Guadalupe Plata, como si fueran de oro

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© Charlie Peartree

Días atrás hablaba con un amigo sobre las dificultades que entraña escribir una crónica sobre un concierto que, con todas las de la ley, ha sido fantástico. De lo malo o lo pésimo siempre es más fácil hablar. Criticar algo negativamente es, a años luz, mucho más simple para el escritor, además de ser más interesante para el lector, dada la fascinación por la morbosidad que solemos mostrar y buscar en el día a día.

© Charlie Peartree

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El 30 de enero, Guadalupe Plata creó un pantano en Santiago de Compostela. No necesitó excavadoras, arena, agua (aunque la había en abundancia) o mano de obra. Se bastaron de una guitarra, un barreño, una batería y un micrófono. Con los mentados elementos expuestos a un volumen exageradamente alto consiguieron traer su denso blues y su buen hacer a la capital gallega. No hay ningún misterio. No hay ninguna anécdota. Los Plata desplegaron un repertorio espectacular en una Zona C visiblemente llena, sin más (con los méritos que eso conlleva).

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Presentando su último trabajo (homónimo, como los dos anteriores) Perico de Dios, Carlos Jimena y Paco Luis Martos demuestran haber ganado tablas y experiencia. Lanzan preguntas en forma de canción y el público, cada vez más numeroso, las responde. Su ascenso hacia los escaños mas altos de la música de este país es un hecho cada vez más palpable. Merecido, por otra parte. Un trío que solo responde ante el blues, que tiene sus raíces bien frescas y enterradas y conoce sus limitaciones para no preocuparse por ellas, sino para sacarles provecho. Llenar una sala con una crisis económica sobre nuestras cabezas no es fácil. Nada fácil.

Y es que es difícil hablar de un concierto genial, es difícil por que la alegría es un sentimiento mucho más complicado de transmitir que la tristeza. Y si la transmites correctamente es más que probable que sólo se consiga crear un sentimiento de envidia en el ser humano que no pudo asistir a un evento, tributo al buen rock n roll como es un concierto de Guadalupe Plata. Insisto, no hay palabras mas allá de: genialidad, volumen y sudor. He aquí un vídeo que ilustrará la comunión con el el rock n roll que ha alcanzado ya la banda.

La Zona C, en las proximidades de Bonaval, se está haciendo un hueco en el panorama musical santiagués a pasos agigantados. Ya son varios los grupos de inmensa calidad los que han ido adornando de acordes sus paredes blancas e impolutas como DelTonos o The Brew; y los que están por venir: Rubén Pozo, The New Raemon… Suerte inconmensurable. Nadie podría ponerlo en duda.

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