Lo imposible: historia de lo inesperado

Treinta millones de euros. Veinticinco semanas de rodaje. Quinientas personas trabajando durante casi cinco años de los que uno ha sido utilizado para preparar una secuencia de diez minutos. Eso es lo que ha costado Lo Imposible, que se ha convertido en la película más vista en el país en lo que va de año.Al mando de todo esto, el director español Jose Antonio Bayona y bajo sus órdenes Naomi Watts (21 gramos) y Ewan Mcgregor ( Big Fish), sin descontar al joven Tom Holland.

Film de desastres pero realista, basado en lo ocurrido a una familia española mientras pasaban sus vacaciones de Navidad en Tailandia en el año 2004 cuando un tsunami lo arrasó todo, llevándose por delante miles de vidas y millones de destrozos materiales. La película se divide en cuatro partes: un prólogo en el que se sitúa al espectador, la historia de María y Lucas, por otra parte la de Henry y el desenlace.

A raíz de unos efectos especiales impresionantes, algo por lo que el cine español no suele destacar precisamente, se desenvuelve una historia conmovedora, donde Bayona deja de lado el terror fantástico de El Orfanato, para relatar una versión más humana, de supervivencia, de solidaridad y también de abundante sufrimiento. Si algo destaca en esta historia es que no narra únicamente la experiencia de una familia salvada por el azar, sino que cuenta también algunas de las vivencias de la gente de alrededor, la solidaridad de los habitantes de la zona a pesar de haberse quedado sin nada, o la mala suerte que corrieron otras familias como ellos.

En cuanto a la interpretación, llama la atención la escasa participación de Henry (Ewan McGregor) en comparación con la Naomi Watts y Tom Holland (quizás la mayor revelación de la película), encargados de enganchar al público y consiguiéndolo, gracias a su gran química, pues crean la interpretación de un vínculo madre- hijo impresionante.

Tom Hollande y Naomi Watts en una de las escenas

Quizá uno de sus puntos más negativos sea la capacidad que tiene de hacer que el espectador no quiera mirar, es decir, todo el que se siente en una butaca o en el sofá de su casa tiene cierta base sobre lo que se va a encontrar, todos tenemos en nuestras mentes lo extremo que llegó a ser este desastre natural, todo lo que provocó y aún así se intenta mostrar todo tipo de detalles desagradables, olvidando por momentos la sutileza. Uno de los principales signos de esta falta de tacto comienza ya al principio del film, pues está presente en todo momento una banda sonora, para mi gusto, excesivamente dramática, y que llega a ser cansina, pues a veces no se llegan a aprovechar del todo los momentos más agradables y familiares de la cinta.

Tachada por algunos de sensacionalista, morbosa y abusiva, o por manipular al espectador y al material de la historia con fines meramente comerciales, otros ya hablan de Bayona como el nuevo Spielberg. Sea como fuere, esta película ha intentado bucear en todos los sentimientos que pudieron tener cabida bajo esa ola gigante, por lo que vale la pena invertir 107 minutos para bucear en los nuestros.