Ángel de la Cruz: “El éxito y los premios es mejor no buscarlos”
Nos sentamos junto a la ventana y pedimos un par de cafés. Él parecía cómodo, entre la confianza de ser cliente habitual y la certeza de que nadie nos molestaría. Ventajas del anonimato. Puede que su nombre no sea de los más sonados dentro del cine español. Tal vez no le pidan autógrafos muy a menudo, ni le paren por la calle a diario. Confiesa que, muchas veces, ni siquiera le reconocen por su cara. Pero Ángel de la Cruz (A Coruña, 1963) ha hecho historia en el mundo de la animación. Director y guionista de películas como “El bosque animado” o “El sueño de una Noche de San Juan”, ya es el segundo gallego con más Premios Goya (tres hasta el momento). Actualmente está presentando su último trabajo, “Arrugas”, por el que ha obtenido numerosos premios a nivel internacional. Afortunadamente ha podido hacernos un hueco, y en una agradable cafetería de la ciudad herculina hemos compartido unos minutos.
La verdad es que “Arrugas” está que no para. La lista de premios internacionales que lleva cosechados hasta el momento ya es interminable: Desde los Goya a los premios de la televisión japonesa, pasando por los Premios de Cine Europeo, donde la película también está nominada… ¿Crees que este éxito se debe a alguna razón en especial?
Pues yo creo que se debe al choque que produce ver una historia para adultos, que se podía haber hecho perfectamente con actores reales, contada en animación. Yo creo que es la razón por la que ha destacado entre otras producciones. Es una animación muy sencilla, pero yo creo que la historia es potente. Es una historia que llega, y es más curioso que se haya hecho en animación.
¿Crees que era la mejor forma para transmitirla?
Es una forma de que sea una historia menos dura. Trata un tema bastante dramático, pero el hecho de contarla en animación ayuda a que sea un poco más llevadera. Un poco más optimista, por así decirlo. Y por otro lado hace que sea una película con unas características únicas. Recuerdo cuando leí el cómic por primera vez y le dije al productor: “Si es que con esto se puede hacer un guion para una película con actores”. Él me respondió que efectivamente, pero que películas así ya había varias, y en animación iba a ser única. Y creo que eso es lo que ha sucedido al final…
Supongo que si hace años te hubieran dicho que iba a llegar este éxito no te lo creerías. Porque tengo entendido que tú entraste en esto del cine un poco por casualidad…
Sí. Bueno, el cine siempre me gustó, pero dado lo difícil que era estudiar en aquella época, y en Galicia, algo que tuviese relación con él, pues al final me fui apartando. Por no haber no había ni la Escuela de Cine Oficial de Madrid. Lo único que podías estudiar era Ciencias de la Información e irte por la rama de Imagen, pero tenías que marcharte a Madrid, porque en Galicia no había. Con lo cual era bastante complicado. Finalmente, al acabar bachillerato, decidí matricularme en la Escuela de Arquitectura de A Coruña, porque tenía buena mano para el dibujo. Y curiosamente fue eso lo que me llevó al cine. Empecé haciendo storyboards, luego decorados y de ahí…
De ahí te lanzaste a por todas: producir, dirigir…
Si. Sólo me falta actuar (Risas).
Y siempre desde Galicia. Siempre has apoyado hacerlo desde aquí.
Sí, sí. Hombre, hay que salir fuera y tal. Pero vamos, yo trabajo desde aquí.
A lo largo de estos años ¿cuáles han sido tus fuentes de inspiración?
Pues fuentes de inspiración para las historias, muchas. Pero si te refieres a lo que me ha impulsado a seguir por esta trayectoria pues…Supongo que siempre queda algo de ver tantas películas desde niño. Aunque yo creo que mi primer guion fue la clave. Era para un cortometraje y yo no tenía ni idea, porque nunca había escrito uno. Bueno, nunca había escrito nada. Incluso había estudiado Ciencias en vez de Letras (Risas). Solamente había tenido un guion profesional en mis manos, un texto de Rafael Azcona: “Tirano Banderas”, película en la que yo había trabajado como ayudante de decoración. Entonces me puse a escribir con el guion de Rafael delante para ver el formato que utilizaba, y de esta forma fue un poco mi inspiración. Supongo que funcionó; y poco a poco me fui preparando.
