Arquitectura en Compostela: Centro de Nuevas Tecnologías

Mostrar la arquitectura de Patxi Mangado a los neófitos en este mundo es un pequeño suicidio. Sí, todos estamos de acuerdo en que la Ciudad de la Cultura es espectacular (aunque cara), o que la Catedral de Santiago es bella (aunque vieja…). Las arquitecturas más altisonantes, las arquitecturas que rompen con su entorno, las arquitecturas “de autor” o las arquitecturas radicales, siempre llaman más la atención y desatan más pasiones. El problema es que existen arquitecturas como la que desarrolla Patxi Mangado, que son discretas, sencillas, y aunque podemos reconocer que tienen ese “algo”, no suelen ser geometrías absolutamente reconocibles. Y no por ello son arquitecturas peores. Cuando hablábamos de Álvaro Siza veíamos que su arquitectura, aunque discreta, busca ser obra maestra. En Patxi Mangado ocurre que su arquitectura, discreta, busca ser. Sin más. En obras de este tipo, resulta especialmente difícil demostrar esas cualidades que las hacen únicas, porque estas cualidades no son más que detalles, sutilezas, que, en su conjunto, generan arquitecturas únicas.

Matadero Madrid-Mansilla + Tuñón - Vázquez Consuegra

Matadero Madrid-Mansilla + Tuñón – Vázquez Consuegra

Por fortuna, en España, y particularmente en Galicia, tenemos grandes ejemplos de arquitecturas de este tipo. En general la Arquitectura que realizan los arquitectos españoles es una arquitectura elegante y comedida, los estudios punteros (hasta la crisis, y desde la crisis), se caracterizan, en muchos casos, por esta concepción de la arquitectura. Obviamente existen muchos arquitectos españoles que creen en la arquitectura como espectáculo (me vienen a la cabeza Joaquín Torres o Santiago Calatrava, aunque hay muchos casos), pero la tónica general es bien distinta. Estudios como Mansilla+Tuñón o Guillermo Vázquez Consuegra, o diferentes propuestas llevadas a cabo en el Matadero de Madrid, promueven una arquitectura discreta, funcional, de líneas simples y elegantes. Por supuesto, uno de los grandes dentro de esta “corriente” es Patxi Mangado.

Francisco Mangado. 1957

Francisco Mangado. 2010

Francisco Mangado nació en Navarra, en el año 1957. Estudió en la Escuela Técnica Superior de Navarra, donde es profesor de Proyectos desde el año 1982. Es importante destacar el hecho de que la asignatura que imparte es la de Proyectos, ya que pocos arquitectos como él pueden enseñar a los alumnos lo que significa “proyectar”. Aunque pueda parecer una obviedad, todos estamos cansados de ver a profesores impartiendo materias que no dominan, o que no son lo suyo, pero en el caso de la Arquitectura, esto se convierte, desgraciadamente, en una constante.

Como ocurre en tantos otros arquitectos (y en la práctica totalidad de los arquitectos que hemos visto desde los inicios de esta sección), Patxi Mangado compagina su labor como arquitecto con la enseñanza. Y quizás por eso su arquitectura siempre tiene frescura, no abusa siempre de los mismos recursos. No debe ser casualidad que los arquitectos de los que más podemos aprender, sean los que, precisamente, enseñan. Y he de decir que, en este caso, Patxi Mangado es un gran maestro. No he tenido la fortuna de asistir a ninguna clase suya, ni a ninguna conferencia, pero sí que he podido ver conferencias que ha dado en otras universidades (bendito internet…), y he podido leer entrevistas, textos, reportajes… Me viene a la cabeza una entrevista que le realiza Carlos Quintáns (otro grande), que no tiene desperdicio, la paciencia del maestro, la ausencia de prisa, la relajación, y la calma a la hora de explicar sus proyectos nos muestran a una persona que es como su arquitectura: comedida y discreta.

