con Internet puedes convencer a bastantes más, que luego a su vez van a verte al concierto, son dos armas distintas. Pero la gente se va a convencer con las canciones, a veces en directo, a veces desde casa.
¿Dirías que puedes dar el gran salto a la fama con Internet principalmente?
Pues sí, hay casos. Hay artistas a los que les ha ido bien porque existe Internet, pues han movido muy bien las redes sociales. Es importante que la gente vea noticias ya que le llegan a casa, o al mail o a su muro de Facebook, pero siempre que el público tenga novedades de ti cada semana.
¿Los grupos de un estilo musical definido tienen más posibilidades de triunfar que un cantautor?
La verdad es que con un cantautor, yo no sé porqué, pero existen prejuicios. Hay mucha gente que los relaciona con aburrimiento, algo soso, algo incluso contestatario o de protesta. Nosotros sabemos que no es así, tenemos muy claro que puedes ir a un concierto de una hora y media de un cantautor y estás ese tiempo entretenido. En otro tipo de música, son varios los que están tocando y la responsabilidad se dispersa.
Aún así, tú cuentas con la empatía del público porque se sienten identificados con tus letras, ¿crees que es una de tus mayores ventajas?
Creo que sí, el que hace canciones se da cuenta de que casi todos tenemos las mismas inquietudes, queremos lograr algo, queremos que nos quieran, queremos querer, queremos que no nos hagan daño pero a veces nos lo hacen y por eso hacemos canciones. Entonces, cuando alguien hace una canción inevitablemente algunas personas se sienten identificadas. Te das cuenta de que todos somos muy similares y nos duelen las mismas cosas, quizás con intensidades distintas. También hay canciones que te tocan más que otras porque te identificas más según el momento de tu vida que sea, de eso se trata también, de sentirse bien y que la canción se convierta en especial.
Los que vivimos la música muy
intensamente no sabríamos qué hacer sin ella.
Tu último disco se llama Vorágine, ¿por qué?
Vorágine se define como varias cosas pero la que a mí más me interesa es algo que se experimenta cuando se vive muy intensamente. Creo que eso está muy relacionado con la música, con hacer canciones, es un proceso. Pienso que si no fuera por las canciones me volvería loco, creo que casi todos los que hacemos canciones. Los que vivimos la música muy intensamente no sabríamos qué hacer sin ella. Todas las canciones nacen de una vorágine, de algo que te pasa dentro.
Has publicado que después de tu aparición en televisión tus reuniones con discográficas y productoras no fueron nada reconfortantes, ¿por qué?
Veían, supongo que es normal, una posibilidad de sacar dinero. Pero como no estaba claro ni era seguro, pues no me pueden dirigir hacia otro estilo de música ni a hacer cosas que no estén claras para mí, digamos que todo lo que me ofrecían eran exclusivas o me daban la posibilidad de perder lo que ya tengo. Tengo que poder elegir en donde toco, sino se me da esa posibilidad cuando ya tengo treinta años, estoy cometiendo un error. Quiero dirigir lo que hago quiero que alguien me ayude no que dirija lo que hago.
También has dicho que no lo consideras un negocio, ¿no crees que al pretender vivir de la música ya lo conviertes en uno?
No sé exactamente la definición de negocio pero probablemente encaja en gran parte. Yo no pretendo hacer negocio de la música en cuanto a que no trato de enriquecerme gratuitamente. Estoy pidiendo que me vaya bien en lo que me gusta hacer y en lo que confío. Pero no es un negocio como puede ser una tienda, sino como quien cuenta historias para que a la gente le gusten.
Si alguna discográfica de gran renombre te ofreciese fama y dinero a cambio de que cantes lo que ellos dicten, ¿aceptarías?
Es imposible, claro que no, porque no sería feliz. Yo tengo canciones ya hechas y ya he hecho conciertos durante muchos años. Nadie aceptaría eso, en todo caso, lo aceptarían las personas que no están formadas. A aquellas que tienen dieciocho años y que empiezan a cantar, les comen la olla diciendo que las cosas van a ser distintas. Hay algunas discográficas tan grandes que necesitan mucha gente, pero no quieren cantautores, sólo intérpretes. Ellos nunca han hecho canciones, como Bisbal por ejemplo. Casi te diría que no tiene nada que ver con lo que nosotros hacemos, ni siquiera lo metería todo en música, es muy distinto.
Fotos: Compostimes y Labohemia (última).