La nueva ola de Facebook

Internet es tan grande como un océano. Un océano de información, podríamos decir. Pero no es en la extensión en lo único que se parece la “red de redes” a un enorme montón de agua. También en el movimiento. La explosión de, sobre todo, las redes sociales, ha posibilitado una interactuación inimaginable hasta en el pasado más reciente. Y esta interactuación, que también acaba representado un empuje en internet, provoca movimiento. Provoca oleaje. Cada minuto, cada hora, cada día, en Twitter, Facebook u otro tipo de plataformas, se producen olas. Unas más pequeñas, otras más grandes, otras verdaderos tsunamis. Algunas relacionadas con la actualidad, otras que nacen y mueren en lo más profundo de internet; en definitiva, internet ya no es un lago precioso de póster o puzzle de 1000000 piezas, ahora es un lago real, en el que se puede nadar y chapotear hasta la saciedad.

Una de las últimas olas que ha tenido más movimiento estos días se ha producido en Facebook. Uno ve como se inundan los timelines a su alrededor, y al final no queda más remedio que ponerse las botas de agua y echar un ojo. No hace falta irse muy lejos -todo depende de la cantidad de amigos que tengas y también de la agudeza mental de estos- para que el agua (residual) te lama los tobillos. Seguro que más de un lector ha leído unas líneas iguales o semejantes a éstas:

En respuesta a las nuevas directrices de Facebook: Por la presente declaro que mis derechos de autor está unido a todos mis datos personales, ilustraciones, cómics, pinturas, fotos y videos profesionales, etc (como resultado de la Convención Berner).

Para el uso comercial de los anteriores es necesario mi consentimiento por escrito en todo momento!

Cualquiera que lea esto puede copiar este texto y pegarlo en su muro de Facebook. Esto los coloca bajo la protección de las leyes de derechos de autor. Mediante el comunicado presente, notifico Facebook que está estrictamente prohibido divulgar, copiar, distribuir, difundir, o tomar cualquier otra acción en mi contra sobre la base de este perfil y/o su contenido. las mencionadas acciones prohibidas se aplican también a los empleados, estudiantes, agentes y / o empleados bajo la dirección de Facebook o de control. el contenido de este perfil es información privada y confidencial . La violación de mi privacidad es castigado por la ley (UCC 1-103 1 1-308-308 y el Estatuto de Roma).

Y a veces se puede encontrar hasta en inglés, no vaya a ser que los señores de Facebook no entiendan castellano y no puedan saber lo mucho que quieres que respeten tu privacidad. Sí, la misma privacidad que no importa cuando tienes tan cerca el botón de “acepto los términos y condiciones”. Lo sé, es tan tentador… ¿no?

Ante la proliferación de este extraño mensaje en varios timelines de amigos y conocidos, decidí empaparme un poco más del tema. Ardua tarea. Existen cientos de interpretaciones y versiones del problema. Y es fácil otra metáfora: en internet, al igual que en un gran bar, te lo puedes pasar genial. Pero cuando todos están borrachos y tú no, puede ser que estés bastante fuera de lugar.

La respuesta estuvo, paradójicamente, en otro timeline. En Twitter, el New York Times referenciaba un pequeño artículo titulado: “You can stop spreading that Facebook notice now”. El autor, David Pogue, hombre especializado en internet y nuevas tecnologías, tan sólo necesita unos pocos párrafos para dejar bien claro que no por hablar de leyes y hacer declaraciones solemnes al lado de las fotos de la fiesta de anteayer uno va a tener más razón. Igual es que ni hace falta tener razón. En resumen, Pogue habla de cuatro puntos básicos:

1. Ninguna declaración del propio usuario en un post de Facebook puede cambiar la condición jurídica de sus contenidos. El usuario ya está protegido por derechos de autor.

2. No existen “nuevas directrices de Facebook”. La política de Facebook es la siguiente: “Usted conserva los derechos de autor de su contenido. Al cargar éste, nos concede una licencia para utilizar y exhibir este contenido”.

3. Eso de la Convención Berner no existe. Existe un Convenio de Berner, que abarca las obras literarias.

4. El hecho de que Facebook sea ahora una compañía que cotiza en Bolsa no tiene absolutamente nada que ver con los derechos de autor o con las políticas de privacidad.

Lo resuelve con facilidad el amigo Pogue. O igual es que en realidad no era tan complicado. Pero parece más fácil copiar y pegar un revoltijo de manipulaciones y leyes en un contexto en el que carecen de sentido. Es más cool.

Hablamos de un engaño, igual que el sacrificio de gatitos por no reenviar un mail o el whatsapp de pago (que por cierto, YA es de pago, solo que en algunos casos no de pago inmediato). ¿La diferencia? Volvamos al agua. La diferencia es la profundidad. Antes no era complicado reconocer la mentira, existían pocas formas además del correo electrónico para transmitir este tipo de cadenas-engaño (hoax). Ahora, con tantas plataformas multitudinarias, es más fácil. Pero no imposible, tan solo habrá que molestarse en estar un poco más atentos para que no nos la cuelen.

De todas formas, y puestos a mandar un mensaje a los señores de Facebook, mejor tirar de una variante más realista que la anterior:

LE DOY PERMISO a cualquier persona, institución, agente, agencia o estructura gubernamental, incluyendo al Gobierno Federal de los Estados Unidos, al de Mordor y a los Lannister, para hacer lo que les salga del rabo con la mierda que pego en mi muro, pues considero que mi privacidad ya fue violada, desgarrada y tirada a la puta cuneta el mismo día en que decidí tener una cuenta de Facebook. Quiero aprovechar para mandarle saludos a mis amigos que me están mirando y al agente de la CIA que revisa las cuentas de Hotmail y mata a todos los niños desnutridos cuyas fotos no son reenviadas. Pega esto en tu muro porque, si no, viene un enano y le cuenta a tu familia que te drogas…