Los Miserables: lucha, sueña, desea, ama
Una vez matamos al Rey. Intentamos cambiar el mundo demasiado rápido. Ahora tenemos otro Rey que no es mejor que el anterior. Esta es la tierra que luchó por la libertad. Ahora cuando luchamos, luchamos por el pan. Es lo que tiene la igualdad: todos somos iguales cuando estamos muertos.

Jean Valjean es Hugh Jackman.
La herencia de la Revolución Francesa es pobreza y desesperanza. Los personajes luchan por cambiar esta situación, cada uno a su modo. Jean Valjean persigue el honor. La magnífica interpretación del polifacético Hugh Jackman, muestra a un hombre que intentaba ser merecedor en todo momento de la oportunidad que le había sido ofrecida de ser libre y comenzar de nuevo. Anne Hathaway encarna a Fantine, la cual soñó con otra vida que nunca llegó a tener. Cuando creía que el mundo y los hombres eran buenos se enamoró de un burgués. Él la abandonó en cuanto supo que estaba embarazada. De ese encuentro vino al mundo Cosette, representada por la radiante Amanda Seyfried. Fantine lo da todo por su hija, incluido su propio cuerpo. Tiene el deber muy presente en su vida y lo lleva hasta las últimas consecuencias. Por su parte, Cosette, personifica la dulzura y la ingenuidad.
Otro de los personajes principales es Javert. Tenía las ideas de la ley, el deber y el honor fuertemente consolidadas, pues es uno de los mejores policías del país. Aún así, durante el transcurso de la película nos transmite una idea diferente a sus fuertes principios, que le produce una gran confrontación interior: A veces lo legal no necesariamente se corresponde con lo moral. A través de éstos y otros personajes secundarios, así como sus historias entrelazadas, el espectador se sitúa en la sociedad de Francia en el siglo XIX. Se sumerge así en un mundo de pobreza donde “al final del día, eres otro día más viejo. Y eso es todo lo que puedes decir de la vida de los pobres”.

Barricadas reclamando libertad.
Tom Hooper es el director. Recibió un Óscar a la mejor película por la maestría que demostró tener al dirigir El discurso del rey. Para muchos aficionados del cine, este director se verá incluido en sus listas de seguimiento, esperando que su próximo trabajo sea tan formidable como lo han sido estos dos últimos. Ha conseguido que la música en directo y el magnífico reparto no sean los únicos elementos que llaman la atención de la película. También ha logrado lanzar un mensaje revolucionario. Uno de los momentos más llamativos de su transmisión es la canción Do you hear the people sing?, rebosante de pasión y rabia. El director consigue escenificar a un pueblo que está harto de que haya tantas diferencias entre los poderosos y ellos, que viven y mueren en la miseria. Incita a luchar por los derechos de los ciudadanos y por una mayor igualdad. En definitiva, esta película, gracias al gran trabajo de su director, consigue que el público se impregne de ese espíritu revolucionario que pretende dar la voz y el poder al pueblo.
Los temas que toca convierten a esta obra en intemporal. Víctor Hugo critica a los poderosos, como la monarquía o la clase burguesa, que se aprovechan de la gente sumida en la pobreza. Evidencia las acentuadas diferencias sociales entre las clases dominantes y el pueblo. La adaptación a la gran pantalla recoge perfectamente los contenidos clave expresados en el libro. Uno de ellos es la dureza que emplea la sociedad para castigar a la clase baja, marginando y condenando a aquellas personas que pasan hambre, no tienen un trabajo digno y están sometidas a la denigración social. Es decir, el libro y la película son una defensa a los oprimidos, que desgraciadamente siguen existiendo, de ahí su intemporalidad.

Anne Hathaway interpreta a Fantine.
Hubo un tiempo en el que los hombres eran buenos,
Y sus palabras acogedoras.
Cuando sus voces eran suaves
Había un tiempo en el que el amor era ciego,
Y el mundo era una canción,
Y la canción era emotiva.
Hubo un tiempo…
Luego todo salió mal.
De Fantine, I dreamed a dream.
Si el director trataba de hacer un musical, no lo ha conseguido plenamente, pues para eso harían falta menos canciones y alguna que otra coreografía. En cambio, si Tom Hooper intentaba llegar a las emociones de los espectadores a través de una tragedia cantada, ha conquistado la perfección. El público se enfrasca en las grandes pasiones sufridas por los personajes gracias a que los actores cantan en directo. Esto proporciona que sea más fácil sentir la necesidad de perdón, el dolor o el ansia de un cambio que tienen los personajes.
Los Miserables no es para todos los públicos. Está destinada para personas que, independientemente de la edad, disfrutan de un buen largometraje o un buen libro, aunque sea “demasiado largo”. Dicho público, no tendrá reparos en estar dos horas y media en una butaca disfrutando de esta inigualable pieza, aunque leer los subtítulos sea “muy cansado porque cantan mucho”. Ante este tipo de comentarios, lo mejor son los oídos sordos, pues ellos tienen los ojos ciegos a esta gran obra.

