David Cal, quíntuple medallista olímpico: “Vamos a continuar hasta Río de Janeiro”
La gesta de David Cal en las pasadas Olimpiadas merece ser objeto de atención. Sus palabras nos llevarán a comprender cómo de las aguas del Morrazo ha salido un piragüista de élite. Esta entrevista pretende ahondar y dar a conocer los detalles de un deportista que ya es historia. Con sus cinco medallas olímpicas, este cangués pasa por un breve período de descanso. Confiesa que quiere continuar hasta Río de Janeiro y esto es un premio que sólo aquellos elegidos pueden tener cada cuatro años. La entrevista comienza en Pontevedra entre saludos y bostezos. Son las once de la mañana y David se acaba de levantar para atenderme. Todo un lujo. Se muestra tranquilo, sensato y a la vez algo tímido. La cafetería Don José hace de estudio y esta entrevista de mi particular medalla olímpica. Los cafés ya están en la mesa y de esa forma comenzamos a paladear una conversación de cuarenta minutos y cuarenta y dos respuestas. Sin más miramientos comienzo esta entrevista con el objetivo de no fallar a aquellos que lo habéis seguido todos estos años y de persuadir con mi trabajo a los que no lo conocen demasiado, para que se interesen por este icono del deporte gallego y español. Comenzamos.
Cuando ganaste la quinta medalla dijiste que no tenías la sensación de haber hecho historia. ¿A día de hoy eres consciente de lo que has logrado?
Yo todavía no tengo la sensación de haber hecho historia. Lo sé porque los datos dicen que no hay otro deportista español con cinco medallas. Yo sólo hago lo que me gusta y se me da bien. Mi intención hace quince años, cuando entré aquí en el centro de tecnificación, y mi sueño era conseguir una medalla olímpica. Tuve la suerte de conseguir cinco. Para mí más que hacer historia es un sueño cumplido.
¿Cómo han sido estos meses desde las olimpiadas hasta aquí? ¿Has dado un parón o un descanso?
Sí, nos paramos. Después de las Olimpiadas hacemos un parón bastante grande para recuperarnos de todas las palizas que nos metemos durante el ciclo olímpico. El año después de la Olimpiada es más flojo, lo necesitábamos. Y tampoco tuve mucho a tiempo para disfrutar porque estuve de acto en acto atendiendo a la gente y el tiempo se te va. Cuando te das cuenta ya estamos en enero y tengo que empezar a entrenar. Por una parte sí que es agradable atender a la gente e ir a actos, homenajes y demás pero por otra también hay que disfrutar de las vacaciones.
¿Cuándo empiezas a entrenar?
Ahora cuando se acaben las fiestas. En teoría ya debería estar entrenando pero estoy tocado de la espalda y ya “gripé” (risas). Al estar tanto tiempo parado…
Para llegar en buenas condiciones a los juegos te sometiste a un entrenamiento muy duro entrenamiento. ¿Qué papel tiene tu entrenador Suso Morlán en todo esto?
Suso es parte importante del éxito de las medallas. Yo empecé con él, fue el primer entrenador que tuve aquí en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva. Llevamos quince años juntos y la verdad es que yo evolucioné como deportista con su ayuda y él tuvo que mejorar como entrenador conmigo. Él entrenaba a chavales de quince, dieciséis, diecisiete años y a medida que yo iba mejorando, e iba pidiendo cada vez metas más altas, tenía que formarse más y estudiar mucho para que yo mejorase.
Suso es parte importante del éxito de las medallas
¿Se puede decir que él también te debe a ti esa progresión en su trabajo?
Sí, él era un entrenador como hay muchos en España y para intentar que yo mejorara tuvo que estudiar y formarse. Para mí es un orgullo que con un entrenador de aquí de Galicia – él es de Pontevedra y yo de Cangas- podamos ir con la boina por el mundo y consiguiendo grandes cosas.
