Tarantino desencadenado
Ver una película de Quentin Tarantino en el cine puede llegar a ser una experiencia religiosa. El director de Knoxville, cuyo nuevo film, Djanjo Unchained, ha arrasado en la taquilla española en su primera semana en cartelera, es una de las personalidades más excéntricas del mundo del celuloide. En una entrevista promocional de su último trabajo, el artífice de Pulp Fiction se ha agarrado un cabreo considerable cuando el periodista le preguntó acerca de la violencia en sus películas.
No es para menos. Supongo que cuando ya has dicho todo lo que tenías que decir acerca del tema, debe de resultar molesto que te sigan interrogando sobre el asunto. ¿Es el cine de Tarantino violento? Por supuesto. ¿Hace Tarantino apología de la violencia con sus películas? En absoluto. Así lo explica él mismo:
Las películas son sólo eso, cintas que, por más que contengan violencia explícita, son parte de una expresión de arte. Por eso, mis películas no son para todas las personas: los que no quieran verlas que no vayan al cine. Yo siento una fascinación por la violencia explícita, la cual veo como algo estético. Disfruto de las películas de acción. Me gustan las cosas extremas y sería hipócrita que no lo dijera.
La violencia en el cine es un debate que lleva muchos años abierto. Los sectores más conservadores de la sociedad culpan a la industria cinematográfica, e incluso a la industria del videojuego y de la música, de algunas tragedias violentas. Sin embargo, culpar a Christopher Nolan porque un joven se disfrace como un personaje de su película y se líe a tiros contra los espectadores en un sala tras haber convertido su casa en una auténtica sorpresa bomba, es mucho más sencillo que preguntarse cómo ha sido posible que ese mismo joven consiga con tanta sencillez las armas y los explosivos.
Particularmente, me considero un amante del cine gore, pero jamás se me ocurriría atar a nadie a una silla para torturarlo hasta la muerte. No voy a decir que nunca se me haya pasado por la cabeza, pero siempre vence el pragmatismo: ¿Quién va a limpiar después todas esas vísceras y sangre? Y por supuesto que en más de una ocasión, estando en un bar, me han dado ganas de enseñarle modales a ciertas personas. Pero yo no soy Joe Pesci, ni mi vida está dirigida por Martin Scorsese:
Quiero decir que por mucho que alguien me moleste y por mucho cine violento que haya alimentado mi cerebro, nunca me pondría en plan Tony Soprano:
O, si lo preferís, en blanco y negro:
Aunque considero que el cine imita a la vida, es cierto que en ocasiones ocurre al revés. Un tal Thierry Jaradin asesinó a una niña de 15 años ataviado con la máscara de Scream y John Hinckley Jr. intentó asesinar al presidente Ronald Reagan después de ver Taxi Driver, aunque no ingresó en la cárcel porque fue considerado incapacitado mental. ¿Fue entonces la violencia de la película la que provocó el conato de magnicidio o quizás fue un factor más importante su situación mental?
Curiosamente, una de las películas que más violencia en la vida real ha inspirado es Natural Born Killers, cuyo guión original está escrito por Tarantino y modificado por los guionistas David Veloz y Richard Rutowski, junto con el director de la cinta, Oliver Stone. Además de “provocar” varios asesinatos, al parecer fue una de las fuentes de inspiración de Eric Harris y Dylan Klebold, los autores de la masacre del instituto Columbine, recreada cinematográficamente por Gus Van Sant en su genial Elephant. Pero en esta ocasión no se le dio mucha importancia al cine porque un chivo expiatorio mucho más mediático saltó pronto a la palestra: Marilyn Manson. ¿Los niños escuchaban a Manson? ¿Manson viste raro y hace música satánica? “-No es exactamente satánica… -Da igual, nosotros la haremos satánica.” Gótico y en vasija… Culpar al que viste raro nunca fue tan fácil.
No deja de resultar paradójico que uno de los sectores que más critican la violencia en el cine y en los videojuegos sea el religioso, una institución cuyo símbolo más visible es un señor sangrante y semidesnudo colgado en una cruz, y cuyo ritual más habitual es simular que se comen y se beben su cuerpo y su sangre, por no recordar el grupo parroquial más excéntrico de la historia, la Santa Inquisición, que ya era bastante violento antes de la invención del cinematógrafo.
En mi opinión, el cine nos enseña lo que queremos aprender. Por ejemplo, de American History X, no aprendí a romperle a la mandíbula a los que no son de mi raza, sino que el mensaje que se me grabó en el cerebro es que “la vida es demasiado corta como para estar siempre cabreado”. Culpar al cine, la música y a los videojuegos de la violencia es completamente absurdo. Hay que indagar de manera mucho más profunda en los motivos sociológicos y psicológicos que llevan a alguien a actuar violentamente contra sus semejantes. Y si no existiera el cine, imitarían al personaje de una novela o al de un cuadro. ¿O es que acaso no existía la violencia y las masacres antes de que los hermanos Lumière parieran el cinematógrafo?
Citando a Tarantino, “la violencia explícita es algo estético”. Es muy fácil criticarle por sus películas cargadas de actos violentos, obviando que aclaró en más de una ocasión que detesta esos sucesos cuando ocurren en la vida real. En ocasiones, la violencia en el cine no es más que una crítica a la propia violencia, o un reflejo de la sociedad. Y yo no tengo intención de liarme a tiros, pero creo que la escena que viene a continuación es bella se mire por donde se mire.