El ocaso de Arsene Wenger
Uno de los matrimonios más prósperos de los últimos años del fútbol europeo pasa por momentos críticos y a cada día que pasa parece más cercano el divorcio. El cuento de hadas entre el Arsenal y Arsene Wenger parecía una de esas historias que solo podían terminar con final feliz. Pero la cruda realidad parece que no dejará que así sea, el infinito crédito que el alsaciano tenía hasta hace un par de años se ha ido agotando poco a poco. Primero, su incapacidad para lograr refrendar con títulos el buen juego del equipo, después la imposibilidad para retener a cracks del equipo, luego el fracaso en el fichaje de jugadores aparentemente contrastados como Arshavin, André Santos o Chamakh y por último y quizás lo más preocupante, la pérdida del estilo que hizo a los “Gunners” un equipo temido en Inglaterra y en Europa. Puede parecer que la causa principal del fin de esta historia sea la ausencia de títulos en sus los últimos ocho años al frente del equipo tras ganar tres Premier Leagues, cuatro FA CUP y cuatro Community Shield en sus ocho primeras temporadas al frente del equipo. fue capaz de mantener su modelo y al equipo en Champions League año tras año mantenía la cuota suficiente de confianza para continuar, pero esta parece haberse esfumado al fallar el último pilar sobre el que se mantenía el técnico francés, y lo más duro es que probablemente esta se haya ido para no volver.
Como en muchas otras ocasiones el mundo del fútbol demuestra que no tiene memoria y es que en tan solo tres o cuatro años Wenger ha pasado de ser una institución, un entrenador cuyo prestigio era tal que siempre entraba en las quinielas a los banquillos de los mejores clubs del mundo, a un entrenador tremendamente cuestionado. Hace unos años estaba en todos las quinielas a los grandes banquillos europeos. En incontables ocasiones sonó para equipo como el Real Madrid, la última tras la destitución de Pellegrini hace tan solo un par de años y ahora recibe críticas desde todos los lugares del mundo incluso a través de twitter, como si fuera alguien distinto al entrenador que hasta hace tan poco maravillaba al planeta fútbol. Lo peor es que tiene que ver como pierde toda la confianza ganada en el pasado entre sus más irreductibles defensores, aunque por el momento parece que mantiene la confianza de sus jugadores.
Si la decisión de destituirle, como todo parece indicar, se toma este año y no en alguno de los anteriores es porque los seguidores del modelo Wenger creen no será capaz de mejorar lo actual, donde el Arsenal no es ni tan siquiera un equipo capaz de clasificarse para la Champions, impidiendo la continuación de uno de los mayores méritos del entrenador, manteniendo al equipo en la mayor competición europea durante más de una década. Cabe destacar que la competencia por estos puestos es mayor que nunca en la liga inglesa. Por ejemplo en la cuestión financiera por lo menos cinco equipos han gastado bastante más dinero que los Gunners en los últimos años. El Manchester United, Tottenham Hotspur, Chelsea y Manchester City, principales candidatos las cuatro plazas disponibles este curso, más el Liverpool, cuyos resultados de los últimos años son simplemente desastrosos a pesar de las enormes inversiones en fichajes como Carroll, Luis Suárez, Henderson o Sturridge. Un equipo que ha sido incapaz de clasificarse entre los cuatro primeros de la liga inglesa desde el año 2009-2010.
El verdadero problema no es ser inferior a estos equipos, algo que entra dentro de lo normal, sino que Wenger se encuentra en que por primera vez en años la plantilla parece rendir a un nivel inferior al que se le presupone. Aquel Arsenal capaz de dominar los partidos frente a cualquier rival que se le opusiera, tanto en la competición doméstica como en Europa parece haberse esfumado. Hasta hace unos meses el equipo londinense perdía muchos partidos por su falta de acierto y su fragilidad defensiva pero a cambio brindaba grandes espectáculos como el memorable encuentro de la temporada pasada contra el Chelsea que terminó 5-3 para los “Gunners”. También se recuerda además la muy disputada eliminatoria contra el Barcelona de hace un par de temporadas que no se desniveló hasta la expulsión de Van Persie en el partido de vuelta, tras un fantástico triunfo por 2-1 en el Emirates. Una vez que los aficionados han perdido incluso estas pequeñas satisfacciones el preparador francés ha perdido su última tabla de salvación. El Arsenal de este año juega sin lugar a dudas mucho peor de lo que los aficionados están acostumbrados y ese es un pecado imperdonable en el sureste de Londres. Mucho más cuando las mieles de los triunfos del pasado son un recuerdo muy lejano.