¿A quién admiras especialmente en el mundo cinematográfico? Directores o guionistas a los que hayas seguido…
Hay muchos. Me gusta mucho el cine clásico americano, por ejemplo. Directores como John Ford, Howard Hawks o Billy Wylder. Ese tipo de cine es el que más me gusta. Comedia, aunque no sólo. Y aquí en España, pues Berlanga o Fernando Fernán Gómez. Hay muchos más claro, pero ese es el tipo que más me gusta…
Después de explotar tus capacidades como director y productor en varias películas, con Arrugas parece que has vuelto a centrarte en lo tuyo, que es escribir. ¿Es el papel en el que te encuentras más cómodo?
Sí, sin duda en el de guionista. Ahí “yo me lo guiso y yo me lo como”, no dependo de nadie. Es un trabajo que haces tú solo y es más fácil de controlar. El trabajo de dirección también es divertido pero requiere mucho más esfuerzo. El guionista se cansa intelectualmente pero dirigir llega a ser agotador a nivel físico. Y a parte es una responsabilidad muy grande. Tienes a un equipo de gente a tu alrededor que está todo el día preguntándote cosas. Digamos que el puesto de director es mucho más estresante. Me gusta, pero de vez en cuando. Aunque por otro lado tampoco es algo que puedas hacer todos los días. Sin embargo escribir sí, es algo que hago a diario e incluso me relaja. A veces te encuentras en atolladeros, pero es como un juego, como hacer un rompecabezas. Y me lo paso bien. Disfruto, que es lo más importante.
¿Crees en las musas?
Yo me creo mis propias musas, y tengo unas cuantas fuentes de donde saco ideas. Ya no para escribir una historia, que esas siempre surgen, sino incluso para solucionar una determinada secuencia. Busco ideas por ejemplo en los periódicos. Hace años recortaba las páginas de sucesos; tengo incluso una carpeta llena de recortes (Risas). También en la televisión. Por supuesto leer mucho. Estar muy atento a lo que te cuentan, a lo que te dicen por ahí. Llevar una libretita donde anotar todas las ideas, porque igual que vienen se van. Y luego ponerse a trabajar. Porque a las musas hay que ir a buscarlas, no te vienen solas.
¿Cómo llevaste la presión de adaptar un Premio Nacional de Cómic? ¿Encontraste alguna dificultad?
No hubo presión porque conté en todo momento con la colaboración de Paco Roca, que es el propio autor, y estaba encantado con la idea de llevarlo al cine. La verdad es que fue incluso relativamente fácil. Es un trabajo muy visual, no es como adaptar una novela, aquí ya había imágenes, y sólo necesitaban movimiento. Además era una historia muy corta, daba aproximadamente para 60 minutos y nosotros necesitábamos una hora y media, por lo tanto hubo que ampliar. Esto también fue sencillo porque contábamos con mucho material extra que Paco había desechado. No fue para nada difícil, ha habido otros guiones que me han dado mucho más trabajo. Este al final resultó ser más gratificante, pero no fue de los más difíciles porque ya había mucho trabajo hecho. Toda esa labor de documentación que los guionistas hacemos antes de escribir ya casi estaba hecha, porque Paco había investigado mucho para escribir el cómic, y tenía una documentación amplísima sobre el tema. Todo tipo de datos sobre centros geriátricos, detalles… Por lo que fue relativamente fácil.
No es tu primera película de animación, pero esta vez te enfrentabas a un público adulto. ¿Qué diferencias has encontrado?
Pues a la hora de escribir el guion tienes que estar pensando a quien va dirigido, y realmente encontré diferencias. De todas formas, como ya había escrito otras películas para adultos, aunque no fueran de animación, me encontré bastante cómodo. Yo creo que es más difícil escribir para niños. Personalmente me cuesta más. Primero porque ya no soy un niño, y aunque intente echar la vista atrás, los niños de ahora no son como los de antes. Ya están de vuelta y media (Risas). Conocer a los niños de hoy es muy complicado. Además son un público muy crítico, mucho más que los adultos. Ellos no van a fingir. Si algo no les gusta te lo hacen saber. Son un público bastante duro, muy difícil de atrapar.