En un ciclo olímpico llegas a hacer catorce mil kilómetros en canoa. ¿Cómo aguantas esta carga de trabajo? ¿Qué dieta sigues? ¿Qué estructura de trabajo tienes?
Como puedes ver ahora estoy fuera de peso (risas). Yo como aquí en la federación, hay una dieta especial para deportistas. La carga de trabajo se va aguantando como se puede. Hay semanas que son más duras que otras y las semanas suaves se llevan bien y las duras no tanto, pero toda esa carga hay que aguantarla para que al final salgan los resultados. Lo que tengo claro es que yo soy igual de bueno que el ruso, que el alemán y que cualquiera de mis competidores. Así que para ganarles tengo que hacer algo mejor que ellos.
No te gusta la fuerza resistencia ni los trabajos de peso. Sin embargo, dice Suso Morlán de ti que eres muy disciplinado y que los haces sin protestar. ¿Es eso lo que te ayuda a llegar a los objetivos?
Vienes bien informado (risas). A mí la parte del entreno que menos me gusta es la de resistencia, los ritmos largos. Donde más me gusta estar en el gimnasio es en la fuerza máxima, con series más cortitas y con más cargas de trabajo. En el agua me gustan también las series más cortas y explosivas. Hay partes del entrenamiento que me agradan más que otras pero al final hay que hacer de todo. Había un entrenador de mi club que decía que para no sufrir tanto en las competiciones, había que sufrir entrenando. Más o menos es eso, si quieres no sufrir en las competiciones pues “dale caña” a los entrenamientos o no te esfuerces entrenando y después en competición ya lo pasarás mal.
Cervo fue el sitio donde estuvisteis, algo más de dos meses, concentrados por las similitudes climáticas que este pueblo lucense tiene con Londres. ¿Qué fue lo más duro de la estancia allí?
Pues lo más duro es el día a día. Estar lejos de tu casa, de tu familia, de tus amigos y tener que estar centrado sólo en entrenar. Lo único que hacíamos era entrenar, descansar y comer. Es una vida muy monótona. Tú estás informado del mundo y ves que estamos en pleno verano y que pareces un monje mientras el resto del mundo va a la playa y hace otro tipo de cosas que yo no podía hacer. A la vez sabía que eso era temporal y que después ya tendría tiempo para hacer otras cosas. Pero lo más duro es quizás eso, el estar lejos de casa. Alejado de la familia, de los amigos, de la novia, de todo.
En el tiempo que estuve allí sólo fui a casa una vez porque tuvimos, a mitad de concentración, el campeonato de Europa y tuve que pasarme. Dije hola y adiós y poco más.
¿Qué sacasteis de bueno en esos meses tan duros?
Allí mejoramos muchísimo, la pista era muy buena, se parecía mucho a la de Londres y las condiciones climáticas eran muy parecidas. Para nosotros es importante entrenar en un sitio que se parezca a donde vamos a competir. Las pistas de piragüismo cambian muchísimo de unas a otras y que se parezcan es importante. No es decisivo, pero al final juntas pequeños detalles que sí que suman bastante.
Para nosotros es importante
entrenar en un sitio que se parezca
a donde vamos a competir
¿Quién descubrió ese sitio?
Suso fue el que lo conocía. Antes de la Olimpiada fuimos a entrenar dos semanas a la pista de Londres y al venir buscamos un sitio en España que se pareciera. Por climatología buscábamos el norte de España. Encontramos ése y en 2009 fuimos a entrenar allí para ver si nos servía. Nos gustó y allí nos quedamos en 2010, 2011 y 2012. Tres años.
Una vez en los juegos, ya en la semifinal, buscasteis el primer puesto o el tercero. La segunda posición os llevaba a una calle donde daría mucho el viento en la final. Al final quedaste tercero y saliste en la calle siete. ¿De qué forma influyó esto para que pudieras conseguir la medalla de plata?
