Cataluña al desnudo

Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre Cataluña, independencia, economía y futuro. No es la función de este artículo hablar de la viabilidad de la independencia, sino la de dibujar la imagen desnuda (a nivel económico, claro, sino sería un poco extraño y cuanto menos indicaría la presencia de cierta parafilia rara) de Cataluña. Y para ello debemos plantearnos varias cuestiones: ¿qué sabemos de Cataluña? ¿Tiene vínculos comerciales fuertes con España? ¿Es una región fuerte y productiva? ¿Contribuye Cataluña excesivamente a la redistribución en España?

La capacidad económica de Cataluña:

Con un PIB per cápita de 26.697€ en 2011, Cataluña posee una renta un 10% superior a la media europea, siendo la cuarta comunidad más rica de España. La productividad no es más que una forma de medir la eficiencia de este crecimiento. Por ejemplo, España ha crecido a unas tasas bastante elevadas durante esta década pasada. Ahora bien, estos aumentos han venido dados por poner más “masa” de trabajadores en el ajo, no por ser más eficientes. De hecho, el crecimiento medio de la productividad catalana en el período 2000-2006 ha sido del 0,2%. El del resto de España, en cambio, ha sido de 0,1%, prácticamente igual de malo (en Galicia, por el contrario y por el efecto convergencia, ha sido positiva, si bien aún lejana de las tasas europeas, algo más elevadas). De hecho, esto quiere decir que a nivel relativo tanto España como Cataluña han perdido parte de la posición relativa que mantenían en 1995, y de hecho en el caso de España se pasa a estar por debajo de la media de la UE-25. Por ello, no podemos decir que ninguna de los dos lo ha hecho demasiado bien durante este período.

Evolución de la productividad del trabajo en la UE, Cataluña y España.
Fuente: Jaumandreu (2009)

El comercio catalán:

Es imposible negar que el comercio interregional (es decir, el comercio dentro de España) es muy fuerte, principalmente debido a factores históricos, políticos, legales y culturales/idiomáticos. Este es un efecto que también se manifiesta en otras regiones del mundo y es habitual. Por ejemplo, resulta bastante curioso que dos regiones canadienses negocien más entre sí aunque estén a miles de kilómetros que con sus vecinos estadounidenses que están al lado. Como ya he dicho, existen las suficientes barreras invisibles para que sea más fácil o práctico realizar el comercio de esta forma, aun asumiendo los costes de transporte. Por ello hay que tener en cuenta a la hora de comparar el comercio español y catalán que no es lo mismo ser una región dentro de un Estado que ser un país independiente, ya que las regiones suelen ser más abiertas (al ser más pequeñas y no existir prácticamente barreras al comercio interregional) que los países.

Además, como queda de manifiesto en el siguiente gráfico, la relación comercial con España es muy fuerte.

Mapa adaptado a las exportaciones con origen catalán en 2007. No, no está usted bajo los efectos de ninguna droga.
Fuente: nadaesgratis

Ahora que sabemos que hay que considerar estas distancias comparativas, pongámonos manos a la obra. Lo cierto es que la competitividad de Cataluña y España es aparentemente mala, tal y como indican los déficit comerciales que poseen ambas zonas (es decir, que se importa más de lo que se exporta para los dos). Esto viene dado por varios factores complejos, pero fundamentalmente se pueden resumir la evolución de los costes laborales (lo que se cobra a fin de mes, vamos). Si la productividad crece menos que los salarios, se pierde competitividad, y viceversa. Si bien en ambas regiones se ha producido el mismo efecto, las cosas se han ido corrigiendo en esta crisis y parece que se está recuperando la competitividad en el extranjero (no solo en Cataluña, también en el resto de España) a la vez que dentro de Cataluña se va cerrando la posición positiva con respecto a España y se corrige con el extranjero. Podríamos explorar las causas de estos movimientos de la balanza comercial (por ejemplo: ¿Cuál es la causa: un aumento relativo de las exportaciones que indicaría mejora de la competitividad o una reducción relativa de las importaciones cuyos resultados no serían tan buenos?), pero se nos haría demasiado extenso y tampoco ilustraría mucho más acerca de la situación catalana.

Balanza comercial de Cataluña
Fuente: Boxedpress

Cataluña y los problemas con el Estado central:

Si hay algo que se ha oído una y otra vez en las recientes elecciones ha sido eso de “España nos roba”. Pues bien, ¿qué hay de cierto en esto? ¿A qué se refieren con eso? La idea fundamental que gira alrededor de este asunto es el tema de la redistribución entre comunidades autónomas, o lo que es lo mismo, el llamado déficit fiscal. Como Cataluña es más rica que el resto del Estado, debe ceder parte de sus ingresos fiscales a las regiones más pobres para que estas puedan converger y se pueda mantener la homogeneidad del país. Esa es la idea básica y se aplica también (aunque con otro enfoque y con unas sumas globales mucho menores) en la Unión Europea, y es uno de los factores que ha permitido a Galicia ir convergiendo con la media europea y nacional. Evidentemente las dimensiones de esta redistribución dependerán de las preferencias de cada región, pero si hacemos una comparación al mismo nivel con Estados Unidos veremos que Cataluña está en una posición relativa muy parecida al de sus homólogos estadounidenses (aunque existen diferencias tanto en tamaño del Estado y otros factores que nos lleven a tomar el siguiente gráfico con mucha precaución):

Cataluña está en la media de lo que le correspondería
Fuente: El País

Ahora bien, ¿qué hay del País Vasco, Navarra o Madrid? ¿Contribuyen ellas de la misma forma?

Balanza fiscal en España
Fuente: Moncloa

Pero como este gráfico no nos muestra mucho de por sí, comparémoslo con la renta per cápita a nivel regional para tener una mejor perspectiva:

PIB por habitante regional
Fuente: INE

Por tanto, podemos ver que Cataluña redistribuye más de lo que le correspondería en comparación con la ventajosa posición del País Vasco, cuya posición gracias al régimen foral le permite pasar de todo en este sentido. Si bien habría que comprobar otras vías para ver con total precisión cuál es la verdadera posición de Cataluña a nivel regional, sí se puede observar cierto grado de injusticia si lo comparamos con regiones como País Vasco o Navarra.

Ahora el lector ya posee una imagen más completa de Cataluña y de las aspiraciones catalanas. Queda para otro artículo exponer la viabilidad de sus exigencias independentistas no solo a nivel económico sino también a nivel político.