Supongo que en esta ocasión lo más complicado era la crudeza del tema, que además a ti, por lo que tengo entendido, te toca un poco de cerca…
Si, esa fue la parte más dura. Además coincidieron en el tiempo el diagnóstico y el guion. A mí el productor, Manuel Cristóbal, me pasó el cómic en las Navidades del 2008, justo después de llevar el Premio Nacional. Empecé a escribir el guion en Enero del 2009, y en Marzo de ese año fue cuando le diagnosticaron a mi madre el Alzheimer. Fue una caída muy rápida y se desarrolló en paralelo durante toda la etapa de producción. Entonces este guion fue fácil por un lado, en la cuestión técnica, pero muy duro por otro…
Por supuesto influyó muchísimo en la concepción de este.
Si, claro. Pero también influyó para bien. Yo no conocía nada del Alzheimer, y realmente empecé a informarme al escribir sobre el tema. Por una parte también me ayudó a sobrellevarlo un poco mejor. Hay una cosa que siempre me dice la gente cuando acaba de ver la película, ya me ha pasado en distintos festivales. Siempre hay alguien del público que se acerca y me dice: “Lo primero que voy a hacer al salir de aquí es llamar a mis padres”. Eso me parece una cosa fantástica.
Volviendo a temas un poco más alegres… Tú ya tenías dos Goyas anteriores por “El bosque animado” y “El sueño de una noche de San Juan”, pero supongo que el de “Arrugas” tiene un valor especial.
Pues sí, la verdad. El primero está claro que siempre te hace mucha ilusión, porque además por “El bosque…” no nos lo esperábamos. Era un año con mucho nivel y éramos los recién llegados. Gente absolutamente desconocida en el cine y en la Academia, que son los que votan. La competencia era muy dura y nos veíamos con pocas posibilidades, por lo que fue una gran sorpresa. Nos hizo mucha ilusión. Pero realmente para mí, a nivel personal, el de guion adaptado ha sido muy importante. Es algo muy difícil de conseguir; incluso en Estados Unidos, que tienen una gran tradición de animación. Que yo sepa, en toda la historia de los Oscar han nominado 3 veces a una película de animación por mejor guion, y nunca lo ha llevado. Es un hito ya el que te nominen. Yo le decía a Paco: “Que pena que no nos lo vayan a dar, porque no podremos agradecer a la Academia la nominación”.
Estamos hablando de que te has impuesto a grandes nombres del cine español: Almodóvar, Bollaín, Zambrano,… Siempre queda bonito lo de “no me lo esperaba” pero, ¿realmente te veías con opciones contra ellos?
En el momento no, ninguna. Manuel Cristóbal nos llegó a decir: “Cuando nos den el premio…” Porque el de animación sí nos lo esperábamos; si no nos llegan a dar ese sí que nos habría quedado cara de palo. Nos dice: “Cuando nos den el premio de animación, bajad también vosotros para que os vean en casa” (Risas). Así que lo habíamos descartado totalmente.
Creo que ni siquiera la propia organización del evento se lo esperaba. Nosotros hemos escuchado cierta anécdota sobre unos asientos…
Pues sí. Estaba Almodóvar sentando en la primera fila, Icíar creo que estaba en la segunda y Benito Zambrano en la tercera. Nosotros estábamos en la fila quince. De veinte. Estábamos atrás de todo, y precisamente por eso no nos lo esperábamos. Yo de hecho estaba muy tranquilo. Claro, te pones nervioso cuando estás con la incertidumbre de saber si te lo dan o no, pero como suponíamos que ese no nos lo daban… Estábamos bastante calmados. Nos pusimos nerviosos después, cuando nos lo dieron. Nos marchamos por donde no debíamos y nos echaron un par de broncas.
Ya eres el segundo gallego en obtener tres Premios Goya, igualando a Luis Tosar. ¿Cómo llevas el tema de la fama?
