“La gravedad no cuenta cuando estás colgado”

HBOs-The-Corner-001Cuando David Simon, periodista para The Baltimore Sun y Ed Burns, detective de homicidios se conocen en una comisaría, no imaginan lo que va a cambiar su vida. Un anónimo periodista y un anónimo detective que descubren que tienen intereses comunes, que empiezan a verse a menudo, y deciden escribir un libro: “The Corner: A Year in the Life of an Inner-City Neighborhood”. Libro que poco después la cadena HBO lleva a televisión en una miniserie de seis episodios y que será el germen de una de las mejores series de los últimos años: “The Wire”.

“The Corner” es el resultado de un año de investigar, recopilar historias, entrevistar y vivir en las calles de la zona oeste de Baltimore. Es una historia sobre las esquinas de cada barrio, donde se vende, compra y consume droga. La esquina es el punto donde nacen y terminan todas las historias, el centro de la vida de los barrios de la ciudad. Este elemento va a ser el centro durante toda la serie, en todo momento: es una idea que no deja de repetirse y que está constantemente presente. Como escenario, como idea y como forma de vida.

Es una serie muy realista. Está hecha en forma de falso documental, con un reportero que entrevista a los personajes principales al principio y final de los seis episodios. A través de este formato se da forma a todas las historias que Simon y Burns recogen en sus investigaciones. Se retrata el Baltimore más crudo de mediados de los años noventa: una ciudad con unas tasas de paro, criminalidad y tráfico y consumo de drogas muy altas. Lo que se cuenta son historias reales, por lo que no hay tramas desarrolladas, con giros, elementos de enganche o estructuras convencionales. Se toma la historia y se reproduce tal cual la recogen sus autores. Pero esto no quiere decir que no se haya creado la serie de forma convencional. La serie está muy cuidada y trabajada, y el realismo se consigue por cómo se usan los elementos como el guión, los actores o los espacios. La serie está rodada en la calle, y los figurantes son los propios habitantes de la misma. Los ambientes son deprimentes, agobiantes. Las interpretaciones son muy buenas, de los mejores aspectos de la serie. El guión está muy trabajado, y el uso de la jerga del lugar y momento está tan bien documentado como las historias. Todo esto hace que uno olvide que lo que está viendo es una recreación de una historia real, que no deja de ser ficción. No se añade nada a la historia, pero tampoco se quita ni oculta. La enfermedad, heridas, deterioro y escenas de consumo con émbolos bajando y sangre subiendo se muestran de la forma más cruda, no dulcificado u omitido como ocurriría en otras series.

A través de los personajes, que en ningún momento son juzgados por los autores y por ello resultan más cercanos y accesibles, se ponen de manifiesto una serie de vivencias, formas de ver la vida, actitudes y decisiones que para el espectador medio que tanto odia Simon resultan ajenas. Se retrata el consumo, la constante búsqueda de la siguiente dosis, como nada importa al estar colgado, como se sigue buscando lo que se siente en la primera dosis en todas las demás, cómo se entra, cómo se intenta salir. Son temas recogidos en las entrevistas de los creadores y que se plasman en la serie.

La serie pretende retratar un barrio de Baltimore con las historias que tienen lugar en él. No pretende mostrar como las drogas pueden destrozar una vida, pero en muchas ocasiones no puede evitar dar esta impresión, lo que es, en mi opinión, el aspecto más negativo de la serie. Por momentos, parece que el consumo de drogas es causante de todo mal imaginable a pesar de que la serie analiza otros elementos como paro, criminalidad, o el papel de figuras como escuela, policía o servicios sociales. En estos momentos la serie deja de ser un retrato para convertirse en una condena a la droga, pero no es el tono general. Todos los temas que se tratan se desarrollan de una forma más amplia, madura e integrada en la creación posterior de Burns y Simon basada en sus investigaciones: “The Wire”. Es cierto que es mucho más fácil dejar ideas claras y desarrollarlas de forma completa en una serie de cinco temporadas que en una de seis capítulos: retomar este tema y crear una serie como “The Wire” fue todo un acierto por parte de los creadores.