Goya 2013, un paseo bajo la alfombra roja

Veintiséis años han pasado ya desde que en aquel 17 de marzo de 1987 tuvo lugar la primera ceremonia de los Premios Goya apadrinada por los Reyes. Ahora, casi tres décadas después, la celebración de la “gran fiesta del cine español” ha cambiado su ubicación, pues este año tendrá lugar en el Centro de Congresos Príncipe Felipe, y como es de esperar también ha cambiado en su presentación, siendo su maestra de ceremonias la ingeniosa Eva Hache por segundo año consecutivo.

Envuelta casi siempre en la polémica, ya sea por los berrinches de Pedro Almodóvar con la Academia por los resultados de sus películas o por la sorpresa de intrusos en pleno festejo. Entre las apariciones más sonadas se encuentran las de la pasada edición cuando activistas de Anonymous tumbaron la página web de la gala y uno de ellos consiguió colarse en pleno escenario, o algunas un tanto más humorísticas, como la del famoso Jimmy Jump a escasos momentos de la entrega del Goya a Javier Bardem por su papel en “Biutiful”.

Año tras año queda más de manifiesto que para que la gala tenga un éxito considerable entre el público, tiene que seguir el camino marcado por la presentación de otras celebraciones internacionales y alejarse así de esa entrega de premios mecánica y monótona a la que nos solía tener acostumbrados hasta la llegada de José Corbacho, que le dio un giro a la gala convirtiéndola más en un show televisivo bastante más atractivo.

Eva Hache en una de las actuaciones de la pasada edición

Eva Hache en una de las actuaciones de la pasada edición

Lo primero que uno puede preguntarse es el por qué de elegir al pintor español como figura representativa de nuestro cine. Para contestar a esta cuestión la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas escoge el argumento de que a parte de ser un artista con proyección mundial, Francisco de Goya es un óptimo representante de la cultura española y tiene un nombre corto, al igual que el Oscar de Estados Unidos o el César de Francia. Tampoco quisieron dejar pasar desapercibido el hecho de ser un pintor con acercamiento pictórico muy cercano al cine.

Si hay algo que no puede hacer cualquiera es votar. Para llevar a cabo este paso es necesario pertenecer a cualquiera de los subgrupos que existen dentro de la Academia y estar al corriente en el pago de las cuotas. Dichos subgrupos se corresponden con los Miembros Numerarios, que pagan sesenta euros trimestrales , Supernumerarios, Miembros de Honor, que no pagan ninguna cuota y representan el 20 por ciento de los miembros y por último los Asociados, que pagan la mitad de la cuota y pueden votar exclusivamente en cuatro categorías. Todos ellos deben de estar relacionados con cualquiera de las vertientes de la industria cinematográfica.

El porcentaje de distribución por oficios es muy variado. Los actores representan a la mayoría, con un 30 %, seguidos por los directores y productores a los que les corresponde un 20%. El 50% restante se divide entre las distintas especialidades como las de montaje, efectos especiales, fotografía y demás ámbitos cinematográficos.

En la actualidad existen unos 1.400 académicos pero resulta casi imposible nombrar a todos y cada uno de los integrantes, pues esta lista está continuamente en cambio con las diversas altas y bajas de los miembros. La Junta Directiva está compuesta por un presidente, Enrique González Macho; dos vicepresidentes, entre los que se encuentran la actriz de “Celda 211”, Marta Etura, y Judith Colell, directora de “El dominio de los sentidos”, son ellos los que someten a votación la entrada de nuevos integrantes.

Al igual que ocurre con los premios Oscar, el sistema de votación está blindado y es totalmente anónimo. La única persona que tiene acceso a las votaciones de cada uno de los miembros es el notario que realiza el recuento, por lo tanto es el único que conoce los resultados con anterioridad a la gala, pues estos no serán comunicados hasta el momento de la celebración pública.

La votación se establece en dos fases: en una primera todos los académicos escogen a cuatro finalistas de cada una de las categorías entre un listado con todos los candidatos, derivados de la información enviada por las empresas productoras. En la segunda fase, se escoge de manera exclusiva un candidato por categoría, no siendo necesario en ningún caso votar en todas las categorías. En caso de producirse un empate, es factible la proclamación de dos ganadores con iguales derechos, aunque hasta el momento este hecho no se haya producido.

Además de los premios habituales, con anterioridad a la celebración de la gala, tiene lugar un encuentro entre todos los finalistas y donde se hace entrega del Goya de Honor, premio a la labor de cineastas de cualquier categoría, escogido por la Junta Directiva y que hace especial mención al reconocimiento a toda una vida de dedicación al mundo del cine. Este año se ha hecho entrega el pasado 28 de enero de este galardón a la actriz Concha Velasco, que acogió el premio con gran ilusión pues no había sido galardonada con este premio por ninguno de sus trabajos.

Antonio de la Torre y Elena Anaya anunciando los finalistas de este año

Antonio de la Torre y Elena Anaya anunciando los finalistas de este año

Con respecto a la organización de la Gala, resulta competencia absoluta de la Academia, cuya Junta Directiva se ocupa de elegir todo el equipo técnico que será el encargado de desenvolver las labores de dirección, presentación, guión y contenidos artísticos, formando así una unidad de producción encargada de los costes económicos y de toda la infraestructura necesaria. Para sufragar todos los gastos que conlleva esta gala, se utilizan los fondos de la propia Academia derivados de las aportaciones de diferentes instituciones, organismos y empresas que colaboran con patrocinios – de ahí se deriva el hecho de que durante unos años la alfombra que pisaban las estrellas fuese de color verde y no roja, como es habitual-. Después de que la Academia haya estructurado la Gala, se acuerda con la televisión, en este caso TVE, que es la responsable de la transmisión y promoción del evento.

Los premios del próximo domingo se presentan con varios motivos a tener en cuenta por su curiosidad, y es que es la primera edición en la que están nominados cuatro actores extranjeros como son Jean Rochefort como mejor actor por “El artista y la modelo”, y los tres actores de “Lo imposible”: Naomi Watts, Ewan McGregor y Tom Holland, por mejor actriz, mejor actor y mejor actor revelación respectivamente. Estas nominaciones suelen tener gran expectación, pues en los últimos años ninguno de los actores internacionales nominados obtuvo el premio, como fue el caso de Ryan Reinolds o Rachel Weisz entre otros. Quizás la nominación más curiosa -y es que a veces los premios son caprichosos y se resisten- sea la de José Sacristán a sus 75 años y después de más de cinco décadas dedicado a la profesión, por su papel en “El muerto y ser feliz”.

Iniciada la cuenta atrás y ultimando los preparativos definitivos, solo queda hacer las apuestas y dejar que los Goya nos sorprendan… o no.