Pero me parece que Luis va a desempatar en cualquier momento (Risas). Lo de la fama…Yo creo que famosos son los actores, que son los que ponen su cara. Los que estamos detrás, al no estar cara al público, no somos tan conocidos. Eres conocido entre la gente del mundillo, los que tienen una cierta afición. Pero por lo demás, son los actores… El otro día me tocó ser jurado en el Festival de Cine de Ourense, y por problemas presupuestarios habían quitado los premios a mejor actor y actriz, manteniendo director y guion. Entonces, desde el jurado, les dijimos: “Mira, está muy bien que premieis al director y al guionista, pero eso no es lo que atrae al público. Lo que atrae al público son los actores y las actrices, por eso deberíais volver a convocarlos. Ellos son los que llaman la atención de los medios y de la gente, y es lo que al final hace que el festival funcione mejor”.
Claro. Pero en el caso de la animación no tenéis actores, entonces realmente el mérito recae sobre vosotros.
Pero te conocen más por el nombre. Quiero decir, yo voy por la calle y no me paran. Aunque sí les puede sonar mi nombre. En ese sentido es una fama muy cómoda. Te puede servir en un momento determinado como tarjeta de presentación, pero te puedes tomar unas copas tranquilamente que nadie te molesta.
¿En que proyectos te encuentras inmerso actualmente?
Ahora estoy con varios guiones. Tenemos una tv-movie que vamos a empezar a rodar ahora, que produzco yo para TVG. Y por otro lado lo que me ha salido a raíz del premio: estoy con dos guiones de animación. Uno adulto, adaptación de otro cómic de Paco Roca, pero esta vez una comedia. Se llama “Memorias de un hombre en pijama”, muy autobiográfico. Suyo claro. Estamos escribiéndolo a medias, él en Valencia y yo en A Coruña. Y luego estoy con otra historia de animación infantil, para la gallega también. Y finalmente estoy adaptando una novela de terror. Una obra de un autor zaragozano, David Jasso, que se llama “La silla”. Pone los pelos de punta. Está siendo complicada de adaptar al cine, pero es una historia muy buena, que se lee muy bien. Me esta costando, pero pinta bien. Además hay productores internacionales interesados. Están pensado incluso en rodarla en inglés, con un actor conocido a nivel internacional. A ver qué pasa…
Si no me equivoco también estás organizando algunos talleres de guion cinematográfico.
Pues sí. Ahora mismo estoy con uno en Polisemias, en A Coruña. También se está planeando, con la Asociación de Guionistas y la SGAE, organizar en Santiago por un lado una masterclass sobre Arrugas, y por otro un taller seminario de dos días.
¿Qué tal este aspecto de tu carrera? ¿Encuentras la docencia gratificante?
Sí, porque es algo con lo que nos retroalimentamos. Yo también aprendo cosas, no solamente enseño. Intento contar mi experiencia. Si a los demás les sirve, pues estupendo. Si no, pues tendrán que buscar la suya. Pero de vez en cuando surgen cosas en los talleres que te sirven para ti mismo. Cosas en las que no habías pensado antes…
¿Ves talento en estos seminarios? ¿Hay continuidad?
Absolutamente. La pena es que no la habrá para todos, porque las cosas están como están. Hay que vivir y ganarse la vida de alguna forma. Tal vez con esta crisis mucha gente con talento tenga que dedicarse a otra cosa, porque no tendrán la oportunidad…
¿Cómo ves el futuro del sector audiovisual en Galicia?
Hay que cambiar las cosas. El tipo de producción tradicional que se ha venido haciendo no está funcionando. De hecho, hay muchas empresas medias que van a tener que cerrar. Ya tenían unos costes empresariales importantes, con muchos empleados a su cargo y con equipamiento que seguramente estaban amortizando. Ahora, al haber mucha menos producción y quedarse sin trabajo, tienen un grave problema… A partir de ahora sólo van a quedar las grandes empresas, que todavía pueden mantenerse, y las muy pequeñitas, que prácticamente son autónomos y sólo tienen gasto cuando hay producción. Y por supuesto no hay que quedarse aquí, hay que salir fuera. Eso ya hace tiempo que lo sabemos, no solamente en Galicia sino en España en general. Una película no se puede amortizar sólo con la exhibición en España, es prácticamente imposible. Hay que salir fuera, y hasta ahora lo estábamos haciendo mal. Primero hacíamos nuestros productos y luego tratábamos de venderlos. Esa es una política “de dentro a fuera”, y tiene que venir de “fuera a dentro”. Es decir, cuando tengas la idea, incluso antes de escribir el guion, tienes que salir fuera. Ir a los mercados internacionales y ver qué te encuentras. Buscar socios y alianzas. Trabajar juntos. Si a mí me cuesta encontrar la financiación en España, pues vamos a intentar involucrar a tres o cuatro países para que cada uno de ellos aporte algo. Pero es que además, cuando esté hecha esa película, tendremos cuatro o cinco mercados abiertos en países distintos. Yo creo que esa es la forma. No puedes quedarte en casa. Hay que armarse de coraje y salir.
