¡Esta facultad es una ruina!

El pasado martes 20 de noviembre la facultad de Xeografía e Historia de la Universidade de Santiago de Compostela quedaba totalmente a oscuras. ¿La causa? Las obras que se están llevando a cabo en las proximidades de la plaza de Abastos. Cerca de la una del mediodía uno de los transformadores que se empleaban en dichas obras se incendió provocando cortes en el suministro eléctrico, lo que originó el apagón en toda la zona. Malga (empresa subcontratada por Fenosa) intentó reparar rápidamente el suministro eléctrico dando mayor importancia a aquellos comercios que necesitaban de refrigeradores como los que llenan la plaza de Abastos. A pesar de la rapidez con la que se intentó devolver la normalidad a la zona muchos establecimientos tuvieron que echar mano de velas para poder continuar con sus actividades.

Obras en la plaza de Abastos

Ya casi finalizada la tarde del 20 de noviembre los establecimientos habían recuperado el suministro eléctrico. Todos salvo la facultad de Xeografía e Historia que en la mañana del miércoles continuaba todavía sin luz. Extraño, la verdad, para todos aquellos que conocemos de primera mano la increíble eficiencia de nuestra Universidad. El circuito eléctrico se había sobrecargado, ya que se aplicó un voltaje más alto del que las instalaciones podían soportar. La antigüedad de las instalaciones no facilitó la labor a los técnicos que intentaban solucionar el problema, ya que no disponían de planos de la instalación eléctrica ni de recambios de las piezas estropeadas, que databan aproximadamente del Pleistoceno.

El decano Juan Monterroso y el profesor de Historia Antigua y ex decano José Carlos Bermejo declaran en forma de crítica que la culpa es de Fenosa y de sus subcontratas, que no estuvieron a la altura de la situación a la hora de reparar los daños. En esto están de acuerdo muchos de los establecimientos de la zona a los que tardaron en devolver la electricidad pero que sin embargo no están tan perjudicados como lo están en la facultad.

En cuanto a las consecuencias, muchos de los profesores cancelaron sus clases ya que necesitan de dispositivos electrónicos para apoyar sus explicaciones. Los más clásicos recurrieron al método del discurso tradicional bien dentro del inmueble o en las cafeterías cercanas. En la cafetería de la facultad se apilaban los platos y vasos para lavar a mano, ya que el lavavajillas no funcionaba. Otras de las víctimas del apagón fueron los obreros de la facultad que tuvieron que echar mano de la luz de la facultad colindante, la de Filosofía, para no perder días de trabajo a causa del apagón.

Muchos de los alumnos, que tendrán que recuperar las horas perdidas fuera del horario, no se habían enterado aún de lo sucedido ya que la facultad y sus responsables no contaron con los medios suficientes para dar el aviso. Este aspecto fue criticado por el decano Monterroso añadiendo que en la época en la que estamos la dependencia de los sistemas informáticos es altísimo y que por lo tanto esto no sería un problema mayor 30 años atrás, por lo que el aviso fue a través de una nota informativa y del boca a boca entre vecinos de la zona.

Nota informativa

El decano y el ex decano denuncian la situación en la que está el inmueble dada su antigüedad, ya que su última reforma fue en el año 66, puesto que no es la primera vez que se caen piedras de las cornisas así que lo de la falta de electricidad no hizo más que agravar su mal estar.

Muchas son las personas que se ven afectadas en estas condiciones en las que se encuentra la facultad de Historia y Geografía, ya que es un gran referente de la ciudad tanto por su trayectoria en la educación y formación de estudiantes como por sus logros.

 

Artículo realizado con la colaboración de Carla Delgado, Noelia Baldomir, Monse Garabato y Sara Amado.