Carnivàle, más allá del bien y del mal.
Michael J. Anderson (AKA El enano que bailaba en Twin Peaks), en primer plano sobre fondo negro marcándose un monólogo (¡y hablando al derecho!) sobre una criatura de la luz y una de las tinieblas. Así comienza Carnivàle, la serie en la que Daniel Knauf, respaldado por la HBO, decide ir mucho más allá del bien y del mal.
El mismo día que muere su madre y se queda sin casa, Ben es recogido por un circo ambulante, al que decide unirse. A través de su vida en el circo descubrimos que Ben tiene un don muy poco corriente, y unas extrañas pesadillas en las que aparecen un soldado, un pastor metodista y un misterioso hombre llamado Henry Scudder. Decide comprobar qué saben en el circo sobre el tema, y descubre que Scudder había estado allí, y que tenía un don parecido al suyo y unas pesadillas similares. Empieza a pensar que no es casualidad haber acabado en el circo, y decide buscar a Scudder para obtener respuestas a todas sus preguntas.
Al mismo tiempo, el Hermano Justin, el pastor metodista que aparecía en las pesadillas de Ben, está teniendo sus propios problemas. Está decidido a crear una nueva iglesia, y tiene que encontrar el lugar para llevar su misión a cabo. En el proceso va a tener que enfrentarse a su pasado, a su hermana Iris, a su fe y sobre todo a sí mismo.
Estas dos historias discurren en paralelo, y a medida que avanzan se desarrollan muchas otras. Encontramos la dura realidad de la América de la Gran Depresión, y la época de las tormentas de arena: pobreza, sequía, hambre y desesperación es lo que se ve allá donde se mire. Pero también encontramos la realidad del circo, tan dura como la de fuera, pero intentando evadirse de ella. Sus personajes, de todo tipo y condición, que parecen salir de Freaks de Tod Browning, son los que ponen la nota más humana a la serie. El papel de la religión y la fe en todas sus facetas también está siempre presente, especialmente en un momento como la Gran Depresión. Pero todas las historias que encontramos no son más que diferentes formas de abordar el tema fundamental: la eterna lucha entre el bien y el mal, el origen de ambos y qué tienen que ver nuestros protagonistas con esto.
La historia se desarrolla poco a poco, porque las tramas son complejas e hilar todos los detalles es importante para no perderse. Constantemente se plantean preguntas y se dan situaciones surrealistas que en el momento desconciertan, pero tendrán un significado más adelante. Es una serie incómoda, hay escenas que son para apartar la mirada, y la inquietud y desconcierto acompañan a lo largo de las dos temporadas. Pero todo eso es lo que engancha. La serie tiene una mitología muy completa y compleja, pero es mejor investigarla a posteriori, porque teorizar y darle vueltas a la trama a medida que la serie avanza hace que se disfrute mucho más (especialmente al comprobar lo equivocado que se puede llegar a estar). Carnivàle es una de esas series, como pudieron ser Twin Peaks, o Lost, que se disfrutan (entre otras muchas cosas) por lo incómodas e inquietantes que son, por la capacidad que tienen de hacer que el espectador se coma la cabeza para encontrarse con que la serie va mucho más allá de lo que podía haber imaginado.
Uno de los aspectos de la serie que más destacó y mejores críticas recibió fue su diseño visual. Decorados, escenografía, vestuario, maquillaje, iluminación, música, todo colabora a crear una ambientación muy acertada, a revivir a la perfección la realidad de los años treinta en el sudoeste americano. Para esto fue necesaria una investigación exhaustiva por parte de la HBO. Todos los elementos están cuidados con muchísimo detalle, y el resultado es inmejorable.
La serie se canceló tras dos temporadas. A pesar de que el episodio piloto fue (al emitirse) el más visto de la historia de la HBO la audiencia no se mantuvo. Siguió habiendo espectadores, pero el tremendo coste de cada capítulo (4 millones de dólares) supuso que continuar fuese insostenible. Mantener la calidad visual y el elenco de la serie eran gastos muy elevados, que no se podían reducir. Tras la cancelación, HBO ofreció a Daniel Knauf cerrar la historia con una película, pero este rechazó la oferta. Tenía la historia desarrollada con detalle para las seis temporadas que había planeado, y consideró que dos horas no eran suficiente tiempo. Hay cantidad de elementos presentes en la serie que no se llegan a explicar porque estaban ideados para hacer avanzar tramas que no se llegaron a plantear.
A pesar de la cancelación, la serie termina de forma coherente. En un primer momento se pensó en un final cerrado, pero los guionistas deciden que lo mejor es dejar preguntas sin resolver, y así se hace. Algunas de las tramas no se cierran, pero la principal se resuelve, y de qué manera. El capítulo final, New Canaan, es uno de los mejores episodios de los que personalmente he podido disfrutar, del primer al último fotograma, y envidio a todo aquel que aún no lo haya visto por primera vez.
Gracias Lucas por la recomendación, las teorías y la última frase.