Nosotros sabíamos, de cuando estuvimos en Londres, que una de las cosas que influye bastante en la canoa es el viento. Allí había una estación meteorológica, al lado de la pista, y todos los días tomábamos datos, de viento, de temperaturas y de todo tipo. Así sabíamos cuales eran los vientos predominantes en la pista y como nos iban a afectar. El día de la final, conocíamos cómo iba a soplar el viento, era cuestión de buscar la mejor calle para salir favorecido. Las calles seis, siete y ocho eran las mejores. En los cruces de las semifinales sabíamos que en la calle uno nos íbamos a la calle central, en la calle dos nos íbamos a las calles dos o tres, no lo recuerdo bien, en la tercera posición a la calle siete y en la cuarta posición la calle uno o dos. Nos interesaba la calle siete porque estaba más protegida por las gradas y no daba tanto el viento. No es que fuera decisivo pero sí que ayudó mucho, sobre todo en la última parte de la carrera.
En esta ronda te adelantó el húngaro Attila Vajda. ¿Le perjudicó en la final?
Sí. Nosotros buscábamos clasificarnos en la tercera posición y lo que tenía claro es que mi prioridad era esa pero si veía que la cosa iba ajustada entraría como pudiese, no iba a quedarme fuera de la final por buscar una calle. En la semifinal estábamos muy apretados, íbamos cinco bastante juntos. Yo me puse segundo, Atila, el húngaro, subió, quiso entrar mejor que yo y le cedí el puesto, me deje caer un poquito y quede tercero. Así fue como busqué la plaza y esto tampoco te da un extra tan grande. Pero es eso, al final vas sumado pequeños detalles y te ayuda un poquito el viento, si las mejoras en la canoa son buenas, si la aclimatación es correcta. Todo eso va sumando en tu favor.
Tenía claro que por tiempos yo
iba bien, cada uno tiene que
confiar en sus posibilidades
En la final, te quedaste muy retrasado en la salida. Al llegar a los quinientos metros pasaste sexto. ¿Qué pensaste en ese momento?
Yo salí y tenía la sensación de que al ritmo que llevaba iba a ir en el grupo de cabeza. Mi sorpresa fue levantar la vista y descubrir que iba atrás. Dije “bueno, pues nada, yo creo que estoy a mi ritmo y el resto tienen que ir pasados o andan mucho más que yo”. Tenía claro que por tiempos yo iba bien, cada uno tiene que confiar en sus posibilidades. No puedes decir como ellos van delante pues yo también tengo que ir con ellos. La carrera de mil es muy larga.
¿Tus rivales salieron demasiado acelerados?
Sí. Yo creo que salieron un poco rápido de más. De hecho el único que planteó más o menos la carrera fue el alemán, Sebastian Brendel, porque el resto hicieron el paso del primer quinientos metros en un minuto cincuenta y un segundos y del siguiente quinientos metros en un minuto cincuenta y nueve segundos. No puedes tener tanta variación entre un quinientos y otro. Siempre cambia algo por la fatiga y el cansancio pero no puede haber ocho segundos. Yo pasé a un minuto cincuenta y tres segundos el primer quinientos y a un minuto cincuenta y cuatro, el segundo. Hice una carrera más lineal.
Para los espectadores fue una carrera muy emocionante, una remontada espectacular. En los últimos metros llegaste a ir a setenta y un paladas por minuto, más de una palada por segundo.
Sí, más o menos yo tengo un ritmo de frecuencia de paladas, en mil metros, de sesenta y una o sesenta y dos por minuto. Es una frecuencia bastante alta y la mayoría de los rivales andan alrededor de cincuenta y algo o sesenta. Yo venía guardando un poquito, guardando, guardando, y al final tuve un extra para subir posiciones.
¿Si te dan 100 metros más ganabas el oro?
No ganaba, no (risas). ¡Qué va! Venía ya muy forzado y no daba más. La sensación que me dicen que daba desde casa era esa pero venía ya que me desmontaba. Un segundo puesto está bien, me gustaría haber quedado primero pero bueno es así.
Cuando entraste en meta segundo, ¿qué pensaste? ¿De qué o de quién te acordaste?
