Todo por la pasta
Dice la mitología griega que cuando Pandora abrió la caja entregada por los dioses, todos los males del mundo se revelaron a la sociedad de los hombres. Para mayor desgracia de estos, solo la esperanza, la que debería alimentar sus corazones, quedó encerrada para siempre. Sin embargo, esa vieja caja que Zeus dio a la primera mujer, parece tener sus grietas. Cierto, la esperanza no nos sobra. Pero para algunos de nosotros existe, de hecho llega a ser el motor que nos pone en pie cada mañana. Puede que seamos idealistas y soñadores. O necios, ciegos y peor, de los que no quieren ver. Pero si hay algo que tenemos claro, y es que si todavía hay algo encerrado en aquella caja, no es la esperanza, es la moral de los hombres.
En aquella ocasión Zeus creó esta caja para que el ser humano mejorara su condición enfrentando y superando adversidades. Que venciera al mal sin tener siquiera la esperanza de hacerlo. El problema, volviendo a nuestros días, es que la moral es la que rige nuestras conductas, es la aplicación práctica de nuestra ética, lo que realmente nos hace seres humanos. Sin ella, si todavía sigue en esa caja, es imposible que seamos mejores personas.
A lo mejor, este mismo callejón sin salida al que nos enfrentamos, es la verdadera adversidad que dicen los dioses que hemos de superar. Algunos, sin el más mínimo temor, han dado un paso al frente y, como un sucio militar que mira a la bandera antes del golpe de estado, han dicho: Que te jodan, yo me apunto. Sin mirar atrás, dejan de lado sus viejos ideales, su ética y su moral. Su vieja bandera de ser humano. Mientras corren hacia el nuevo desafío, corren para abrazar la nueva felicidad del todo vale si da dinero. El paraíso de los no hombres, de los que lo venden todo. Empezando por ellos mismos.
La política es sin duda la ciencia que más depende de las ideas y de la ética humana. Es el medio de una sociedad para intentar alcanzar su funcionamiento ideal. Es la manera que tiene el ser humano para luchar, por y para los seres humanos. Sin embargo, y por desgracia, también está llena de estos sucios militares golpistas. En Galicia tenemos unos cuantos ejemplos. Está claro que Fraga ocupa un lugar de privilegio en este aspecto. El franquista que acabó siendo demócrata. La demostración de que dictadura y democracia pueden ser compatibles si lo único que te importa es el poder. Lo triste es que aún hay quién defiende esta postura y alega: Era un hombre del poder. Estaría en el gobierno con la izquierda o la derecha. Como si los ideales no importaran. Otro que tal baila es Pachi Vázquez, el dudoso líder de los dudosos socialistas. El sustituto de Little Touro llegó al PSdG, procedente del Centro Democrático y Social, para ser elegido diputado en el parlamento gallego. Pero al parecer no sin negociar antes con su enemigo político, el Partido Popular, por si le daba una mayor ración de poder. También hay quien justifica esta clase de comportamientos diciendo que la política es así, es poder.

¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia. Epicuro de Samos
Defender, justificar o incluso observar de manera benevolente esta clase de cosas es el ejemplo de como día a día perdemos nuestra humanidad. La perdemos cuando algunos incluso crean banderas ideológicas con esas bases. Todo es dinero, todo es poder. El ánimo de lucro hará nuestra sociedad más justa y no la ética ni la moral.
Recuerdo que en los inicios de Compostimes le hicimos una entrevista al líder de un pequeño partido liberal. Personalmente no lo conocía, pero si conocía declaraciones suyas como: “Sanchez Gordillo estalle roubando aos que traballan os campos de arroz, aos empregados do supermercado, aos empresarios do aceite, etc”, cuando el dirigente andaluz robo alimentos de primera necesidad en un supermercado para aquellos que no tenían ni para comer. Sabía lo que nos esperaba. Entre todas las preguntas, me acuerdo sobre todo de una. -¿Entonces hay que juzgar todo bajo un prisma económico? ¿Sanidad, educación…? -Sí. Respondió de manera tajante. En ese momento me sorprendí, ya no por una respuesta que imaginaba de antemano, sino por el descaro de la misma. Cualquier político hubiera tirado por la vía del eufemismo y el subterfugio ante el miedo de cerrarse las puertas de aquellos que apoyen, por poco que sea, la política social. Aunque obviamente este no era el caso por una simple cuestión de ideología.
La ideología del dinero. La clase de ideología que algunos esgrimen cuando quieren cerrar universidades, aunque haya gente que no pueda permitirse estudiar en otra ciudad. Pero se hace porque no son rentables económicamente. O como los que ahora quieren derribar edificios vacíos sin vender porque al haber demasiada oferta baja mucho el precio y no es rentable. En el fondo tampoco es rentable económicamente cuidar a nuestros mayores, pero es de &*#%”$ no hacerlo. En cambio si rentable que las empresas esclavicen niños o puedan tenerte hasta los 30 años como becario, con un sueldo de risa, para luego mandarte al paro con una mano delante y otra detrás. Llevándose los mejores años de tu vida a precio de saldo. Eso se llama ser un gran empresario. Solo te faltará dar limosna para ser el nuevo flautista de Hamelin.
El dinero, siempre el dinero. El lucro, el poder, las ganas de más y más. Como si en la vida todo tuviera que ser un negocio. Así ya no hay países, sino mercados en los cuales tampoco hay personas, sino consumidores. Y aunque esa solo es una parte, una característica de la persona, es la única que interesa a los que todo lo compran y venden, a los hijos de los mercados. Aún así yo no me rendiré, creo que todavía hay algo bueno e intransferible dentro de cada uno, una ética que nos dice que la humanidad es la mejor característica de los seres humanos. Creo que todos, en el fondo, tenemos en nuestro interior una Pandora con esa bondad escondida. Hay que ser valientes, pero somos capaces. Solo hay que mirar lo bueno que escondemos y dejar abierta la tapa de nuestra caja de Pandora…y de caudales.