¿Has ido recientemente al cine?
Sí, la última que he visto ha sido “Argo”. Pero también fui a ver “Lo Imposible”, “Blancanieves”… Las españolas procuro verlas casi todas.
En calidad de autor y creador, ¿qué opinión te merecen la SGAE y la Ley Sinde?
Las leyes de propiedad intelectual existen desde hace muchos años. Como autor, considero que la creación intelectual es una propiedad, igual que lo es un piso. Opino que si una obra que has creado genera unos beneficios, mereces parte de estos. Eso está claro. Lo que ocurre es que está mal planteado a quien se persigue. Últimamente se habla mucho de pirateo. Parece que ahora todos somos unos piratas, descargándonos cosas y demás…Pero es que eso se ha hecho siempre. Antes de que existiera Internet, cuando yo me compré mi primer VHS, me grababa las películas de la tele y hacía copias para mis amigos. También nos hacíamos nuestros propios discos, con estos radiocassetes de doble pletina, grabando canciones de la radio. Luego los multiplicábamos y los regalábamos, y nadie nos llamaba piratas. Eso es lo mismo que se está haciendo ahora en Internet. La diferencia es que aquellas radios y televisiones pagaban hasta el último minuto de emisión a los autores y las productoras. Ahora el problema es que hay un medio, que es Internet, que permite esas mismas descargas sin que nadie pague a nadie. Pero alguien está cobrando…
¿Ese es el problema que le ves a la Ley Sinde? Que se persigue a la gente equivocada.
Pues sí. ¿Quién tiene que pagar aquí? Pues el que se está lucrando. Y ¿quién se está lucrando? Pues el operador. Claro, ellos se excusan diciendo: “Es que nosotros no ponemos nada ahí”. De todas formas yo creo que tarde o temprano eso se va a acabar. Van a ser los propios operadores los que terminen con esto cuando cambie el negocio. Ahora está en abrir conexiones, pero llegará un momento en el que todo el mundo tenga Internet. Llegará un momento en el que todo el mundo esté conectado y ya no se pueda acelerar más. En ese momento, el siguiente negocio será pagar por las descargas. Yo estoy convencido de que hoy en día Internet es una herramienta imprescindible. Creo que llegará el día en que será una ventana más, posiblemente la más importante, de la que el cine sacará gran parte de su financiación.
En cuanto al tema de la reciente subida del IVA. ¿Eres partidario de los que auguran un cataclismo para el cine o crees que el sector se va a sobreponer?
El problema era que en España se estaban haciendo unas 150 películas de media al año. Y la verdad es que son muchas películas para un país como el nuestro. Más aún si tienes en cuenta que quieres venderlas al extranjero. Sumas esas, sumas las 600 que te vienen de Estados Unidos y sumas todas las europeas, y estamos hablando de más de mil películas que se estrenan todos los años. No hay días ni pantallas para poner tantas películas. Pero claro, ¿quién es el que deja de hacer cine por esto? Todos queremos seguir haciendo nuestras películas, pero está claro que esto sólo va a propiciar un recorte en el número de producciones. De aquí a dos o tres años yo creo que van a reducirse a la mitad. Estamos hablando de que en Portugal, a pesar de tener menos habitantes, la cifra ronda las 15. La diferencia es brutal. Y ese será un poco el futuro. ¿Si sobrevivirá? ¡Seguro! Ya ha sobrevivido a situaciones peores. Como decía alguno: “Crisis la de la postguerra” Lo pasaron mucho peor nuestros abuelos y nuestros padres de lo que lo podemos estar pasando nosotros ahora, pero no quita que sea un mazazo. Claro que el cine es espectáculo, pero también es cultura, y en tanto que cultura debe tener un IVA reducido. Se le ha subido a todo el mundo y no íbamos a ser especiales, pero es que del 8 al 21… Y a pesar de ello, sólo hay que fijarse en las cifras que están haciendo “Lo imposible”, “Blancanieves” o “Tadeo Jones”. O sea, que cuando hay algo que tira, la cosa sigue funcionando bien.