Cuando entré en meta no me di cuenta ni de cómo entrara. En los últimos metros venía sólo pendiente de avanzar y de tirar para adelante, sólo tenía referencias del que quedó tercero que venía en la calle de al lado. Además en esos momentos vienes tan fundido que no te da tiempo a girarte y ver la posición en la que vas. Ni tampoco lo pretendo porque en una de estas intentas mirar para el lado, pierdes una palada y a lo mejor la “lías”. Entonces hasta que no dijeron el resultado no sabía cómo había entrado. Me gustaría haber ganado y tenía opciones de hacerlo pero el alemán hizo un tiempo buenísimo, el segundo mejor de la historia, en una pista que no era excesivamente rápida. El récord está en la olimpiada de Atenas que era un pista rapidísima de agua caliente y salada.
¿Si no hubieras conseguido la medalla en Londres habrías dejado de competir?
Sí. De hecho antes de ir para Londres habíamos dicho que si no conseguía una medalla en esta Olimpiada no continuábamos. Si con 29 años no consigo una medalla pues con cuatro años más, menos voy a conseguir. Y después de haberla conseguido quedaba la duda de si seguíamos o no. Ya hemos tomado la decisión, vamos a continuar hasta Río de Janeiro.
¿Puedes confirmar entonces que estarás en Río?
Si Dios quiere y si todo va bien, sí. Una cosa es lo que yo quiera y lo que intente y otra cosa es conseguir la plaza.
Si las Olimpiadas del 2020 son en Madrid, ¿te animarías con 37 años?
No lo sé. Está muy “jodido” eso. El problema es que llevo ya mucho tiempo entrenando y concentrado. Físicamente también es una tarea complicada. Con 37 años hay quien llega en piragüismo en esa distancia, pero hay muchos otros que no.
Cuando consigas otra medalla en Río (risas) y lo dejes, ¿qué piensas hacer?
Todavía no lo tengo claro pero algo relacionado con el deporte seguramente. Me gusta mucho lo que hago pero sé que tiene una caducidad.
¿Quizás podrías suceder a Suso entrenando?
Tanto como sucederlo no me veo (risas). Para eso hay que estar muy formado y porque sea buen deportista no voy a ser buen entrenador, sobre todo del equipo nacional. Me veo de entrenador de un grupo de gente joven.
Me veo de entrenador de
un grupo de gente joven
¿Crees que lo que has hecho hasta ahora sirve también para que se conozca un poco más el piragüismo y el esfuerzo que conlleva realizar este deporte?
Sí, claro que ayuda mucho. El piragüismo es un deporte minoritario y en los únicos momentos que salta y que se ve es, sobre todo, en las Olimpiadas. Aún lo comentaba hace poco que entre medallas, mundiales y europeos a nivel internacional sumo más de veinte. Pero todo el mundo sabe que tengo cinco olímpicas, la gente no sabe cuántas medallas y europeos tengo. Entonces esto ayuda mucho y también para dar a conocer a otros deportistas que últimamente también están teniendo buenos resultados. En esta Olimpiada el piragüismo trajo tres medallas y eso claro que ayuda.
¿No te da pena que en cuanto se acaban las Olimpiadas se olvide el trabajo y el esfuerzo que hacéis?
Pena no. Es algo que yo ya tengo asumido que es así. Lo llevas más o menos con resignación y sabes que hay otros deportes que tienen más tirón. Yo recuerdo que después de la Olimpiada había gente que me decía que habían disfrutado mucho viendo estos deportes. Hay gente que se queja de que en la tele sólo hay fútbol y algún deporte más como el baloncesto. Pero en la Olimpiada gente que no le gusta un deporte o que no lo sigue, pues lo ve. Se lo están poniendo y durante todo el ciclo olímpico no pueden disfrutar de eso.
Eres una persona muy requerida para actos con políticos, periodistas, etc. Cuando estás preparando una Olimpiada, un Mundial o un Campeonato, ¿no llega a interferir esto en tu trabajo?