Ha recibido gran cantidad de premios a lo largo de su carrera. Destaca el FAD, aunque ha recibido otras distinciones como el Premio Enor o el Construmat. Algunas de sus obras se han expuesto en el MOMA de Nueva York, además de haber sido publicadas en cientos de revistas y medios especializados.

Pero entremos en su obra. Como en cada artículo desarrollado en esta sección, veremos dos ejemplos de su trayectoria como Arquitecto, dos edificios que claramente muestran cómo es Patxi Mangado. Después, cuando conozcamos los puntos clave de su obra, pasaremos a ver un edificio que tiene en Compostela: El Centro de Formación en Nuevas Tecnologías. Los edificios que veremos serán el Museo Arqueológico de Vitoria, y el Baluarte (Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra).

BaluArte

BaluArte

BaluArte es el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra. El programa desarrollado es relativamente complejo, puesto que además de desarrollar una plaza y un auditorio, se decide crear uno de los espacios expositivos más grandes de España. La geometría de la planta es muy sencilla: una L opaca enmarca una plaza, dentro del casco antiguo de la ciudad de Pamplona. Además, debido a la gran dimensión, se acentúa el carácter eminentemente horizontal. Este carácter horizontal, sin embargo, desaparece en el interior, en el que encontramos espacios de gran altura, con mucha luminosidad.

Interior del BaluArte

Interior del BaluArte

Además de los espacios en planta baja, auditorios, salas de cámara, y salas de conferencias y exposiciones, el BaluArte cuenta con cuatro sótanos. En su excavación se descubrieron restos de uno de los antiguos Baluartes de la Ciudadela, y se decidió incluir estos restos en el proyecto. Así, Patxi Mangado decidió crear, ya en obra, una nueva sala con los restos de esta Muralla, además de adquirir el nombre de BaluArte. Un ejemplo de que es posible convivir con restos protegidos, generando arquitecturas originales que ponen en estos restos, el protagonismo.

Museo Arqueológico de Vitoria

Museo Arqueológico de Vitoria

El Museo Arqueológico de Vitoria es, probablemente, su edificio más famoso. Se ubica continuando un Palacio Renacentista, el de Bendaña, actual museo de Naipes Fournier. Podría dedicar cientos de líneas a describir el edificio, pero creo que estas palabras del propio Mangado son mucho más explicativas, tanto de la idea de proyecto, como de las inquietudes y variaciones que generó.

Nos gusta imaginarnos un museo arqueológico como un cofre denso que, como todo cofre esconde en su interior el tesoro que la historia nos ha querido dejar pieza a pieza.

No se trata de una historia cualquiera, al menos no sólo de la historia científica de los expertos, ya que esa historia no siempre deja lugar a la imaginación y casi siempre se termina en sí misma. Nos gusta pensar en una historia más nuestra que no termina nunca porque en ella tan importante como la pequeña o gran pieza encontrada bajo el suelo es la mirada de la persona que la contempla. Una mirada caprichosa que depende más de lo que queremos ver que de lo que vemos. Por eso, el pequeño cofre, denso y hermético por fuera, ha de ser sugerente y mágico en el interior.

El espacio que contiene no puede limitarse a ser un espacio ordenador, ni un juego de arquitectura bella pero distante, ha de ser un lugar capaz de evocar lugares y gentes a partir del pequeño fragmento de cerámica que, más poderosa que la roca, ha logrado sobrevivir para hablarnos de la fragilidad del tiempo.

Espacio Interior del Museo

Espacio Interior del Museo

El edificio se divide, funcionalmente, en varios espacios. Y entre todos estos espacios existen dos conexiones: los núcleos de escaleras y ascensores, y unos lucernarios prismáticos que atraviesan el edificio desde la cubierta a sus cimientos, cortándose en determinados puntos en un juego que genera recorridos y espacios perfectamente delimitados. Estas cajas son una suerte de pilares de luz, unos elementos que inundan de luz los espacios, en ocasiones, absolutamente inabarcables que se plantean. Ademas, permiten articular las exposiciones para que ese “pequeño fragmento de cerámica” nos cuente su historia. Para acentuar el carácter lumínico de estos prismas, los suelos y techos son oscuros y continuas.