Volviendo ya a Galicia. ¿Crees que los resultados electorales de hace un mes hacen peligrar las subvenciones en nuestra comunidad?
Posiblemente, pero no creo que sea porque esté el PP. Estuviese quien estuviese iban a peligrar igual. Estamos en un momento muy fastidiado ahora mismo. En principio hay un convenio con Europa que asegura las subvenciones hasta el 2013, pero a partir de ahí…Muchas ya han desaparecido a nivel nacional. Subvenciones a cortometrajes, a nuevos realizadores, a guion. Temporalmente, según nos han dicho en el Ministerio de Cultura. Es decir, han desaparecido mientras no sean capaces de remontar, pero se supone que volverán en un año o dos. Vamos a ver si es verdad. Sin embargo, las subvenciones a la producción, tanto en el Ministerio como en la Xunta, más o menos se han mantenido igual que el año pasado. El futuro siempre es incierto en estos temas. Ahora están también con la Ley de Mecenazgo. La anterior era sólo de desgravación fiscal, y no funcionó porque era mínima. Claro, tú si a un señor que tenga una empresa le dices que si pone su dinero en el cine le va a desgravar un 100%, pues antes que ingresarlo en Hacienda… Y encima puede tener beneficios si la película va bien. Eso sí sería una buena oportunidad para que gente con dinero invirtiese en el cine.
¿Tienes algún mensaje esperanzador?
El mensaje tiene que ser esperanzador porque si no… (Risas). Está claro que va a haber mucha menos producción y eso va a dejar a mucha gente fuera. Si antes se hacían 150 películas al año y se van a hacer 50 o 60, pues no va a haber trabajo para todos. Mucha gente tendrá que dedicarse a otra cosa. Está también la televisión, pero las televisiones tampoco funcionan bien. Está el caso de las televisiones autonómicas, esperemos que no sea la nuestra, que se van a ir “a tomar viento”. ¡Y de los segundos canales ya olvídate! Entonces, no va a haber el mismo número de gente trabajando en el sector dentro de unos años, y eso es malo, claro. Pero el cine va a sobrevivir. Habrá que buscarse otras fuentes de ingresos, bien por las desgravaciones, bien por la Ley de Mecenazgo o bien por las coproducciones con el extranjero. Pero sobrevivirá. Tendremos que hacer cosas que interesen fuera. Eso es un poco el futuro.
Pues ya para terminar, y a nivel más personal… ¿A qué aspira Ángel de la Cruz?
Pues no sé, supongo que a seguir trabajando. A intentar mantener el listón alto, que no es fácil. Habiendo ganado el Goya al mejor guion con una película de animación, va a ser difícil repetirlo. Intentar sacarle otro Goya a Almodóvar… ¡Pero me puede matar ya! (Risas). En fin, seguir disfrutando del trabajo e intentar conseguir los mayores éxitos. La mayor meta de mi vida ya la he alcanzado, que es poder dedicarme a lo que me gusta. A partir de ahí, intentar seguir trabajando en el cine, escribir… No tengo aspiraciones de ganar el Óscar, pero tampoco lo descarto.
¡Estuvo cerca!
Estuvimos cerca dos veces ya. Bueno, estuvimos dos veces cerca de que nos nominasen. El Óscar no nos lo iban a dar, pero sí estuvimos preseleccionados, tanto con “El bosque animado” como con “Arrugas”. Y en esta última, por lo que yo sé, quedamos a nada. A nada de estar nominados. O sea que no es imposible. Pero tampoco hay que perseguirlo. El éxito y los premios es mejor no buscarlos. Si vienen es porque tienen que venir. Lo mejor es ser honesto con uno mismo y hacer el mejor trabajo lo mejor posible. Y llegará cuando menos te lo esperes.
Agradezco a Lucía García Botana su ayuda con las fotografías y la transcripción de la entrevista.