Sí, claro que interfiere. Yo de hecho para esta Olimpiada avisé a los medios de que los atendía hasta mayo y de que a partir de ahí no hacía ni entrevistas ni nada. Nos íbamos a concentrar en Lugo y esa era la fecha límite. Luego hice alguna entrevista, algún compromiso que tenía, pero mínimo. No puedes estar todos los días atendiendo a los medios, atendiendo a la gente y este tipo de cosas.
Pero sí que hay veces que cuando llega el momento de preparar la Olimpiada y estás en esos días que te vas a ir ya, te dicen “oye David, vente aquí a sacar la foto”.
De eso claro que hay. No sólo políticos, el presidente de mi federación después de venir del campeonato de Europa me hizo ir a Madrid para sacar una foto y venirme. Estuvimos dos días sin entrenar por culpa de una foto de un directivo que la pidió. Y yo le dije que era mejor aprovechar otro momento para hacerla y que no me hiciera ir a Madrid para hacerme una foto. Pero me dicen que hay que ir, hay que ir y hay que ir y al final pues acabo yendo.
¿No crees que debería respetarse un poco más tu preparación?
Sí, yo creo que a veces no se nos respeta todo lo que debieran. Nosotros al fin y al cabo tampoco somos una moneda de cambio. Te utilizan para sus fines o para sus historias y a lo que te dedicas es a entrenar y a competir. El resto que hay alrededor no va en el trabajo que tengo que hacer, en teoría.
Enrique Sotelo, el alcalde de Cangas, es una persona que os ha ayudado mucho. ¿De qué forma lo ha hecho y en qué te ha apoyado a ti especialmente?
Sotelo es una persona a la que le tengo mucho cariño y aprecio. Lo conozco desde hace mucho tiempo. Si hay algún problema lo llamas e intenta siempre echar una mano, es como un seguro de vida.
A la hora de buscar patrocinadores, en la Xunta y en la Diputación de Pontevedra, ¿os ha ayudado también?
Sí, la Xunta y la diputación siempre echan una mano. Sotelo estuvo en la diputación hasta hace poco. Yo ahora mismo no tengo queja. Si que hubo etapas de la Xunta que no fueron tan buenas conmigo. Yo si estoy hoy aquí es porque en su día vine al Centro Galego de Tecnificación Deportiva que depende de la Xunta. Entonces por ahí no hay nunca ningún tipo de quejas.
¿Tu amistad con Sotelo y con Telmo Martín es la que te lleva a presentarte, en las listas del PP de 2011, al ayuntamiento de Pontevedra?
Sí, cada uno tiene unos ideales políticos y yo era más afín a ese partido. Se presentó la oportunidad de aportar algo al deporte en Pontevedra y pensé que podía estar bien. Por una parte sí que me daba miedo porque yo no soy político y no me sé manejar en esos entornos.
¿Por qué renunciaste una vez que tenías el papel de la concejalía en la mano?
Pues, por muchas cosas. Ya no todo era igual que se había planteado en un momento y yo tenía la olimpiada muy cerca y no podía meterme ahí en ese jaleo. Si salíamos elegidos no iba a estar a tiempo completo con la concejalía de deportes e iba a haber una gente para echarme una mano y hacer casi todo el trabajo hasta la olimpiada.
¿No te sentiste en ningún momento “utilizado”?
Un poco sí. Si saliéramos elegidos cambiaba mucho la cosa pero una vez que no se sale empieza a haber problemas en el partido y muchas historias. Al fin y al cabo, yo no me dedico a la política y tampoco tenía el tiempo para estar ahí. Entonces si sé que no voy a poder estar pues renuncio y listo.
Te quería preguntar también por la realidad social que hay ahora mismo en España. La crisis, el desempleo, etc. ¿Cómo ves tú está situación y cómo te afecta?