Vista Exterior

Vista Exterior

La construcción del edificio está resuelta de forma exquisita. Quizás es aquí donde podemos encontrar esos detalles que hacen que esta arquitectura trascienda, y no se quede en la anécdota. Mediante piezas de bronce se configura una fachada que, según la orientación y lo que proteja, así será translúcida-transparente u opaca. Se percibe que la construcción es parte del proyecto, y no algo que viene a posteriori. Porque muchas veces, el “Cómo” se plantea después, y no durante, y esto suele traer infinidad de problemas que padecerán día a día los usuarios.

Centro de Nuevas Tecnologías

Ubicación (Conxo)

Vistos estos dos edificios, hemos llegado al momento de ver el Centro de Formación en Nuevas Tecnologías, ubicado en Santiago de Compostela. A pesar de que el lugar no impone unas restricciones demasiado evidentes, lo cierto es que la concepción del lugar, y su adaptación topográfica están más que presentes. Además, el edificio pretende ser un elemento tremendamente funcional, que pueda, incluso, acoger diferentes usos a lo largo de su vida útil. Se concibe, por lo tanto, con la conciencia de que, a lo largo de 50-100 años, los usos y funciones del edificio serán variables, y por ello la arquitectura deberá permitir esas variaciones.

Vista Exterior

Vista Exterior

El edificio se plantea como dos piezas paralelas, separadas por un gran patio acristalado, que, en sí mismo, es patio y plaza, es espacio público y privado. La topografía invade el interior del edificio, introduciéndose en forma de jardín, y siendo controlada mediante muros de contención, cristaleras, y, en definitiva, el propio volumen. En la parte más alta del edificio se albergan las funciones docentes (principalmente, despachos y aulas). En el volumen ubicado a cota más baja se reúnen los talleres que, a su vez, permiten subdividirse según los usos particulares que se le den. Y para unir ambos volúmenes, una serie de pasarelas más o menos anchas atraviesan el conjunto, por el patio, generando unas perspectivas muy interesantes y ricas, y rompiendo la monotonía del conjunto. Además, según la orientación y el uso de la fachada, así responden los materiales de la misma. Si una fachada es además, muro de contención, se explicita a través de la materialidad del hormigón. Si, por contra, es un elemento que da al Suroeste (a la luz natural), se genera una fachada translúcida, que matiza la luz pero no la oculta. Incluso en el patio, aún no teniendo una orientación preferente, la fachada es visualmente permeable, tratando de incluir, como decíamos antes, la topografía en el interior.

Patio semi-interior

Patio semi-interior

Como conclusión, podemos ver que la Arquitectura de Patxi Mangado es una arquitectura discreta, nada grandilocuente, que encuentra en su discreción su mayor aliado. Los pequeños detalles como las carpinterías, el tratamiento de los materiales, las rasantes, los lucernarios o las escaleras, definen un conjunto que, además de ser agradable y funcional, es estéticamente atractivo. De acuerdo, no hay grandes alardes, no hay imágenes que se queden grabadas en la retina, ni elementos imposibles que desafíen las leyes de la lógica. Pero yo pregunto, ¿es necesario? Aún cuando soy cercano a la opinión de que la arquitectura debe sorprender, lo cierto es que arquitecturas como la de Patxi Mangado demuestran que, la sorpresa, la funcionalidad, y el buen hacer, no están reñidos, y que para sorprender no es necesario recurrir a trucos ricos y complejos. A veces la sorpresa está en la falta de sorpresa, en que las cosas funcionen sin que nos demos cuenta. Son arquitecturas que funcionan sin que nos demos cuenta, están ahí, las utilizamos y las disfrutamos, y no son un ejercicio de admiración formal constante. Quizás esa sea, en definitiva, su mayor virtud.