El papa solo piensa en Dios
Desde siempre los periodistas hemos sentido debilidad por el escándalo, el scoop, el “niño muerde a perro” y, sobre todo, el morbo, lo que nos ha llevado en más de una ocasión a publicar cosas que, por decirlo de alguna manera, no son del todo exactas. No hablo de errores gramaticales y frases carentes de sentido fruto del descuido del redactor en cuestión que nos han regalado titulares como: “Fallece tras morir casi ahogado” (¿Error o vanguardia? ¿Es acaso el responsable de esta paradoja metafísica la encarnación del mismísimo Tristan Tzara?) o “Un avión se estrella en Turquía por tercera vez” (¿El mismo avión? ¿Mala suerte o conspiración judeo-masónica-marxista?).
Una de las últimas imprecisiones que circula por la prensa es la que dice que el papa en su nuevo libro, La infancia de Jesús, niega categóricamente la presencia del buey y la mula en el belén en el que nació el hijo de Dios. Esto es inexacto, porque no es que Benedicto EquisUvePalito, ahora @Pontifex en Twitter, haya dado un golpe en su sagrada mesa y, alzando la voz, dijera: “No hubo buey, no hubo mula. Porque me sale de la mitra.” Lo que realmente dice el papa en su libro es que en la parte de la Biblia que hace referencia al nacimiento de Cristo, no se menciona por ningún lado la presencia de dichos mamíferos, así que el único cornúpeta que allí había sería, de haberlo, el señor José.
Esto le lleva a uno preguntarse por qué, en sus 85 años de vida y siete como papa, Benedicto no nos ha informado antes de esto. Es posible que estuviera aguardando a la publicación de este libro para incluir en él todo un escándalo para publicitarlo. Sin embargo, sería una jugada demasiado arriesgada, teniendo en cuenta que todo el mundo tiene acceso a la Biblia y alguien se le podría haber adelantado. Por lo tanto yo, personalmente, creo que lo dice ahora porque no se la leyó antes. Y eso sí que me parece un escándalo, tener un papa que no se haya leído la Biblia entera. ¿Qué se estudió entonces para prepararse las oposiciones a pontífice?
Pero lo terrible de este asunto no es que el papa no se haya leído la Biblia al completo, algo comprensible teniendo en cuenta que está compuesta por más de 60 libros con un universo mucho más complejo y elaborado que el creado por J. R. R. Tolkien en El señor de los anillos. Lo realmente preocupante es que es Benedicto no piensa en sus feligreses. ¿Qué vamos a hacer ahora con los belenes? Porque por si no le bastara con borrar de un plumazo a los animales del nacimiento, el papa ha dicho, supongo que también consultando las sagradas escrituras, el oráculo de Delfos o el pensadero de Dumbledore, que los reyes magos no eran tres, si no un número indefinido, y que, además, venían de Andalucía. Así que, llegada la hora de colocar el belén en nuestras casas: ¿a cuántos señores montados en camello deberemos poner? Nos veremos obligados a recurrir a medidas tan nuestras como “unos cuantos”, “unos pocos”, “una pizca” o “un par de ellos” (entendido par en su acepción indefinida).
En cualquier caso, nos veremos obligados a dejar abandonado en el trastero al menos a uno de los magos (¿A cuál elegir? Algo me dice que será Baltasar, el discriminado rey mago, interpretado siempre por un blanco con la cara pintada, como Al Jolson en El cantor de Jazz). Y las familias más boyantes, las que puedan permitirse comprar más reyes para hacer una versión del nacimiento con cuatro o más magos ¿qué van a hacer? ¿Repetir rey mago? Porque es que no hay más, aunque quieran meter a 15 reyes en su belén, solo hay tres. ¿Cómo le explicas a los niños que los reyes magos están repetidos? “Es que eran reyes magos gemelos.” ¿No podría el papa esperar a febrero para contarnos esto y darnos tiempo a adaptar nuestros nacimientos? No, tenía que decirlo a un mes de la Navidad. Menuda desconsideración.
Sin embargo, no todo son malas noticias en La infancia de Jesús. En su libro, Ratzinger, después de cargarse al buey y a la mula y de multiplicar o dividir a los reyes magos a gusto del consumidor, ha afirmado que todo lo relacionado con el nacimiento virginal de Cristo “no es un mito, si no una verdad”. Me quedo mucho más tranquilo. La explicación es muy sencilla: Dios pudo hacer que doña María concibiera preservando su virginidad porque es Dios y si no pudiera hacerlo no sería Dios, pero como lo es, puede hacerlo. Fácil y sencillo.
Ya hay una gran expectación en torno a qué nuevas verdades nos traerá Benedicto es un próximo libro. Particularmente, creo que la nueva entrega versará sobre la relación del mejor presidente que ha tenido España, José María Aznar, y el único dios verdadero, que por algo se llama Dios. (Si Alá fuera el bueno, se llamaría Dios, no Alá). Estoy seguro de que Ratzinger ya sabe que Jose Mari es el nuevo Mesías. Que no lo digo yo, lo dice Dios a través de Aznar y este último a través de su biografía, Memorias I. Después del atentado que sufrió en sus carnes, Aznar, como Martin Luther King, tuvo un sueño:
Esa noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: “Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la humanidad”. Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde.
Dónde va a parar, una humildad desbordante. Ahora entiendo muchas cosas, como por ejemplo que no le guste que nadie de la DGT pretenda conducir por él. Por favor, estamos hablando del protegido de Dios. Gracias a su manto protector sobrevivió a un terrible atentado, ¿qué pueden hacer contra él unas pocas copas de vino?
Me pregunto si fue Dios el que le dijo también que se afeitara el bigote. Pero lo que de verdad me corroe por dentro es una duda terrible: si Aznar se cree Jesucristo por salir vivo de aquel coche… ¿Qué se debe creer Mariano Rajoy, que sobrevivió a un accidente de helicóptero?
En cualquier caso, a mí lo que me preocupa es el frío que va a pasar el niño Jesús esta Navidad por culpa del papa.