La situación está mal pero supongo que iremos retomando y mejorando poco a poco. La crisis está muy presente en todos los ámbitos y uno de ellos es en el deporte. A nuestra federación ya le metieron algún recorte y se prevé que le van a hacer un recorte más de un treinta por ciento, más o menos. Y no es una de las federaciones que más afectadas sale, ya que tiene resultados. Hay otras que tienen recortes de hasta el cincuenta por ciento. Sí que afecta. Vas a pedir por ejemplo un pulsómetro o un GPS a la federación y a mí no me lo niegan pero te van poniendo mala cara, no es lo mismo que hace unos años.
¿No crees que otra gente que no tiene tu trayectoria pueda estar mucho más perjudicada que tú?
Sí, yo estoy mucho más respaldado. Lo que me respalda son los resultados y conmigo pues me dan siempre lo que pido. Que tampoco es que pida nada fuera de lo normal. Yo sólo pido para entrenar, sencillamente para eso. Los que más afectados van a salir son los junior, los sub 23 y toda esa gente que viene por detrás, ahí es donde más mano se va a meter.
Si cuando tú eras junior o sub 23 te hubieran metido este recorte, ¿tendríamos aquí hoy a David Cal?
Pues quizás no. El problema es que toda esa gente es carne de cañón de Madrid 2020. Entonces si estás recortando a esa gente no entiendo porque estás apoyando la candidatura de Madrid 2020. Si no la estás apoyando, no la estás reforzando.
Si no invierten en los chavales, en la gente que puede hacer una buena Olimpiada, ¿qué clase de Olimpiada quieren hacer?
Yo tampoco lo entiendo. Ahí son dos instituciones, el Consejo Superior de Deportes y la Asociación de Deportes Olímpicos, no se ponen de acuerdo entre las dos y en estos momentos, que hay que recortar, supongo que queda muy mal de cara al público decir vamos a inyectar dinero en el deporte y en el resto recortamos, recortamos y recortamos. Entonces lo que no entiendo es eso, si hay que recortar y tenemos esa necesidad porque no dicen entonces que la Olimpiada no se puede celebrar porque no hay dinero, porque estamos en crisis y el país está muy mal. Sería lo más normal, no puedes seguir con la candidatura y por otra parte recortar. Aunque eso ya no es cosa mía.
Yo creo Sete es un chico
con mucho futuro y que
posiblemente esté en las
medallas en la próxima olimpiada
¿Crees que el futuro del piragüismo pasa por Sete Benavides?
Yo creo Sete es un chico con mucho futuro y que posiblemente esté en las medallas en la próxima Olimpiada. En esta tuvo mala suerte, no supo estar o no sé. Sí que en su carrera el viento cambió, había viento de frente y el era de los más ligeros y le perjudicó un poco. Yo creo que tiene mucha calidad y mucho futuro.
Dices de él que es el “Messi” del piragüismo.
Las comparaciones siempre son odiosas (risas) pero es un tío muy bueno. A veces la gente sí que le compara con otros, a mí por ejemplo no me gusta que me comparen con nadie. Cada uno es cada uno.
Finalmente, has ganado medallas, campeonatos del mundo, has sido abanderado en los Juegos Olímpicos de Pekín… ¿Con qué momento te quedas?
Me quedo con todos. Porque al final yo llegué hasta aquí por todos esos pequeños momentos. Desde la primera competición a la que fui a la primera medalla que gané, todos esos momentos son buenos. Pero los más especiales fueron cuando conseguí las medallas, cada una de las cinco, y el momento de ser abanderado.
¿Con qué no te quedas?
No descarto nada porque para llegar hasta aquí tuve que pasar por buenos y por malos momentos y a veces los malos te hacen ser más duro para continuar. Para ser bueno hay que trabajar mucho en la vida y si tú quieres llegar a ser un buen periodista pues tienes que estudiar mucho, trabajar, formarte y te gustará más o menos pero no todo va a ser bonito.
Agradecimientos a: Paula Rodríguez López, Elías Álvarez Fernández y Roi Rodríguez López.