Take Shelter
Curtis y Samantha viven con su hija Hannah en Ohio. Tienen una vida normal, tranquila, sin sobresaltos. Son felices. Hasta que Curtis comienza a tener visiones apocalípticas. Tormentas, plagas, ataques. Los sueños y visiones de Curtis le dicen que va a llegar una tormenta que va a acabar con todo. Intenta no prestarles atención pero no es capaz: no puede dormir, comer, trabajar sin pensar en ellos. ¿Las visiones son reales y se va a cumplir lo que anuncian? ¿O se está volviendo loco? Decide no dar explicaciones sobre lo que le está pasando y construir un refugio para proteger a su familia. Lo que no está tan claro es dónde está el peligro. ¿En la tormenta o en el propio Curtis?
La raíz del miedo del protagonista está en que tiene algo que perder y no sabe qué hacer para mantenerlo. Duda constantemente sobre si las visiones son o no reales, pero lo que menos soporta es la respuesta a la pregunta. Porque ninguna de las opciones es buena: si son reales, el mundo termina. Si no lo son, tiene esquizofrenia, lo que le parece probable dado su historial familiar. Las dudas sobre su cordura y la lucha consigo mismo dan forma a la ansiedad y agobio, constantes en la película. Jeff Nichols, el director, explica que la concibe en un momento determinado de su vida: acaba de casarse, entrar en la treintena, la economía está viviendo un mal momento, hay guerra en diferentes países… Tiene una sensación de ansiedad constante que achaca a que por primera vez tiene algo que perder. En la película plasma el miedo y ansiedad sobre la situación del mundo hoy, y las dudas respecto al camino que va a seguir.
La película es el viaje de Curtis a través de todo lo que suponen las visiones para él. Éstas se van haciendo más intensas a medida que avanza la película, así como las reacciones de Curtis, a cada paso más cerca de su límite. Vemos como el personaje está cada vez más tenso, asustado y angustiado, porque nosotros también lo estamos. Se va haciendo consciente de que las visiones suponen algo a lo que no se puede enfrentar, esquizofrenia o apocalipsis, por lo que se aferra al refugio.“Take Shelter” no es un retrato de una enfermedad mental, ni una película sobre el fin del mundo. Es una película sobre el miedo a perder lo que se tiene, la ansiedad que puede producir la situación mundial actual y el camino que está tomando, y los límites de la cordura. Miedo y ansiedad que la película contagia: hay tres escenas en particular que logran hacer sentir, y no solo ver, lo que está viviendo Curtis (gracias también a la interpretación de Michael Shannon, uno de los aspectos más destacables de la película). La última escena es una de las que más me ha gustado e impresionado últimamente, no puedo pensar mejor forma para cerrar una película como esta.