Cosette es encarnada por Amanda Seyfried.
El musical es uno de los mejores. Según la propia web, ha conseguido que hayan disfrutado del brillante espectáculo más de 56 millones de espectadores procedentes de todo el mundo. Trasladar el éxito del escenario a la pantalla cuanto menos es un reto. El magnífico guión de William Nicholson (Gladiator) ha conseguido superarlo, trasladándonos a la época de la miseria. Siempre habrá defensores del libro, del musical, o ambos, antes que de la película. Es cierto que el libro tiene aspectos y acontecimientos que la película no puede recoger (aunque más de uno estaría encantado con una versión extendida de cuatro horas). Pero también es cierto que al libro le falta la fuerza y el promotor principal de su éxito: la música. Lo que algunos no sabrán es que hay otras adaptaciones cinematográficas de esta magnífica obra de Víctor Hugo. La última, que data de finales del siglo pasado, a pesar de su corrección en aspectos técnicos o de guión, no tiene la misma capacidad de llegar a las emociones del público, como sí tiene la representación en el escenario o la película de 2012. La explicación es sencilla: carece de música.
Victor Hugo trataba de criticar la sociedad francesa existente a través de ella. En la película mantienen la idea central, a partir de los personajes el espectador se interna en ese modelo de sociedad, donde son maltratados por la justicia o por la pobreza. No se pierde el hilo en ningún momento a pesar de contar con numerosos personajes. La extraordinaria música de Claude-Michel Schönberg logra dar profundidad a las escenas como pocas veces se ha visto. Las canciones, aunque contienen algunas partes más literarias, son claras y se entienden perfectamente. La letra se confunde muchas veces con poesía, pues tiene una carga sentimental y artística elevada. En la mayoría de las situaciones el espectador se siente completamente identificado, pues son temas realistas y que a la vez llegan a las emociones. El amor romántico y familiar, la lucha por ser feliz o por lo menos llevar una vida digna, los sueños que se quedaron por el camino, la lucha de un pueblo pidiendo justicia para mejorar su situación… En definitiva, el film capta perfectamente la atención del público y mantiene la tensión en todo momento. Esto no sería posible sin el magnífico trabajo llevado a cabo por los actores. Uno de los errores que pueden contener las películas es que los actores parezcan falsos, como si estuvieran hechos de cartón. En ese error no cayó el director, que dedicó muchos esfuerzos a escoger muy bien a los actores y actrices. El público rápidamente se identifica con sus acciones, pensamientos y pasiones, sintiendo lo mismo que los personajes gracias a sus extraordinarias voces.
El director, aunque a veces abusa de movimientos rápidos de la cámara, demostró tener bastante habilidad por la utilización de los primerísimos planos sostenidos. Esto acercaba al espectador todavía más al personaje, haciendo que viviera sus sentimientos y emociones de manera muy próxima. Desde luego, de esta forma, transmite mucho más que si optara por la utilización de planos generales y amplios. La belleza de la banda sonora es incuestionable. Por su parte, la fotografía e iluminación son impecables, cada escena tiene la justa tonalidad, acorde con la sensación que quería producir. Los decorados, el vestuario y el maquillaje son muy adecuados y responden perfectamente a la vestimenta de la época. En todo momento son completamente apropiados con la atmósfera existente, aportando además un estilo propio a la película. Están muy bien planificados, pues no hay ninguna incoherencia respecto a estas materias de vestuario, maquillaje, entre otros. Refuerzan la idea de que la sociedad tenía diferencias muy patentes, pues se distingue perfectamente los pertenecientes a una clase social o a otra.

Russell Crowe es Javert.
Este largometraje cuenta con ocho nominaciones al Óscar: mejor película, mejor actor (Hugh Jackman), mejor actriz secundaria (Anne Hathaway), mejor diseño de vestuario, mejor canción original, mejor maquillaje, mejor dirección de arte y mejor edición de sonido. Compite con Lincoln, La vida de Pi o Django desencadenado, entre otros.
Los Miserables es muchísimo más que unos personajes bien construidos con historias entrelazadas. Es pasión, justicia, Revolución, política, religión, amor, perdón. Sueños cumplidos y otros que nunca serán nada más que eso. Pesos del pasado que parecen inmutables. El deseo de que las masas se rebelen pidiendo justicia. Es Francia hace dos siglos y es nuestro país actualmente. Los Miserables es la sociedad, sin tener en cuenta el lugar ni el momento. En definitiva, esta película es emotiva, apasionante y extraordinaria.