Es evidente el mérito de Wenger por haber podido mantener a su equipo en la élite de los equipos de la isla a pesar de la menor inversión realizada, pero para un club que hace poco era un grande de Europa esto no puede servir como excusa. Que el modelo Wenger ha caducado, a pesar de seguir logrando fichar a jugadores jóvenes para transformarlos en grandes estrellas, es una realidad. Año tras año estos grandes jugadores dejan buenas sumas en la caja pero no se consiguen sustitutos de un nivel ni tan siquiera similar.
La gravedad de la situación es tal que los jugadores ven el Arsenal como un medio para llegar a un equipo grande y esto es simplemente inaceptable para la parroquia Gunner. Las recientes marchas de Van Persie, Fábregas o Nasri han sentado de la peor manera posible a una afición que no puede entender como sus antiguos ídolos se tienen que marchar para poder pelear por títulos. El caso de Van Persie ilustra perfectamente este fenómeno. Capitán, máximo goleador y mejor jugador la temporada anterior de su equipo decide no renovar considerando que su ciclo en Londres ha acabado y que debe afrontar nuevos retos para poder alzar los títulos que se le resisten. El preparador francés se vio obligado a venderlo al United por 30 millones de euros para evitar quedarse sin nada al acabarse esta temporada. Es cierto que es una cifra nada despreciable pero muy pequeña comparada a los 40 millones que el Liverpool pago por Carroll o por los 56 que el Chelsea invirtió en Fernando Torres y más si comparamos la calidad futbolística de cada uno de ellos.
Aun no hay nada confirmado pero cada día que pasa parece que corre en contra de Wenger. Mucha gente cree que ha llegado el cambio de ciclo y este parece cada vez más inevitable. No será hasta la llega de un nuevo entrenador, cuando se podrá valorar de forma justa el trabajo del actual cuerpo técnico. Si con el cambio llegará alguien capaz de mejorar lo hecho por el preparador francés, si será capaz de aprovechar los mimbres que el alsaciano dejaría… muchas son las preguntas y pocas las respuestas. Sería el momento de comprobar si hay alguien capaz de mejorar el rendimiento del conjunto en los últimos años o si por el contrario se mantendrá la tendencia actual que aleja a los “Gunners” de su puesto entre los cuatro mejores equipos de la Premier League y entre las grandes escuadras del viejo continente. Si como todo parece indicar el Arsenal comienza la próxima temporada con un nuevo entrenador, estas preguntas tendrán respuesta. La única que sin duda ya está contestada es que Wenger ha sido uno de los mánagers más respetados en el mundo del fútbol durante 16 largos años, a pesar de su lacra en forma de ocho años sin títulos y las críticas por alineaciones difíciles de entender en distintas citas claves. La cuestión prioritaria consiste en saber que les depararía el futuro a este matrimonio que hasta hace bien poco no parecía que pudiera terminar como un divorcio amargo para ambos.
En las últimas horas Wenger ha dicho que pretende continuar al menos un años más al frente del barco, el piensa que aún tiene una última oportunidad para reflotar el proyecto del que nunca ha dudado. Pero quizá sea el momento de un cambio, probablemnte sea mejor una retirada digna al terminar esta temporada que otro año de sufrimiento que haga perder gran parte del mérito contraído en más de tres lustros entre la época triunfal de Highbury a la mucho más dura vivida en el Emirates Estadium. Un matrimonio como este merece una separación digna y no un divorcio a mitad de temporada obligado por aquellos que bendijeron el enlace durante tantos y tantos años.
Foto principal: mirrorfootball.co.uk