El mundo sigue igual
Pues sí, parece que a la tercera fue la vencida. El humo blanco trepó por el cielo del Vaticano seguido de los gritos de júbilo de los cientos de cristianos ebrios de felicidad sagrada. El nuevo Papa salió al balcón y se marcó un saludo en italiano con acento argentino que ni en las mejores pizzerías, y todos respiraron aliviados, porque tiene pinta de que este Santo Padre va a ser un cachondo. Dicen de él que es humilde y sencillo, y que le gusta el tango y el fútbol. Jorge, o Francisco, o Paco para Dios le ha dicho a los periodistas que le gustaría una Iglesia pobre para los pobres. La frase en sí está bien, lo malo es que la soltó con un deje de nostalgia que a más de uno le hizo pensar demasiado.
Pero lo bueno que ha tenido la elección de este Papa es que hemos descubierto una nueva raza ¿periodística? de lo más singular. Si creíamos que ya lo habíamos visto todo con algunos periodistas deportivos de nuestro país, podemos estar tranquilos, porque siempre nos quedarán los “vaticanistas”. A estos individuos les gusta decir de sí mismos que están especializados en la información sobre el Vaticano. Hacen sus pronósticos en base a rumores; y ya no es que no acierten, es que esta vez se quedaron a un continente de dar en el clavo. Es como ser periodista especializado en Eurovisión, que por mucho empeño que le pongas, la materia no da para más.
Ya hay Papa y podemos respirar tranquilos, pero debo reconocer que inmediatamente después de que se anunciase la elección me asaltó una cierta incertidumbre: “¿cómo se lo va a tomar el mundo?”, pensé. Inmediatamente, como una respuesta divina a mis dudas, pude ver que alguien compartió en su muro de Facebook una noticia de un periódico que titulaba algo así como: “Al nuevo Papa no le gusta el matrimonio homosexual ni el aborto”. Inmediatamente me pregunté de nuevo: “¿y a qué cura le gustan?”. Y la respuesta me salió sola, más clarificadora de lo que nunca me hubiese esperado: “sí, el mundo sigue igual”.
Imagen de portada: prensalibre.com